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sábado, 28 de mayo de 2011

CRISTIANOS APOYAN A OLLANTA HUMALA EN LA LIBERTAD

"DEFENDAMOS NUESTRO VOTO"

SOLICITA APOYO - PERSONEROS

Apreciados hermanos:

Este 05 de junio necesitamos contar con todo el apoyo y colaboración de quienes deseamos que los resultados de las elecciones reflejen fielmente la opción que elegimos. Por ello, un grupo de hermanos creyentes cristianos que estamos apoyando la candidatura de Ollanta Humala le invitamos a inscribirse como personero para defender los votos de Gana Perú y Ollanta Humala en la Región La Libertad.

Pre-inscríbete como personero a la brevedad posible enviándonos tus nombres completos, número de DNI, teléfono de contacto y distrito de votación al correo pmartinr@hotmail.com



Gracias por considerar esta solicitud.

Dios les bendiga,

Paquita Martín



MED - MOVIMIENTO CIVICO EVANGELICOS POR LA DEMOCRACIA

PRONUNCIAMIENTO

El Perú, gracias al coraje demostrado por un gran sector de la ciudadanía y a la perseverancia de instituciones que no cejaron en su demanda de democracia en el país, inicia un tiempo nuevo para todos que augura la recuperación de la decencia en la política nacional y es expresión de la dignidad que no vendimos, que reivindicamos los peruanos y peruanas en múltiples gestos de resistencia a la dictadura y que hoy podemos decir han permitido liquidar la prepotencia y el cinismo de las más altas esferas del gobierno.

Creemos que las oraciones de miles de cristianos han sido escuchadas por el Dios de Justicia y Verdad quien con toda seguridad se regocija hoy con nosotros por el develamiento y caída de un régimen que era la encarnación de la iniquidad.

Consideramos que aun falta transitar un duro camino para recuperar no solo la institucionalidad del país sino sobretodo la confianza y la esperanza en la viabilidad de una nación que ha estado sometida en los últimos veinte años a fenómenos sociales y políticos que han puesto en prueba su integridad ética y espiritual. Sanear moral, política y económicamente nuestro país no será tarea sencilla, exige de los peruanos y peruanas una actitud vigilante y responsable, esa será la única manera de evitar los horrores que han sido perpetrados por el gobierno de Fujimori. En esa perspectiva quisiéramos expresar lo siguiente:

Saludamos la ya inminente asunción de Valentín Paniagua como presidente de la República, que este periodo de gobierno que le toca presidir lo muestre en su real capacidad ética y política, y que con su liderazgo la ciudadanía recupere algo de la confianza perdida en las instituciones del Estado y particularmente, en un liderazgo político que mayoritariamente ha estado a espaldas de las necesidades de la ciudadanía.

Creemos necesario un gabinete de consenso que refleje no un simple reparto del poder entre los grupos políticos. Se trata aquí de considerar como prioritarios la reconstrucción del país para lo cual se necesitan al frente personas de probadas cualidades éticas y profesionales.

Exigimos que el nuevo Gobierno remueva inmediatamente a los mandos militares vinculados a Montesinos y a Fujimori que aún ocupan jefaturas claves en las fuerzas armadas. Asimismo aquellas autoridades civiles que han servido para mantener un régimen antidemocrático.

Consideramos que la detención y juicio inmediato a Vladimiro Montesinos son paso imprescindibles para devolvernos la confianza en la administración de justicia y como un acto ejemplarizador para quienes hicieron del robo y la mentira un estilo de gobierno en este país. En ese sentido, será saludable además que la Fiscal de la Nación ordene se amplíen las investigaciones para que se defina las responsabilidades penales en las que habría incurrido el ex presidente Alberto Fujimori.

Exhortamos a los partidos y movimientos políticos de oposición, a actuar con integridad, veracidad y rectitud, dejando a un segundo plano sus seguramente legítimos intereses de alcanzar una mayor cuota de poder en las próximas elecciones. El país necesita de lideres que puedan no solo dialogar y llegar a consensos sino además que sean transparentes y mantengan una consecuencia entre la palabra y la acción.

Solicitamos que los primeros actos de este nuevo gobierno estén dirigidos a concluir el drama de las personas injustamente encarceladas bajo acusaciones infundadas de terrorismo y a asumir un auténtico proceso de pacificación que considere la creación de una comisión de la verdad que investigue y proponga alternativas de justicia y reparación, para las víctimas de la violencia política que vivió nuestro país.

Rechazamos la posibilidad de impunidad para crímenes contra los derechos humanos, no se trata de clamar por venganza en este momento histórico, sino en afirmar un nuevo país sobre la base de la justicia que debe aplicarse a todos los peruanos, al margen de cualquier consideración.

Debemos todos y todas meditar profundamente en las lecciones que nos dejan estos nefastos diez años. La peor desgracia seria que permitamos que en nuestros espacios de vida personal, familiar, comunal y nacional, se mantengan vivos la herencia viciosa que arrastra la cultura del fujimorismo: su pragmatismo amoral, la reiteración cínica de medias verdades más letales que la misma mentira, la petulancia y el narcisismo delirante, la doblez de animo, la adulación convertida en lealtad, el chantaje diario, el insaciable deseo de poder y el culto al dinero. En una palabra: la deshumanización de los hombres y mujeres y su conversión en meros objetos, plausibles de ser usados y desechados.

Esta crisis puede ser aprovechada positivamente para buscar una autentica transformación de nuestras vidas, organizaciones y gobierno.

Porque Dios esta presente en nuestra historia, es posible hoy un cambio para bien.


Trabajemos todos para eso.

Lima, 21 de noviembre de 2000

Alfonso Wieland
Coordinador de Turno

viernes, 27 de mayo de 2011

EVANGÉLICOS POR LA DEMOCRACIA

sábado 21 de mayo de 2011
EVANGELICOS POR LA DEMOCRACIA.
Un movimiento de respuesta a la dictadura en los noventa y algo más
POR: Yvan Ruiz.
E-MAIL: eyruiz@yahoo.es

Pastor pentecostal, teólogo, y director de Escuela Para Pastores.
Actualmente trabaja en la Liga Bíblica del Perú.

UN BREVE RESUMEN
En la década de los noventa Perú experimenta el surgimiento de un outsider en la política nacional. El sistema de partidos colapsa y Cambio 90 con Fujimori de líder llega al poder en 1990. Solo él y unos pocos sabían de sus intenciones de dar un autogolpe cívico militar. El 5 de Abril de 1992 se produce tal golpe a la democracia y a partir de allí la deconstrucción de la misma, a lo largo de los noventa.

La resistencia a la dictadura inicialmente estuvo en los partidos políticos, pero estos eran tan débiles, que el poder mediático dirigido desde los niveles más altos del gobierno, se encargó de desprestigiarlos aun más. La Ley de Amnistía No. 264479 aprobada en el Congreso (CCD) y promulgada por Fujimori en Junio de 1995, para beneficiar a militares culpables de graves crímenes de lesa humanidad durante la guerra antisubversiva, origina un aglutinamiento de respuesta en contra de esta infame ley.

Aunque son los partidos políticos los que se hacen nuevamente visibles y se legitiman colocándose en una férrea oposición a dicha Ley, la ciudadanía, es decir, los sectores agrupados en organizaciones de la sociedad civil, empiezan a cobrar un protagonismo que se acentúa al final de la década.

Entre estos nuevos actores políticos sociales se encuentra el Movimiento Cívico Evangélicos por la Democracia, conocido por sus siglas MED. Surge inicialmente como respuesta a la Ley de Amnistía de la dictadura, pero el centro de su especificidad programática es la lucha por la recuperación y afirmación de la democracia.

5 PRINCIPIOS BÁSICOS
El MED es una coalición democrática integrada por nueve instituciones evangélicas , desde donde desarrolla un papel fundamental como el catalizador evangélico de respuesta ciudadana y evangélica a la dictadura. Una de las acciones, es la convocatoria que el MED hace a participar de la Marcha de los Cuatro Suyos. En el documento “Porque los cristianos debemos participar en la Marcha de los Cuatro Suyos” , se esbozan cinco razones para participar de dicha Marcha:

(1) Porque Dios ama la justicia y la verdad.

Este principio bíblico convoca al pueblo peruano a tomar una decisión y colocarse tras una de las dos posibles posturas en el contexto de la dictadura que había ganado una tercera reelección en medio de denuncias de fraude y un claro direccionamiento del poder mediático a favor del dictador. O se está a favor de Dios quien ama la justicia y la verdad, o se está a favor de los enemigos de Dios que no aman la justicia ni la verdad.


(2) Por nuestras convicciones evangélicas sobre el rol de la autoridad.

El MED interpreta y cree que en Romanos 13 Pablo afirma que la autoridad 1) ha sido instituida por Dios; (2) su propósito es hacer justicia, y (3) tiene derecho a ser respetado. Luego, el respeto a la autoridad viene cuando ésta hace justicia, es decir, cuando la autoridad premia al bueno y castigan al malo, no antes (MED 2000).


(3) Porque tenemos esperanza de un mundo distinto.

Y en esa esperanza que necesita de la practica para volverse historia concreta, el MED se embarca para ver los cambios sociales y políticos que el Perú necesita, afirmando que Solo Cristo “es Rey de Reyes, Señor de todo, Señor del Perú, y nos ha prometido que algún día su Reino de amor y justicia será consumado y los mismos reyes de la tierra (léase Presidentes, Ministros, políticos, gobernantes y gobernados) le deberán dar toda la gloria (Apocalipsis 21:24-26)” (MED 2000).


(4) Porque somos fieles testigos del evangelio.

El documento del MED afirma “nos han vendido el cuento de que la fe es solo para uno mismo y que nada tiene que ver con los problemas sociales. Eso es una mentira del diablo quien no permanece en la verdad (Juan 8:44)”. Esta afirmación del MED plantea un tema recurrente en la teología espiritualista y espiritualizante que afirma que la salvación es personal y no social, haciendo una separación entre lo personal y lo social. La mentira descubierta y denunciada por el MED está en la raíz de los males sociales, que consiste en concentrarse en uno mismo, mirar hacia adentro y separarse de su hermano, del otro que gime, que sufre y que clama por la acción liberadora del evangelio por el evangélico.


(5) Porque creemos que Dios nos manda ser sal y luz en el mundo.

La sal y la luz nunca dejan de ser, igual que el amor, por eso es que Dios “nos envía como sus embajadores de la reconciliación (2 Corintios 5:18-20)”. La política del Reino de Dios es el servicio a todos (Marcos 10:42-45). La clase política y la sociedad civil, al ver esta expresión de testimonio social y evangélico de la iglesia, profundamente política, puede entender que los cristianos también son ciudadanos y seres de carne y hueso como todos. Y en ese sentido legitimar la presencia de sal y luz de los evangélicos.

La propuesta del MED va más allá de la resistencia a la dictadura.

Se enfoca en la construcción de una identidad democrática que una a los peruanos y que construya un país incluyente de todas las sangres. Y aporta durante el 2001 a la construcción de la democracia con planes que se ejecutan a nivel nacional.

El MED no solo demuestra que la concertación institucional es vital para la construcción de la democracia, sino que ésta se da en torno a un ideal común que se convierte en uno mayor y más alto, cuando las instituciones individuales participantes la hacen suya en unidad orgánica. El MED no solo permite que se aporten las ideas necesarias para iluminar una lectura integral e integradora del país y de la situación real de la democracia, sino que facilita la toma de decisiones orgánicas y una actuación y legitimación social y política del espectro evangélico democrático.


La afirmación y consolidación de la democracia requiere de la participación plural de los evangélicos, donde pentecostales, aliancistas, bautistas, iepeistas, peregrinos, presbiterianos, reformados, entre otros, provenientes de instituciones conservadoras y progresistas, tienen un espacio en el MED que cristaliza eso como movimiento .

Pero el MED y los evangélicos orgánicos tenemos un desafío mayor hoy.

Los dos gobiernos democráticos de inicios de este milenio (2001-2006 y 2006-2011 que fenece en julio próximo), siguen fracasando en las tres tareas claves para toda democracia política solida:

(1) La consolidación de la democracia política (¿hay partidos políticos en el Peru?).

(2) El establecimiento de mecanismos para el desarrollo económico (¿está el Perú económicamente más desarrollado hoy que hace 10 años?).

(3) La eliminación de la desigualdad social (¿la brecha entre ricos y pobres se ha acortado en el Perú en la última década?).

Las clases sociales expoliadas ya inician su malestar por la poca o quizás nula acción de la democracia a favor de ellos. Están reconociéndose fuera de los beneficios de una sociedad peruana que dice estar en prosperidad que a ellos no les llega. La eliminación de la desigualdad social es tarea pendiente y la democracia está en deuda con ellos. Los evangélicos orgánicos tenemos una deuda con el país. La democracia necesita afirmarse, y atender prioritariamente a los sectores más desfavorecidos y expoliados en la hora presente.

QUIENES COMPONEN EL MED
La coalición democrática formada por el MED la componen:


La Asociación de Grupos Evangélicos Universitarios del Perú (AGEUP).

La Fraternidad Teológica Latinoamericana-Núcleo Perú (FTL-Perú).

El Centro de Misiologia Andino-Amazónica (CEMAA).

El Centro de Promoción y Servicios (CEPS).

El Proyecto Paz-Perú del CLAI (Proyecto Paz-CLAI).

La Asociación diaconal Paz y Esperanza (PyE).

El Instituto de Estudios de la Comunicación (IEC).

La Misión Integral Urbano Rural (MISIUR)

Desarrollo Cristiano del Perú (DCP).

REFERENCIAS

MED-Movimiento Cívico «Evangélicos por la Democracia». 2000, Díptico “Porque los evangélicos deben participar en la Marcha de los Cuatro Suyos”, Mayo 2000, Lima, Perú. Folleto. Lima: MED.
Ruiz, Yvan. 2011. Fe evangélica y práctica política.

El Movimiento Cívico «Evangélicos por la Democracia» en el Perú de los noventa. Tesina, Universidad Bíblica Latinoamericana-Costa Rica.

Perú: OCHO CONGRESISTAS EVANGÉLICOS ELECTOS

Por Tito Pérez*
El número de congresistas evangélicos electos se duplicó en las elecciones de 2011 respecto al número de congresistas evangélicos elegidos en las elecciones de 2006, pues de cuatro congresistas aquel año se ha pasado a ocho congresistas este año. El incremento del número de congresistas evangélicos no significa, sin embargo, que la iglesia vaya a mejorar su representación ni que el Congreso vaya a obtener 100 por ciento de credibilidad.

A menos que ocurran los milagros políticos que muchos esperan, o que llegue a concretizarse, aunque tarde, alguna de las siete profecías lanzadas en la campaña electoral de 2006 sobre algunos candidatos evangélicos y sobre el país. En la reciente campaña electoral los profetas políticos han estado descansando, quizás digiriendo aún sus derrotas, quizás esperando mejores tiempo para volver a las andanzas.

En fin, y luego de que la Oficina Nacional de Procesos Electorales ha terminado el conteo de los votos presidenciales, congresales, y del Parlamento Andino, es mi obligación, como seguidor y acompañante de los últimos procesos electorales, informar y opinar sobre los resultados de las elecciones 2011. Hay, como en todo proceso electoral, ganadores y perdedores.

LOS GANADORES
El principal ganador de las recientes elecciones a nivel parlamentario es, sin duda, el pastor Humberto Lay, quien ha obtenido 215,076 votos y ha sido elegido congresista por Lima. Lay, de la Iglesia Bíblica Emanuel, ha ocupado, de esta manera, el segundo lugar entre los diez congresistas más votados en las elecciones de abril.

Otro ganador es el pastor y teólogo nazareno, Eduardo Nayap, elegido congresista por el departamento de Amazonas en las listas de Gana Perú, dejando en el camino al candidato y actual congresista del Partido Nacionalista, José Maslucán. Nayap es un nativo de la etnia awajún, y Maslucán, descontento, ha impugnado el resultado.

Julio Rosas vendría a ser otro de los ganadores, pues obtuvo una curul parlamentaria por Lima con 75,322 votos superando una intensa campaña de cuestionamientos por su postulación en Fuerza 2011.


Ganador también es Michael Urtecho, el único de los cuatro congresistas aún en funciones que ha sido reelegido, en La Libertad, esta vez por el partido Solidaridad Nacional.

El pastor Otoniel Pardo merece una mención honrosa por la obtención de 101,090 votos en su postulación al Parlamento Andino, en las listas de la Alianza por el Gran Cambio, situación que lo ubica como parlamentario accesitario.

LOS PERDEDORES
Los pastores Alda Lazo y David Perry, de la Comunidad Cristiana Agua Viva de Lima y de la Iglesia Marantha de Madre de Dios respectivamente, son los grandes perdedores de la jornada electoral. Como es de dominio público, ambos son congresistas en ejercicio hasta julio por haber sido elegidos, el 2006, en las listas del partido Restauración Nacional.

A mitad del camino, y en medio de la gran popularidad del alcalde limeño Luis Castañeda, Lazo y Perry abandonaron Restauración Nacional para auparse al partido Solidaridad Nacional que, en las elecciones de abril, obtuvo un rotundo fracaso. También fracasaron los exregidores limeños Jorge Márquez y Eduardo Yaipén, quienes, igual que los congresistas aludidos, iniciaron sus carreras políticas en el partido del pastor Lay para luego pasar al partido del alcalde Castañeda. Márquez perdió como impulsor descomedido de la candidatura de Alda Lazo, y Yaipén perdió estrepitosamente como candidato congresal.

Los números son claros y contundentes.

En las elecciones de 2006 la pastora Alda Lazo obtuvo 29,154 votos y fue elegida congresista por Lima en las listas de Restauración Nacional, y en las elecciones del 2011 obtuvo 24,070 votos y no fue elegida en las listas de Solidaridad Nacional (es decir 5,084 votos menos mientras la iglesia seguía creciendo en cinco años).


El pastor David Perry obtuvo 4,917 votos el 2006 en las listas de Restauración Nacional, y 1,651 votos el 2011 en las listas de Solidaridad Nacional. Su caudal electoral decreció en 3,266 votos.

Juana Lancho, pastora de la Iglesia Yo Soy, también experimentó un severo decrecimiento de su votación respecto al anterior proceso electoral. Así, en las elecciones de 2006 obtuvo 13,469 votos en su candidatura congresal por Lima en las listas de Restauración Nacional, mientras que en las elecciones de 2011 obtuvo 7,064 votos en su candidatura congresal por el partido Perú Posible del expresidente Alejandro Toledo. Bajó 6,405 votos.

CONCLUSIONES
El Movimiento G12
, de esta manera, obtuvo un rotundo fracaso en las elecciones generales 2011, pues ni Alda Lazo ni Juana Lancho lograron su objetivo, como tampoco lo logró la pastora Clara Meza, de la misma iglesia que Lancho, en Ucayali. Este fracaso se dio a pesar de la presencia en Lima de César y Claudia Castellanos, líderes internacionales del G12, quienes, inclusive, participaron en un culto donde estuvo presente el candidato Toledo.

También perdió la Iglesia Camino de Vida que tuvo tres postulantes al Congreso de la República, ninguno de los cuales consiguió su objetivo: Eduardo Yaipén (Solidaridad Nacional, Lima, 5,367 votos), Raquel Gago (Alianza por el Gran Cambio, Lima, 3,176 votos), y Jane Cosar (Alianza por el Gran Cambio, Lima, 18,643 votos). Se recuerda que Robert Barriger, pastor principal de la Iglesia Camino de Vida, invitó a su iglesia o a eventos promovidos por ésta, a los candidatos presidenciales Luis Castañeda y Pedro Pablo Kuczynski.

Los representantes del movimiento apostólico dieron otro mal paso.

Yris Huidobro, esposa del apóstol Marcelino Salazar, sólo obtuvo 4,708 votos en su candidatura congresal por Lima en las listas del Partido Aprista Peruano.

Y Samuel Arboleda, apóstol, postuló al Parlamento Andino por la Alianza por el Gran Cambio y consiguió 19,623 votos en una elección que requería más de 100,000 votos para intentar posicionarse de una banca del Parlatino.

ESTADÍSTICAS ALIGERADAS
En las elecciones generales de 2011 postularon treinta y ocho candidatos evangélicos, de los cuales dieciséis fueron pastores (42 por ciento) y veintidós fueron laicos (58 por ciento), proporción que ha variado sustancialmente respecto a anteriores procesos electorales donde los pastores candidatos eran minoría extrema. Las cosas han cambiado.

RESUMEN: 8 EVANGÉLICOS ELEGIDOS AL CONGRESO
Como se precisa al comienzo, en el proceso electoral 2011 han sido elegidos ocho congresistas evangélicos (cuatro pastores y cuatro laicos). De los ocho congresistas cinco pertenecen a Fuerza 2011, uno a Gana Perú, uno a Solidaridad Nacional, y uno a Alianza por el Gran Cambio. No son estadísticas que me alegren, pero eso es lo que hay.

Por Fuerza 2011 fueron elegidos (1) Julio Rosas (Lima 75,322 votos), (2) Julio Gagó (Lima 49,272 votos), (3) Jesús Hurtado (Junín 14,632 votos), (4) María Cordero (Tumbes 6,073 votos), y (5) Víctor Raúl Grández (Loreto 10,531 votos).

Por Gana Perú fue elegido (6) Eduardo Nayap (Amazonas 17,556 votos).

Por Solidaridad Nacional fue elegido (7) Michael Urtecho (La Libertad 25,388 votos).

Por la Alianza por el Gran Cambio fue elegido (8) Humberto Lay (Lima 215,076 votos).

Finalmente, el pastor Rodolfo Gonzales no pudo imponer al candidato de su iglesia, general PNP (r) Juan Gonzales, quien sólo obtuvo 21,474 votos en la lista fujimorista por Lima.

*Director del periódico evangélico HECHOS e investigador de los temas Iglesia y Estado y Participación Política de los Evangélicos.

Tomado de Pueblo de Dios Lutheran Church


jueves, 26 de mayo de 2011

PROPUESTA DEL CONCILIO NACIONAL EVANGELICO DEL PERU (CONEP)

EL PAIS QUE SOÑAMOS (•)


EI CONCILIO NACIONAL EVANGÉLICO DEL PERÚ (CONEP) organización representativa de la comunidad evangélica en el Perú, pone a su consideración como candidato a la Presidencia de la República, los temas que considera centrales en la gestión gubernamental y que requieren atención prioritaria en un país plural en términos sociales políticos culturales lingüísticos y religiosos como el nuestro. Nuestro país necesita un gobernante que asuma con valor proyectos de gobierno que tengan por objetivos centrales:


1. La defensa de la vida y dignidad humanas. Un Estado democrático tiene el deber de cuidar, promover y defender en todo momento a cada uno de sus ciudadanos independientemente de su raza, sexo, edad, cultura o religión Cuidar y defender la vida implica protegerla desde la gestación en el vientre de la madre crear las condiciones para que todos los ciudadanos tengan igualdad de oportunidades en términos de una educación de calidad, acceso universal a la salud trabajo digno y con un salario Justo una vivienda digna disfrute del tiempo de ocio, etc.

2. La lucha contra la pobreza y la extrema pobreza. En este campo es urgente desarrollar políticas sociales que sean eficaces para reducir las brechas que existen en nuestra sociedad entre ricos y pobres así como acciones sociales y políticas de contenido ético que rompan con la indiferencia ante las diversas necesidades humanas y con el individualismo egocéntrico fomentando la solidaridad. El Dios de la vida exige en este campo justicia bienestar para todos y la superación de las pecaminosas desigualdades sociales y económicas existentes.

3. La lucha frontal contra la corrupción. La corrupción arraigada en el tejido social exige una clara y firme voluntad política para cambiar radicalmente la situación. La lucha frontal contra este flagelo que se ha convertido en un problema sistémico demanda una profunda regeneración moral y ética de las personas y de las instituciones privadas y publicas. El delito de corrupción debe ser imprescriptible y los culpables sancionados sin distinción alguna.

4. La reconciliación nacional. En este país de "todas las sangres" necesitarnos reconocernos todos los ciudadanos como iguales ante Dios y ante la ley superando las diferencias siendo tolerantes justos y Solidarios en todo tiempo y lugar. La paz social debe descansar en la justicia que repara, así como en el perdón administrativo de justicia. Es necesario que desde el estado se impulse una consistente política de reparaciones en atención a las recomendaciones de la comisión de la verdad y reconciliación.

5. La protección de la familia, la niñez y la adolescencia. Siendo la familia el núcleo básico de la sociedad, desde el estado y las instituciones vinculadas al mismo, se tienen que articular e implementar políticas sociales orientadas a su protección y afirmación como institución natural en la cual los futuros ciudadanos reciben formación en valores y aprenden a ser mujeres y varones de bien. Esta protección pasa por articular políticas que promuevan familias saludables y políticas de prevención para que los niños y adolescentes no sean víctimas del alcoholismo, las drogas, el pandillaje, la explotación laboral o el abuso sexual.

6. El cuidado del ambiente. Corresponde al estado. con la participación de todos los ciudadanos velar por el cuidado de la casa común de toda la familia humana. Las políticas públicas de protección del ambiente y de los pueblos originarios deben tener reglas de juego claras y firmes en las relaciones con las empresas mineras, petroleras y madereras que invierten o desean invertir en nuestro país. En este campo es imprescindible el respeto de la dignidad de las comunidades andinas y amazónicas y del derecho que ellas tienen de disfrutar de sus territorios en los que habitan desde mucho antes de la existencia del estado.

7. El dialogo y construcción de consensos. Los conflictos sociales manifestaciones de demandas no satisfechas desde el estado, deben ser resueltos no por el uso de la fuerza pública o las presiones políticas, sino por el dialogo y la concertación que son instrumentos de la democracia para resolver los reclamos de la población y para el logro de la paz social. Autoridades, líderes sociales y ciudadanos en general. Tenemos que aprender a escucharnos mutuamente, ser tolerantes con la opinión del otro y juntos buscar una solución justa a los problemas que nos afectan. En tal sentido, es necesario consolidad la experiencia acumulada y los consensos construidos sobre políticas de Estado en el Acuerdo Nacional; en esta experiencia se cuenta con un importante instrumento de gobernabilidad democrática.

8. Una democracia de ciudadanos(as). Nuestro país enfrenta grandes fragmentaciones, desencuentros y tiene una gran diversidad de identidades. Es, por tanto, necesario construir convivencias inclusivas. Nosotros pensamos que desde el liderazgo gubernamental se puede y se debe impulsar en el país una democracia de ciudadanos y ciudadanas reales. En otras palabras, una sociedad donde quepan todos y donde nadie se sienta extranjero en su propia tierra. Una democracia en la que todos los ciudadanos puedan disfrutar de las bondades de este hermoso país, y donde se sientan incluidos y actores de su

9. Construcción y desarrollo. Ni las ideas, ni la edad, ni el género, ni la cultura, ni la religión deben ser los factores de discriminación. Una economía que beneficie a todos. Es importante sostener un crecimiento económico pero que garantice el bienestar de todos los habitantes de este país. Somos conscientes de que los beneficios del crecimiento económico de los últimos años, no ha alcanzado a amplios sectores de la población. Por tanto, es urgente la adopción de políticas de justa redistribución de riqueza de cara a la construcción de un país justo y más humano.

Esperamos que Ud. Acoja este documento como expresión de un creciente sector social que por su presencia en el tejido social del país, siente profundamente las pulsaciones de la nación, particularmente las expectativas de los pobres y los excluidos, muchas veces frustradas y traicionadas.

Oramos a Dios para que en caso de recibir el voto favorable de la mayoría de los electores, sea un instrumento de Dios para bendecir a todos los peruanos y peruanas, administrando justicia en todas las esferas de la vida nacional y defendiendo el derecho y respetando el imperio de la constitución, los derechos humanos fundamentales, la libertad de prensa, la libertad de conciencia y de creencia y que el bien común sea el norte de su gestión.

Desde nuestra convicción cristiana le decimos que un gobernante ideal es "el que practica el derecho y la justicia... el que defiende la causa del pobre y del necesitado..."

LIMA, 21 DE MAYO DEL 2011
(•) “Nuestro rol en la sociedad es eminentemente pastoral. Por lo tanto, no asumimos ningún tipo de compromiso político-partidario en la actual contienda electoral

Victor Arroyo Cuyubamba.
Secretario Ejecutivo del CONEP.

viernes, 13 de mayo de 2011

LA “GUERRA JURÍDICA” ISRAELÍ CONTRA EL PUEBLO PALESTINO

El fundamento en una narrativa ficticia basada en el “derecho a existir.

POR: Joseph Massad


Extensas de tierras de Cisjordania, y que recientemente se ha ampliado a 300 kilómetros cuadrados, abarcando un total del 10 por ciento de Cisjordania, es permanente y que su ocupación del valle del Jordán y de otro diez por ciento de Cisjordania que ahora se encuentra al oeste del muro del apartheid también son permanentes. Israel insiste en que las negociaciones se refieren a un reordenamiento Las negociaciones entre israelíes y palestinos, que están ya en su vigésimo año, habían sido calificadas en un primer momento de históricas, al haber inaugurado un “proceso de paz” que debía resolver lo que comúnmente se conoce como el conflicto palestino-israelí. Para los palestinos y la comunidad internacional, representada por las Naciones Unidas y la miríada de resoluciones que su Consejo de Seguridad y su Asamblea General han aprobado desde 1948, lo que iba a negociarse era la colonización de las tierras, la ocupación de territorio y población, y las leyes que establecen la discriminación étnica y religiosa en Israel, que, entre otras cosas, impiden a los refugiados palestinos el regreso a sus tierras y el acceso a sus bienes confiscados. En su lucha contra estas prácticas israelíes, los líderes palestinos, ya sea en Israel, los territorios ocupados o la diáspora, siempre han invocado los derechos basados en el derecho internacional y las resoluciones de la ONU, que Israel se ha negado a aceptar o cumplir desde 1948. Así, para los palestinos, armados del derecho de las Naciones Unidas y del derecho internacional, las negociaciones tienen por objeto precisamente poner fin a la colonización, la ocupación y la discriminación. Por otra parte, uno de los argumentos más consistentes y persistentes que el movimiento sionista e Israel han desplegado desde 1948 en defensa de la creación de Israel y sus políticas posteriores es la invocación de los derechos de Israel, que no se basan en el derecho internacional o en resoluciones de la ONU. Es ésta una distinción crucial que debe hacerse cuando palestinos e israelíes aseguran estar en posesión de derechos. Mientras que los palestinos invocan derechos que están reconocidos internacionalmente, Israel invoca derechos sólo reconocidos a nivel nacional del propio Estado de Israel. Para el sionismo, se trata de un nuevo nivel de argumentación en el que, en su desarrollo, Israel invoca no sólo principios jurídicos sino también morales.
En este terreno, Israel ha argumentado durante años que los judíos tienen derecho a establecer un estado en Palestina, que tienen derecho a establecer un estado judío en Palestina, que este estado tiene derecho a existir y derecho a defenderse, que además incluye el derecho subsidiario a ser el único país de la región que posee armas nucleares, que tiene el derecho a heredar toda la tierra bíblica que el Dios judío les prometió, y también goza del derecho a promulgar leyes que son racistas y discriminatorias en materia de religión con el fin de preservar el carácter judío del Estado, concepto articulado en la fórmula más reciente de “un estado judío y democrático”. Israel también ha insistido en que sus enemigos, incluido el pueblo palestino, a quien despoja, coloniza, ocupa y discrimina, deben reconocer todos estos derechos, sobre todo entre ellos su “derecho a existir como estado judío” como condición y elemento precursor de la paz.

Los derechos no son negociables

Israel comenzó a invocar este derecho con vehemencia en la última década, después de que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) hubiera satisfecho su demanda de principios de la década de 1970 y 1980 de que los palestinos reconocieran su “derecho a existir”. Con arreglo al derecho internacional, a los países se les reconoce su existencia de facto y de jure, pero no hay ningún principio que establezca que un país tenga “derecho a existir”, y mucho menos que otros países deban reconocer ese derecho. No obstante, la modificación introducida por Israel de esta exigencia de que otros tengan que reconocer su “derecho a existir” y su transformación en que tengan que reconocer “su derecho a existir como estado judío”, es promovida en la actualidad por todos los medios, ya que va al meollo de la razón de ser del proyecto sionista desde su creación, y apunta a la discrepancia existente entre la propia comprensión de Israel de su derecho a la realización de estos objetivos sionistas y el diferente concepto que la comunidad internacional abriga sobre ellos. Este es un asunto crucial, ya que todos estos derechos que Israel afirma poseer, pero que no son reconocidos internacionalmente, se traducen en sus derechos a colonizar la tierra de Palestina, a ocuparla y a discriminar al pueblo palestino no judío.
Israel insiste en que estos derechos no son negociables y que lo que está negociando es algo totalmente diferente, a saber, que sus enemigos deben aceptar todos sus derechos invocados de forma inequívoca como base para establecer la paz en la región y poner fin al estado de guerra. Sin embargo, los derechos que reclama Israel para sí son fundamentalmente lo que los palestinos y la comunidad internacional sostienen que son objeto de negociación, a saber, la colonización, la ocupación y la discriminación racial y religiosa. Pero estas tres prácticas, como Israel ha dejado muy claro, están protegidos como derechos autoatribuidos y no son objeto de negociación. De hecho, son aspectos fundamentales nucleares de la autodefinición misma de Israel. Negociar sobre ellos significaría anular la noción de un Estado judío. Siendo así, ¿qué cree Israel que ha estado negociando con los palestinos desde la conferencia de paz de Madrid que inauguró en 1991? Permítanme volver a la historia de estas alegaciones con el fin de entender el punto de vista de Israel y poner en claro cuál es la base de las negociaciones.

Los derechos de Israel y los datos históricos

El movimiento sionista ha afirmado a menudo que el establecimiento de un Estado judío destinado a los judíos del mundo era una necesidad moral e histórica que debía ser protegida y consagrada por ley, algo que persiguió incansablemente durante décadas. Sin embargo, esto no significa que sus textos fundacionales emanaran de este principio jurídico o moral. De hecho, en sus dos textos básicos, El Estado judío y Vieja nueva tierra, Theodor Herzl, el padre del sionismo, no invoca en ningún momento el concepto de derechos judíos a la hora de abogar por un estado de y para los judíos, ya sea en Palestina o en Argentina, la otra ubicación que propone. Herzl habló de una solución al problema judío, pero no de un derecho. Y tampoco lo hizo el primer Congreso Sionista que Herzl convocó en 1897, de donde surgió el Programa de Basilea, que no cita ningún derecho de este tipo. Otro tanto en lo que se refiere a los tres textos fundamentales internacionales que el sionismo internacional se esforzó en lograr.

El primero, la Declaración Balfour, emitida el 2 de noviembre de 1917 por el gobierno británico, en lugar de utilizar el lenguaje de los derechos utiliza el lenguaje de la simpatía, y asegura que el gobierno británico “ve con buenos ojos” la creación en Palestina de un “hogar nacional judío”, y que su declaración es una “declaración de simpatía con las aspiraciones sionistas judías.”
Este primer texto fue seguido por el Mandato de Palestina, establecido en 1922 por el Consejo de la Liga de Naciones, que se basa en la Declaración Balfour y tampoco reconoce ningún derecho judío a un estado, ni siquiera a Palestina. Lo que sí reconocía era “la conexión histórica del pueblo judío con Palestina” como “base para reconstituir su hogar nacional en este país”, afirmando de nuevo, como antes la Declaración Balfour, que este Mandato no debe perjudicar los derechos de los no judíos.
El tercer y más importante texto, la resolución (181) de la ONU, de 1947, por la que se establece un Plan de Partición, adoptada por la Asamblea General de la ONU, procedía a partir de una exposición de motivos de orden moral, a saber, que la Asamblea General consideraba que “la situación actual en Palestina es susceptible de perjudicar el bienestar general y las relaciones amistosas entre las naciones” y por lo tanto se imponía la necesidad de proporcionar una solución al “problema de Palestina.”

Las exigencias de Israel

A diferencia de estos documentos fundacionales sionistas e internacionales, que no utilizan el lenguaje de los derechos, ya sean los internacionalmente reconocidos o los que se ha autoatribuido, el movimiento sionista insistió en su utilización en el propio documento fundacional del Estado, es decir, la denominada declaración de independencia, oficialmente titulada “Declaración del Establecimiento del Estado de Israel”. La declaración, firmada por 37 líderes judíos, 35 de los cuales eran colonos europeos, y sólo uno de los cuales había nacido en Palestina, nos proporciona una pieza de desinformación, según la cual “En el año ... 1897 ... por invocación del padre espiritual del Estado judío, Theodore Herzl, el Primer Congreso Sionista convocó y proclamó el derecho del pueblo judío al renacimiento nacional en su propio país.” Como muestra el registro documental, sin embargo, ni Herzl ni el Congreso Sionista proclamaban este derecho en absoluto. Sin embargo, la Declaración de la Independencia nos afirma que: “Este derecho fue reconocido en la Declaración Balfour del 2 de noviembre de 1917, y fue confirmado en el Mandato de la Liga de las Naciones Unidas que, en particular, sancionó internacionalmente la conexión histórica entre el pueblo judío y Eretz Israel y el derecho del pueblo judío de reconstruir su Hogar Nacional ... El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución que insta al establecimiento de un Estado judío en Eretz Israel; la Asamblea General instó también a los habitantes de Eretz-Israel a adoptar las medidas que fueran necesarias de su parte para la aplicación de esa resolución. Este reconocimiento por parte de las Naciones Unidas del derecho del pueblo judío a establecer su Estado es irrevocable.”
Como ninguno de estos documentos en absoluto establecía este derecho, la imputación del mismo a dichas instancias corresponde más bien al terreno de una inversión sionista en el nuevo lenguaje de las relaciones internacionales en el que se consagró el concepto de derechos, después de la Segunda Guerra Mundial, en particular en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Esto también coincidió con la aparición del discurso de los derechos en el mismo período, como forma por excelencia de formulación de reivindicaciones. De hecho, la Declaración de independencia de Israel está tan imbuida de este modo de argumentación que invoca el concepto originario de la Ilustración europea de “derechos naturales” cuando afirma en su preámbulo que “este derecho [a un Estado judío] es el derecho natural del pueblo judío a ser dueño de su propio destino, como todas las demás naciones, en un Estado soberano propio.” Los autores de la Declaración concluyen afirmando que “En virtud de nuestro derecho natural e histórico y la fuerza de la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamamos el establecimiento del Estado judío en Eretz Israel, que será conocido como el Estado de Israel.”
Es importante señalar aquí que la lógica de este documento es su insistencia en que su invocación del derecho de los judíos a establecer un estado judío en Palestina tiene una genealogía legal y moral clara, de la cuál no es sino su conclusión, y que este derecho se le concedió por fin “irrevocablemente” por el Plan de Partición. Que nada de esto fuera cierto no disuadió a los autores, los cuales, para hacer valer un derecho que se arrogaban, instituían ahora un modo de argumentación que sería la retórica más poderosa en el establecimiento de los hechos israelíes sobre el terreno.

El significado del Estado judío

El Plan de Partición de la ONU el Plan era una propuesta no vinculante que nunca fue ratificada o aprobada por el Consejo de Seguridad, y que por lo tanto nunca adquirió personalidad jurídica, como los reglamentos de las Naciones Unidas requieren (aunque por lo que se refiere al pueblo palestino, las Naciones Unidas no tenían ningún derecho a ningún tipo de partición que no recaía en su capacidad, y mucho menos que lo hicieran sin consultar al pueblo palestino mismo, negándoles así el derecho a la libre determinación).
Sin embargo, es importante tener en cuenta lo que el Plan entiende por Estado judío y Estado árabe, por cuanto el gobierno israelí utiliza este documento como autorización de su creación y políticas posteriores. Para que Israel se basara en el Plan para su constitución y sus políticas, era necesario determinar si el Plan proponía que los dos estados derivados de la partición iban a ser exclusivamente judío y árabe, respectiva y demográficamente, o que sus leyes debían conceder derechos a los judíos y los árabes de un modo diferenciado y discriminar a los no judíos o no árabes. Como era de esperar, este no era el caso. A pesar de que Israel procedió a dictar una serie de leyes discriminatorias en materia racial y religiosa contra los ciudadanos árabes palestinos (de las cuales, cerca de 30 siguen existiendo en la actualidad), y comenzó la expropiación de la gran mayoría de las tierras del país propiedad de árabes palestinos, el Plan de Partición nunca propuso o autorizó a hacerlo.
Al contrario, el Plan establecía claramente que “No se procederá a discriminación de ningún tipo entre los habitantes por motivos de raza, religión, idioma o género” (capítulo 2, artículo 2) y que “no se autorizará ninguna expropiación de tierras propiedad de un árabe en el Estado judío (de un judío en el Estado árabe) ..., salvo para fines de utilidad pública. En todos los casos de expropiación, la indemnización total la fijará el Tribunal Supremo y se hará pública antes de la expropiación misma.” (capítulo 2, artículo 8). Cuando se publicó la Declaración de Independencia israelí el 14 de mayo de 1948, las fuerzas sionistas habían expulsado ya cerca de 400.000 palestinos de sus tierras, y en los meses siguientes expulsarían a otros 350.000. De esto se deduce claramente que no sólo la afirmación de Israel de establecer un Estado judío que establecía una mayoría demográfica mediante la limpieza étnica no estaba autorizada por el Plan de Partición, sino que tampoco lo estaba su pretensión de constituirse en Estado judío, en el sentido de un Estado que privilegia a los ciudadanos judíos sobre los ciudadanos no judíos legal e institucionalmente.
El Plan de Partición propuesto en el que Israel fundamenta su creación preveía inicialmente la creación de un Estado judío con una mayoría árabe, que más tarde modificó ligeramente para incluir un 45 por ciento de población árabe, y por lo tanto nunca previó un país libre de árabes, o Arabrein, como el Estado de Israel había esperado ser y como muchos judíos contemporáneos contemplan todavía hoy. De hecho, cuando Palestina se dividió en 16 distritos, de los cuales nueve se hallaban en el Estado judío previsto, los árabes palestinos eran mayoría en ocho de los nueve distritos. En ningún lugar, el uso que se hace en el Plan de Partición de la expresión Estado judío autoriza la limpieza étnica o la colonización por un grupo étnico de las tierras confiscadas a otro, especialmente en la medida en que el Plan preveía que los árabes en el Estado judío iban a ser una permanente gran minoría; y, por tanto, estipulaba los derechos que debían darse a las minorías en cada estado. Pero el hecho de que los árabes fueran una minoría grande que podía en pocos años superar a la población judía en el Estado judío era un aspecto que no se contemplaba en el Plan. Por ejemplo, el Plan no tuvo en cuenta las consecuencias del hecho de que si el nacionalismo judío era lo que definiría el Estado judío, ¿cómo podría acomodar a casi la mitad de su población que tenía una noción diferente del nacionalismo y a la que excluye de su nacionalismo estatal a priori? E incluso en el caso de que los árabes palestinos en el Estado judío no fueran adeptos al nacionalismo palestino, no podían llegar a ser, aunque lo desearan, nacionalistas judíos, ya que quedaban excluidos del nacionalismo judío ipso facto. Entonces, ¿cómo podría el Estado judío no discriminar en contra de ellos?

Esta situación demográfica no habría sido un problema para el Estado árabe, ya que el Plan de Partición preveía que el Estado árabe tendría un mero 1,36 por ciento de población judía. Mientras que el movimiento sionista era consciente de las contradicciones del Plan de Partición y en base a ese entendimiento se había propuesto expulsar a la mayoría de la población árabe del proyectado Estado judío, no fueron capaces de hacer que el Estado fuese totalmente Arabrein, lo que con el tiempo les complicó las cosas. Hoy, más del 22 por ciento de la población de Israel son árabes palestinos a los que se les impide su inclusión en el nacionalismo judío y sufren de discriminación institucionalizada en su contra como no judíos. Por supuesto, si el Estado judío hubiera sido totalmente Arabrein, no habría habido necesidad de implementar leyes israelíes que discriminaran entre judíos y no judíos, entre otras la Ley del Retorno (1950), la Ley de Propiedades de Ausentes (1950), la Ley de Propiedad del Estado (1951), la Ley de Ciudadanía (1952), la Ley Estatutaria (1952), la Ley de Administración de Tierras de Israel (1960), La Ley de Construcción (1965), y la ley provisional de 2002 que prohíbe el matrimonio entre israelíes y palestinos en los Territorios Ocupados. Aquí, algunos sionistas, incluidas figuras destacadas como el historiador Benny Morris han argumentado que es la presencia de árabes en el Estado judío lo que impulsa al Estado judío a consagrar su racismo en todas estas leyes. De lo contrario, si Israel hubiera tenido éxito en expulsar a todos los palestinos, la única ley que habría necesitado para preservar su condición judía Arabrein habría sido una ley de inmigración que lo estipulara.
En última instancia, el supuesto derecho exige de Israel a establecer un Estado judío se traduce de inmediato en el derecho de los judíos a colonizar las tierras de los palestinos, lo que requiere la confiscación previa de sus tierras para que puedan ser colonizadas por judíos, la reducción del número de palestinos a través de la expulsión y la promulgación de leyes que impidan su repatriación, y la neutralización de los derechos de los no expulsados a través de la discriminación institucional y legal.
Aquí es importante destacar que para los arquitectos del Plan de Partición, el Estado judío significa un estado gobernado por los nacionalistas judíos que se adhieren al sionismo, pero cuya población es casi la mitad de los árabes palestinos cuyas tierras no pueden ser confiscadas para la colonización judía y que tienen los mismos derechos que los judíos y no sufren ningún tipo de discriminación racial o religiosa. Para Israel, el significado de Estado judío es muy diferente, ya que parece implicar la expulsión de la mayoría de la población árabe, la negativa a su repatriación, la confiscación de sus tierras para la colonización exclusiva de los judíos y la promulgación de las leyes discriminatorias contra los árabes palestinos que permanecieron en el país.
Cuando Israel insiste hoy en que la Autoridad Palestina y otros países árabes reconozcan su derecho a ser un estado judío, no significa que se deba reconocer su judaísmo en la forma en que el Plan de Partición previó, sino en la forma en que Israel entiende y hace uso de esa definición sobre el terreno. Es importante señalar a este respecto que no queda claro qué entiende el presidente Obama –y el presidente Bush antes de él– cuando se exige que los árabes y los palestinos reconozcan el derecho de Israel a ser un estado judío, si el sentido previsto en el Plan de Partición o el que le atribuye Israel.

Los derechos de los palestinos

En contraste con la reivindicación de derechos no sancionados internacionalmente por parte de Israel, los palestinos invocan una serie de derechos reconocidos por la comunidad internacional que desafían los que Israel se ha autoatribuido. Por ejemplo, los palestinos afirman su derecho a vivir en el Estado judío del que fueron expulsados, un derecho recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, que afirma inequívocamente que “Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país” (artículo 13 (2)), y en el Cuarto Convenio de Ginebra de 1949. Por otra parte, la resolución 194 de la Asamblea las Naciones Unidas resolvió en 1949 se debía permitir que los refugiados [palestinos] que desearan regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos lo hicieran a la mayor brevedad posible, y que deberían pagarse compensaciones por las propiedades de los que decidan no regresar, y por la pérdida o daños a la propiedad que, con arreglo a los principios del derecho internacional o en equidad deben ser objeto de reparación por parte de los Gobiernos o autoridades responsables.
En 1974, la resolución 3236 de la Asamblea General, aprobada el 22 de noviembre de dicho año, declaraba que el derecho de los palestinos al regreso era un derecho inalienable. El derecho de los refugiados a regresar también se consagró en 1976 en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, al declarar que “Nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio país” (artículo 12).
Por otra parte, los palestinos citan el Plan de Partición de Israel contra la confiscación de sus tierras para uso exclusivo de la colonización judía, así como la resolución 194, entre otras disposiciones de las Naciones Unidas, contra la confiscación por parte de un estado de la tierra de un pueblo basándose en la etnicidad. De hecho, muchos palestinos invocan los mismos instrumentos jurídicos que Israel utilizó para recuperar los bienes robados y decomisados a los judíos europeos antes de la Segunda Guerra Mundial. Por otra parte, los grupos de la sociedad civil palestina en Israel continúan luchando sin cesar contra las leyes de discriminación racial de Israel en los tribunales israelíes, hasta ahora con poco éxito.
Los derechos que Israel invoca no sólo afectan a la población palestina de Israel y a los refugiados palestinos que viven en la diáspora. A pesar de que se afirme que las negociaciones de Israel con la Autoridad Palestina se refieren únicamente a los Territorios Ocupados de Cisjordania y la Franja de Gaza –y no a Jerusalén Este–, parece que estos derechos que los israelíes invocan también se aplican a ésta ciudad. Para empezar, Israel ha insistido desde 1967 que los judíos tienen derecho a colonizar Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, y que este derecho no es negociable. En efecto, para dejar bien claro este punto y asegurarse de que no haya malentendidos, desde la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993, Israel ha más que triplicado su población de colonos judíos en Cisjordania y más que duplicado en los Territorios Ocupados, incluida Jerusalén Este, con un total de aproximadamente medio millón de colonos.
Israel sigue confiscando tierras palestinas en Cisjordania con fines colonizadores y suprime toda resistencia palestina a la colonización. Por otra parte, y además de la confiscación continuada de tierras palestinas dentro de Israel, en Jerusalén Este y en Cisjordania, Israel ha ampliado las leyes discriminatorias y promulgado nuevas con el fin de privilegiar a la población colonizadora judía en Cisjordania y Jerusalén Este en detrimento de los árabes palestinos. Esto incluye una separación tipo apartheid entre árabes y judíos, con la construcción del Muro del Apartheid, la construcción de carreteras sólo para judíos en Cisjordania, y el acceso diferenciado a los recursos hídricos, aun en los casos de confiscación de tierras, de los colonos judíos. Las Naciones Unidas han invocado el Cuarto Convenio de Ginebra y han aprobado numerosas resoluciones (la más famosa de las cuales es la resolución 446 de la ONU, aprobada en marzo de 1979) que instan a Israel a desmantelar sus asentamientos de colonos judíos y anule la confiscación de tierras, todo ello en vano.

Los líderes israelíes sostienen que sus actividades colonizadoras no van en detrimento de su compromiso moral con la paz. Por el contrario, para Israel es obvio que es la Autoridad Palestina el culpable de la paralización de las negociaciones. El actual primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no sólo está comprometido con las negociaciones, sino que él, como sus predecesores, insiste en que las protestas de la Autoridad Palestina para detener la colonización judía deben cesar antes de iniciar las negociaciones, ya que constituye nada menos que una violación de los derechos de Israel y una imposición de condiciones previas para las negociaciones, que no puede aceptar.
Sobre la cuestión de la ocupación y de si las negociaciones pueden ponerle fin, Israel ha mantenido que su ocupación de Jerusalén Este, que inicialmente se multiplicó por doce (de 6 a 70 kilómetros de la naturaleza de la ocupación de lo que queda de Cisjordania que podría facilitar una forma de autonomía para los palestinos que no incluiría la soberanía pero que podría estar dispuesto a llamar Estado palestino.
Documentos recientemente filtrados a Al Jazeera han demostrado que los negociadores de la Autoridad Palestina ofrecieron más concesiones en todos estos frentes y que, a pesar de esta “flexibilidad”, los negociadores israelíes rechazaron todas las ofertas. De hecho, Netanyahu ha insistido desde la década de 1990 en que la base de las negociaciones ya no debe ser la fórmula de “paz por territorios”, sino “paz por paz”, afirmando así la negativa de Israel a poner fin a la colonización, la ocupación, o la discriminación. Más recientemente, propuso que las negociaciones tratasen de la “paz económica”, en donde su compromiso con la paz se ofrece como una postura moral que protege los derechos jurídicos autoatribuidos por Israel de estar sujetos a negociación.
Como he afirmado antes, el sionismo e Israel tienen mucho cuidado de no generalizar los principios que justifican los derechos de Israel para colonizar, ocupar y discriminar, sino que invocan con vehemencia su la defensa de ellos como subconjuntos de un principio moral excepcional. No es que ningún otro pueblo haya sido oprimido históricamente, es que los judíos han sido los más oprimidos; no es que la existencia cultural y física de ningún otro pueblo haya sido amenazada, es que la existencia cultural y física de los judíos se ve más amenazada. Esta ecuación cuantitativa es la clave de por qué el mundo, y los palestinos en particular, deben reconocer que Israel necesita y merece tener el derecho a colonizar, ocupar y discriminar. Si los palestinos, o cualquier otra persona, rechazan esto, entonces es que deben estar comprometidos con la aniquilación del pueblo judío física y culturalmente, por no mencionar su enfrentamiento al dios de los judíos.

Negociando lo no negociable

El derecho de Israel a defenderse implica su derecho a salvaguardar sus derechos (a colonizar tierras palestinas, ocuparlas y discriminar a los no judíos) contra cualquier amenaza que pudiera poner en peligro estos derechos, sobre todo entre ellos la amenaza de las negociaciones. Su derecho a defenderse es un derecho a que se respeten estos derechos y es por lo tanto subsidiario, aunque esencial, derivado directamente de su derecho a ser un estado judío. La lógica es como sigue: Israel tiene el derecho de colonizar y ocupar la tierra palestina y de discriminar a los palestinos tanto en Israel, dentro de sus fronteras anteriores a 1967, como en los territorios adicionales que ocupó en 1967, y si esta población se resiste a estas medidas e Israel responde con la violencia militar causando numerosas víctimas civiles, Israel está simplemente defendiéndose, como es su deber.
Informado por una comprensión de sus derechos derivada de la Ilustración europea, especialmente de la tesis de John Locke sobre derechos alienables frente a derechos inalienables, con arreglo a la cual, según este autor, las poblaciones indígenas, en contraste con los colonos europeos, no tienen esos derechos, ya que viven parasitariamente de la tierra y no la mejoran, la arrogación de estos derechos por parte de Israel implica su insistencia en que los palestinos, de acuerdo con las afirmaciones de Locke, no tienen derecho a resistir. Por lo tanto, la defensa moral y jurídica que Israel hace de sí mismo se combinan en este contexto, según el cual Israel tiene derecho a colonizar y ocupar las tierras de los palestinos, y discriminar en contra de ellos basándose en el principio de excepcionalidad y supremacía colonial europea, con arreglo al cual los palestinos no tienen derecho a defenderse contra el ejercicio de Israel de estos derechos autoatribuidos. Y en los casos en que los palestinos se defendieran, Israel tendría derecho a defenderse en contra de esta defensa ilegítima y contra de un ejercicio ilegítimo e inmoral de sus propios derechos .
Pero del mismo modo que Israel no tiene ningún derecho reconocido internacionalmente a colonizar, ocupar o discriminar, tampoco tiene un derecho moral o jurídico universalmente sancionado a la excepcionalidad. Así pues, el único mecanismo por el cual es capaz de hacer tales afirmaciones es la falta de rendición de cuentas a escala internacional, o más concretamente su negativa a rendir cuentas ante el derecho internacional y las convenciones legales. Esta negativa está protegida por su alianza con Estados Unidos, que veta todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que instan a Israel a rendir cuentas con arreglo al derecho internacional, haciendo así inaplicable el derecho internacional. El veto más reciente tuvo lugar el 11 de febrero de 2011, cuando el gobierno de Obama vetó una resolución, apoyada por los otros 14 miembros del Consejo de Seguridad, en la que se pedía a Israel el cese de la colonización de Cisjordania y Jerusalén Este.
Es en este contexto que Israel y el Departamento de Estado de EE.UU. –con el gobierno de Bush y con el de Obama– han pasado a una velocidad superior estos últimos años, y han calificado el recurso de los palestinos a los mecanismos jurídicos y el derecho internacional para cuestionar los supuestos derechos de Israel como “guerra jurídica”, que exigen parar inmediatamente. Lo que incluye el rechazo por parte de Israel de la resolución de 2002 de la Corte Internacional de Justicia sobre la ilegalidad del Muro del Apartheid construído en Cisjordania, o las acusaciones de crímenes de guerra recogidas por la ONU en su Informe Goldstone y dirigidas contra Israel en relación con su guerra contra Gaza de 2008-2009. Es significativo que el término “guerra jurídica”, que surgió hace una década, se utilice generalmente para tipificar “el esfuerzo por conquistar y controlar pueblos indígenas mediante el uso coercitivo de medios legales.” Que Israel y EE.UU. pongan a los colonizados palestinos en posición de potencia conquistadora, y a los colonizadores judíos de Israel como indígenas da testimonio de la grave preocupación por el peligro de que los mecanismos jurídicos de impugnación representan para los supuestos derechos de Israel.
El discurso de los derechos, en sí diversos y con escaso acuerdo, no es en última instancia pertinente, y se lleva a cabo, o no, en la negociación (o no negociación) del poder político. Esto se manifiesta claramente en la continua insistencia de Israel de que sus supuestos derechos no son negociables. Con la reciente caída del régimen egipcio y la más reciente reconciliación entre Hamás y Fatah, no está claro cómo va a proceder la Autoridad Palestina (AP). El plan de ésta para obtener un reconocimiento más de un Estado palestino en la Asamblea General de septiembre próximo, incluso si tiene éxito, tendrá muy pocos resultados positivos sustanciales y bien podría tenerlos negativos. A menos que la Autoridad Palestina suspenda toda negociación y busque una reparación legal internacional mediante una creciente presión diplomática (sobre todo de los estados europeos y árabes) sobre el gobierno de EE.UU. para que se sume al consenso internacional y deje de vetar las decisiones internacionales, los derechos de Israel seguirán estando protegidos.
Lo que Israel ha estado negociando con los palestinos es la forma, los términos y la medida en que los palestinos deben reconocer sus derechos sin dar pie a equívocos. Es esta realidad la que ha caracterizado las últimas dos décadas de negociaciones con los palestinos. Las negociaciones nunca restablecerán los derechos internacionalmente reconocidos de los palestinos; por el contrario, las negociaciones que los palestinos iniciaron con Israel hace dos décadas son de un tipo en el que una de las partes, los palestinos, debe entregar todos sus derechos reconocidos internacionalmente y reconocer los derechos autoatribuidos de Israel, que no reconoce el derecho internacional o para el caso el de ningún otro país.
Sesenta y tres años después del establecimiento de la colonia judía de pobladores, una acción palestina de este tipo no sólo otorgaría legitimidad internacional a las reclamaciones israelíes, sino que constituiría, en la práctica, nada menos nada menos que el primer reconocimiento internacional de los derechos que Israel se otorga a sí mismo. Israel no necesita renunciar a nada a cambio.

Joseph Massad es profesor asociado de Política Árabe Moderna y de Historia de las Ideas en la Universidad de Columbia en Nueva York. Sus últimas publicaciones son Desiring Arabs, ( University of Chicago Press, 2007) y The Persistence of the Palestinian Question: Essays on Zionism and the Palestinians (Routledge, 2006).


http://english.aljazeera.net/indepth/opinion/2011/05/20115684218533873.html


CRONOLOGÍA BÁSICA DE ORIENTE MEDIO

A raíz de los terribles acontecimientos que están sucediendo en Israel y Líbano, y debido a que el inicio del conflicto me pilló fuera, he estado reconstruyendo los sucesos de las últimas semanas. Siempre que pasa algo así me frustra un poco la gran cantidad de lagunas que tengo sobre la historia y el desarrollo de la situación actual de ORIENTE MEDIO, por lo que me propuse hace unos días desarrollar una CRONOLOGÍA fundamental a golpe de Google para entender qué está pasando y por qué. La idea es que esto sirva un poco para poder hacer un análisis de los acontecimientos recientes en una anotación futura.
Os la pongo a continuación con una doble intención: que si hay alguien más interesado en tapar agujeros lo haga y se saque más partido a mi búsqueda, y en segundo lugar que si alguien tiene algo que corregir, pues que no se corte.
Lo que en un principio parecía sencillo se ha ido enredando mucho, y es que se trata de una realidad muy compleja. He intentado ser muy sintético y objetivo e ir a lo fundamental, y precisamente por eso quizá sea necesario que aportéis algo allí donde haga falta.
Un aspecto que me parecía importante era poder retroceder hasta el comienzo de los acontecimientos (o creencias). Y cuando digo esto, me refiero a retroceder mucho mucho...

1800-1200 a.C. Abraham es llamado por Yavé para abandonar Ur (Mesopotamia) junto a sus seguidores y establecerse en la Tierra Prometida de Canaán. Nace el judaísmo. Abraham tuvo dos hijos: Isaac e Ismael.
Los judíos son esclavizados por Egipto y liberados por Moisés, que les lidera hasta el asentamiento en la Tierra Prometida como pueblo libre e independiente. Se funda Jerusalén como capital espiritual del judaísmo.

ca. 1000 a.C. Reinado de Salomón, hijo de David. Construcción del Templo en Jerusalén, donde se custodiaba el Arca de la Alianza.

587 a.C. Los babilonios conquistan Jerusalén y destruyen el Templo de Salomón. Los judíos son esclavizados por Babilonia y liberados por los persas en 546 a.C. Consecutivamente la Tierra Prometida es dominada por persas, macedonios y seléucidas.

64 a.C. Pompeyo conquista Jerusalén. Los judíos pasan a estar bajo dominación romana, si bien se les permite cierta autonomía religiosa y política.

37-34 a.C. Gobierno de Herodes el Grande, construcción del Segundo Templo.

ca. 4 a.C. Nacimiento de Jesús de Nazaret (del linaje de Isaac y Salomón). Unos 40 años después es crucificado durante el gobierno de Poncio Pilato en las afueras de Jerusalén. Nace el cristianismo.

66 Revuelta de los judíos contra el poder romano. El emperador Tito sofoca la revuelta conquistando Jerusalén en 70 y destruyendo el Segundo Templo. Sólo queda en pie un muro (el Muro de las Lamentaciones), quedando desierta la planta del templo (la actual Explanada de las Mezquitas).
132-135 Nuevas revueltas de los judíos contra Roma. El emperador Adriano toma violentas represalias y acaba con la organización política JUDÍA definitivamente. Los judíos se dispersan por todo el imperio (Diáspora). Se realizan reformas para borrar todo rastro de la presencia JUDÍA en la zona (La provincia de Judea pasa a llamarse Palestina, y Jerusalén es rebautizada como Aelia Capitolina). La población JUDÍA remanente en la zona es meramente testimonial.

313 Constantino I permite la libertad de culto en el imperio (Edicto de Milán)

380 Teodosio convierte al cristianismo en la única religión oficial del imperio (Edicto de Tesalónica). En 395 divide el imperio en dos partes; nace el Imperio Bizantino, que controla Tierra Santa.

571 Nacimiento de Mahoma (Linaje de Ismael, hijo de Abraham) en La Meca. En 612 comienza a recibir las revelaciones que se convertirán en el Corán.

621 Viaje milagroso de Mahoma a la ubicación de la mezquita de Al-Aqsa (en la actual Explanada de las Mezquitas, Jerusalén), desde donde Alá le muestra el Cielo y el Infierno. Se comunica con Abraham, Moisés y Jesús.

622 Huída (Hégira) de Mahoma a Medina. Nace el islam.

632 Muerte de Mahoma. Toda la Península Arábiga ha sido unificada bajo el islam.

639 Los árabes conquistan Palestina expulsando a los bizantinos. Se sacraliza la Explanada de las Mezquitas y se construyen la Mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca en la antigua ubicación del Segundo Templo.

1099 Los cruzados conquistan Jerusalén bajo el mando de Godofredo de Bouillon. Gran matanza de musulmanes y judíos que se queda grabada en la memoria colectiva.

1187 Saladino recupera Jerusalén para los musulmanes.

1228-1244 Último intervalo de tiempo en el que Jerusalén permanece bajo mando cristiano. Los cristianos son definitivamente expulsados de Tierra Santa en 1291.

1453 Conquista de Constantinopla por los otomanos, fin del Imperio Bizantino. Los otomanos conquistan Palestina en 1517. Los judíos siguen siendo una minoría étnica en la zona.

1881 En plena efervescencia de los movimientos nacionalistas, Theodor Herzl orienta el sentimiento religioso judío hacia un nacionalismo político. Nace el sionismo.
Bajo este movimiento se producen las primeras migraciones masivas de judíos a su Tierra Prometida (Aliyah), donde aprovechando su alto poder adquisitivo compran terrenos a los otomanos. A lo largo de los años su número empieza a aumentar y surgen las tensiones con los árabes.
1914-1918 Primera Guerra Mundial. El Imperio Otomano lucha del lado de la Triple Alianza (Alemania, Italia y el Imperio Autro-Húngaro). Los británicos fomentaron la sublevación de los árabes de ORIENTE MEDIO para tambalear el poder otomano (Lawrence de Arabia). Arthur Balfour (ministro británico) propone el establecimiento de un estado judío en Palestina. En el fondo se trata de una maniobra política para que los judíos estadounidenses promuevan la entrada en el conflicto de EE.UU. Victorias militares británicas en ORIENTE MEDIO.
Al terminar la guerra la Sociedad de Naciones divide arbitrariamente ORIENTE MEDIO y lo reparte en protectorados bajo control francés (Líbano) y británico: Siria, Transjordania (actual Jordania) y finalmente el Protectorado de Palestina.

1920-1928 El incremento de la inmigración JUDÍA continúa. Las ventas de los terrenos (a menudo las más fértiles y húmedas) las lleva a cabo una agencia JUDÍA que blinda las propiedades para que sólo puedan ser poseídas por judíos. Estallan disturbios de árabes descontentos.

1929-1935 Los británicos comienzan a expropiar terreno a los árabes para venderlos a los judíos. Estalla una revuelta que acaba con la vida de 133 judíos y 116 árabes. El ascenso del antisemitismo fascista incrementa más aún la aliyah.

1936-1939 Gran Revuelta árabe-palestina contra el gobierno británico y su favorecimiento del sionismo.

En 1939 los británicos abandonan la idea de un estado judío, prohiben la inmigración y restringen la compra de tierras por los judíos. Comienzan a esbozar una política de convivencia mediante la que judíos y musulmanes deben gobernar el conflictivo protectorado que es ignorada por unos y otros.
Estalla la Segunda Guerra Mundial. La prohibición de inmigrar al protectorado se mantiene y muchos judíos que huyen del Holocausto son devueltos a Europa.

1945 Fin de la guerra. El Holocausto sacude las conciencias de todo el mundo. Se funda la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

1947 Ante la imposibilidad de mantener el control en el Protectorado de Palestina y con un aumento constante de la violencia, Gran Bretaña decide retirarse de la región. La ONU establece un plan que divide Palestina en dos estados de extensión comparable (uno para cada etnia) y estableciendo Jerusalén como ciudad bajo mando internacional (Resolución 181).
La Asamblea plenaria aprueba la resolución con el voto en contra de la mayoría de los países árabes. La partición no respeta la mayoría demográfica árabe y otorga los terrenos más fértiles (donde se acumularon los núcleos de aliyah) y algunos lugares estratégicos a los judíos. Estalla la violencia entre judíos y árabes. Los judíos expanden su control más allá de los límites de la resolución 181.

1948 El 14 de mayo (un día antes de que expire el mandato británico del protectorado) se proclama unilateralmente el estado de Israel en todos los terrenos dominados por los judíos en esa fecha. Egipto, Siria, Jordania, Líbano e Irak declaran inmediatamente la guerra a Israel iniciando la Primera Guerra árabe-israelí (Considerada en Israel como Guerra de la Independencia).
En los meses siguientes Israel conquista un 26% más del terreno adjudicado por la ONU. Entre 600.000 y 900.000 refugiados árabe-palestinos emigran a los países limítrofes mientras continuaba la inmigración masiva de judíos, cuyo número llegó a duplicarse en un año.

1949 Armisticio. Todo el terreno del protectorado de Palestina queda bajo control judío excepto la zona oriental de Jerusalén y Cisjordania (bajo control de Jordania) y la Banda de Gaza (bajo control egipcio).

1956 Egipto nacionaliza el Canal de Suez. Por este motivo Francia, Gran Bretaña e Israel entran en guerra con el país, aunque finalmente ceden a la presión internacional y se retiran.

1964 Nace en Egipto la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), un gobierno simbólico de los refugiados que fueron expulsados de sus hogares en la guerra del 48.

1967 Guerra de los Seis Días. La militarización de la Península del Sinaí y el bloqueo de los Estrechos de Tirón son interpretados por Israel como casus belli. Entre el 5 y el 10 de junio el ejército de Israel (liderado por Isaac Rabin) conquista no sólo Jerusalén, Gaza y Cisjordania (los límites del protectorado) sino también la Península del Sinaí (Egipto) y los Altos del Golán (Siria). El día 10 aceptan el alto el fuego de la ONU.
Yasser Arafat se convierte en el líder de la OLP.

1968 La resolución 242 de la ONU insta a Israel a regresar a las fronteras anteriores al 67 y a los países árabes a reconocer el estado de Israel. Ninguna de las partes hace caso de la misma.
La Unión Soviética rearma en secreto a Egipto y Siria. EE.UU. cada vez muestra posturas más cercanas a la política sionista.
Bombardeos de grupos pro-palestinos del sur del Líbano a Israel.
Egipto e Israel mantienen una guerra por el Sinaí hasta 1970 sin variación de las fronteras.

1973 Guerra del Yom Kippur. Como consecuencia de la humillante derrota de los países árabes den la Guerra de los Seis Días, Siria y Egipto lanzaron un ataque sorpresa sobre Israel aprovechando la fiesta JUDÍA del Yom Kippur el 6 de octubre del 73 (supuestamente los soldados estarían ayunando y muchos de ellos de permiso). La rápida contraofensiva israelí rechazó el ataque egipcio y árabe y los judíos avanzaron hasta quedar a 40 km de Damasco y 100 de El Cairo.
A modo de protesta, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decide embargar el suministro de crudo a los aliados israelíes, como los EE.UU., desencadenando una crisis económica mundial.
El Consejo de Seguridad de la ONU (Resolución 338) exige un alto el fuego a petición conjunta de EE.UU. y la U.R.S.S. que se hizo efectivo el 27 de octubre. Como modificación territorial significativa, Egipto recupera el control sobre el canal de Suez. Se establece una “zona de seguridad” en los Altos del Golán.
En diciembre tiene lugar en Ginebra una conferencia de paz que resultó ser desastrosa por no estar invitada la OLP y la ausencia de Siria.
Dada la alta densidad de población árabe en Gaza y Cisjordania, Israel nunca llega a anexionarse estos territorios, sino que los mantiene militarmente ocupados.

1977 El presidente egipcio Anwar el-Sadat visita por sorpresa Israel reconociéndolo implícitamente como estado soberano.

1978 Acuerdos de Camp David. Egipto e Israel firman la paz en EE.UU. Israel acepta abandonar definitivamente el Sinaí y Egipto se compromete a mantenerlo desmilitarizado y a reconocer el estado de Israel. El resto de los países árabes reacciona negativamente a este acuerdo de paz.

1979 Tratado de paz permanente entre Egipto e Israel. Egipto renuncia a la franja de Gaza.

1981 Israel se anexiona la zona de seguridad de los Altos del Golán.
Las milicias pro-palestinas del sur del Líbano atacan esporádicamente a Israel.
Sadat es asesinado durante un desfile militar por grupos palestinos que rechazaban su acercamiento a Israel.

1982 Israel invade el sur del Líbano como respuesta a los ataques que venía sufriendo desde 1968. La OLP se ve obligada a exiliarse a Túnez, para cubrir el vacío se crea Hezbollah, un grupo militar palestino apoyado supuestamente por el gobierno sirio que pretende combatir esta ocupación.

1986 Israel se retira de gran parte del área libanesa ocupada exceptuando una zona de seguridad.

1987 Primera Intifada. Estallido espontáneo de la violencia contenida por los palestinos, que no veían progresar el proceso de autonomía y que durará hasta los acuerdos de Oslo.

1990-1991 Primera Guerra del Golfo. Irak bombardea Israel a pesar de que éste no formaba parte de la coalición internacional. En 1991 tiene lugar una conferencia de paz en Madrid en la que hay conversaciones bilaterales entre las partes implicadas, incluyendo una representación palestina.

1993 Acuerdos de Oslo. Fueron firmados entre Isaac Rabin (presidente de Israel) y Yasser Arafat (líder de la OLP) bajo el patrocinio de Noruega y EE.UU. Puso fin a la Primera Intifada (tan sólo oficialmente) y constituyó un paso muy significativo hacia la paz de la región. Se instituyó la Autoridad Nacional Palestina, que fue reconocida por Israel. Gaza y Cisjordania fueron divididas en tres zonas: unas bajo autonomía palestina (básicamente los centros de población), otras bajo autonomía israelí y otras bajo control mixto. La ANP se comprometió a un cese de la violencia que nunca fue completo.
A pesar de todo, los EE.UU. fracasaron como jueces imparciales del conflicto al mantener el apoyo incondicional a Sharon y cuestionar el liderazgo palestino, por lo que se alzaron muchas voces en contra de la neutralidad de los acuerdos, que favorecían a Israel.
Los palestinos recibieron los acuerdos de forma variada, ya que mientras el partido Fatah los aceptó, Hamas y otros grupos radicales los condenaron, ya que negaban el reconocimiento de la existencia de Israel. El parlamento israelí, por su parte, apoyó los acuerdos por una ajustada mayoría.

1994 Isaac Rabin y Yasser Arafat reciben el Premio Nobel de la paz. Israel y Jordania firman la paz.

1995 Isaac Rabin es asesinado en Tel-Aviv. La muerte de Rabin crispó el ambiente del proceso de paz a pesar de que durante los años siguientes su sucesor, Benjamin Netanyahu, amplió la autonomía de ciertos territorios palestinos.
Los ataques terroristas de grupos palestinos que consideraban los acuerdos de Oslo una maniobra para aumentar el poder político de Israel fueron en aumento.

2000 Retirada de Israel del sur del Líbano. De esta manera pretendían obligar a Hezbollah a cruzar la frontera si querían continuar con los ataques.
Nuevas conversaciones en Camp David entre palestinos e israelíes (gobernados por Arafat y Barak respectivamente) bajo patrocinio estadounidense. No se llegó al acuerdo.
El 28 de octubre, el entonces líder de la oposición de Israel Ariel Sharon visitó la Explanada de las Mezquitas, acto que fue considerado por distintos grupos palestinos como una provocación. De esta forma se desencadena la Segunda Intifada (o Intifada de Al-Aqsa), que sigue vigente.

2001 Ariel Sharon gana las elecciones y se convierte en Primer Ministro de Israel.
Para evitar el terrorismo palestino de la Segunda Intifada, Israel comienza la construcción de un muro que rodea Cisjordania y que es condenado internacionalmente (“Muro de la Vergüenza”), que no se adapta a la “línea verde” de 1967, adentrándose en terreno palestino. Según el gobierno israelí, el muro está siendo efectivo para reducir el número de ataques.
Como respuesta a los constantes atentados de la Segunda Intifada, Yasser Arafat es mantenido bajo arresto domiciliario en Ramallah.

2003 Sharon planea el “Plan de retirada de la franja de Gaza”, con el que se pretendía una retirada civil y militar de Gaza y del norte de Cisjordania.

2004 Arafat, gravemente enfermo, es trasladado a Francia, donde finalmente muere el 11 de noviembre.

2005 Culminación del “plan de retirada de la franja de Gaza”, pese a las dudas iniciales.

2006 El 28 de junio, tropas de Hamas cruzan la frontera de Gaza y secuestran a soldados israelíes, provocando una respuesta militar.
Paralelamente, el 12 de julio, Hezbollah realiza una operación similar. Israel toma represalias ocupando de nuevo el Líbano, desatándose una guerra entre ambos países.

El 13 de mayo de 2011 09:42, ROBERTO MILTON CARRASQUERO escribió éste artículo.

HISTORIA SECRETA DEL OPUS DEI EN EL PERÚ

Por: Román de la Fuente
Publicado en el diario Liberación, Lima 30 de marzo del 2001
http://www.opuslibros.org/prensa/peru_historia.htm


AVISO: Si esta web desaparece MILAGROSAMENTE, se pierde MILAGROSAMENTE o deja de funcionar MILAGROSAMENTE, pensad en "la santa intransigencia" y en los santos tentáculos. En tales MILAGROSOS supuestos, volveríamos en otro servidor y os avisaríamos.

La historia de la penetración política del Opus Dei en el Perú no comienza con Rafael Rey. Empieza en realidad a inicios de los sesentas, con los esfuerzos de tener presencia en los medios de comunicación.
A través de Enrique Chirinos Soto, Arturo Salazar Larraín, Carlos Rizo Patrón y Jacobo Rey -estos dos últimos supernumerarios-, los superiores de la Obra entran en contacto y anudan una excelente relación con Pedro Beltrán Espantoso y Eudocio Ravines, cuya figura sería exaltada años después en el libro El Deportado por Federico Prieto.
Algunos numerarios como Carmela Aspíllaga y el propio Federico Prieto Celi entran al diario La Prensa. Y, además, los del Opus consiguen que Beltrán done en Cañete los terrenos para el Instituto Rural Valle Grande y Condoray, escuela para la formación de las empleadas que atienden sus casas.
Incluso el Opus, apoyado por la gerente de La Prensa, promueve una revista que controla completamente: Informe Ilustrado, cuyo antecedente es la revista ERPA que editaban en Cañete; y cuyo nombre era las siglas de las Escuelas Radiofónicas Populares Americanas promovidas en la sierra de Yauyos por la organización. Las escuelas se transformarían después en Radio Estrella del Sur.
Todo este esfuerzo concluye en 1968, en vísperas del golpe, con la ley que autoriza la creación de la Universidad de Piura. El lobbie del Opus en el Congreso, conducido por un experto español llamado Alberto Moncada, le permite ampliar sus relaciones políticas. Moncada terminaría abandonando el Opus y realizando posteriormente una labor de denuncia.
De estos contactos existiría uno fundamental en Piura: la familia Romero, con quienes compartía orígenes españoles comunes. Y de ella, de manera particular, Dionisio Romero. El Opus Dei obtendría de los Romero en la exclusiva zona de El Chipe, los terrenos para levantar la Ciudad Universitaria, así tomo una casona en el casco urbano de Piura. Con los años el Banco de Crédito cumpliría la labor que desempeñó en España el Banco Popular, como plataforma de financiamiento de la Obra.
Sin embargo, la revolución de Juan Velasco Alvarado y la cancelación política de la oligarquía, frustra esta primera etapa. Compañías como la de Beltrán o Ravines, no eran la mejor tarjeta de presentación.
AMARGA EXPERIENCIA
La época militar es una etapa difícil para el Opus Dei. Por un lado Arturo Salazar Larraín y Federico Prieto Celi, a través de Opinión Libre, tratan de revivir las trincheras de La Prensa y combaten al régimen. Son deportados y la publicación clausurada.
El Opus entiende el mensaje y cierra Informe Ilustrado, guarda perfil bajo, se atrinchera detrás de sus obispos y espera mejores tiempos. Asimismo, se fortalece la labor de Cañete para mostrar un rostro social a la Revolución.
Es en esa época que Ricardo Rey Polis, papá de Rafael Rey y supernumerario, es nombrado rector de la Universidad de Piura. Es necesario un peruano al frente de la institución para preservarla de cualquier asedio castrense. En la actualidad el rector es el español Antonio Mabres.
En el segundo gobierno de Fernando Belaunde, el Opus no comienza de cero. La universidad de Piura se convierte en el gran gancho. Es visitada, por ejemplo, por Mario Vargas Llosa y algunos miembros de la familia Miró Quesada; y empieza así unos contactos que le serán al Opus muy útiles años después. En lo inmediato, el escritor les dedica un reportaje en un programa de televisión que conducía.
Por fin, Federico Prieto consigue entrar al Ministerio de Trabajo, invitado por Alfonso Grados Bertorini. Sin embargo, muy pronto la llegada del APRA frena el proyecto político. En las filas de Alfonso Ugarte sólo contaban con Rodrigo Franco, a quien podrían tolerar como lo hicieron en España con Rafael Calvo Serer, porque lo necesitaban y era la coartada de la pluralidad. Pero su muerte prematura y la resistencia de un partido popular, a un proyecto político esencialmente conservador y autoritario, frustran cualquier posibilidad de penetración.
Como recuerda Francisco José de Saralegui, un ex numerario, que se retiró después de 25 años, en el Opus Dei "se hablaba de libertad política y profesional. De la segunda tengo experiencia personal, pero creo que hay mucho menos libertad en cuanto a opciones políticas. Si los esquemas en que uno vive son autoritarios, inmovilistas y conservadores, sólo con un esfuerzo mental casi esquizofrénico se puede ser, de veraz, socialista o liberal."
Lo sucedido de 1968 a 1980 y de 1985 a 1990 convence al Opus Dei de la urgencia, en un país tan inestable como el Perú, de una penetración más orgánica en el poder político; y la necesidad de contar con un medio de comunicación amigo, sin que pueda ser identificado como del Opus.
Por otro lado, no era sino cumplir lo que establecían entonces las Constituciones del Opus Dei, es decir, el derecho eclesiástico interno por el que se rige, las cuales señalaban en el artículo 202: "Medio de apostolado peculiar de nuestra Institución son los cargos públicos, en especial aquellos que implican el ejercicio de una dirección".
DE VARGAS LLOSA A FUJIMORI
Esta conclusión a la que llega el Opus, cuenta con un liderazgo que la puede impulsar y hacer efectiva: Juan Luis Cipriani Thorne, primero como Vicario de la Prelatura y después como obispo. Considera Cipriani que la situación del Perú es muy parecida a la de la España de los años 50, donde el Opus decidió entrar masivamente en política para brindar seguridad a la labor que realizaban y apoyarla económicamente.
El sacerdote Antonio Pérez, que dirigía en la década del 50 el Opus Dei en España, ha dejado un testimonio impresionante de cómo se planificó y ejecutó la entrada de la organización en el gobierno de Franco (Historia Oral del Opus Dei. Plaza & Janes Editores, octubre de 1987).
En el Perú lo primero era renovar cuadros, porque la figura de Prieto Celi estaba muy quemada. Se movieron contactos y amistades para colocar en el entorno del candidato favorito de 1990, Mario Vargas Llosa, a dos numerarios jóvenes: Rafael Rey y Domingo Fatacciolli. Este último se terminó casando, abandonó el Opus y vive actualmente en Australia.
Por otro lado, la penetración en El Comercio se acentuó. Los graduados en la Facultad de Comunicacicín de la Universidad de Piura entraron a los diversos niveles del diario. Algunos de sus periodistas hacen postgrado en la Universidad de Navarra. El personaje clave en este proceso es el sacerdote numerario Joaquín Diez, que es formalmente e1 responsable de la página religiosa del diario.
El poder del Opus en el periódico se consolida, cuando en alianza con un sector de la familia, aprovechando disputas internas consiguen que los herederos de Racso Francisco Miró Quesada Cantuarias y Francisco Miró Quesada Rada sean separados de la conducción de El Comercio. Los dos son hombres progresistas críticos del Opus.
Producida la victoria de Fujimori, el Opus que ya tiene una cabeza de playa en el Congreso, se mueve en el entorno de Santiago Fujimori, a través de la entonces supernumeraria y actual cooperadora de la Obra de Dios, Martha Chávez. La cual juega en pared con Rey, entonces en el Movimiento Libertad. Después del 5 de abril ambos confluyen, en un apoyo a la dictadura.
Por su parte, Prieto entra al Ministerio de Educación -terreno favorito del Opus- y posteriormente trata de controlar El Sol, desde donde hace una labor desembozada de apoyo al fujimontesinismo.
Para cerrar el círculo del poder el paso siguiente era obtener para Cipriani el arzobispado de Lima y el capelo cardenalicio. Para ello, hay una división del trabajo: Cipriani fortalece sus relaciones con Fujimori; y Rey trabaja a Montesinos. Ambos apoyados por Martha Chávez y del banquero Romero, que como demostró un vladivídeo, mantenía relación permanente con Cipriani. Así se aseguran una mayor influencia del Opus, fuentes de financiamiento y una poderosa protección para sus labores.
En síntesis, todo parecía marchar muy bien para el Opus, que tiene acceso directo a los más altos círculos del poder y de la banca a través de Romero. Cipriani ve confirmada su tesis: la situación es como la España de Franco y el Opus habría hecho bien en apoyar a un régimen que aparentemente tenía muy largo aliento.
UNIDAD NACIONAL
Cuando el fujimontesinismo comienza a desmoronarse, el Opus comprende que es hora de abandonar el barco. Rey empieza a marcar sus distancias, tratando cubrirse con una pátina democrática. Asimismo. con gran sentido de la oportunidad el 28 de julio de 2000, Cipriani denuncia el "poder oscuro". Esa coartada se deshace cuando se le pregunta ¿por qué no lo hizo antes?
Tampoco podía sospechar el Opus que los vladivideos demostrarían que Rafael Rey se había corrompido en el SIN. Incluso, como lo denunció Liberación, el numerario en una actitud poco ética, y abiertamente violatoria de la ley, había intervenido ante Montesinos para que liberara a Higueras, uno de los secuestradores de Mariano Querol, por el hecho de que era piurano y su familia estaba vinculada al Opus.
Juan Luis Cipriani debió haber aprendido de la experiencia de Antonio Pérez, sobre las consecuencias de mezclar a la Prelatura en aventuras políticas con las dictaduras.
Ante la llegada de la democracia para la que no estaba preparado, la única forma que encuentra el Opus para cubrir sus huellas de complicidad con la dictadura -evitando un estigma como el que lo persigue por haber sido una de las familias políticas del franquismo-, fue establecer una alianza con Unidad Nacional. No hay que olvidar que el padre de Cipriani fue fundador de la Democracia Cristiana y del PPC.
Lo que sería bueno saber es con exactitud cuántos más del Opus hay en el entorno de Lourdes Flores. Lo cual resulta especialmente difícil por el secreto con el que manejan su pertenencia a la organización, aunque se conocen algunos casos como el de la mamá de Jaime Bayly que es supernumeraria.
Las primeras Constituciones del Opus Dei eran muy claras. El artículo 190 imponía el secreto: "A los extraños se les oculta el número de los socios y, más aún, los nuestros no han de conversar de estos temas con extraños". La misma idea del secreto se confirmaba en el 191: "Socios numerarios y supernumerarios sepan bien que han de guardar siempre un prudente silencio respecto al nombre de los otros miembros; y que a nadie van a revelar nunca que ellos mismos pertenecen al Opus Dei".
Ante el escándalo que se desató al conocerse estos textos, destinados también a ser secretos, hubo una reforma formal, aunque el espíritu se ha mantenido. La obligación del secreto sólo se ha atenuado, pero no desaparecido.
JAQUE AL REY
Sin embargo, el de Rey no es único caso de miembros del Opus que llegan a corromperse al contacto del poder político y económico. Cipriani antes de impulsar una aventura política autoritaria, debió meditar lo que sucedió con los miembros del Opus involucrados en los casos Matesa y Rumasa en España.
A Rey el Opus lo tiene escondido, no hace campaña, para no llamar la atención sobre su persona y evitar un escándalo mayor, que podría hacer aparecer donaciones no muy santas a las labores de la Obra de Dios. Ante lo que se puede destapar, el caso Higueras sería de poca trascendencia.
También es una estrategia para tratar de que no exista un remezón, de consecuencias impredecibles, que sacuda aún más a la ya de por sí debilitada candidata de Unidad Nacional.
A tenor de las últimas encuestas, parece que la alianza con Lourdes no va a funcionar para cubrir al Opus Dei. La pregunta es ¿qué harán ahora?