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viernes, 20 de abril de 2012

22 DE ABRIL, DÍA MUNDIAL DE LA TIERRA


El Día de la Tierra, 22 de abril, es una celebración anual del medio ambiente que compartimos y el momento de evaluar la labor aún necesaria para proteger los dones naturales de nuestro planeta.

El Día de la Tierra no es una fiesta nacional. Si bien no existe una organización central, muchas organizaciones no gubernamentales trabajan para registrar las miles de actividades locales en escuelas y parques que marcan el día.

El Día de la Tierra afirma que la conscientización hacia el medio ambiente es parte de la consciencia nacional y que la idea de proteger nuestro entorno, otrora el dominio de unos cuantos conservacionistas, se ha movido desde un extremo hasta la corriente central del pensamiento estadounidense.
Esto, claro está, no siempre fue así. En el Siglo XIX los estadounidenses bendecidos con una tierra vasta y rica en recursos naturales, vivían en la creencia que los campos frescos siempre estarían en el horizonte; cuando se agotara el suelo, o los bosques o el carbón en un lugar determinado podrían mudarse a otro lugar. A medida que la industria floreció a principios del Siglo XX, la gente aceptó sin cuestionar que los cielos se obscurecieran por las emisiones de las chimeneas y los ríos se llenaron de desechos industriales. A mediados de los años treinta, y una vez más en los cincuenta, el Río Cuyohoga de Ohio, que nace en el corazón industrial de los Estados Unidos, se encendió por los desechos químicos de las fábricas construidas a lo largo de sus márgenes. Poca gente siquiera lo notó. No hubo protesta pública.
Durante los años sesenta, la actitud pública empezó a cambiar. En 1962, una bióloga marina llamada Rachel Carzon publicó "Primavera Silente", título que se refería a un futuro sin aves y describía en un lenguaje llano los devastadores efectos a largo plazo de los pesticidas altamente tóxicos y otros agentes químicos empleados comúnmente en la agricultura, la industria y el día a día por millones de estadounidenses. El libro sorpresivamente se ubicó entre los más vendidos. En 1968, los astronautas del Apollo, a su regreso del vuelo pionero orbitando de la luna, fotografiaron por vez primera el planeta Tierra en su totalidad. Esta imagen de la Tierra: pequeña, frágil, hermosa y única, rápidamente quedó impresa en la psique de millones. En 1969, el flujo Industrial en el Río Cuyohoga nuevamente provocó un incendio. Esta vez, la reacción del público fue inmediata e intensa. Los habitantes de Cleveland, Ohio, donde tuvo lugar el incendio, se convirtieron en el hazmereír, y la canción satírica "Burn On, Big River, Burn On" (Quémate, gran río, quémate) se escuchó en las radios de todo el país. Ese mismo año, el Congreso de los Estados Unidos promulgó la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA), declarando una política nacional que alentaría la armonía productiva y deleitable entre el hombre y su entorno.
Paralelamente con esta lenta conscientización ambiental, hubo una oposición cada vez mayor a la participación de los Estados Unidos en la Guerra de Vietnam. Las manifestaciones públicas contra la guerra, particularmente las realizadas en las universidades, impulsaron las ideas de que las acciones individuales harían la diferencia, y que los desafíos organizados al status quo que podían cambiar de hecho la política y la conducta pública.
Gaylord Nelson, entonces Senador por Wisconsin y por mucho tiempo conservacionista , fue una de las personas que entendió que los métodos desarrollados para la protesta contra la guerra bien podían ser eficaces en otras esferas. "En aquel momento", escribió Nelson, "había gran descontento en las universidades a causa de la guerra en Vietnam. Se realizaron protestas denominadas clases anti guerra a lo largo de los centros educativos de toda la nación. En un vuelo desde Santa Barbara a la Universidad de California en Berkeley, leí un artículo sobre tales clases, y de pronto se me ocurrió: ¿Porqué no dar una clase nacional sobre el medio ambiente? he aquí el origen del Día de la Tierra"
Asido a esta idea, Nelson regresó a Washington en agosto de 1969 y empezó a promover el Día de la Tierra entre gobernadores, alcaldes de las principales ciudades, editores de periódicos universitarios y, lo que es más importante, en la Revista Académica, que circula en las escuelas primarias y secundarias de todo el país. En septiembre, Nelson anunció formalmente que habría una clase nacional sobre el medio ambiente en la primavera de 1970. Posteriormente narró lo que sucedió a continuación:
"Los servicios por cable difundieron el artículo por todo el país. La respuesta fue increíble. Actuó como los funcionarios que reprimen el crimen organizado. Telegramas, cartas y llamadas telefónicas llovieron de todo el país.
Con la ayuda del personal del Senado, llevé a cabo actividades relativas al Día de la Tierra fuera de mi oficina. Para diciembre, el movimiento se había expandido tan rápidamente que se hizo necesario abrir una oficina en Washington para servir de centro nacional de distribución de información y atender las preguntas y actividades concernientes al Día de la Tierra. A ese punto, contraté a Denis Hayes y otras personas para coordinar el esfuerzo.
El Día de la Tierra alcanzó lo que yo ansiaba. El objetivo consistió en demostrar una inquietud tan grande por el ambiente a nivel nacional, que sacudiera la arena política. Fue una jugada riesgosa, pero funcionó. Unos veinte millones de personas participaron en manifestaciones pacíficas en todo el país. Diez mil escolares y liceístas, dos mil colegios universitarios y un mil comunidades tomaron parte.
Realmente fue una asombrosa explosión popular. La gente se preocupaba y el Día de la Tierra se convirtió en la primera oportunidad que jamás habían tenido para unirse en una manifestación nacional que enviara un gran mensaje a los políticos: el mensaje de que despertaran e hicieran algo.
Funcionó por la respuesta espontánea y entusiasta a nivel popular. Nada igual había ocurrido antes. Si bien nuestra organización en los centros educativos fue bastante buena, las miles de actividades en nuestras escuelas y comunidades se generaron a nivel local. No contábamos ni con el tiempo, ni con los recursos para organizar a los diez mil escolares y liceístas y al millar de comunidades que participaron. Simplemente se organizaron ellos mismos. Eso es lo notable del Día de la Tierra."
Una legislación federal revolucionaria sucedió al éxito del primer Día de la Tierra. En 1970 se creó la Agencia de Protección Ambiental, seguida por la Ley del Aire Limpio, la Ley de Aguas Limpias de 1972 y la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1973. Entre las disposiciones más ambiciosas de estas leyes se encuentra el requerimiento de que los automóviles utilicen gasolina sin plomo, se adhieran a un mínimo de kilómetros por galón de gasolina y se equipen con catalizadores que reduzcan la cantidad de vapores tóxicos emitidos por los tubos de escape de los vehículos.
El Día de la Tierra pareció desaparecer. Aun cuando continuaron las celebraciones anuales, no lograron equiparar el tamaño y entusiasmo del primer año. El Día de la Tierra se había convertido en una reliquia de las protestas de principios de los años setenta.
Sin embargo, el destello de consciencia generado por el primer Día de la Tierra siguió creciendo. Las organizaciones populares, ahora denominadas organizaciones no gubernamentales u ONG, aumentaron en tamaño y poder. Grupos como Greenpeace, formado en Canadá en 1971, adaptó los principios de la desobediencia civil no violenta para crear consciencia pública en torno a la menguante población de ballenas y los riesgos de la energía nuclear. Nature Conservancy, creada en 1951, se rededicó a principios de los setenta a la preservación de la diversidad natural y comenzó a comprar tierra sin desarrollar para la preservación de la naturaleza.
Instituciones venerables como Sierra Club y la Sociedad Nacional Audubon entablaron procesos enérgicos contra compañías de explotación forestal a fin de desacelerar la destrucción de bosques de muchos años. Las organizaciones no gubernamentales, financiadas mediante aportes del público y conformadas por abogados y educadores, así como científicos y naturalistas, se volvieron vigilantes enérgicos del medio ambiente, al tiempo que educaban al público y enjuiciaban a compañías y gobiernos para obligarlos a cumplir con la legislación que regula todo: desde las emisiones de las chimeneas y la calidad del agua, hasta los hábitats naturales de las especies en peligro de extinción.
En sus casas, los estadounidenses, a menudo instados por sus hijos, comenzaron a separar la basura doméstica para el reciclaje. A finales de los años ochenta, se establecieron programas de reciclaje en muchas comunidades. A mediados de los noventa, estos programas municipales ya rendían retribuciones: la cantidad de basura que se vaciaba, en los rellenos iba en notable descenso, y más de 20% de la basura municipal de los Estados Unidos se convertía en productos de utilidad.
Las corporaciones, bastante conscientes de los deseos del consumidor y del marco de referencia de las ganancias, comenzaron a promoverse como acordes al medio ambiente, al utilizar orgullosamente material reciclado en sus empaques y difundir comerciales por la televisión que hablaban de sus logros en la protección de la Tierra. Más importante fue la adopción por muchas empresas de manifiestas prácticas comerciales que aumentaban la eficiencia v disminuían la cantidad de desecho industrial. Estimulado por los consumidores y las ONG, forzado por la ley a cumplir con las normas en cuanto a calidad de aire y agua, y finalmente al percatarse de que los nuevos métodos podrían de hecho ser rentables, el sector privado aceptó su rol en la gerencia ambiental.
En 1990, el Día de la Tierra se recobró. Encabezado por Denis Hayes, organizador principal del primer Día de la Tierra, el del año 1990 fue internacional, y abarcó empresas, minorías étnicas y funcionarios públicos. Más de 200 millones de personas en todo el mundo, diez veces más que en 1970, participaron en actividades que reconocían que el medio ambiente había pasado a ser, finalmente, tema de interés público y universal. El impulso global continuó en 1992 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED), celebrada en Río de Janeiro, Brasil, donde un número sin precedentes de gobiernos y ONG elaboraron documentos claves para el desarrollo sustentable de las economías ahora y en el futuro.
En 1995, presenció el XXV Aniversario del primer Día de la Tierra y fue un momento para evaluar el progreso ambiental del último cuarto de siglo. En los países occidentales, las noticias parecían buenas: el aire y el agua eran más limpios, los bosques se expandían y muchos indicadores ambientales también iban en ascenso. Sin lugar a dudas, la combinación en ocasiones volátil de legislación, juicios entablados por las ONG, educación pública y prácticas comerciales más eficientes, había logrado un efecto notable y positivo en el estado del medio ambiente.
Cuán buenas realmente eran estas noticias dependía de a quién se le preguntara. "Las leyes (del medio ambiente)... junto con innumerables esfuerzos privados alentados por la consciencia ambiental... han constituido un éxito sorprendente", escribió el reportero Gregg Easterbrook en la revista The New Yorker. "Tanto en los Estados Unidos, como en Europa, las tendencias ambientales son, en su mayoría, positivas; y las regulaciones ambientales, lejos de ser pesadas y costosas, han resultado ser bastante efectivas, han costado menos de lo previsto y han fortalecido, no debilitado, las economías de los piases que las aplicaron". La revista Environment, dirigida por una ONG importante, ofreció una evaluación más sombría: "El Día de la Tierra... ni ha generado una ciudadanía permanentemente activa, ni ha transformado el malestar general que socava la fe en la responsabilidad democrática. Aunque el movimiento ecologista ha hecho grandes avances desde 1970, institucionalmente así como en la consciencia pública, la seguridad del medio ambiente, en forma de tratamiento justo y la disposición de necesidades fundamentales para todos, sigue siendo hoy más evasivo que hace 25 años".
El caleidoscopio de actividades planeadas para el Día de la Tierra 1997 refleja esta vigorosa fusión de prácticas democráticas en pro del ambiente. La Universidad Estatal de Idaho en Pocatello, Idaho, está organizando un festival de una semana con una Ecoferia de comida, música y exhibiciones, varios foros (los temas comprenden "Salud ambiental: Calidad del aire y del agua en Pocatello" y "Cómo salvar la Tierra con tecnologías para limpiar el medio ambiente"), programas educativos para niños y adultos, y paseos por parajes naturales. Los estudiantes del Liceo Hermon en Hermon, Maine, realizarán talleres sobre el futuro del salmón atlántico en Maine, visitarán una represa donde se ayuda a esta especie en su trayecto aguas arribas y se le suelta en una corriente local donde se cría con ayuda de los estudiantes.
A mayor escala, el Festival anual del Día de la Tierra del Condado de Contra Costa, celebrado cerca de San Francisco, California, es el acontecimiento más exitoso del norte de California y es financiado con ventas de boletos y donaciones de los medios de comunicación locales, empresas, organismos oficiales y organizaciones no gubernamentales. Este año se presentará música en vivo en tres escenarios, áreas temáticas sobre pronóstico del tiempo, aves en peligro de extinción y automóviles eléctricos, así como cantidad de comida ambientalmente sana. Se espera la asistencia de más de 20.000 personas.
A nivel global, la Asociación Nacional de Parques y Conservación (NPCA) contribuye con los grupos ciudadanos de Estados Unidos y el exterior a organizar eventos de Marcha Pro Parques, que beneficien directamente a sus parques locales, estatales y nacionales. Se organizan caminatas en zonas rurales y urbanas para recabar fondos. El dinero así recaudado se destina a parques locales y proyectos de restauración. Celebrados originalmente en 1990, proyectos pasados incluyen reparación de edificios y senderos históricos, plantación de árboles y jardinería, patrocinio de limpieza de parques y programas de reciclaje, así como adquisición de terrenos para nuevos parques. Los organizadores informan que en la Marcha Pro Parques de 1997 se recaudaron aproximadamente dos millones de dólares para parques de la comunidad, involucraron más de un millón de personas, y fue el acontecimiento nacional más grande del Día de la Tierra. Los 50 estados realizaron marchas y nueve países participaron para un total de 1.200 marchas en todo el mundo: la mayor jamas realizada. Los países que participaron fueron Rusia, Canadá, Arabia Saudita, Costa Rica, Brasil, Argentina, Suecia, Finlandia y España.
El Día de la Tierra, que empezó en 1970 como un movimiento de protesta, ha evolucionado hacia una celebración global del medio ambiente y de nuestro compromiso con su protección. La historia del Día de la Tierra refleja el crecimiento de la consciencia ambiental en el transcurso del último cuarto de siglo, y el legado del Día de la Tierra es la noción inequívoca de que el medio ambiente es objeto de inquietud universal.
"No olviden nunca, si quieren que la nación tome grandes decisiones sobre aspectos políticos, que el pueblo es la fuente del poder. Con él pueden hacer cualquier cosa, sin él, nada". Gaylord Nelson, Fundador del Día de la Tierra
Por Tim Brown - United States Information Agency
Fuente: Secretría de Ambiente y Desarrollo Sustentable
Abril 2005 

domingo, 15 de abril de 2012

¿Qué haría Jesús?

En comunidades cristianas actuales se ha hecho muy popular el slogan entre los grupos de jóvenes cristianos ¿Qué haría Jesús?, e incluso se han vendido cientos de miles de pulseras con las siglas WWJD, traducción del mismo movimiento inglés (What would Jesus do?).
Es un movimiento moralista enfocado a que los jóvenes se pregunten qué haría Jesús en las situaciones cotidianas que se encuentran ellos.El problema es que la mayoría de los jóvenes no tienen ni idea de qué haría Jesús en su lugar en la vida cotidiana, produciendoles estrés y adoctrinamiento: finalmente acaban haciendo lo que el pastor de turno les dice que hagan.Yo creo que lo que realmente haría Jesús es lo mismo a lo que se dedicó cuando estuvo en vida: denunciar la hipocresía de los religiosos.
Denunciar a los religiosos fue lo que hizo que los religiosos le matarán para acallarle. ¿Haremos lo que Jesús hizo? ¿No estamos los cristianos imitando a los mismos religiosos que mataron a Jesús por defender ideas arcaicas en vez de defender las necesidades de las personas?Esta entrada se publicó , el Miércoles, 3 de marzo de 2010 a las 2:56 pm horas y está guardada en Protestante:
http://www.protestante.es/36/que-haria-jesus/

jueves, 5 de abril de 2012

UNA SEMANA SANTA PARA UN CRISTIANO

POR: Alfredo Pérez Alencart
¡No gritemos su Nombre ahuecando su cadáver!

04 DE ABRIL DE 2012
Semana Santa, ¿una procesión de ayes como quien recoge antiguos pasos?, ¿acaso una retahíla de escenificaciones de cartón-piedra, desalmadas, pero exponiendo atavíos, tronando escandalosos metales o la exuberante pesantez que los espectadores esperan?
¿Y al otro lado, por el Evangelio, cómo el entusiasmo celebrante? ¿Sólo oración, sólo discursos pared adentro, sólo descanso para los huesos? ¿Acaso el salir al mundo sea vacacionar, sin mostrar los Hechos, las Epístolas? ¿Críticas feroces al otro miembro del Cuerpo? ¿Autocríticas pusilánimes hacia nosotros mismos? ¡Caramba!
Entonces cabe preguntar: ¿Cuántas barcas llegan a la orilla, tras larga singladura, con la Red llena de peces? Y más todavía: ¿Qué está pasando para que en este ahora ya casi no zarpen barcas? O también: ¿Por qué la Red no se usa ni para retener amorosamente a los peces que saltan dentro de las barcas? Cristo está a lo largo y ancho de Todo lo posible, pues estar con Él resulta una dicha Espiritual cuyo futuro siempre está en el hoy y en el ayer. Pides Luz y, desde un panal enllamarado, nace un horizonte más despejado para ti; pides consuelo y dos manos atraviesan dos milenios para que, con un sudario recién lavado, limpien de lágrimas tu rostro de mortal creyente; pides un abrazo distinto de otros abrazos, y tras sublimes peripecias, el Cristo palmea un poco de sí en tal hombro necesitado.
Viernes Santo… Domingo de Resurrección… Espíritu que del milagro se levanta : todo se comprime en la vida verdadera, en la corpulenta marejada que palmea al viento para ya quedarse siempre, sin pedir permiso. Cristo está en la galaxia de nuestro ser, si somos seguidores suyos, si somos cristianos que reconcentramos la fuerza suprema de sus parábolas, cumpliéndolas al pie de la letra, sin gafas empañadas, sin predilecciones ni discriminaciones de alguna parte del Mensaje y del Ejemplo.
Lo otro es simulacro, idolatría, humo salmodiante donde lo negro prevalece, donde todo es señuelo para aparentar que se virgina la existencia, donde se procesiona embalsamando a un Rabí que no ha muerto.
Lo nuestro es recuperar el asombro: así no nos entusiasmará el mármol o el brillo del oro, esa otra faz de la idolatría que poco cuestionamos, y eso que hay evangélicos que procesionan en pos del dinero y demás prosperidades . El asombro, la generosidad: Así compartiremos las cosas sencillas de un Reino de profundas inocencias, un Reino que está más allá y más acá de la boca y la manzana.
Cristo empieza de ser llorado, alabado desde el amanecer hasta el nuevo amanecer: tambores, homilías, capirotes, indumentarias que semejan tiempos de temor, penitencias vanas… Semana Santa es el Tiempo entero, siempre con temperatura cristiana y sin robarle nada al congénere, sin contiendas al día siguiente del domingo, sin expulsar al extranjero que resucitó del mar y las pateras.
El Cristo nuestro está en el Pez (Ichtus), pues Jesucristo es el Hijo del Dios, nuestro Salvador. Así, con el símbolo del pez, se identificaban esos primeros creyentes perseguidos. Así me identifico yo, ayer, hoy y mañana. Así nos identificamos quienes partimos de la Escritura Sagrada y buscamos practicar el Evangelio. Cristo nos ama a destajo y desea que nuestro corazón se haga Gigante. Cristo camina por el mar , y camina por el huerto de nuestro ser, porque Él es Semilla de semillas. No juguemos a torcer en mil sentidos su Elemental mensaje, donde Dios y el prójimo se tienden las manos como dos enamorados.

¡No gritemos su Nombre ahuecando su cadáver!
¡No lo invoquemos con postizo gesto!
¡No desfalquemos la fe ni la virtud!
¡No caigamos en el luto enorme, contrapunto de la esperanza!


En cuanto a la parte que me toca, digo: Me vivificas (y viceversa) Hermano de flanco sangrante. Me ‘transfusionas’ (y viceversa) Amado galileo, Huésped mío agradecido (y viceversa).
Después de esta Semana, un Pez se viste de mendigo y te seguirá pidiendo que derroches Amor en otras manos pordioseras.

Autor: Alfredo Pérez Alencart
©Protestante Digital 2012

LA CASA DE DIOS ES SÓLO LA CASA DE DIOS

POR: JUAN MANUEL TELLERÍA LARRAÑAGA (·)
Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, con las ovejas y los bueyes, y desparramó las monedas de los cambistas, y volcó las mesas, y dijo a los que vendían las palomas: ¡Quitad esto de aquí, y no hagáis la Casa de mi Padre casa de mercado! (Juan 2, 15-16. BTX)
Jesús no estaba en contra de la libertad de comercio. Digámoslo de entrada para que nadie se lleve a engaño.
Estas palabras suyas que recoge el Evangelio según Juan con ocasión de su visita al Templo de Jerusalén no se refieren a este asunto, ni tampoco ponen en entredicho la legitimidad de las actividades comerciales en cuanto tales. Que quede bien claro: vender ovejas, bueyes o palomas, o incluso cambiar moneda, no tiene en sí nada de indigno ni deshonroso, ni se puede considerar una actividad moralmente reprobable. El gran problema que se le presentó a Jesús es que todo aquello se estaba llevando a cabo en el lugar menos apropiado. Más aún, la función primordial para la que aquel lugar concreto había sido designado y edificado parecía haber quedado olvidada, postergada, relegada a un muy segundo o tercer plano. No nos debe extrañar, por lo tanto, que Jesús, israelita fiel, reaccionara muy desfavorablemente ante aquella profanación del lugar sagrado, incluso con agresividad.
Desde siempre ha habido lectores cristianos del Evangelio que se han sentido molestos ante esta respuesta tan contundente de Jesús a la profanación del Templo de Jerusalén, pero la Palabra de Dios nos ha llegado de esta manera y no hay forma de paliar ni desdibujar lo que se nos describe con unos rasgos tan evidentes. Jesús se irritó sobremanera ante lo que él consideraba una transformación indeseable de la Casa de su Padre en una casa de mercado.
Este pasaje del Evangelio según Juan y sus paralelos sinópticos correspondientes siempre nos han hecho pensar en cómo reaccionaría hoy Jesús si entrara en una de nuestras capillas un domingo. ¿Reconocería en ellas la Casa de Dios, o se llevaría la desagradabilísima sorpresa de encontrarse con un mercado?
Sí, es cierto. Ya no tenemos necesidad de un santuario especial como el Templo de Jerusalén. El propio Jesús nos enseña a adorar a Dios en espíritu y en verdad, y ello puede hacerse en cualquier momento, lugar y circunstancia. Naturalmente que sí. Por eso mismo la Iglesia, el conjunto de los creyentes cristianos, sigue siendo la Casa de Dios, la Casa del Padre. Y por eso también debe tener una idea muy clara de cuál es realmente su misión en el mundo, no sea que, con la mejor de las voluntades, degenere en un mercadillo. ¡Que a nadie se le pase por la cabeza que los sacerdotes del Templo de Jerusalén permitían aquel comercio por pura maldad! Al contrario, todo cuanto se compraba o vendía en aquel lugar, o todo cuanto se cambiaba, revertía directamente en el mantenimiento del culto a Dios. ¿Alguien podría decir que aquello era un mal propósito?
Si escuchamos lo que nos dice el Nuevo Testamento, lo que los Padres de la Iglesia antigua enseñaron en su momento, lo que los Reformadores protestantes recalcaron y lo que tantos creyentes intuitivos han afirmado a lo largo de los siglos, la Iglesia es básica y fundamentalmente una comunidad de adoración. Todos los que por la Gracia de Dios constituimos el Cuerpo de Cristo de que habla el apóstol Pablo en 1 Corintios 12, nos congregamos principalmente para adorar a nuestro Señor, escuchando su Palabra y participando de los sacramentos. Ese loor que tributamos al Padre y al Hijo en el Espíritu Santo es lo que da vida y “color” a la Iglesia, una razón de ser.
Hay quienes se han empeñado en hacer de la Iglesia por encima de todo una entidad evangelizadora, una especie de agencia misionera que convierta al mundo. Ningún cristiano en su sano juicio pondrá jamás en duda el valor de la evangelización o la importancia de la misión. Por supuesto que no. Pero la Iglesia no es simplemente una avanzadilla misionera en medio de un océano de incredulidad, ateísmo o paganismo. Han de existir agencias misioneras, naturalmente que sí, dirigidas y administradas por creyentes llamados a ese sagrado ministerio. Pero no todos los creyentes son misioneros.
En nuestros días están de moda las ONGs. Aunque muchas de ellas sufren en sus propias carnes los “recortes” gubernamentales y ven mermadas sus aportaciones económicas, tanto que incluso más de una ha desaparecido ya, un buen número continúa trabajando y realizando una estupenda labor social. Existen ONGs de inspiración cristiana, y no son pocos los creyentes que se comprometen en este tipo de actividades, por considerar que Dios los llama a un ministerio específico semejante. Sin duda así es. Pero la Iglesia no es una ONG. Nadie puede cuestionar la legitimidad de las labores de ayuda a los desfavorecidos, pero ello no hace de la Iglesia una organización caritativa.
Y por no alargar demasiado nuestra reflexión, solo mencionaremos un ejemplo más diciendo que las relaciones sociales son vitales para el ser humano, y que es muy positivo que todos los creyentes nos movamos en un círculo bien determinado, con el que nos podamos identificar en tanto que discípulos de Cristo, y en el que podamos cultivar amistades e incluso formar nuestras familias. ¡Nadie podría decir que eso es incorrecto! Pero la Iglesia no puede ser un club social, ni una agrupación de amigos que se reúnen una o varias veces a la semana para estar juntos y pasarlo bien simplemente.
Es muy bueno evangelizar, ejercer la caridad con los necesitados y contribuir a una vida social plena y enriquecedora. ¿Cómo no? Diremos más: es imperativo que haya cristianos que reciban de Dios los dones y capacitaciones que les permitan llevar a cabo tales ministerios de forma eficaz. Pero no todos los creyentes pueden evangelizar, ni todos pueden ayudar a otros, ni a todos gustan las actividades puramente sociales. La Iglesia no es una agencia misionera, no es una ONG, ni tampoco un club. La Casa de Dios es Casa de Dios, básicamente casa de oración, como nos recuerda el Evangelio según Mateo 21, 13. Es decir, casa de adoración, donde se reúne la comunidad de creyentes para tributar culto al Señor.
Cualquier otra actividad que suplante a esta fundamental, por buena y loable que sea, convertirá a la Iglesia en una casa de mercado. Por no decir, como la recensión de Mateo, una cueva de ladrones.
Sobre Juan María Tellería Larrañaga (·)

El pastor Juan María Tellería Larrañaga es en la actualidad profesor y decano del CEIBI (Centro de Investigaciones Bíblicas),Centro Superior de Teología Protestante.

ERRORES DE LA CATEDRAL DE CRISTAL: UNA MEGAIGLESIA

Lucas Leys reflexiona sobre los errores de la Catedral de Cristal: “Es el fracaso de un modelo”
¿Porqué Catedral de Cristal se vino abajo? Lucas Leys, revela detalles del fracaso de la mega-iglesia y realiza un completo análisis en su Blog: “Éramos una empresa con empleados y no una comunidad de hermanos siervos”... “Lo mismo que hizo grande a la catedral también fue lo que la arruinó”, sentenció Leys.

Estados Unidos | Jueves 5 de Abril, 2012 | Por NoticiaCristiana.com |
(NoticiaCristiana.com).

En Febrero del año 2009, Noticiacristiana.com informaba el inicio del desmoronamiento financiero que comenzaba a vivir la Catedral de Cristal. En aquella iglesia pastorearon algunos lideres cristianos hispanos y no fue hasta ahora que uno de ellos se refiere directamente al derrumbe de la mega-iglesia.
Muy pocas veces se está en frente de una importante declaración donde se analiza y se expone con argumentos sólidos del por qué una de las iglesias mas importantes de Estados Unidos se vino abajo. Lucas Leys, se atrevió a reflexionar respecto al tema, titulando en su blog: “El Fracaso de la Catedral de Cristal”.
Pero no lo hizo desde afuera, sin saber a profundidad cómo funcionaba Catedral, sino que lo hizo desde el interior, pues él perteneció a la congregación hispana como pastor de jóvenes por 6 años desde el 2002 hasta el 2009.
Cabe mencionar que Lucas, en su análisis no se enfoca en el trabajo que ha hecho Dante Gebel en la congregación hispana de Catedral de Cristal sino más bien en Robert Schuller, por lo que cita según él: “3 errores que se cometieron en la Catedral, que los pastores latinos de las próximas generaciones, DEBEMOS evitar”.

1. Construir templos con el ego y no con la cabeza.
Aquí Lucas, afirma que Schuller, “se dio cuenta que toda iglesia que construye un templo, crece. ¿Y cuál es el problema de eso? Ninguno, si al hacer el templo se presupuesta pensando también en los costos de mantener el templo ¿Por qué? Porque esta es la sorpresa: Cuesta mucho más caro mantener un templo que construirlo y una vez construido ya no hay meta visible y es mucho más difícil motivar a la gente porque ahora hace falta pagar el aire acondicionado, las cuentas de luz y el agua de los baños”.
Desde el mismo punto Lucas, dice que la funcionalidad de Catedral de Cristal era una pesadilla en cuanto a su estructura interior. “Así los problemas seguían y seguían. (y encima Schuller decía que él era un gran arquitecto y la congregación le aplaudía cuando lo decía…)”.
Cabe dentro de este mismo lugar que “el dinero con el que se construía (Catedral) no venía de la congregación sino de ofrendas especiales de gente rica externa que de tanto en tanto le donaba a Schuller. Osea, no había nada de malo en usar esas ofrendas pero es muy peligroso hacer presupuestos millonarios basados en ofrendas esporádicas y no en la congregación estable”.
“Y por último, todo el gasto descomunal en el templo y el campus había causado una cultura de que todo era tan valioso que era inmodificable y hasta sagrado. Aunque no funcionara, al haber costado tanto, no se podía cambiar nada. La congregación estaba para servir al templo y no el templo a la congregación”.

2. Rodearse solamente de chupamedias y practicar el nepotismo
El segundo punto de Lucas causa mucha gracia por el término popular que emplea al decir “chupamedias”, según el líder de jóvenes, en Catedral de Cristal existía o existe aún ese tipo de personas que rodeaba a Robert Schuller.
“El staff de la iglesia le tenía miedo al pastor. Cuando el pasaba o se acercaba todos actuaban como que estuvieran tratando de encubrir algo. Primero lo noté en las secretarias y los servidores pero al ir a reuniones de pastores me di cuenta que también era una cultura. Todos le decían a Schuller, lo que quería escuchar en vez de lo que tenía que escuchar”.
“Yo llegué jovencito y sin conocer demasiado de él, pero la mayoría de los que trabajaban en la iglesia a diferencia de mí, le habían visto lograr tantas cosas a impresionar a tanta gente que le tenían tanta admiración que les había hecho olvidar una premisa bíblica fundamental: todos somos pecadores y nos equivocamos, y el pastor también”.
Otro cuestionamiento que plantea Leys, es que según él cuando la familia Schuller estuvo al frente, el personal se componía de dos tipos de personas: “empleados y familia”, inclusive hasta no cristianos. “Éramos una empresa con empleados y no una comunidad de hermanos siervos”.
“En todos los puestos claves de la iglesia había un familiar y siempre la pregunta que vagaba por el aire era: ¿Está ahí porque es bueno o por qué es familia? y la repuesta se demostró con sus dos sucesores: Su hijo llevó a la congregación de 10.000 a 1.000 en pocos años y luego su hija terminó de rematar el ministerio. (y no es porque no había buenos pastores disponibles que no pudieran hacer el trabajo)”.

3. No invertir en los jóvenes y creer que las estrategias son eternas.
Leys, también toca un punto muy crucial donde él tiene una vasta experiencia y es la del ministerio juvenil, tanto así que dice que la Catedral de Cristal “nunca tuvo un ministerio juvenil sano”, porque “Schuller no se dio cuenta que la congregación iba envejeciendo con él y no se estaba haciendo demasiado para atraer a las nuevas generaciones”.
También, Schuller, no notó la diferencia entre “un templo lleno y una iglesia fuerte”, que careció de “un poderoso ministerio de niños y un estratégico ministerio de adolescentes”. “La congregación no es que solo se fue yendo, sino simplemente «muriendo» y no lo digo en sentido figurado”, dice Leys.
Schuller, pensó que sus estrategias y su modelo de crecimiento de iglesia no necesitaban actualizarse. “El formato de TV que por tantos años fue un éxito, ahora estaba quedando atrás pero el líder estaba convencido que no había nada que cambiar”, así que al final “lo mismo que hizo grande a la catedral también fue lo que la arruinó. La misma persona que la levantó fue la persona que la destruyó”, dice Lucas.
Más al fondo, Lucas, exhorta fuertemente diciendo que muchas congregaciones han sido edificadas “por vanidad y no practicidad”, advirtiendo que hoy las iglesias necesitan personas que trabajen por amor y no por temor, también líderes que se dediquen a servir a la comunidad y no a su prominencia”.
Como Lucas, pensó que las críticas le vendrían por montón, formuló las siguientes preguntas con respuestas:
¿Creo que está mal edificar templos grandes y confortables? Por supuesto que no, y tengo claro que lo que en un lugar y para una congregación puede ser inapropiado puede ser apropiado en otra. Lo importante es que no sea el ego lo que inflame la llama y que siempre se tenga claro que la iglesia está formada por personas y los edificios son solo secundarios.
¿Creo que está mal que una iglesia contrate profesionales e incluya a la familia del pastor? Tampoco. Es lindo ver a familias enteras sirviendo al Señor. Pero no debe ser el pastor quien los elija sino la congregación porque esa es la versión bíblica de cómo se eligen lideres en la iglesia. Y respecto a empleados, qué bueno que tengamos mucha gente a tiempo completo en nuestras congregaciones, pero el pastor tiene que ser proactivo en rodearse de personas que le hablen con plena franqueza sin ningún tipo de temor a ninguna represalia y por eso no puede solamente estar rodeado de personas a las que le paga un sueldo.
Por último: ¿Creo que está mal confiar que las estrategias que nos trajeron hasta acá nos llevarán hasta allá? Definitivamente. Lo que sirve hoy no necesariamente servirá mañana. El único que no cambia es Cristo y lo sagrado es la palabra y la misión pero los métodos deben ser siempre actualizados.
Fama y multitudes no es sinónimo de influencia y vidas cambiadas. El fracaso de la catedral es el fracaso de un modelo y no solamente de una institución o ministerio. Para nosotros, es una advertencia. Que un ministerio sea prospero hoy no significa que lo será mañana.
El artículo de Lucas Leys, fue posteado en su página específicamente en su blog el 2 de abril. Hay una segunda parte titulada: “El Fracaso de la Catedral de Cristal II”, en la que él aclara que su exposición no fue con la intención de atacar el ministerio y desarrollo que tuvo Dante Gebel en Catedral de Cristal a quien lo considera un gran colega y amigo, además que Lucas, cuando se retiró de la mega congregación, le habían pedido que regresara pero él dijo no, y cuando se le pidió que recomendara a alguien no dudó en decir que Dante, era el más indicado para pastorear la congregación hispana de Catedral de Cristal.

Fuente: http://www.lucasleys.com/blog/?p=832

lunes, 2 de abril de 2012

La exigible ejemplaridad de los gobernantes

Cuando la Biblia habla de las cualidades de un cargo público, algo que recalca es su incorruptibilidad, entre otras cosas, sobre las cuestiones materiales
Por: Wenceslao Calvo
29 DE MARZO DE 2012


Las encuestas realizadas en España durante los últimos meses han sacado a la luz la preocupación que constituye para los ciudadanos la clase política, estando, de hecho, entre los principales motivos de inquietud, solo superado por la crisis económica y la falta de trabajo.
Que los gobernados califiquen como problema a sus gobernantes y posibles gobernantes habla elocuentemente de la pérdida de credibilidad de quienes ostentan la representación popular. Muy relacionados con ese desprestigio estarían los casos de corrupción que han llegado a alcanzar a personas en elevadas posiciones, hasta el punto de que destacadas instituciones han quedado dañadas de forma difícilmente reparable.
Es decir, la gravedad del asunto radica en que el descrédito de la persona no se limita a ella misma, sino que se contagia a la institución u oficio que representa.
Ante los notorios y variados casos de corrupción siempre se puede argumentar que la diferencia entre la corrupción en una democracia y la corrupción en una dictadura es que en la primera es detectable y sancionable, mientras que en la segunda no es ni lo uno ni lo otro. Pero ese argumento es un arma de doble filo, porque en una dictadura hay una neta separación entre pueblo y gobernantes, mientras que en una democracia los gobernantes son la continuidad y expresión de los gobernados, de modo que si la corrupción se ha constituido en un problema entre los primeros, es porque es un problema entre los segundos . Por otro lado, el mal ejemplo de los gobernantes influye negativamente en los gobernados, que pueden pensar que si quienes tendrían que ser modelos no lo son, ellos pueden hacer lo mismo. Estaríamos, pues, ante un círculo vicioso o una especie de bola de nieve que va en aumento, con difícil solución.

¿Por dónde empezar a atajar el problema? ¿Por arriba o por abajo?


Si se empieza por arriba sin acometer el problema por abajo, solo estaremos tocando la punta del iceberg; pero si se empieza por abajo sin tocar a los de arriba, estaremos pidiendo a éstos lo que no hacen aquéllos.
Por otro lado, la tarea es de una envergadura tan formidable que sobrepasa la capacidad del estadista más competente, porque la cuestión de la corrupción no se arregla solamente con leyes, que solamente afectan a la conducta externa y por tanto siempre se pueden encontrar vericuetos legales para eludirlas, sino que tiene su sede en el corazón, con lo que estaríamos ante algo que pertenece a la moral y a la conciencia y por consiguiente ante una ley interior que ningún hombre tiene el poder de implantar allí.
No obstante, como nadie es gobernante en contra de su voluntad, desde el momento en que se es elegido para un cargo representativo, automáticamente adquiere una responsabilidad que no tenía antes, lo cual supone que voluntariamente asume que en el desempeño de su función su proceder en el manejo de lo material va a ser ejemplar , independientemente de cuál sea el estado moral de aquellos a quienes representa. Es decir, si bien gobernantes y gobernados están en pie de igualdad ante la ley, los primeros, por causa de su dimensión e influencia pública, tienen un plus de responsabilidad que no tienen los segundos.
Como la tendencia a la corrupción es algo alojado en el corazón humano, se hace preciso que quienes por su posición tienen más posibilidades de ser seducidos por ella, ejerzan una mayor vigilancia, con lo cual los "Padres de la Patria" han de ser escrupulosos supervisores de sí mismos, negándose para sí lo que a otros les sería lícito hacer. Es un riguroso y difícil cometido, pero va implícito en el cargo que prometieron cumplir.
Es por ello que cuando la Biblia habla de las cualidades de un cargo público, una de las cuestiones que recalca es su incorruptibilidad, entre otras cosas, sobre las cuestiones materiales .

'No aumentará caballos para sí...' [i] , esta orden no tiene nada que ver con una prohibición sobre el necesario equipamiento militar de la nación, sino con el capricho personal, que busca satisfacer un deseo de gratificación narcisista. 'Ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia.' [ii] La riqueza personal, nótese el enfático 'para sí', factible de ser lograda por la alta función que se ejerce, queda categóricamente prohibida, ya que es una manifestación de codicia y una invitación a más codicia material; es decir, a mayor corrupción.
En otro lugar se exige como cualidad de los que ejercen cargos públicos 'que aborrezcan la avaricia' [iii] , ya que de lo contrario serán susceptibles de ser sobornados o manipulados en el desempeño de sus funciones, quedando atrapados en las redes de la rapiña. Aborrecer no es una palabra suave, lo que quiere decir que se trata de una clase de personas de elevado carácter moral.
España está sumida en una grave situación económica, entre otras cosas porque cuando hubo abundancia el dinero se dilapidó alegremente, pensando que tal condición sería para siempre. Eso mismo se hizo con el dinero público, que sirvió para alimentar intereses espurios y bolsillos particulares. El resultado, como no podía ser de otro modo, ha sido la precariedad y pobreza generalizadas. Y es que el viejo refrán sigue siendo vigente: La avaricia rompe el saco.

[i] Deuteronomio 17:16
[ii] Deuteronomio 17:17
[iii] Éxodo 18:21

Autores: Wenceslao Calvo
©Protestante Digital 2012

La corrupción humana frente a la justicia de Dios

Escrito el 22 marzo 2012 por Eduardo Delas Segura

BufferEtimológicamente, la palabra “Corrupción” viene del Latín Corrumpere que significa "sobornar”, “falsificar”, “dañar”, “echar a perder”. Está formada por dos raíces latinas Cor y Rumpere que significan Corazón y Romper. Es decir que Corrumpere significaba, para los romanos, romper desde adentro, lo que significa “romper el corazón”.
La palabra “Justicia”, en su origen, tiene que ver con “lo que se hace conforme a derecho”, sin importar quien la ejerce ni a quien se aplica. Por eso, se dice que la justicia es “ciega” (para todos igual) y aparece representada con la imagen de una mujer con una balanza en una mano, una espada en la otra y los ojos vendados, simbolizando que su autoridad es para todos y para todos la misma, sin distinciones.
Así es, pero de verdad y sin fisuras, la justicia de Dios. La práctica del derecho y la verdad sin favoritismos, sin preferencias, de manera imparcial, desde la equidad, la rectitud, la igualdad, la ecuanimidad del único que es así en su carácter y en sus hechos: El Dios Creador. La justicia es el amor que corrige todo lo que va contra el amor.
Cuando pensamos en abordar el tema de la corrupción humana frente a la justicia de Dios, hay algunas premisas erróneas que es preciso evitar:
La de pensar que éste es un tema que la Biblia no trata. Por tanto, hay que guardar silencio sobre él. No hay nada que decir.
La de pensar que, en todo caso lo que las Escrituras dicen tiene que ver exclusivamente con el pueblo de Dios.
La de tratar los temas de la corrupción y la justicia de Dios espiritualizándolos, es decir, manejándolos de tal modo que sólo percibamos en ellos una dimensión “religiosa”, “piadosa” y abstracta, ajena a las realidades sociales, políticas y económicas que nos rodean.

Estas tres premisas son rigurosamente falsas.

En primer lugar, porque las Escrituras no silencian en ninguna parte la corrupción espiritual, moral, política, económica y social de los hombres, por la sencilla razón de que la condición humana es de una sola pieza y en la vida todo importa todo. Así es como Dios piensa, habla y actúa.
En segundo lugar, porque no es cierto (como veremos) que la Palabra de Dios se dirija exclusivamente al pueblo de Dios. Hay muchas naciones en los libros de los profetas a quienes el mensaje/denuncia de Dios llega de un modo claro y contundente.
En tercer lugar, la corrupción y la justicia de Dios poseen una dimensión personal, social, política y económica tan clara y contundente, que por hablar de ellas, denunciando la perversión y las tramas del sistema y defendiendo el derecho, la verdad y la transparencia, los profetas y el mismo Señor Jesucristo estuvieron dispuestos a jugarse su prestigio, su reputación y hasta su propia vida. Por tanto, allí donde el Señor se comprometió con todas sus consecuencias con la justicia, la iglesia no puede callar porque el suyo sería un silencio culpable.

¿Cómo actúa la justicia de Dios frente a la corrupción de los hombres?


La justicia de Dios denuncia la corrupción en todas sus dimensiones:
Violación de los derechos humanos.
Amós 1:6-7,11 – “Esto es lo que dice el Señor. Son tantos los delitos de Gaza que no los dejaré sin castigo. Por haber deportado a poblaciones enteras entregándoselas a Edom… Son tantos los delitos de Edom que no los dejaré sin castigo… por perseguir a su hermano y no haber tenido compasión manteniendo un odio implacable y perpetuo…”
El mensaje profético de Dios a través de Amós, lanza una mirada que pone al descubierto la corrupción de naciones en forma de violencia, crueldad, venganza, odio, tortura, deportaciones masivas de gentes pobres que no tienen dónde ir y son entregados como mercancía a otros países porque nadie les quiere. La ruptura de pactos internacionales[1], el pisoteo de los derechos humanos más elementales y la espiral de violencia sin medida parecen confirmar que la maldad no tiene fin.
Leyendo el profeta Amós, que vivió en el siglo VIII a. de C. tiene uno la impresión de que le están describiendo el relato de nuestros días: Deportaciones masivas, limpiezas étnicas, transgresión del derecho internacional, destrucción de pueblos que parecen no importar a nadie y guerras entre países hermanos sólo justificadas por intereses económicos de terceros.

¿Es ésta la civilización capaz de construir un mundo mejor?

¿O es el mundo de la barbarie, los abusos y atropellos, la corrupción y el desprecio de los derechos humanos?
Dios no es indiferente a todas estas contradicciones y miserias y denuncia la perversión de las naciones. ¡No prosperarán!


La perversión del derecho por parte de los poderosos.

Amós 2:6-8; 4:1-2; 5:7-12 – “… Venden al inocente por dinero, al pobre por un par de sandalias; aplastan contra el polvo al desvalido y no imparten justicia al indefenso… sobre ropas tomadas en prenda beben en el templo de su Dios vino comprado con multas injustas… oprimís a los pobres, maltratáis a los necesitados… Hay de los que cambian el derecho en amargura y arrastran por tierra la justicia… odian a quien pide un juicio justo y detestan al que testifica con verdad… aplastáis al inocente, aceptáis sobornos, atropelláis al desvalido en el tribunal”.
Una mirada cuidadosa al mundo que le rodea, lleva a Amós a denunciar la corrupción y la injusticia, no como una excepción que confirma la regla, sino como una regla, como una constante que se viene repitiendo de manera escandalosa por parte de los que más pueden y más tienen hacia los más débiles y los más pobres. Los grandes y poderosos son dueños de la institución judicial sobornando a los jueces para ganar los pleitos silenciando testigos y pisoteando el derecho de los demás, que acaban creyendo que la justicia es para los que pueden “pagarla”.
El Dios en el que creen los cristianos no está en “las nubes” sentado en una hamaca. Le importan las cosas de aquí abajo[2] y no calla, no vuelve la mirada, ni tapa sus oídos ante las injusticias y la corrupción porque jamás ha sido, ni será cómplice de ellas. El Dios de la Biblia desnuda las tramas de un sistema corrupto y perverso sin ningún miramiento, porque pisotea sin compasión los derechos humanos y aplasta a los últimos. Por tanto, ni la corrupción, ni la perversión del derecho, ni la práctica de la injusticia y las desigualdades sociales podrán ser jamás amparadas y legitimadas en su nombre

La insaciable codicia de “los amos” del sistema.

Amós 3:10; Miq. 3:1-2; 6:9-11; Is. 5:8, 20-21 – “No saben obrar con rectitud, sus palacios están repletos del fruto de su violencia… Odiáis el bien y amáis el mal, arrancáis la piel a la gente y dejáis sus huesos al desnudo… ¿Voy a seguir soportando vuestra maldad y el que os hayáis enriquecido inicuamente…? ¿Voy a dar por buenas las balanza trucadas o la bolsa llena de pesas engañosas… ¡Ay de los que especulan con casas y juntan campo con campo hasta no dejar ya espacio y ocupar solos el país!
De la responsabilidad se ha hecho poder. Del puesto ocupado, prepotencia. De la autoridad, abuso. Del dinero, compra de influencias (clientelismo). Quieren ser los dueños de todo. Hoy diríamos que esos desmanes se encuentran en manos de los que pretenden poseer el monopolio de la política, la economía y las entidades financieras y los medios de comunicación ¿Están hablando los profetas de su mundo, del nuestro, o de todos los mundos posibles instalados en la corrupción, que han olvidado, pisoteado y anulado la justicia de Dios y, por tanto, la justicia social?
El problema último del hombre no es sólo que no practique la justicia. El problema fundamental es de carácter antropológico: Su corazón es injusto, tiende al mal, es perverso.
Jer. 17:9 – “Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”.
El ser humano no sólo hace el mal, sino que además está herido en su centro más personal, es un ser deficitario de justicia propia y abriga un potencial de maldad absolutamente incalculable.

¿Hay alguien en este mundo capaz de encarnar la justicia de Dios, en su vida y en sus obras?


La respuesta a esta pregunta es si: Jesús de Nazaret.
Lc. 4:16-19 – Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor”.

Jesús nos habló con su vida, con sus palabras y con sus obras:

* De la justicia, del amor, de la profunda sensibilidad de un Dios a quien le importa el sufrimiento de las personas en este mundo:
“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4)
* De un Dios que se compromete a favor de la verdad, del derecho, de la igualdad y en contra de los abusos hacia los más vulnerables:
“Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el reino de os cielos” (Mateo 5:3)
* De un Dios distinto del dios/ídolo legitimador de sistemas socio-políticos y económicos perversos e impresentables que pisotean los derechos, excluyendo, marginando y empobreciendo a los últimos, a los más pobres:
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

Las riquezas son un “dios” extraordinariamente seductor que reclama en su altar pleitesía única y absoluta.

* De un Dios que denunció la condición del corazón humano sin trapos calientes y con palabras demoledoras:
“Nada hay fuera del hombre que entre en él que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre”. Si alguno tiene oídos para oír, oiga. (Mr. 7:15-16).
Pero nosotros no quisimos escuchar del Dios hecho hombre la denuncia ensordecedora de nuestras injusticias y pecados, de tal modo que nos descarriamos, cada cual se apartó por su camino, nos resistimos a la voz de Dios, la negamos y amordazamos hasta el punto de que fuimos capaces de silenciarle crucificándole en el calvario. Pero la muerte no le retuvo. Jesús venció con su resurrección a todos los poderes que en este mundo pretendieron someterlo y silenciarlo. Y, hoy, aquí y ahora, su justicia se levanta contra toda la corrupción e injusticia del corazón humano con estas palabras:
Rom. 3:10-12; 5:6-8; Is. 53:5-6; 2ª Co. 5:21 – “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una de hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno…. Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros … Mas él , herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él y por su llaga fuimos nosotros curados… Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.
Para él las heridas, para nosotros la paz. Para él las llagas, para nosotros la curación. Para que, como dice la Escritura:
“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Rom. 10:9)
Este es el evangelio que, aún por encima de nuestra corrupción moral y la injusticia que nos habita, ofrece vida, justicia y salvación aquí, ahora y por toda la eternidad

[1] José Luis Elorza. Drama y Esperanza. Un Dios desconcertante y fiable. Frontera. 2006. 37
[2] Ibid 37

Sobre Eduardo Delas Segura

Eduardo Delás Segura es Pastor la Primera Iglesia Bautista de Valencia. Es Doctor en Teología por la Facultad San Vicente Ferrer (Valencia).