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miércoles, 29 de julio de 2015

¿PESCADORES DE HOMBRES O FUNDADORES DE IMPERIO?

David Stoll, ¿Pescadores de hombres o fundadores de Imperio?


EL ECLIPSE DEL PROTESTATISMO LIBERAL

David Stoll, ¿América Latina se vuelve protestante?

POLÍTICA: PROPUESTA PARA UNA AGENDA FIEL AL EVANGELIO


Por Juan Stam
Debo comenzar con confesar que no simpatizo para nada con partidos políticos religiosos, incluso los mal llamados “democristianos”, que las más de las veces no han sido ni cristianos ni democráticos. La historia de los partidos protestantes en América Central me parece vergonzosa

En Guatemala, un presidente “evangélico” fue asesino y otro (¡un “profeta”!) resultó ser un ladrón descarado. En Nicaragua, el “Camino Cristiano” no era cristiano ni conocía el camino. Ahora su fundador, Guillermo Osorno, después de disolver el partido, se dejó elegir como un congresista más por el Partido Liberal del escandalosamente corrupto Arnoldo Alemán. Y nuestro actual diputado costarricense, el pastor Guyón Massey, ha sido simplemente un voto más en la “mayoría mecánica” del oficialismo, a cambio de privilegios y beneficios.

En Costa Rica la población protestante ha crecido significativamente, concentrada especialmente en las megaiglesias. De los cuatro millones y pico de habitantes, más de medio millón son protestantes, la gran mayoría en congregaciones que no les enseñan a pensar sino que les prohíben toda clase de análisis crítico. Eso produce un bloque electoral muy numeroso de “ovejas domesticadas”, como decía don Pepe Figueres, que van a dar su voto a cualquier candidato protestante. Eso significa que tendremos partidos protestantes para rato.

Los partidos protestantes, especialmente en Costa Rica, han promovido un programa de dos énfasis: primero el aborto y la homosexualidad, y segundo los privilegios de nuestras iglesias (requisitos de salubridad, estacionamiento, etc; beneficios de migración y aduana, etc). Los temas sexuales han sido obsesivos, con argumentos muy generales de poca profundidad bíblica y teológica. Eso ha dado a la iglesia evangélica una imagen dogmática y homofóbica. En cuanto a esos temas, ni hace falta nuestro aporte, ya que son defendidos más que suficientemente por la Iglesia Católica y un sector amplio de la sociedad. Son temas tremendamente politizados, muy buenos para granjear votos protestantes en perjuicio de otros temas más urgentes.
No propongo a nuestros diputados que abandonen esos temas sino que amplíe su agenda para tomar en cuenta “lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe” (Mt 23:23). Desde esa perspectiva, me permito recomendarles algunos temas nacionales que esperan la voz profética de ustedes.
Para comenzar, no es ningún secreto que la corrupción del gobierno es uno de los mayores problemas de este país. 
Hemos tenido dos expresidentes juzgados penalmente y otro fugitivo del país. Hemos tenido el “Memorándum de la vergüenza”, redacto por el vicepresidente de la República y un diputado pariente del señor presidente. Cada semana trae algún escándalo nuevo, pero el gobierno y los medios masivos de comunicación se han dedicado a tratarlo como “escándalo de tres días”, para que el pueblo no lo vea como crisis moral del gobierno mismo. Hasta donde yo sepa, la voz de nuestro diputado actual nunca se hizo escuchar en denuncia profética de tanta corrupción.
Ha habido una gran falta de transparencia y honestidad en nuestros gobernantes
El presidente Arias prometió carros de lujo si se pasaba el TLC y suicidios masivos si se rechazaba. Mintió sobre Cuba cuando dijo que todo opositor al gobierno está en el exilio, en la cárcel o en el cementerio. No sorprende que la falsedad contamina toda nuestra vida política; lo que sorprende es el silencio de los que pretenden representar a Aquel que denunció a los fariseos y purificó al templo de su corrupción. A nuestros diputados electos, les exhorto a exigir del gobierno honestidad y a desenmascarar la falsedad de cualquier fuente que salga.
En el último cuatrienio ha aparecido otro hecho del cual pocos costarricenses se han dado cuenta: el aumento de la represión violenta de la protesta pacífica
El presidente Arias anda con un cuerpo policial numeroso para controlar cualquier brote de oposición. Aumenta el número de retenes en las carreteras, especialmente hacia Limón y otros lugares de conflicto social. Las marchas ahora se topan con barricadas y cantidades exageradas de policías con macanas. En diferentes ciudades del país esto ha llegado a la violencia física contra los que protestaban. Peor aun, en el mismo bulevar de la Asamblea Legislativa la policía atacó a los disidentes hasta enviar a uno de éstos al hospital, dejar a otro sin unas muelas y manchar con sangre la calle del bulevar. Todo esto fue filmado por las cámaras de seguridad de la Asamblea Legislativa
Pese a toda la retórica de “democracia”, Costa Rica se mueve hacia un estado represivo. Es de esperar de nuestros diputados cristianos que pongan mucha atención en este peligroso fenómeno.
Otra área de urgente preocupación para nuestros diputados protestantes tiene que ser la administración justa de los recursos naturales y la conservación del medio ambiente
Los diputados que se proclamen fieles a los principios cristianos deben defender el derecho de Sardinal y otros pueblos al agua, en vez de permitir que el agua se desvíe hacia complejos turísticos y canchas de golf. Otro ejemplo preocupante tiene que ver con la minería de cielo abierto. ¿Dónde estaba nuestra voz profética cuando el presidente Arias declaró dicha explotación en Crucitas como “de interés nacional”? Paradójicamente, José Merino del Río, de Frente Amplio, ha sido mucho más profético sobre estos temas que nuestras iglesias y nuestro diputado.
Otro tema para nuestros diputados: ¡el estado laico
La separación de iglesia y estado es una doctrina histórica de nuestra tradición evangélica, y el artículo constitucional que declara nuestro país oficialmente católico ha sido fuente de discriminación en nuestra contra. Es increíble ahora encontrar al partido cristiano tan plegado al oficialismo, que está defendiendo el status oficial constitucional de la iglesia católica. Espero que nuestros nuevos diputados luchen a brazo partido para eliminar esa injusta discriminación.
A la vez, sería una cosa buena eliminar el juramento en el nombre de Dios. Además de ser una hipocresía que llega hasta la blasfemia, porque muy pocos políticos lo toman con la menor seriedad, tal juramento es contrario a la Biblia. El concepto de “Ha Shem”, el nombre divino, era tan elevado en el pueblo hebreo que jamás se podría tomar tan livianamente; en muchas épocas ni se permitía pronunciarla. Jesús mismo prohíbe jurar ni por eufemismos que equivalen al sagrado nombre (San Mateo 5:34-25; Santiago 5:12). Con eliminar esa hipocresía, nuestro país podría comenzar a ser un poco más cristiano.
Finalmente, como diputados costarricenses ustedes tendrán responsabilidades éticas fuera de nuestras fronteras. Deben estudiar cuidadosamente la situación de nuestro vecino país de Honduras, donde los militares siguen reprimiendo a la Resistencia con toda clase de crímenes. Si ustedes se callan, la sangre estará sobre sus manos.
Si ustedes, hermanos, son fieles en levantar una voz profética en esta tierra, alabado sea Dios. Si no, mejor irse para la casa.

LA MISIÓN INTEGRAL DE LA IGLESIA DE CRISTO

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POR: CARLOS RENE PADILLA

martes, 28 de julio de 2015

RAFAEL CORREA DESATA LAS IRAS DEL LOBBY LGTB

Publicado el 
RAFAEL CORREA
FUENTEhttp://contralaapostasia.com/2014/01/05/rafael-correa-desata-las-iras-del-lobby-lgtb-por-denunciar-el-fundamentalismo-de-genero/

La ideología de género “no resiste el menor análisis. ¡Es una barbaridad que atenta contra todo!””Les respetamos, pero no traten de imponerlo al resto: A los niños hay que dejarlos en paz” Esa ideología es “peligrosísima”: “destruye la base de la sociedad, que es y seguirá siendo la familia convencional”.Defender la familia, rechaza el aborto… “no es de izquierdas ni de derechas”.
“A los niños hay que dejarlos en paz”, subraya el presidente de Ecuador. Rechaza el adoctrinamiento en unos “fundamentalismos absurdos que no resisten el menor análisis académico”, una “ideología peligrosísima que atenta contra todo y destruye la familia, base de la sociedad”.
REDACCIÓN HO.- En su último mitin político de los sábados, el pasado 28 de diciembre, el presidente de Ecuador, Rafael Correa para venir a decir que no se debe educar sobre estos temas en el colegio. ‘A los niños hay que dejarlos en paz’. Comenzaba Correa demandando “un gran cambio cultura para acabar con esa injusticia de género”. En este sentido, empezaba rechazando el feminismo radical: “una cosa es el movimiento feminista por igualdad de derechos, que lo apoyamos de todo corazón; pero de repente hay unos excesos, unos fundamentalismos en los que se proponen cosas absurdas: ya no es igualdad de derechos, sino igualdad en todos los aspectos, que los hombres parezcan mujeres y las mujeres hombres: ¡ya basta!”
Frente al adoctrinamiento ideológico en las escuelas
“¿Ustedes saben lo que se llama ideología de género? -continuaba- Se enseña en algunos colegios y que mantienen algunas asambleístas nuestras. Yo respeto mucho eso. Pero lo que tampoco es correcto es que lo traten de imponer sus creencias a todos, el que básicamente no existe hombre y mujer natural, el que el sexo biológico no determina al hombre y a la mujer, sino las ‘condiciones sociales’.  Y que uno tiene ‘derecho’ a la libertad de elegir incluso si uno es hombre o mujer. ¡Vamos, por favor! ¡Eso no resiste el menor análisis! ¡Es una barbaridad que atenta contra todo! Pero se mantienen en eso. Y respetamos mucho su criterio: pero no traten de imponerlo al resto, y no se lo impongan a los chicos, porque hay gente que está enseñado eso a nuestros jóvenes, y lo que sí les puedo decir es que académicamente son barbaridades que no resisten el menor análisis”.
“Verán que por lo que estoy diciendo voy a ser el carvernícola, que no estoy a la vanguardia del pensamiento civilizatorio…  A otros huesos, cuentos…  Todos luchamos por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero otra cosa son estos movimientos feministas fundamentalistas”, añadía el presidente.
Ideología que destruye la base de la sociedad; la familia
En este sentido, Correa continuaba: “Y les insisto: esa ideología, para mí, es peligrosísima. Les están enseñando a nuestros jóvenes en algunos colegios esa ideología de género, que básicamente dice que no hay hombre y mujer natural, que la naturaleza no determina el sexo, sino los condicionamientos sociales, y que para tener verdadera libertad yo debo liberarme de esos condicionamientos sociales y poder elegir mi género. Eso no resiste el menor análisis. Es pura y dura ideología, muchas veces para justificar el modo de vida de aquellos que generan esas ideologías; les respetamos como personas, pero no compartimos esas barbaridades que no soportan el menor análisis académico y que destruyen la base de la sociedad, que sigue siendo la familia convencional”.
No es cuestión de izquierdas ni de derechas, sino de moral
“Ahora me llamarán conservador, que no soy de izquierdas: si uno dice esas cosas es que ya no es de izquierdas… Si uno no es proaborto ya no es de izquierdas… Eso no tiene nada que ve con derechas,  son barbaridades, son novelerías, son cuestiones morales. La ideología se construye sobre todo sobre cuestiones materiales, de producción etcétera”, afirmaba el mandatario ecuatoriano.
“¿Me van a decir conservador por creer en la familia? Pues creo en la familia, y creo que esta ideología de género, que estas novelerías, destruyen la familia convencional, que sigue siendo y creo que seguirá siendo la base de nuestra sociedad. ¡Que vivan las mujeres, que viva ese movimiento feminista por igualdad de derechos! ¡Pero atentos con esos extremos de que ya no hay hombres ni mujeres naturales, sino que son construcciones sociales”, concluía Correa.
Iras del lobby gay en redes sociales
Estas palabras del presidente Rafael Correa sobre la “ideología de género” han destatado de inmediato las furias del lobby gay en las redes sociales, como en Twitter, donde todo el pasado fin de semana los llamados grupos GLBTI (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexo) han reprochado y arremetido contra el discurso presidencial.Como Pamela Troya, quien junto a su pareja, Gabriela Correa, impulsa el mal llamado Matrimonio Civil Igualitario, no escuchó la sabatina del presidente, le bastaron las publicaciones en Twitter y los mensajes de WhatsApp de un colectivo a través del cual intercambian puntos de vista para reprochar que “el Presidente usó la terminología de fanáticos, como el grupo 14 Millones. La ideología de género es una invención de fundamentalistas”.
Se da el caso de que desde los grupos de presión homosexuales y feministas se trató de vender esta intervención de Correa como una contradicción  en el discurso del presidente de izquierdas, pues estas palabras las pronunciaba Correa cuando tan sólo unos días antes, el 13 de diciembre, se había reunido con ocho representantes del lobby LGBTI en Guayaquil, siendo  la primera vez que un presidente del país protagonizaba un encuentro semejante.  Ahí, Correa  expresó su compromiso de defender los derechos de las personas homosexuales. Pero una cosa es garantizar la no discriminación, que es un derecho de toda persona al margen de sus inclinaciones sexuales y a lo que se refería el presidente con compromisos como los de establecer una comisión para investigar asesinatos contra miembros del colectivo (hay quince contra personas transexuales) o revisar leyes para garantizar que no se discrimine a estas personas en materia de salud, educación o empleo, y otra pretender que el presidente se estuviera refiriendo a unos supuestos derechos que se inventan desde la ideología gay para marcar privilegios a este colectivo y una artificiosa reingeniería social, privilegios y no derechos y que no se ajustan a la justicia ni al bien común.

MISIÓN INTEGRAL DE LA IGLESIA

  1. Introducción
  2. Antecedentes
  3. Conceptos
  4. Bases bíblicas y principios de la misión integral
  5. Misión integral de la Iglesia
  6. Un llamado a practicar el servicio social y la acción social
  7. Conclusión
  8. Bibliografía

Enviado por Josué Gallegos

Introducción

¿Quién soy yo? Jn.1:12 Hijos de Dios; Con una tarea de 1P.2:9; Mat.5:13-14 Anunciar el evangelio del reino de Dios; 2Ti.2:2 discipulando. Y dando.

Antecedentes

  • Realidad actual de la sociedad
Hoy vivimos en tiempos con numerosos desafíos que presenta el siglo presente, donde la postmodernidad presenta el pluralismo, la religiosidad popular, el sincretismo, el emocionalismo, relativismo y otros. Esto ha cambiado la forma de ver el mundo de muchos perfiles.
Las violencias que hoy percibimos no son de esta época sino ya han ocurrido en la historia de la vida en la biblia.
Hoy en la sociedad todo el mundo sabe de Dios y cree en Dios, hoy el hombre esta cansado de vivir y no quiere escuchar sino quiere ver, experimentar en su vida. Las evangelizaciones históricas ya no dan casi efecto, entonces hoy, ¿como debemos presentar el evangelio del Reino de Dios al mundo que no ha experimentado a Jesús en su vida? Y una alternativa puede ser la misión integral.

Se puede verse este perfil a la luz de Lucas10:30
  • Despojaron: una sociedad desnuda, Despojada de sus fuerzas físicas. Hirieron: una sociedad herida todo con la economía, la políticala pobreza.
  • Lo dejaron medio muerto: Juan 10:10 vino a matar robar y destruir.
  • Paso un sacerdote este simbolizaba la religión. El levita pasó pero también lo ignoro este representaba la emoción༯font>
  • Paso un samaritano una sociedad que necesita un próximo, que la atiendaˆue movido a misericordia: Vendó sus heridas y la lavo
Monografias.com
  • Realidad actual de la iglesia con la sociedad.
¿Que aportes da las iglesias evangélicas a la sociedad?
¿La iglesia local que hace por su barrio?
Es lamentable que hoy la iglesia viva en el evangelio incompleto, donde el cristiano se ha apropiado el evangelio para si.
El cristiano hoy vive en la sociedad centrípetamente, algo así como "cristiano a la secreta"
¿Dónde esta de ser Hijos de Dios? ¿Dónde lo pusimos la lámpara del evangelio en nuestras vidas? ¿Acaso lo hemos guardado dentro de nuestros camarotes?, ¿Donde está de ser la sal de la tierra? ¿Dónde esta aquel promesa de ser una bendición?
Amado Hermano seamos cristianos auténticos y vivamos el evangelio completo.
Monografias.com

Conceptos

  • Misión
El vocablo misión significa que alguien es enviado por alguien, viene del latín missio (la acción de enviar), que puede corresponder al griego apostello (enviar). Lo cual quiere decir enviar a alguien con una responsabilidad a un lugar determinado para cumplir con su deber y obligaciones en las tareas encomendadas.
DIOS envió a mesías su único hijo al mundo para redimir a la humanidad de la esclavitud del pecado, de esta manera crear la comunión rota entre Dios y el pueblo.
  • Misión integral
John Stott " Se trata de una expresión abreviada, útil para referirse a un concepto bíblico de lo que Cristo envía a su pueblo a hacer en el mundo... somos enviados al mundo tanto para testificar como para servir...y así como Dios es creador, redentor y Padre que se preocupa por el bienestar espiritual y material de todos los seres humanos y de toda su creación, así también debe ser nuestra misión como iglesia..."[1]
Daniel J. King "La misión integral se hace cuando se da a la gente una visión que lo apasione y se usa una 밡lanca렰ara ayudarlo a avanzar y a tener un aporte significativo en su propia comunidad."[2]
Harold Segura C "Es un enfoque misionero que nos invita a cumplir la tarea por medio de nuestras palabras (lo que enseñamos), nuestra vida (cómo vivimos) y nuestras obras (lo que hacemos para expresar el amor de Dios al mundo).[3]
René Padilla "... es la misión orientada a la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano, incluyendo su necesidad de Dios, pero también su necesidad de amor, alimento, techo, abrigo, salud física y mental, y sentido de dignidad humana"[4]
Por tanto misión integral se define en dos frases PALABRA Y ACCION hecho en realidad

Bases bíblicas y principios de la misión integral

La doctrina y práctica de la misión integral están claras en la Biblia: la adoración a Dios sin compromiso por la justicia es hipocresía que Dios aborrece Is.1.14–17, Am.5.21–24; proclamación del evangelio y obras sobrenaturales sin obras de amor por el necesitado son señales de falsa espiritualidad Mt.7.21–23; 25.31–46 y santidad personal sin serviciosocial es hueca religiosidad Lc.10.25–37.[5]
Jesús resumió los diez mandamientos en dos "Amarás a Dios y al prójimoLc.10:25". El Señor nunca estuvo a favor de los que subyugaban y oprimían a los más débiles, él tuvo compasión de ellos.
¿Que es amar a mi prójimo? ¿Cómo puedo amar a mi prójimo? ¿Quien es mi prójimo? Esta misma pregunta le izo aquel intérprete de la ley a Jesús. Hoy el cristiano se hace la misma pregunta en sus acciones.
Jesús modelo de la mision integral. (Mateo 9:35-10:1)
En la oración sacerdotal Jesús dijo: 뼥m>Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo련Juan 17:18.
Después de su resurrección, la oración se vuelve un mandato misionero: Como me envió el Padre, así también yo los envío련Juan 20:21)
La iglesia primitiva nunca usó el término misión integral, sin embargo la practicó en todas sus dimensiones. (Hechos 4:32-37)
Evangelizaban, tenían comunión unos con otros, adoraban a Dios, eran edificados con la Palabra de Dios y servían con sus bienes a los necesitados. Atendían a las viudas en sus necesidades básicas. (Hechos 6: 1-7) Dorcas es un buen ejemplo de buenas obras y limosnas a los necesitados. (Hechos 9:36)

Misión integral de la Iglesia

La misión integral es una misión global HECHOS 1:8
Nos fuimos a lo último de la tierra y nos olvidamos de nuestra Judea y Samaria, somos el Jonás moderno que no quieren ir a Nínive sabiendo que es un mandato de Dios
Hay u testimonio que cuenta u tal Tony Campolo fue invitado a un barrio de Haití por un amigo, cuando llego vio un barrio sucio, alcohólicos, drogadicción, casas desarregladas, niños sucios, al cabo de unos años volvió y se encontró con otra realidad; todo limpio, sin droga, casas pintadas, etc. Pregunto a su amigo ¿qué paso? Y él le respondió: "el cura infeliz del pueblo se metió con los carismáticos y se puso a cambiar a la comunidad y la gente lo esta siguiendolo a él
  • La Misión Integral de la Iglesia es: Anunciar las buenas nuevas
Lucas 4:18 y 19. El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido ¿Para qué? Para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, pregonar libertad a los cautivos, vista a los ciegos, libertad a los oprimidos y no solo para disfrutar en nuestros cultos
  • Es: Denunciar el pecado y la injusticia
Lucas 3:7, 8ª,10-14 (¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?.) Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo les dijo: el que tiene dos túnicas, de al que no tiene; y el que tiene que comer, haga lo mismo.
  • La Misión Integral de la Iglesia es: Servir al prójimo
Lucas 10: 25 al 37 No hay duda que muchas iglesias no han logrado mantenerse al día con los cambios de esta sociedad postmoderna. Sus cultos siguen siendo los mismos de hace 20 años, pero la gente no piensa y vive como en los años 80, Nuestros jovenes no son los mismos Ellos son de la época DC (Después de la Computadora).

3.2. La iglesia necesita de un crecimiento integral
  • Una iglesia que practica la comunión, crece en compañerismo.
  • Una iglesia que adora, crece en fuerza.
  • Una iglesia que proclama, crece en número.
  • Una iglesia que discipula, crece en profundidad.
  • Una iglesia que practica la responsabilidad social, crece en testimonio. (Rick Warren)

Un llamado a practicar el servicio social y la acción social

El servicio social es brindar asistencia a las necesidades humanas, son acciones generosas, procura de servir a los individuos y familias, son obras de bien.
La acción social busca eliminar las causas de las necesidades o de la pobrezadesarrollo de actividades políticas y económicas, procura transformar las estructuras sociales, y defiende la justicia [6]
Orlado Costas dijo "El contenido de un evangelio sin demandas en términos de justicia, paz y equidad evoca a un Jesús que apacigua la conciencia, con una cruz que no causa tropiezo, un reino ubicado en el más allá, un espíritu privatizado, un Dios de bolsillo, una Biblia espiritualizada y una iglesia escapista. Su meta es lograr una vida feliz, cómoda y exitosa, disponible a través del perdón de una pecaminosidad abstracta por medio de la fe en un Cristoࠨistórico." [7]
  • Dos opciones
Escapismo: Que significa dar la espalda a las necesidades de este mundo, rechazarlo, lavarse las manos como Pilato, es endurecer el corazón al clamor agónico de quienes piden ayuda.
Compromiso: Significa volverse a los necesitados de este mundo, es ensuciarse, gastarse en el servicio y sentir en lo más profundo de nuestro corazón el impulso del amor de Dios.[8]
  • Algunas marcas que deben animar nuestra diaconía
Nuestra sociedad vive una crisis de ética y de valores morales
Agudización de la pobreza
Corrupción e injusticia social
Violencia familiar,
Drogadicciones
Violaciones sexuales.

Conclusión

Para cumplir con la responsabilidadࠤe la misión integral,ࠬa iglesia no necesita, ni el abandono de la evangelización, ni la adopción de una teología liberal o no evangélica.
Los cristianos debemos encontrar la forma de encarnar nuestra fe en la realidad de nuestra sociedad, sin perder nuestra identidad cristiana.
Revisar la forma como se ha venido haciendo la misión, procurar de responder a la nueva realidad que nos presenta el mundo.
La iglesia debe imitar el modelo de misión de Jesús, el cual se enfocó en la satisfacción de las necesidades integrales del ser humano.

"Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio".
(Martin Luther King)

Bibliografía



SAMUEL ESCOBAR Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA IGLESIA

DOMINGO, 29 de abril de 2012

Este fue un espacio para compartir vivencias y recursos durante los Encuentros de Participación organizados por el IBBA (Instituto Bíblico Buenos Aires) y el Núcleo Buenos Aires de la FTL (Fraternidad Teológica Latinoamericana), que se realizaron en Buenos Aires en preparación para CLADE V, el 5º Congreso Latinoamericano de Evangelización, entre el 20/04/2012 y el 23/06/2012.

http://encuentrosdeparticipacion.blogspot.com/2012/04/documento-historico-samuel-escobar-y-la.html

 

DOCUMENTO HISTÓRICO: SAMUEL ESCOBAR Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA IGLESIA


Durante el encuentro del 20/4/12 el Dr. René Padilla mencionó al Dr. Samuel Escobar y su protagonismo en el desarrollo del concepto de Misión Integral. Lo que sigue es la memorable presentación de Samuel en el Primer Congreso Latinoamericano de Evangelización (CLADE I) celebrado en Bogotá en 1969.

Samuel Escobar es catedrático emérito de Misionología en el Seminario Teológico Palmer de Pennsylvania, EEUU; y profesor del Seminario Teológico de la UEBE en Madrid. Samuel nació en el Perú, y es uno de los exponentes de la teología latinoamericana contemporánea. Fue uno de los firmantes de la Declaración de Chicago sobre la Responsabilidad Social Evangélica en 1973, y formó parte de la Comisión de Programa del Congreso de Evangelización de Lausana (1974), habiendo sido uno de los cuatro redactores del histórico Pacto de Lausana. En 1970 participó en la fundación de la Fraternidad Teológica Latinoamericana, organización que busca una identidad evangélica propia entre las teologías de la liberación y la influencia fundamentalista norteamericana, siendo su presidente hasta 1984, en que pasó a serlo de forma honoraria
Es un síntoma de madurez cristiana el hecho de que un Congreso de Evangelización tenga en su agenda el tema de la responsabilidad social de la Iglesia. Se revela aquí un saludable cambio de actitud dentro de las filas evangélicas. Se trata de una toma de conciencia impostergable si es que de veras vamos a cumplir con nuestra misión, con la comisión del Señor, en estas tierras convulsionadas por el hambre, la explosión demográfica, las injusticias sociales flagrantes, la corrupción administrativa y la violencia en sus diversas formas.
El tema es vasto y múltiples sus facetas, pero debemos limitarnos debido al tiempo con que contamos y a la naturaleza de este congreso. En consecuencia, son necesarias dos aclaraciones en cuanto a la presente ponencia.

EN PRIMER LUGAR DEBEMOS HACER PROFESIÓN DE FE EVANGÉLICA Y BÍBLICA.
El autor desea destacar que trabaja dentro de un movimiento interdenominacional que sostiene una base de fe, la cual incluye las doctrinas fundamentales de la fe evangélica. Hasta aquí en América Latina ha habido tendencia a identificar la preocupación por lo social con el liberalismo teológico, o con un enfriamiento en cuanto a la tarea evangelizadora. Debemos de una vez por todas acabar con esa confusión lamentable. Existe suficiente base en la historia de la Iglesia y en las enseñanzas de la Palabra de Dios para afirmar rotundamente que la preocupación por la dimensión social del testimonio evangélico en el mundo no es un abandono de las verdades fundamentales del Evangelio, sino que es más bien un llevar hasta sus últimas consecuencias las enseñanzas acerca de Dios, Jesucristo, el hombre y el mundo, que forman la base de dicho Evangelio. Esta tesis intentaremos desarrollar en el presente trabajo.

EN SEGUNDO LUGAR, NOS HEMOS PROPUESTO PRESENTAR EL TEMA DENTRO DEL CONTEXTO. DE LA EVANGELIZACIÓN Y REFERIDO A ÉSTA.
Debido a ello sólo podremos esbozar algunos problemas y aspectos fundamentales. Sin embargo, es importante destacar que entre los evangélicos existe un malentendido que contrapone evangelización y acción social, como si una excluyera a la otra. Sostenemos que una evangelización que no toma nota de los problemas sociales y que no anuncia la salvación y el señorío de Cristo dentro del contexto en que viven los que escuchan, es una evangelización defectuosa que traiciona la enseñanza bíblica y no sigue el modelo propuesto por Cristo, quien envía al evangelizador.

I. BREVE REFERENCIA HISTÓRICA
El descuido de los evangélicos frente al tema de la responsabilidad social se explica por razones históricas. La mayoría de nuestras iglesias provienen de misiones surgidas en el mundo anglosajón desde el siglo pasado, con un notable incremento luego del fin de la I Guerra Mundial. En algunos casos la teología o más bien la mentalidad pietista de estas misiones llevó a concebir la vida cristiana como separada del mundo. La hostilidad del ambiente católico o semipagano agudizó esta "separación". De esta manera varias esferas de la vida de los creyentes quedaron desvinculadas de su fe. Por otro lado, el rechazo del mundo significó una separación de aspectos importantes de la cultura de su país.1
Pero quizás lo que afectó más nuestra actitud fue la polémica entre fundamentalismo y modernismo desde comienzos de este siglo, y el rechazo del fracasado "Evangelio Social".2 Se llegó a identificar toda preocupación por los problemas sociales y políticos como intento de introducir "el evangelio social", y al final se llegó al punto en que se disculparon la falta de compasión y obediencia como actitudes de "defensa de la fe".
Como Carl F. H. Henry ha demostrado, esto era una corrupción de la lucha evangélica por la ortodoxia, una peligrosa tergiversación de su intento original. Basta una cita para comprobarlo. En el último tomo de la famosa colección de libros i.e. Fundamentals, "libros que jugaron un papel muy importante en la lucha contra el modernismo” el Prof. Charles Herman decía:
Un verdadero Evangelio de la gracia es inseparable de un Evangelio de las buenas obras. No se pueden divorciar las doctrinas cristianas de los deberes cristianos. Con la misma claridad con que define la relación entre Cristo y el creyente, el Nuevo Testamento define la relación entre el creyente y los miembros de su familia, los vecinos en su comunidad y los conciudadanos en su país. Necesitamos poner un énfasis renovado, hoy en día, en las enseñanzas sociales del Evangelio y debemos hacerlo nosotros que aceptamos la totalidad del Evangelio y no dejar que esas enseñanzas las interpreten y apliquen solamente aquellos que niegan lo esencial del cristianismo...
Y agregaba más adelante:
Hay quienes se sienten muy cómodos con lo que consideran predicación ortodoxa aunque saben bien que sus riquezas provienen de negocios sucios y de la opresión del pueblo. La supuesta ortodoxia de tal predicación es probablemente defectuosa en sus afirmaciones acerca de las enseñanzas sociales del evangelio. Se puede ser un bandido y un pirata social y todavía creer en el nacimiento virginal y en la resurrección de Jesucristo.3
Estas son palabras escritas allá por 1911, por un precursor del fundamentalismo bien entendido.
Así pues, las razones históricas explican nuestro descuido pero se impone una toma de conciencia y una corrección. A pesar de ello hay otro sentido en el cual una mirada a la historia nos hará bien. En lo que se refiere a la dimensión social del testimonio cristiano ha habido un retroceso paralelo al crecimiento de las iglesias. Los observadores no evangélicos que procuran interpretar nuestra presencia en América Latina han mostrado que los evangélicos tuvieron inicialmente un impacto social.4 Estuvieron, por ejemplo, a la vanguardia de la reforma agraria en Bolivia; de la atención hospitalaria en ciertas zonas como el área andina; de la educación popular en Argentina, Perú, México o Cuba; de las libertades civiles y en particular la religiosa; de la lucha a favor del indígena y sus derechos, y de varias causas más.
Por un lado ciertas misiones tuvieron un interés definido en la labor social, estableciendo, por ejemplo, colegios cuya fama e influencia son ya parte de la tradición educativa de ciertos países. Debiéramos cuidarnos de la tentación de arrojar la primera piedra cuando se trata de juzgar esa tarea precursora. Por otro lado se puede observar que misiones que no tenían interés en lo social terminaron por establecer instituciones de servicio abrumadas por la urgencia de los problemas que confrontaban. Hasta podría decirse a veces que aun en misiones muy conservadoras sobre este asunto, los misioneros de comienzos del siglo mostraron mayor sensibilidad a las necesidades. Pareciera como si el crecimiento de las iglesias y denominaciones hubiese concentrado la atención en la maquinaria eclesiástica misma, cerrando los ojos ante las necesidades del mundo, acallando la compasión en un típico proceso de aburguesamiento.
Un aspecto más del impacto social del Evangelio fue la subida en la escala social. Se observa en muchos casos que comenzando en los estratos bajos de la sociedad, en el curso de una o dos generaciones, el Evangelio ha producido cierta movilidad social hacia arriba. Es así como el hijo de padres evangélicos casi analfabetos puede llegar hasta la Universidad gracias al cambio que Cristo operó en su padre al convertirse. ¿Hasta dónde han tomado nota las iglesias de esta realidad? De hecho no se ha desarrollado adecuadamente la enseñanza del principio "a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará", en su aplicación a la responsabilidad social del cristiano.
El momento particular en que vive América Latina es un momento de revolución, de rápidos cambios sociales, de transformación. La presión social de las masas marginalizadas que encuentran en los intelectuales y estudiantes sus intérpretes, no ha podido ser acallada ni por todo el aparato militar y policial en nuestros países. La agitación política encuentra en ella un campo fértil para todo tipo de extremismo. Las recetas económicas o sociales contenidas en el credo de nuestros hermanos anglosajones no funcionan en esta explosiva realidad. Esta hora nos toma por sorpresa con preguntas para las que no tenemos respuesta aunque hace rato que debiéramos haber empezado a considerar. El desajuste entre generaciones que aflige a las iglesias más antiguas es una clara muestra que no tenemos respuestas para las preguntas de hoy, y nuestros mejores jóvenes se van a buscarlas en otros lugares.
Aunque sea una caricatura, creemos que es muy elocuente la síntesis que hizo un joven evangélico de la situación.
En el pasado nos han dicho que no nos preocupemos por cambiar la sociedad porque de lo que se trata es de cambiar a los hombres. Los hombres nuevos cambiarán la sociedad. Pero cuando los hombres nuevos empiezan a preocuparse por cambiar la sociedad se les dice que no se preocupen, que el mundo siempre ha estado mal, que nosotros esperamos cielos nuevos y tierra nueva y que este mundo está condenado a la destrucción ¿para qué intentar mejorarlo? Lo malo es que quienes esto enseñan disfrutan muy tranquilos de todas las ventajas que este mundo pasajero les ofrece y las defienden con pasión cuando parecen en peligro.

II. LA MISIÓN DE LA IGLESIA Y EL CONTEXTO SOCIAL
Sin duda que en este Congreso voces autorizadas destacarán los diversos aspectos de la misión evangelizadora de la Iglesia, su urgencia y sus consecuencias. Sin embargo, a riesgo de despertar controversias y siguiendo a la teología evangélica, debemos afirmar que la evangelización es una de las tareas de la Iglesia, que no es la única tarea de la Iglesia y que no termina en la proclamación. La comprensión de la evangelización como tarea central no debiera llevarnos a cerrar los ojos a las otras tareas urgentes: la enseñanza de "todo el consejo de Dios" tendiente a que los creyentes progresen hacia la "madurez en Cristo"; el culto corporativo como expresión de la comunión en Cristo; el servicio mutuo y el cultivo de aquel tipo de relación que hace de la comunidad cristiana una expresión visible de la acción del Espíritu en las vidas de los hombres. Es decir: marturia, koinonia y diaconía. La Iglesia es más que una proclamadora, hábil en la comunicación de contenidos mentales: es la expresión visible de la verdad que proclama.
Uno de los trabajos más valiosos del Congreso de Evangelización de Berlín destacó precisamente esta importante vinculación entre la vida de la Iglesia y la evangelización.
En el Nuevo Testamento la evangelización no parece haber sido nunca una "cuestión debatida". Es decir, no se encuentra a los apóstoles instando, exhortando, regañando, planeando y organizando programas evangelísticos. En la iglesia apostólica la evangelización era algo que se daba por sentado, y funcionaba sin técnicas ni programas especiales. Simplemente sucedía... Brotando sin esfuerzo de la comunidad de los creyentes como la luz brota del sol, era automática, espontánea, continua, contagiosa...San Pablo no exhortaba repentinamente a sus iglesias a suscribirse para la propagación de la fe; le interesaba mucho más explicarles qué es la fe, y cómo deben practicarla y guardarla..."5
Resulta evidente la artificialidad de enseñar técnicas de comunicación del mensaje desvinculadas de un énfasis primero en la vida del cristianismo y el testimonio total de la comunidad cristiana. Y ese testimonio de la comunidad cristiana no se da en el aire, se da en el mundo, en barrios concretos, de ciudades concretas, de sociedades concretas. Se da no a hombres en abstracto, sino a hombres de carne y hueso que viven dentro de determinadas estructuras sociales, que sufren, gozan, se ilusionan y se desilusionan, luchan y esperan.
En cuanto estudiamos el Nuevo Testamento a la luz de su contexto social percibimos la forma en que los autores apostólicos son perfectamente conscientes del mundo en que viven y son bastante precisos en su enseñanza sobre cómo vivir la fe dentro de las realidades y las instituciones de ese mundo. Los pasajes didácticos del Nuevo Testamento cuando no se ocupan de la exposición teológica se ocupan en gran medida de las obligaciones y relaciones sociales de los creyentes. Mucho menos atención dedican, por ejemplo, a los deberes religiosos o al ejercicio de la piedad.6
Es así como moviéndonos alrededor del tema de la evangelización podemos al mismo tiempo examinar las pautas para la realización de nuestra responsabilidad social. Nuestra pauta es Cristo, quien es también nuestro Evangelio, el poder y la sabiduría de Dios para nosotros, el que por su Espíritu mora en nosotros aquí y ahora, en este agitado 1969 en América Latina.

III. EL CAMINO DE LA ENCARNACIÓN
"Como me envió el Padre, así también yo os envío". Comentando sobre la aplicación de estos versículos, en los estudios bíblicos del Congreso de Berlín, el pastor John Stott dijo:
Me atrevo a asegurar que aunque estas palabras representan la forma más simple de la Gran Comisión, son al mismo tiempo las que expresan mayor profundidad, las que nos redarguyen más poderosamente y también, por desgracia, las más olvidadas. En estas palabras, Jesús nos dio no solamente un mandato de evangelizar ("el Padre me envió, yo os envío a vosotros") sino también una norma de evangelización... ("Como el Padre me envió, así también yo os envío"). La misión de la Iglesia en el mundo es ser como Cristo en todo. Jesucristo fue el primer misionero y toda nuestra misión se deriva de El".7
Esta es la verdad maravillosa de la encarnación. Dios se hizo hombre. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Jesús no cumplió su misión desde lejos. Lo vemos como un niño que nace y crece. Como un hombre que vive las peripecias de miembro de una clase social desfavorecida en un país colonizado y explotado. No se trata de un dios disfrazado para hacernos creer que es hombre. El mismo Juan que pone énfasis en su deidad nos describe la realidad de su humanidad. No sería posible su tarea redentora sin esta identificación, este vivir como hombre en medio de los hombres. Amigo de publicanos y pecadores, los recibe, come con ellos, sin intentar defenderse de las consiguientes acusaciones. Es este el Señor que nos envía. Y es así como nos envía.
Enviados por él somos también hombres en medio de los hombres. Vivimos en una sociedad determinada, sometidos a las leyes humanas, a las contingencias y peripecias a que están sometidos todos nuestros conciudadanos terrenales. Aunque la verdad es que tenemos que admitir que hemos cedido muchas veces a la tentación de separarnos de nuestra sociedad y no identificarnos con ella. Todavía no existe un monasterio protestante en América Latina, pero la mentalidad de monasterio sí existe. Hay quienes sueñan con formar "barrios evangélicos" o sistemas de educación en los que desde la cuna hasta la tumba el hijo de creyentes sea protegido del mundo. Decía el pastor Stott:
Yo creo personalmente que nuestro fracaso en obedecer las implicaciones del mandato "así  también yo os envío" constituye la más trágica debilidad de los cristianos evangélicos en el campo de la evangelización hoy en día. No nos identificamos. Creemos tan fuertemente en la proclamación (y muy justamente), que tendemos a proclamar nuestro mensaje a la distancia. A veces parecemos gente que da consejos sobre la seguridad de la playa a hombres que se están ahogando. No nos echamos al agua para salvarlos. Nos espanta tener que mojarnos, además ello implica muchos peligros. Olvidamos que Jesucristo no envío su salvación desde el cielo. Nos visitó con gran humildad.8
Intentemos, por tanto, bosquejar algunas consecuencias del mandato del Señor relacionadas con nuestra responsabilidad social.
1. La Iglesia es un grupo social. El hecho de que es el pueblo de Dios no quita que sea un grupo compuesto de seres humanos, que adopta formas de conducta social y estructuras de relación como las del medio en que vive. Las iglesias pueden por ello convertirse en iglesias de blancos con teología segregacionista, iglesias de clase media con mentalidad y hábitos burgueses. Por ello también pueden convertirse en grupos de presión dentro de la sociedad manipulados para fines políticos. Por ello también pueden convertirse en una especie de "quistes" extraños al cuerpo social en que viven, difundiendo una cultura, formas de vestir o de divertirse extrañas a su medio ambiente. Este es un peligro que va ligado al hecho de que seguimos siendo hombres entre los hombres.
Hay que tomar conciencia de él precisamente para combatirlo. Hay que aprender a distinguir entre lo que es bíblico y fundamental y aquello que es sólo reflejo de la realidad social y cultural. Precisamente el énfasis en lo que es esencial en el llamado y misión de la Iglesia es el correctivo contra el condicionamiento sociológico, pero hay que reconocer que éste existe.
2. Identificación con lo latinoamericano. Por las razones históricas ya mencionadas frecuentemente nuestras iglesias han vivido dentro de una sub-cultura anglosajonizada. Con qué frecuencia hemos observado entre nuestros líderes y pastores un total desconocimiento de la literatura, el folklore y la historia de América Latina. Observadores agudos han señalado el fenómeno de imitación del misionero que lleva a muchos a hablar con los mismos defectos lingüisticos que éste o a opinar sobre economía y política siguiendo servilmente la opinión del misionero. Tenemos que aprender a ser hombres de nuestro pueblo y de nuestra época. No se trata aquí de ese falso nacionalismo, el chauvinismo que utiliza la bandera de lo nacional para cubrir ambiciones egoístas. Se trata de tomar conciencia de que Dios nos ha puesto aquí y ahora.
En la evangelización esto significa que percibimos que los hombres y mujeres que escuchan nuestros mensajes no tienen obligación de entender esos discursos copiados a Spurgeon, Moody o Meyer. Estos grandes predicadores fueron grandes precisamente porque respondieron a la realidad de su tiempo. Copiarlos servilmente es desfigurarlos. Quien haya leído atentamente libros de ilustraciones queda sorprendido por la cantidad de alusiones a Lincoln, Franklin, Washington o los reyes de Inglaterra. Para el evangelizador hurgar en nuestro pasado y en nuestra cultura de hoy es tarea urgente, es responsabilidad social y evangélica. Hablando de la aplicación de este principio al misionero, Eugenio Nida ha dicho:
La identificación que se requiere no es imitación sino una efectiva participación como miembro de la sociedad. Para participar eficazmente no es necesario negar la herencia cultural propia "lo que en verdad es imposible aunque se proponga uno hacerlo" sino emplear ese caudal en beneficio de toda la comunidad a la que uno se ha integrado.9
Y esto nos lleva a un nivel más profundo de la identificación.
3. El Evangelio no es una ideología de la clase media. Si miramos atentamente la estructura social latinoamericana, notamos de inmediato que hay algunas capas que no estamos tocando con el mensaje de Jesucristo: la aristocracia terrateniente o la alta burguesía industrial, las edites culturales ("intelligentsia"), los obreros organizados, ciertos sectores amplios del estudiantado y las masas campesinas. Somos o nos volvemos rápidamente iglesias de clase media con mentalidad de clase media.10 Me atrevería a afirmar que inclusive iglesias que sociológicamente no son de clase media, desarrollan una mentalidad de clase media.
Hubo un momento en América Latina en que se pensó que las clases media tenían un papel clave para el futuro. El curso de los acontecimientos ha producido un desengaño en este sentido. Por un lado la clase media es un sector no muy grande de la población: 13% en Bolivia, 15% en Brasil, 39, 7% en la Argentina, 31% en Uruguay. Por otro lado ha optado por un camino de dependencia mental y estructural de las oligarquías a tal punto que un observador otrora entusiasta (1955) del papel de la clase media escribe menos de una década después (1964): "La clase media es cada vez menos un factor de cambio social y entra a formar parte de la vasta parasitología latinoamericana".11 Serán otros los grupos o clases sociales que promoverán el cambio. Y precisamente a ellos no está alcanzando el mensaje del Evangelio. ¿Por qué?
Predicamos un mensaje que llama a los hombres al arrepentimiento y a la nueva vida en Cristo. Nuestros sermones y tratados piden a los borrachos que dejen el alcohol, a los ladrones y delincuentes que dejen la mala senda, a los hijos desobedientes que respeten a sus padres. Prometemos a los neuróticos que encontrarán paz espiritual y a los desequilibrados psíquicos que hallarán la fuente de la tranquilidad. ¿Y qué dice nuestro mensaje a los explotadores de los indios, a los capitalistas abusivos, a los policías venales y corruptos, a los políticos sucios? ¿De qué se tienen que arrepentir los "bueno muchachos" (es decir los "jóvenes ricos") de nuestras iglesias? ¿No es un pecado, o la manifestación del pecado, esa indiferencia cómoda ante el sufrimiento de las masas de nuestro continente o de ciertos sectores olvidados? Se han puesto de moda los "desayunos presidenciales" y las reuniones con autoridades. ¿Han alzado alguna vez los evangélicos una voz profética en ellos? ¿No estamos más bien procurando granjearnos las riquezas y privilegios de corazones no arrepentidos entre los poderosos, garantizándoles que el Evangelio producirá obreros que no hagan huelga, estudiantes que canten coritos en vez de pintar paredes con lemas de lucha social, guardianes de la paz al precio de la injusticia? No nos extrañe entonces que aquellos corazones sensibles al dolor de nuestro pueblo, a la miseria, a la injusticia, en vez de ser agitados por el mensaje revolucionario de Cristo que cambia el corazón más negro, se vayan tras los agitadores de cualquier ideología de moda. No nos extrañe entonces que en ciertos países tantos jóvenes evangélicos se hayan hecho guerrilleros y no quieran saber nada más con la Iglesia. ¿Sobre quien caerá la sangre de ellos?
Un ejemplo más de nuestra falta de presencia y encarnación en toda la realidad latinoamericana es nuestra actitud ante el problema de la población. El hambre y el sufrimiento tienen que ver con el crecimiento pavoroso de la población. Pero ésta no es la única causa, si somos honestos. Es también la pésima distribución de la riqueza y la estructura injusta. Muchos evangélicos se han embarcado con entusiasmo en los programas de promoción del control de la natalidad, como forma de labor social. Ello es loable en mi opinión. Pero sería bueno ver igual entusiasmo para combatir las otras causas del hambre. No lo vemos. Creo que la razón es simple. En el control de la natalidad son "los de abajo" los afectados. Si se molestan no nos inquieta mucho. En el caso de la distribución injusta de la riqueza o de las estructuras obsoletas, nuestra acción o nuestra opinión molestaría a "los de arriba". Hemos hablado y escrito acerca de Juan Hus o de Juan Wiclif, precursores evangélicos de la Reforma. ¿Nos hemos dado cuenta hasta qué punto la labor evangélica de estos hombres estuvo vinculada a ese sentimiento nacional (inglés y bohemio) que luchaba contra el imperialismo de aquellos días? ¿Por qué el mensaje de ellos arraigó entre las masas? No era un evangelio descarnado.
Con todo esto no queremos decir que sea pecado pertenecer a la clase media. Queremos decir que el mensaje de Cristo no puede ser reducido a las preferencias, conveniencias e intereses de la clase media. Nuestra "encarnación" en la totalidad de la sociedad latinoamericana nos llevará a sentir el inconformismo de los estudiantes, el ansia de justicia y pan de los campesinos y obreros, el antiamericanismo de las élites cultas. Porque por todos éstos también murió Cristo, porque no podemos admitir que están "sociológicamente predestinados" a no oír el Evangelio.
4. El Evangelio no es un programa social y político. No se trata, entiéndase bien, de que las iglesias evangélicas tienen que proponer a la América Latina un programa político. No es esa su misión. El mensaje de salvación debe llegarle a cada uno en su circunstancia mostrando cómo el pecado afecta todas las esferas de la vida y las relaciones entre los hombres. El mensaje también debe demostrar cómo la entrega personal a Jesucristo transforma la vida de cada uno, de modo que los efectos de la conversión son visibles en la sociedad en que el creyente vive. ¿De qué quiere salvarme Jesucristo y para qué? Esto sí lo tienen que predicar bien claro los evangélicos, en buen castellano, en lenguaje asequible, no en la jerga propia de alguna secta esotérica.
Al predicar, Juan el Bautista (Lucas 3:8-14) exigía evidencias del arrepentimiento antes del bautismo: "Pórtense de tal modo que se vea claramente que han cambiado de actitud...", y luego era muy concreto en cuanto a lo que cada cual debía hacer. A unos militares interesados les dijo algo que sonaría muy adecuado a nuestro tiempo: "No le quiten nada a nadie, ni por amenazas ni acusándolo de lo que no ha hecho; y confórmense con su sueldo". El Señor Jesús fue igualmente concreto en sus demandas a aquellos a quienes llamaba. Las epístolas son notablemente claras también. Santiago es muy preciso en sus indicaciones a esa incipiente clase media a la que dirigió su epístola. ¡Qué abstractas suenan a veces nuestras versiones del Evangelio!
He visto recientemente despertar la conciencia social y política en algunas misioneras argentinas que fueron al norte de su país a vivir en medio de los indios para llevarles el mensaje de Cristo, No se han dedicado a hacer política en el sentido tradicional del término, pero han tenido que revisar sus conocimientos de educación cívica, hablar valientemente con las autoridades, predicar en contra de la discriminación, comenzar una pequeña industria. Mi propia congregación otrora típicamente impermeable a la dimensión social del Evangelio ha vibrado al oír lo que está pasando. Creo que también recientemente algunos entienden el porqué de la labor social de los misioneros británicos que desde hace tiempo trabajan en una zona cercana, el porqué no es posible ir, abrir un local y ponerse a recitar textos conforme a las mejores reglas de la hermenéutica.
Así pues, si la Iglesia lleva hasta sus últimas consecuencias el ejemplo de Cristo en la encarnación, no podrá menos que hacerse consciente del contexto social y político dentro del que se mueven los que escuchan el mensaje, predicará un mensaje pertinente, dejará de ser un club de gente feliz de clase media, dejará de ser un monasterio o un quiste cultural extranjerizante.

IV. EL CAMINO DE LA CRUZ: ENTREGA Y SERVICIO
"El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:27). El amor de Dios no se conoce sólo en la encarnación de Cristo, en su venida a morar entre los hombres. Su obra aquí termina en la cruz, en el sacrificio expiatorio para la salvación del hombre pecador. Esto también es parte central del Evangelio. El camino de la exaltación que da a Cristo el Señorío final pasa por la humillación y el sacrificio de la cruz. Hay un camino semejante para el discípulo de Cristo, para el enviado como Cristo. "En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?" (1 Juan 3:16-17). Sobre esto comenta Stott en Berlín:
...desde luego que la muerte vicaria de Jesús en su significado expiatorio fue algo absoluto y único. Sin embargo, hay un sentido secundario en el que nosotros también somos invitados a morir en favor de la misma gente que queremos servir. No es hasta que el grano muere que lleva fruto...Hemos de estar dispuestos a ofrecer nuestras vidas a los demás, no sólo en martirio, sino también en un servicio de sacrificio y negación...12
Es interesante que el contexto en el que Jesús define su vida como una misión de servicio que culmina en la muerte sea un contexto referido al poder y el prestigio. Algunos ven a la Iglesiacomo una potencia política o quieren transformarla en ello. Es una tentación antigua y hemos de estar en guardia contra ella.

1.      PODER POLÍTICO Y ESPÍRITU DE SERVICIO.
El Reino de Cristo no es de este mundo. No es un reino que se impone a los hombres luego de haber conquistado el poder político. La Iglesia de Roma es fundamentalmente la que ha sucumbido a la tentación de crear una "sociedad cristiana" desde arriba, conquistando el poder político. América Latina tiene una triste historia de alianzas entre el poder político y la religión, y hay muchos que sospechan que tras el izquierdismo de los "nuevos católicos" hay, una vez más, la vieja tentación de promover la revolución para luego cabalgar sobre ella. Los evangélicos están cayendo en la misma tentación por dos vías diferentes.13
Primero, la vía del extremismo de izquierda que en ciertos sectores del protestantismo latinoamericano dice que hoy ya no es necesario predicar el Evangelio, que lo más importante es hacer la revolución izquierdista, que esa es la forma de ser cristiano hoy. Tras esta posición hay errores teológicos y políticos de fondo. Segundo, yerran también los que afirman que mientras sean una pequeña minoría los evangélicos nada pueden hacer en el campo social o político, y que por ello ahora hay que dedicarse a predicar, hasta que seamos una mayoría que se imponga es decir que imponga una "política evangélica" por el peso de los votos. En ambos casos se busca simplemente el acceso al poder y no se concibe una vía de acción que no suponga primero la toma del poder.
Esta misma tentación ha llevado a veces a los evangélicos a "hacerle el juego" a la derecha oligárquica. En ciertos países la Iglesia de Roma tiene sectores izquierdistas muy activos. Ello los está poniendo en abierta oposición con regímenes conservadores, que en algunos casos han llegado a la abierta ruptura. Tales regímenes en su deseo de probar que son "occidentales y cristianos" empiezan entonces a cortejar a los evangélicos, a mandar generales o funcionarios a los cultos, a ofrecer ventajas a los otrora despreciados protestantes. Los evangélicos no debieran dejarse manejar ni prestarse a juegos políticos de este tipo. Pero a veces la ingenuidad o el deseo de prestigio los llevan a un regocijo indiscriminado ante tales "aperturas". Otras veces es ese infantil anticomunismo que lleva a cerrar los ojos ante la miseria y la injusticia, y a sospechar de todo el que habla de cambios.
El camino de Cristo es el del servicio. Su muerte nos lleva también a la muerte a quienes creemos en él. A la muerte y a la nueva vida (Romanos 6:1-14; Colosenses 2:9-23; Gálatas 2:20). Esa nueva vida significa una actitud nueva ante Dios y el prójimo, una nueva manera de ver las cosas. El hombre salvado ha empezado a vivir una nueva vida que no es más la de un "hombre lobo del hombre", egoísta e interesado en su propia felicidad, su propio bienestar, su propia "salvación". Tenemos que profundizar más en la dimensión total del cambio que Cristo opera. Nuestro Evangelio es falso si da a entender que, luego del encuentro con Cristo y la conversión, el propietario sigue haciendo lo que le da la gana con su propiedad, el capitalista deja de fumar o ser adúltero pero sigue explotando a sus obreros, el policía reparte nuevos testamentos en el cuartel pero sigue torturando a los presos para arrancar confesiones, los jóvenes revoltosos se convierten en buenos chicos que terminan pronto su carrera para poder casarse y dar su diezmo, para que la Iglesia pueda edificar un templo lujoso con aire acondicionado, alfombras y cortinas de terciopelo.
Cristo no vino a predicar una revolución armada para romper las estructuras injustas. Pero esperaba de sus discípulos una conducta revolucionaria caracterizada por el espíritu de servicio y sacrificio. Tal cosa sólo es posible si el hombre permite que Dios lo cambie, si se convierte. No convirtamos el Evangelio en un método para "ser feliz y vivir sin preocupaciones".

2.      LAS MÚLTIPLES OPORTUNIDADES DE SERVICIO.
Las tremendas necesidades de todo orden en nuestras tierras presentan múltiples oportunidades de servicio. En los campos de la educación, la salud, la atención a sectores marginalizados, la ayuda técnica y otros mil, los estados latinoamericanos no están en condiciones de atender adecuadamente las crecientes demandas de la población. A nivel personal o de grupo basta simplemente dar una mirada alrededor para verlo, en todo país y sociedad.
El servicio en sentido cristiano tiene casi siempre carácter sacrificial. No se trata de esperar a que nos sobre para dar. Se trata de dar la vida misma, lo que es parte de uno, "gastarse" en términos paulinos. Y se trata de un dar inteligente, de un servicio a la medida de las propias posibilidades y de las necesidades. Ha llegado la hora de que los evangélicos estudian cooperativamente las necesidades en su país y luego hagan inventario de sus recursos y de cómo unirlos para servir mejor. Este carácter sacrificial e inteligente del servicio es parte de la madurez espiritual a la que hay que aspirar. Las nuevas generaciones evangélicas deben ser desafiadas en sus iglesias a darse a una vida de servicio, a recordar que mucho han recibido y mucho se les demandará. Esto significa que una parte importante de la "preparación" y "entrenamiento" de nuestra juventud, para la vida cristiana, será conocer las necesidades de su propio país a las que ellos pueden acudir con el apoyo de sus congregaciones, o en una selección adecuada del lugar donde ejercitarán su profesión u oficio.
El servicio no siempre tiene el carácter "asistencial" a que hasta aquí hemos hecho referencia. Campos como el de la información, el periodismo, la interpretación de las noticias, la actividad editorial, la docencia universitaria, no han sido adecuadamente explorados por los evangélicos como campos de servicio. El orientarse sólo hacia carreras que son económicamente ventajosas (actitud muy burguesa, por cierto) ha impedido que se vea una contribución creadora de los evangélicos en tales campos. Sólo un espíritu de servicio puede orientar vocaciones hacia esas labores.

3.      DIMENSIÓN SOCIAL DEL SERVICIO.
Hay dos conceptos básicos que deben ser ventilados a este respecto. En primer lugar el hecho de que vivimos en una sociedad más compleja, mucho más poblada y radicalmente diferente de la sociedad en que vivieron Jesús y los apóstoles, o de la del Antiguo Testamento. Nuestra interpretación de la Escritura entonces tiene que tomar en cuenta esa diferencia y entender lo que significa la obediencia a la Palabra en el contexto latinoamericano de hoy. Esto quiere decir que hoy en día, "dar de comer al hambriento" puede significar no sólo dar un pan a un mendigo sino también introducir técnicas modernas de cultivo del trigo en una comunidad campesina de los Andes. Quiere decir que "dar un vaso de agua" puede significar para un grupo de universitarios evangélicos instalar un pozo artesiano o un sistema de riego en un pueblo de la selva del Brasil. Esto quiere decir también que en la Biblia no están las respuestas particulares para los complejos problemas de una sociedad industrial o preindustrial como las nuestras. Parte del servicio cristiano puede ser precisamente explorar las posibilidades que la técnica y la ciencia van poniendo a nuestra disposición. Poner los adelantos técnicos en manos de los necesitados es también una forma de servicio cristiano, ¿por qué no?
En segundo lugar es fundamental que entendamos que la sociedad es más que la suma de individuos. Es ingenuo afirmar que sólo basta con tener hombres nuevos para que haya una sociedad nueva. Verdad es que todo hombre nuevo debe hacer cuanto esté a su alcance para que el mensaje transformador de Cristo llegue a todos sus conciudadanos. Pero también es verdad que precisamente los hombres nuevos necesitarán a veces transformar las estructuras de la sociedad a fin de que sean menos injustas, a fin de que hagan menos fácil la maldad del hombre para con el hombre, la explotación. La lucha contra la esclavitud, por ejemplo, en la cual los evangélicos tuvieron parte destacada14 tuvo por un lado la acción evangelizadora que transformó a algunos comerciantes de esclavos, la enseñanza del principio de la igualdad entre los hombres según la Biblia; pero también tuvo, por otro lado, la acción política inteligente de un grupo evangélico del Parlamento británico durante veinte años.
El servicio cristiano implica también, entonces, actividades cuyo fin es influir sobre la condición y el comportamiento del hombre estructurando su medio ambiente.15 Estas van desde el voto consciente del ciudadano corriente hasta la participación en la acción social y política. La contribución específicamente evangélica sería el espíritu de servicio con que se da tal participación. La política latinoamericana necesita una buena dosis de ese espíritu. Cuando las circunstancias lo demandan, la participación inteligente puede implicar también una acción revolucionaria en lo político. Si esta palabra y esta idea nos resulta repelente y sorpresiva, debemos preguntarnos ¿qué posición habría correspondido a los evangélicos en las guerras de nuestra independencia? ¿Quién de nosotros hubiera preferido el status quo colonial?

4.      SERVICIO Y EVANGELIZACIÓN.
El servicio no es evangelización. Los hombres, cualquiera sea su clase social, condición económica o color político necesitan saber que Dios les ama y que Cristo les ofrece el camino de regreso a Dios. Ricos y pobres, capitalistas y proletarios, militares y políticos necesitan oír el llamado al arrepentimiento y la fe. El anuncio de estas buenas nuevas por la predicación, el testimonio personal, la literatura, la distribución de la Biblia, etc., es algo que corresponde siempre, aquí y ahora a todo creyente. Pero el que evangeliza tiene una vida diferente. Es alguien que ha aprendida a servir. Es carta viva que muestra 1a verdad y aplicabilidad del mensaje que anuncia. No podemos separar la proclamación del Evangelio de la "demostración" de ese Evangelio. Son diferentes, pero ambas son indispensables.
Es decir, el servicio cristiano no es optativo, no es algo que podemos hacer si queremos. Es la marca de la nueva vida. "Por sus frutos los conoceréis."Si me amáis, guardad mis mandamientos". George B. Duncan dijo a este respecto en Berlín:
...tres canales de comunicación están abiertos al Evangelio: "lo que hemos oído", sugiere la comunicación audible; "lo que hemos visto" sugiere la comunicación visible; "lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos del Verbo de vida sugiere lo que podríamos llamar la comunicación tangible del Evangelio".16
Si somos de Cristo, tenemos el Espíritu de servicio de Cristo, hemos dejado de ser egoístas, "lobos del hombre". Nuestra nueva actitud es la evidencia de nuestra experiencia espiritual. Por ello resulta ociosa la discusión de si debemos evangelizar o promover la acción social. Ambas cosas van unidas. Son inseparables. Una sin la otra son evidencia de defecto en la vida cristiana. Por ello resulta ocioso y hasta "jesuítico" intentar justificar nuestras empresas de servicio al prójimo alegando que "nos sirven" para la evangelización. Dios está igualmente interesado en nuestro servicio y en nuestra tarea evangelizadora. No tengamos mala conciencia por nuestras escuelas, hospicios, centros asistenciales, centros de estudio, etc. Si en ellas evangelizamos, ¡en buena hora! Pero no las usemos como medio de coacción para implantar el Evangelio. No hace falta. Por sí solas son expresión de madurez cristiana.
Actividad política y evangelización, acción social y evangelización, servicio a la comunidad y evangelización. Eso es síntoma de madurez y evidencia de la nueva vida. Son símbolo de la muerte a la vieja vida y evidencia de la nueva. Todo lo que cuestan en esfuerzo, sacrificio, desprecio, persecución por causa de la justicia, demuestra que estamos crucificados con Cristo y que no sólo somos expertos en la crucifixión.

V. LA RESURRECCIÓN Y LA ESPERANZA CRISTIANA
Pero entonces se nos plantea la pregunta acerca de la validez que tiene el luchar por establecer un mundo mejor si sabemos que este mundo está condenado a la destrucción. Con el Nuevo Testamento afirmamos inequívocamente que esperamos cielos nuevos y tierra nueva, que el Reino de Dios no es una utopía que el hombre construirá por su propio esfuerzo. Cristo lo establecerá al volver triunfante. Pero ese Reino no es sólo algo futuro. La victoria de Cristo ha sido ya ganada en la resurrección y la cruz; él triunfó sobre la muerte. La manifestación final y total del Señorío de Cristo y el Reino de Dios es lo que anhelamos y esperamos: "Venga tu Reino". Pero los que así confesamos nuestra esperanza somos ya testigos de la acción de su poder en nuestras vidas, ya hemos resucitado con Cristo, ya anhelamos hacer cada día la voluntad de Dios, como esperamos que un día se haga en toda la tierra, en toda la creación redimida. (1 Corintios 15; Efesios 1:15-2:10; Colosenses 3; 1 Pedro 1:3-5).
No se puede negar que la esperanza escatológica llena las páginas del Nuevo Testamento. Tampoco se puede negar que las exhortaciones a una conducta social diferente y elevada en la relación con el prójimo son también una constante del Nuevo Testamento. Sólo podemos entender la dinámica de la esperanza cristiana si relacionamos esos dos elementos. La obediencia a las demandas éticas, en lo individual y social, del Nuevo Testamento es por fuerza sal y luz que hace un mundo menos malo. Ya hemos visto que esta obediencia es imperativa, no es optativa. Cristo es Señor, no se puede tenerlo sólo como Salvador. Pero con todo no creemos que la evangelización del mundo o nuestro testimonio cristiano van a establecer el Reino de Dios sobre la tierra. Eso lo establecerá Cristo a su tiempo. La garantía de ese triunfo final es la victoria de la resurrección en la que creemos porque si no seríamos los más miserables de todos los hombres. Las consecuencias de esto para nuestra responsabilidad social son decisivas.

1.            LA DINÁMICA DE LA NUEVA VIDA.
Es el poder de Dios manifestado en la resurrección el que nos da a nosotros la nueva vida que hemos descrito como vida de servicio y obediencia a Cristo. Es obra de Dios, no humana (Romanos 8:11). Las tremendas demandas del discipulado sólo Dios puede realizarlas en nosotros por su Espíritu. Es esa potencia de Dios la que nos hace elevarnos por encima de todo condicionamiento sociológico. Es ese poder de Dios el que nos hace recorrer la segunda milla. Sólo en la continua dependencia de él es que podemos vivir en el mundo sin ser del mundo.
Es la falta de fe la que lleva al monasticismo y a la separación antibíblica del mundo. Es el temor de que el mundo nos manche. El resultado ha sido una espiritualidad descarnada que sólo es posible en el invernadero protegido del "ghetto" evangélico. Si la vida espiritual no aguanta el impacto de las tentaciones a que está sometido el político, ¿dónde está el poder de la resurrección? Es fácil dogmatizar acerca de la maldad de los políticos cuando no se ha intentado ser bueno allí, en medio de ellos. Este retirarse del mundo ¿no será una desvirilización de la vida cristiana?17

2. LA INCONSECUENCIA EVANGÉLICA.
Ha habido momentos en que los creyentes han sentido con más agudeza la inminencia de la venida de Cristo. Quizás momentos de crisis en lo social y político o de frialdad espiritual y apostasía en la Iglesia. La sinceridad se este sentir la inminencia de la vida se nota en la conducta frente a las realidades materiales. Estos creyentes se deshicieron de sus posesiones en forma a veces dramática.18 Destaquemos su sinceridad porque ella es un contraste con la actitud de aquel que usa la idea de la venida del Señor como disculpa para no cumplir las exigencias del Evangelio. Cuando personas que viven bien, que construyen sólidos templos para que duren siglos y que atiendan con esmero sus negocios, le hablan de la esperanza cristiana al pobre que se queja, al político que lucha por cambios sociales o al estudiante atraído por la lucha social, hay una inconsecuencia. Llegados a este punto, creo que muchas veces se cede a la tentación de convertir el Evangelio en "opio del pueblo". Eso es como darle un folleto de evangelización a un hambriento y protestar porque se come el folletito.
El correctivo bíblico de esta actitud lo tenemos en la clara enseñanza del apóstol Pablo de que creer en la venida del Señor y su inminencia no lleva a andar desordenadamente, sino a cumplir con las exigencias del Evangelio (2 Tesalonicenses 3:6-15). "Que todos les conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca" (Filipenses 4:5 V. Popular).

3. PRESENCIA DEL REINO Y ESPERA DEL REINO.
Los ciudadanos del cielo vivimos dentro de reinos terrenales, con sus estructuras sociales en las cuales muchas veces advertimos claramente la influencia satánica. Sin embargo, proclamamos que Cristo es Señor: aunque por ahora sólo algunos lo reconocen como tal, su señorío es un hecho que pronto todos verán. Este mismo Señor nos enseña a respetar a las autoridades terrenales de los reinos en que vivimos y a demostrar, en nuestra conducta para con ellos, quién es nuestro verdadero Señor. Aceptamos el estado y la estructura social como parte de la provisión de Dios para que el hombre pueda todavía vivir sobre la tierra mientras dura el tiempo de "la paciencia de Dios". Pero nuestra aceptación no es incondicional porque si el César pide lo que es de Dios no se lo daremos. Sabemos también que es Dios quien quita y pone reyes y gobernantes, y que toda esta estructura es provisional.
Lo definitivo vendrá con Cristo al fin, pero ya está presente aquí precisamente con la presencia de aquellos que son de él. El estado que es provisional castiga al que hace lo malo (Romano 13:4). El ciudadano del Reino de Dios no devuelve mal por mal (Romanos 12:17). Esto, por ejemplo, unido a todos los deberes éticos, personales y sociales que el Nuevo Testamento enseña, es una señal de que hay un Reino diferente que viene. Los que esperan ese Reino lo demuestran con su conducta. El creyente no espera establecer el Reino de Dios, espera la manifestación final de ese Reino que ya es una realidad. Precisamente por eso su conducta es tan diferente, tan "revolucionaria".
El cristiano debe participar en lo social y político para tener una influencia en el mundo, no con la esperanza de hacer de este un paraíso sino simplemente para hacerlo más tolerable. No para disminuir la oposición entre este mundo y el Reino de Dios, sino simplemente para modificar la oposición entre el desorden de este mundo y el orden de preservación que Dios desea para él. No para "traer" el Reino de Dios, sino para que el Evangelio pueda ser proclamado, para que todos los hombres oigan realmente las buenas nuevas".19

4. ESCATOLOGÍA Y APERTURA AL FUTURO.
La esperanza de la Iglesia no está puesta en ningún reino u orden de cosas temporal, ni siquiera en aquel que los cristianos contribuyan a establecer y mejorar. Por eso la Iglesia no encadena su destino al destino de un sistema político, social o económico. No hay un sistema social al que se pueda llamar "cristiano" o considerar la expresión del cristianismo. Los sistemas son mayor o menormente adecuados a las diferentes realidades y funcionan de acuerdo a las circunstancias y a la historia y estructura de cada país. Nosotros no creemos, como algunos católicos, que la vuelta al sistema corporativo de la Edad Media sería lo ideal para América Latina. Tampoco creemos que la forma evangélica de organizar la sociedad sea el capitalismo y la llamada democracia representativa. América Latina está atravesando un momento de crisis y revaloración de los ideales democráticos liberales. Estamos sintiendo el peso del abuso de los países ricos en el mercado internacional de nuestros productos. Vemos cómo nuestras escasas divisas se gastan en una ridícula carrera armamentista que simplemente sigue los avatares de la guerra fría internacional. Es ya lugar común el fracaso de la Alianza para el Progreso y el deterioro de las relaciones interamericanas. Todo el poder de los gobiernos militares no consigue impedir la presión popular capitalizada por el terrorismo organizado. ¿A qué aspecto del status quo o del pasado puede apegarse el evangélico que reflexiona sobre lo político y quiere hacer una contribución? Ser conservador, ¿de qué? Ser revolucionario, ¿hacia qué?
El autor quiere expresar aquí su opinión de que los evangélicos latinoamericanos están mejor capacitados que nadie para juzgar con objetividad nuestro presente político, si toman conciencia de las consecuencias de su fe. Sin apegarse idolátricamente ni al conservadorismo ni a cualquier revolución, puede el cristiano contribuir a determinar con claridad lo que hace falta cambiar y lo que hay que conservar. Porque América Latina debe buscar su propio camino con realismo y dignidad.
También la presencia evangélica en tareas de servicio efectivo puede servir de correctivo a la verborragia y a la demagogia de la política latinoamericana. Los evangélicos debieran explorar las posibilidades de su presencia en proyectos como los de cooperación popular, movilización de estudiantes hacia el servicio en el campo, servicio de trabajo voluntario en áreas de emergencia, organización de cooperativas y similares que varios de nuestros gobiernos están iniciando. ¿Qué mejor posibilidad de evangelización que la convivencia en el servicio?
Porque su servicio es obediencia a Dios, porque en su vida de servicio tiene el auxilio del Espíritu Santo, y porque espera gozoso el Reino de Dios en su manifestación final, sin temor al futuro dentro de estas estructuras provisionales, el evangélico puede colaborar con entusiasmo en las tareas para mejorar su país, y allí, en medio de los hombres anunciar al Señor que lo ha salvado. La otra alternativa es que los evangélicos se limiten simplemente a predicar una religión diferente a la oficial. Hay millones de latinoamericanos que todavía no han conocido ni el amor ni el poder transformador de Cristo. En estas tierras nunca ha habido una mayoría de cristianos. La indiferencia de unos y el abierto rechazo de otros muestra que "podríamos decir que América Latina conoce demasiado bien las debilidades de los cristianos pero ignora a Jesucristo".20 Permita Dios que asumamos nuestras responsabilidades y que como resultado de este Congreso millones de latinoamericanos dejen de ignorar a Jesucristo.

CONCLUSIONES

Sinteticemos nuestra ponencia:

1. Por razones históricas el descuido de los evangélicos en el estudio y realización de la responsabilidad social de la Iglesia es explicable pero no justificable. Nuevas situaciones en la Iglesia y en el mundo imponen una toma de conciencia.
2. Para cumplir con la responsabilidad social de la Iglesia no es necesario ni el abandono de la evangelización ni la adopción de una teología liberal o no evangélica. Se trata simplemente de llevar nuestras creencias hasta sus últimas consecuencias.
3. El proceso de evangelización se da en situaciones humanas concretas. Las estructuras sociales influyen sobre la Iglesia y sobre los receptores del Evangelio. Si se desconoce esta realidad se desfigura el Evangelio y se empobrece la vida cristiana.
4. Los evangélicos deben encontrar la forma de encarnar su fe en la realidad latinoamericana, relacionando con ésta su mensaje y la aplicación de ese mensaje. Sin encarnación no hay evangelización real en sentido bíblico.
5. La falta de encarnación está convirtiendo el Evangelio en una ideología de clase media que ni apela ni comunica nada a vastos sectores de América Latina.
6. La orientación de la vida total como vocación de servicio es un imperativo que resulta de la fe y la nueva vida en Cristo. Obedecer a Cristo debe llevarnos a explorar las múltiples oportunidades de servicio en la sociedad latinoamericana.
7. No toca a la Iglesia adoptar una misión y un programa políticos. Pero el testimonio de servicio del creyente tiene indudables dimensiones sociales y políticas. La concepción de nuestra responsabilidad como servicio evitará caer en la "tentación católica" de dominar el poder e imponer el Evangelio desde arriba.
8. La sociedad es más que la suma de individuos. Los cambios sociales tan urgentes en América Latina vendrán por el cambio de individuos y de estructuras. En ambos hay un desafío al testimonio evangélico.
9. Los evangélicos no esperan edificar el Reino de Dios sobre la tierra ni "cristianizar" la sociedad, Su esperanza es escatológica, pero su servicio y testimonio es la señal de esa esperanza y del Señorío de Cristo en sus vidas.
10. Los evangélicos respetan el Estado y las estructuras dentro de las que viven, pero no temen al cambio ni ligan el destino de la Iglesia a la subsistencia de determinadas formas de organización social y política. Por ello pueden tener una contribución decisiva en medio de la actual coyuntura revolucionaria de América Latina.

NOTAS

1 No es posible en el espacio disponible discutir el tema del "mundo" contrastando la enseñanza bíblica con la desfiguración monástica. Un estudio de 1 Corintios 5:9-11, y una distinción de los diferentes sentidos que la palabra "mundo" tiene en la Escritura ayudarán mucho en este sentido.
2 Ver Carl F. H. Henry, Evangelical Responsibility in Contemporary Theology, Eerdmans, Michigan, 1957. Puede verse también Samuel Escobar, ¿Somos fundamentalistas?, en la revista Pensamiento Cristiano, Año XIII.
3 "The Church and Socialism" poor Charles R. Erdman, en The Fundamentals, Vol. XII, Chicago, 1911, p. 118.
4 Ver, por ejemplo, los testimonios reunidos por Jorge P. Howard en ¿Libertad Religiosa en la América Latina?
5 Richard Alberoni, Métodos de Evangelismo Personal, versión castellana difundida por la revista Pensamiento Cristiano, setiembre de 1967, y luego publicada como folleto con el título Evangelizar y Vivir, Ed. Certeza, Buenos Aires, 1968. pp. 1-3. El autor en parte cita a Roland Allen.
6 Estas son las conclusiones de E. A. Judge The Social Pattern of Christian Groups in the First Century, Tyndale Press, Lenders, 1960.
7 Versión castellana difundida por la revista Pensamiento Cristiano, marzo de 1967, pp. 67-68.
8 Ibid., p. 69
9 Eugenio A. Nidal, La estructura de la sociedad latinoamericana y la extensión del Evangelio, artículo en Cuadernos Teológicos numero 38, abril de 1961, p. 137.
10 Dos grupos protestantes no caerían dentro de esta descripción: los de inmigración (luteranos, valdenses) en ciertas áreas, y los pentecostales es. No entraremos en distinciones. Puede consultarse el vasto trabajo de investigación El refugio de las masas, Christian Salive D´Epinay, Ed. del Pacífico, Santiago de Chile, 1968.
11 Víctor Alba, Parásitos, Mitos y Sordomudos, CEDS, México 1964. El autor es especialista en problemas políticos de América Latina.
12 Stott, Opp. cit., p. 68
13 Phillipe Maury discute lo que llama "tentación pietista" y "tentación católica" en Cristianismo y política, Methopress, Buenos Aires, 1964, cap. II.
14 Sobre la obra de los abolicionistas evangélicos y en general la acción social evangélica en el mundo británico, pueden verse dos valiosas obras: Saints and Society, Earle E. Cairns, Moody Press, Chicago, 1960, y Evangelicals in Action, Kathleen Heasman, Geoffrey Bless, Londres, 1962.
15 La definición es propuesta por James P. Morgan en su articulo Why Christian Social Concern?, Fuller Seminary Theology News and Notes, diciembre de 1967.
16 Artículo difundido por la revista Pensamiento Cristiano, número 59, septiembre de 1968: Una apreciación apostólica del ministerio de Jesucristo por George B. Duncan.
17 Conviene destacar aquí que el criterio de mundanalidad que se aplica a la política no se aplica igualmente a los negocios, por ejemplo, en los cuales los riesgos y la corrupción abundan también. Véase el interesante artículo Pillos en el negocio... Santos en la iglesia, por W. E. Sangster, en el cual se dan ilustraciones históricas de esta inconsecuencia, Pensamiento Cristiano número 42, junio de 1964.
18 Así por ejemplo, un reciente libro sobre los orígenes del movimiento de los Hermanos Libres (Plymouth Brethren), señala como algunos de sus precursores, para actuar de acuerdo a su doctrina sobre la profecía y el mundo, se deshicieron de sus fortunas. Esto fue practicado tanto por individuos como por congregaciones enteras. Ver The Origins of the Brethren, Harold H. Rowdon, Pickering and Inglis, Londres, 1967, pp. 802-806.
19 Jacques Ellul, autor francés citado por C.F.H. Henry en Aspects of Christian Social Ethics, Eerdmans, Michigan, 1964, p. 96.
20 La frase pertenece al pastor Roberto E. Rios en La Novela y el Hombre Hispanoamericano, La Aurora, Buenos Aires, 1969, p. 25. Sobre este mismo tema puede verse El Cristo de Iberoamérica, revista Certeza número 33, p. 10 y ¿Ha pasado la hora del Cristianismo?, revista Certeza número 35, pp. 72-77.

El cronograma de los eventos fue el siguiente:

Encuentro de apertura:
Viernes 20 de abril a las 19hs

Encuentros de reflexión:
Viernes 4 de mayo a las 19hs
Viernes 18 de mayo a las 19hs
Viernes 8 de junio a las 19hs

Encuentro de clausura:
Sábado 23 de junio a las 9.30hs

Todos los encuentros se realizaron en IBBA - La Pampa 2975 - Buenos Aires

Fraternidad Teológica Latinoamericana / Núcleo Buenos Aires