El censo nacional del 2007 reveló que el 9,2% de la población peruana era evangélica. La cifra equivale a 2’606.005 personas. (Foto: El Comercio)
- Gino Alva
- Periodista
- @almostgino
Al menos cinco
partidos políticos han convocado a líderes de iglesias protestantes para sus
campañas en estas elecciones.
En 1990, el pastor evangélico Carlos García y
García participó en una elección con atisbos bíblicos: Alberto
Fujimori enfrentaba a
Mario Vargas Llosa en la segunda vuelta. David y Goliat en la arena política.
Al final, el agnóstico escritor obtuvo el 37,6% de votos y el desconocido
ingeniero agrónomo, el 62,4%. Un hondazo mortal en las urnas.
García
y García, entonces líder de la Iglesia Bautista, se convirtió en segundo
vicepresidente de la República y Cambio 90 –el movimiento que lo acogió– en una
nueva fuerza política. El triunfo de Fujimori también fue un punto de quiebre
para la primera minoría religiosa del Perú. Por primera vez, los evangélicos
tenían verdadera representación: 16 diputados y cuatro senadores resultaron
electos. Solo dos de ellos no pertenecían al naciente fujimorismo.
El
aporte de los protestantes fue clave en la campaña: recolectaron firmas para
inscribir al partido y contribuyeron en la formación de comités locales.
Fujimori reconoció esa ayuda otorgándoles el 21,6% de participación en su lista
de diputados y el 18,3% en la de senadores. Así lo revela “Políticas divinas”
(2008), investigación publicada por el Instituto Riva-Agüero, de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
Pero
el David de Cambio 90 acabó convirtiéndose en Judas. “Desde el principio del
régimen de Fujimori fui marginado. Yo rechacé el golpe de 1992”, señaló García
y García en una ceremonia que organizó el Congreso en el 2002 para
condecorarlo. Para ese entonces, Alberto Fujimori se refugiaba en Japón y
Alejandro Toledo gobernaba el país.
El
milagro electoral evangélico fue fugaz: en 1995 colocaron a cinco
representantes en el Congreso; en el 2000, solo uno; en el 2001, tres; en el
2006 y en el 2011, cuatro.
A
pesar de la evidente mengua de la representación protestante en el Legislativo,
al menos cinco partidos que participan en estas elecciones han convocado para
sus listas parlamentarias a líderes de ese credo.
Un nuevo escenario
Si a inicios de la década de 1990 la lucha de los protestantes fue la igualdad religiosa, ahora sus esfuerzos están enfocados en “la defensa de la familia y la vida”; en buen cristiano, férrea oposición a la unión civil entre personas del mismo sexo y al aborto.
“Un
pastor aporta credibilidad. Tiene un compromiso directo con Dios, no con otros
intereses”, contó a este Diario un miembro de la Alianza Cristiana y Misionera,
una de las iglesias evangélicas más representativas del país y a la que ahora
asiste García y García.
Precisamente,
un pastor de esa congregación, el legislador Julio Rosas, postula a la
reelección con Alianza para el Progreso del Perú (APP), el partido de César
Acuña. Él abandonó Fuerza Popular el año pasado después de que Keiko Fujimori
se mostró a favor de la unión civil.
“He
asumido el compromiso ante Dios y la patria de seguir defendiendo los
principios y valores en defensa de la vida y la familia”, escribió Rosas en
Twitter para confirmar su incorporación a APP. Días antes, su nuevo líder
político se pronunció así: “La postura de César Acuña es no a la unión
civil”.
En
esta campaña, Acuña tiene a su diestra a Humberto
Lay, pastor evangélico que postula a la segunda vicepresidencia y a
la reelección en el Congreso. Lay fundó en el 2005 su propio partido,
Restauración Nacional, para postular un año después sin éxito a la presidencia.
En esa elección, consiguió poco más de medio millón de votos en un país con más
de 28 millones de habitantes.
En
el 2010, los 391.000 votos que cosechó no le alcanzaron para llegar al sillón
municipal de Lima. Recién en el 2011 obtuvo una curul en el Congreso después de
sumarse a la alianza de varios partidos que lideró Pedro Pablo Kuczynski. La
perseverancia es una virtud casi divina.
El mito del rebaño
Los números pueden parecer fríos, pero suelen ser contundentes. El perfil político de un pastor evangélico no se construye solo en base a su prédica religiosa, sino también a méritos personales, trayectoria profesional y cualidades tan subjetivas como el carisma.
Humberto
Lay es el líder de Emmanuel, una iglesia con apenas 12.000 fieles, y llegó al
Parlamento con 200.000 adhesiones. Rosas, en cambio, representa a una
congregación de más de 150.000 miembros solo en Lima, pero consiguió una curul
con 75.000 votos.
“No
existen consignas políticas en el pueblo evangélico. No se debe hacer política
partidaria desde el púlpito. No solo porque la ley lo prohíbe, sino por respeto
a la libertad”, relató Humberto Lay a este Diario.
Cuestión de palabras
En política, las palabras son tan determinantes como las formas. “Estoy a favor de la unión civil en cuanto se refiere a respetar los derechos patrimoniales de las parejas”, expresó la candidata Keiko Fujimori durante su ponencia de octubre pasado en la Universidad de Harvard.
Aunque
parezca liberal, la propuesta es más bien conservadora y aceptada por gran
parte de la comunidad evangélica peruana. Es la unión como un contrato que
admite “el manejo de bienes adquiridos en conjunto”, pero no reconoce que dos
personas del mismo sexo puedan constituir una pareja. El fondo es económico,
pero no conyugal.
Aunque
Julio Rosas ya no está a su lado, Keiko Fujimori ha renovado su vínculo con los
cristianos evangélicos para esta campaña. En la lista al Congreso de Fuerza
Popular, postula Juan Carlos González, pastor de Agua Viva, una iglesia a la
que acuden más de 60.000 personas solo en Lima.
Aunque
no se considera homofóbico, González sí es un tenaz crítico de las relaciones
entre homosexuales. “Hay un sexo hombre y uno mujer, no existe otro. Si alguien
me lo demuestra, tal vez pueda cambiar de parecer. En la parte patrimonial sí
estaría de acuerdo, pero recuerda que los juegos de palabras…”, arguye.
Una
encuesta de IPSOS publicada en El
Comercio este mes
muestra que el 62% de peruanos se opone a la unión civil. Los juegos de
palabras podrían ser cruciales en esta campaña electoral.
Pastores que postulan
Con Keiko Fujimori: Juan Carlos González, pastor de la iglesia Agua Viva, va al Congreso con el número 8 por Lima.
Con César Acuña: Humberto Lay, pastor
de la iglesia Emmanuel, a la segunda vicepresidencia y al Congreso con el
número 1 por Lima. También Julio Rosas, pastor de la iglesia Alianza Cristiana
y Misionera, va al Congreso con el número 8 por Lima.
Con
Nano Guerra García: Orestes Sánchez, pastor de la iglesia Asambleas de Dios, al
Congreso con el número 9 por Lima. Además, Juan Gonzales, representante del
Movimiento Misionero Mundial, al Congreso con el número 6 por Lima.
Con
Fernando Olivera: Antonio Chauca, pastor líder de la misión cristiana Shalom,
al Congreso con el número 3 por Lima.
Con
Francisco Diez Canseco: Claudio Zolla, ex pastor de la misión Campeones para
Cristo, a la primera vicepresidencia y al Congreso con el número 2 por Lima.