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viernes, 15 de octubre de 2010

¿EXSITEN CONGRESISTAS EVANGÉLICOS EN EL PERÚ?

POR: UBALDO TEJADA GUERRERO.
No existen congresistas evangélicos en el Perú, porque sencillamente, los grupos parlamentarios cuidan sus espacios políticos en función de la demanda de votación electoral, que es necesaria para mantenerse activamente en la vida política nacional.
Para Alan García Pérez, el Estado debe seguir alineado al Concordato Perú-Vaticano, que constitucionalmente garantiza beneficios efectivos a la iglesia católica en el Perú, cuya expresión política se da en la Conferencia Episcopal Peruana.
La congresista Alda Lazo (AN) si es consciente declarar “que el señor de los milagros es patrono de la religiosidad espiritual católica del Perú”, porque ella presidiendo la mesa congresal, debió abstenerse de hacerlo como manera práctica de su confesión como creyente. Mínimamente debió haber existido una “bancada evangélica” de Alda Lazo (Alianza Nacional -AN); Juan Perry (Alianza Nacional- AN); Michael Urtecho (Alianza Nacional- AN); y, María Cleofé Sumire (Nacionalista - N).
Si pusieran en la balanza sus principios cristianos por encima de sus intereses partidarios, sería posible “…un voto consciente, un voto protestante, un voto militantemente evangélico, un voto coherente con la postura institucional y pública de las organizaciones representativas del pueblo cristiano-evangélico del Perú, CONEP y UNICEP”.
Lo peor es votar a favor, pero no registrar su voto, como el caso de la “hermana” Meche Cabanillas (APRA), que seguramente lo tengamos en Trujillo, haciendo campaña en algunos templos evangélicos, invitada por algunos pastores, que no ocultan su militancia.
Estamos de acuerdo que ésta ley es inconstitucional, porque la misma Carta de 1,993 nació inconstitucional producto de un golpe el 5 de abril de 1,992 y de un referéndum fraudulento, que mantuvo el Concordato Perú-Vaticano establecido por otra dictadura en 1,979 por el General Morales Bermúdez. Lo lamentable es que ningún gobierno posterior hizo nada por modificar el artículo 50º de nuestra inconstitucional constitución de 1,993 que declara:
“Dentro de un régimen de independencia y autonomía, el Estado reconoce a la iglesia católica, como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú, y le presta su colaboración”.
Es necesario, no solamente una acción de inconstitucionalidad, sino una Asamblea Constituyente que sustituya el texto del artículo 50º y pueda decir:
"Dentro de un régimen de independencia y autonomía, el Estado reconoce a todas las confesiones, dentro de la igualdad de conciencia y de religión; y como elementos importantes en la formación histórica, cultural y moral del Perú, prestándoles a todas ellas su colaboración, respetando el carácter de un estado laico”.
Existen además, problemas fundamentales que hieren al prójimo en el Perú, de los cuales nuestras denominaciones evangélicas, poco o casi nada dicen. Es casi como estar aislados del la realidad nacional y de los derechos fundamentales de la persona, y que están garantizados por normas internacionales. Tenemos un Estado colapsado, centralista y burocrático, que es necesario reformar sobre la base de principios cristianos, para ello es una necesidad ser una sola expresión evangélica, pues actualmente el espacio evangélico en la problemática nacional es muy reducido.
Hoy mas que nunca es necesario sin perder el espíritu evangélico de una identificación con las provincias y con sectores populares marginales, se debe presentar un programa (evangelio social) que no implique sobresaltos en los electores y que garantice la permanencia y la profundización de la democracia, y el crecimiento económico.
Esperemos que en la agenda política electoral del 2,011, podamos incluir reivindicaciones constitucionales, que garanticen un espacio de educación a nuestros hermanos evangélicos.

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