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lunes, 22 de agosto de 2011

IGLESIA, PODEROSA AGENCIA EDUCATIVA

Jacqueline Alencar

Una entrevista a René Isaías Castro García, profesor del Seminario Evangélico de Lima y presidente del Instituto de Investigaciones Políticas Nueva Humanidad.

Ha sido durante cerca de 40 años profesor en universidades de Lima. Es Pastor suplente en la iglesia Metodista del Perú. También ha realizado estudios doctorales de Historia y Filosofía del Arte y de Educación en la Universidad Mayor de San Marcos. Es pintor y escritor. Ha publicado la novela Los viejos leones (Lima, 1969)

Pregunta.- ¿Podría hacernos un recuento de la implantación evangélica en el Perú? ¿Cuáles los inicios?
Respuesta.- Un primer dato es que con la independencia en 1821, el libertador José de San Martín, de origen argentino -quien atravesó los Andes con su tropa para libertar Chile y luego Perú-, una vez derrotado el Virrey Pezuela y proclamada la independencia del Perú en 1821, invitó al inglés Diego Thomson para que dirigiera el proceso educativo en la naciente nación. Diego Thomson era protestante y usaba el método Lancasteriano, además fue el primer difusor de la Biblia.
El establecimiento de la primera iglesia Metodista a fines del siglo XIX fue en la ciudad porteña del Callao -principal puerto del continente en la costa central cerca a Lima-, debido a que había mucho comercio marítimo con la potencia inglesa y muchas agencias de aduanas eran dirigidas por ingleses y estos eran protestantes de origen Wesleyano. John Wesley fue fundador del movimiento metodista que impactó socialmente a la Inglaterra del siglo XVIII.
En el Callao, debido a la presencia de protestantes ingleses y nuevos creyentes peruanos, se creó el Cementerio Británico para las familias protestantes, porque, además, vinieron otras misiones de iglesias evangélicas, principalmente de Estados Unidos de América, de Inglaterra y Escocia.

P.- ¿Qué figuras relevantes destacaría en ese período misionero?
R.- Aparte de Thomson, recordamos a Francisco Penzotti, un colportor evangélico que hizo un buen trabajo distribuyendo Biblias en varios países de Sudamérica con auspicio de una Sociedad Bíblica misionera. Debido a la intolerancia religiosa fue apresado y confinado en la prisión del Castillo Real Felipe en el Callao; sin embargo, por ser un extranjero, y ante las protestas de los evangélicos y las denuncias en foros internacionales, tuvo que ser puesto en libertad.
Las primeras décadas del siglo XX se caracterizaron por la implantación de iglesias evangélicas como la presbiteriana, la metodista, la bautista y la Iglesia Evangélica Peruana que tuvo como impulsor al misionero Juan Ritche. Publicaciones aurorales de esas épocas fueron las revistas “Renacimiento” y “Acción y Fe”. Otras denominaciones que crecen son la Iglesia Pentecostal y la Alianza Cristiana, Los Nazarenos y los Peregrinos. El Ejército de Salvación de origen Wesleyano, es un caso especial.
También es importante mencionar el establecimiento de los primeros colegios evangélicos, especialmente para las mujeres que estaban relegadas y discriminadas por la religión oficial y por el Estado, quienes no tenían las mismas oportunidades que los varones para acceder a una educación. Son históricos el Colegio América del Callao (Callao High School) fundado en 1887, el María Alvarado (Lima High School) y el Andino en Huancayo. Todos los metodistas y parte de la Iglesia Presbiteriana de Escocia en Lima tenemos al centenario Colegio San Andrés (Anglo Peruano), donde enseñaron señeras figuras de la intelectualidad y de la política peruana. En estos colegios estudiaron los hijos de familias judías hasta que posteriormente crearon el colegio León Pinelo. Uno de los aportes a la modernidad por parte de estas instituciones fue la enseñanza del inglés, como expresa el escritor e investigador peruanoel doctor Samuel Escobar.
Un destacado intelectual que aportó al mundo académico por la década de los 20 y 30 en la Universidad Nacional de San Marcos fue el director del colegio San Andrés, el doctor John A. Mackay, que entre su producción intelectual destacamos su libro “El otro Cristo español” inspirado en la obra de don Miguel de Unamuno, pero contextualizado a la escena peruana.

P.- ¿Cuáles cree que han sido las causas que aquí motivaron el crecimiento de la fe evangélica?
R.- Es un crecimiento lento pero efectivo en el primer medio siglo, donde los miembros expresaban una ética marcadamente diferente a la del medio social y su religiosidad oficial. Eran auténticos cristianos purificados en la fragua de la persecución o discriminación religiosa frente a una iglesia oficial protegida por el Estado según rezaba la Constitución de esos tiempos. En 1915 se logra en el Congreso la Ley de Libertad Religiosa, no por obra de representantes evangélicos en el Parlamento, sino por la iniciativa de tribunos anticlericales, liberales y masones.
En esta etapa hubo preeminencia de iglesias históricas con contribuciones en el campo educativo y social, fundaron algunas clínicas y dieron atención a la mujer. Lograron ante las autoridades que se estableciera que antes del matrimonio religioso debía efectuarse el civil.
La iglesia adventista no siendo evangélica dio una enorme contribución a la educación en la costa y sierra sur del país, teniendo el reconocimiento de la Nación. Actualmente tiene la Universidad “El Inca” con un modelo pedagógico innovador de escuela y trabajo, y son más de medio millón de fieles.
En el segundo medio siglo se experimenta un crecimiento manifiesto de los pentecostales en Perú y América Latina; a fines del siglo XX eran el 80% de la población en el continente, mayormente provenían de los sectores más pobres que frente a la exclusión social encontraron en la fuerza del Espíritu Santo sus expresiones particulares de religiosidad. Rescataron los dones de lenguas de la iglesia primitiva que los reformadores habían olvidado, y respondían a las necesidades sociales con sanidades y cambios de vida para liberarse de la tiranía y esclavitud del alcohol y otros vicios. Numéricamente las iglesias históricas pasan a un segundo plano. Todo esto se dio en un escenario social donde los gobiernos no pudieron solucionar el problema de las desigualdades sociales entre ricos y pobres.
La Teología de la Liberación nacida en América Latinatuvo protagonismo en sectores de la iglesia católica como entre alguna iglesia evangélica histórica en el Perú, siendo un tema confrontacional entre grupos militantes en pro y en contra. La mayor experiencia marcada fue por el movimiento Iglesia y Sociedad en Argentina y Uruguay de inspiración ecuménica.
En el Perú, a partir de 1980 hasta el 2000, la iglesia evangélica, a través del Concilio Nacional Evangélico, es protagonista en lo concerniente a la defensa de los Derechos Humanos por causa del fenómeno de la violencia terrorista de Sendero Luminoso y la contra ofensiva de parte del ejército, donde en la sierra alto andina y la selva nuestras comunidades evangélicas fueron víctimas, estimándose unos 600 pastores muertos.
En la década del nuevo siglo el escenario es turbulento, con un nomadismo de los creyentes que siguen creciendo. Las estadísticas hablan de un 15% de la población nacional.
Una problemática es que sin mayor sustento bíblico, teológico y de ideario social, muchos líderes de mega iglesias acceden al terreno político, pero con propósitos subalternos. Ellos tienen los bolsones de votos pero no las ideas, salvo excepciones.
Todo esto está llevando a que sectores de profesionales estén considerando levantar una plataforma de intervención política como consecuencia natural de la misión integral.

P.- ¿En qué áreas deben mejorar los evangélicos en Perú?
R.- Primeramente en la unidad. Tuvo razón el teólogo escocés Estuardo Makintosh que al dejar el Perú vaticinó que seguiríamos creciendo, pero igualmente continuaríamos atomizándonos. Otro estudioso como Orlando Costas afirmó que no todo crecimiento es bueno, pues hay células cancerígenas.
Actualmente tenemos un Concilio Nacional Evangélico, CONEP, que es referente histórico y cuenta entre sus miembros con la mayor denominación que son las Asambleas de Dios de más de un millón de miembros. El CONEP tiene diálogo con el Estado y pertenece al Acuerdo Nacional surgido luego de la década de dictadura cívico-militar de Fujimori. Ha suscrito el Informe de la Verdad y de la Reconciliación del país CVR, informe que es rechazado por el APRA, partido histórico que acaba de abandonar el poder dejando una secuela de corrupción. El problema es que muchos evangélicos han militado en sus mejores tiempos, pero ahora que ha dado un giro total lo siguen haciendo sin rubor alguno.
Hay mucho que comentar al respecto, pero lo dejamos a los buenos historiadores que surgen de nuestras canteras del movimiento universitario evangélico. Los temas que expongo están muy bien documentados en sendos libros de diferentes autores, lo mío es una visión personal como al fin es toda historia.
Una segunda representación del espectro evangélico es UNICEP, que en estos últimos años ha actuado en unidad con el CONEP en el proyecto de Ley de Igualdad Religiosa, constituyendo esta unidad una incomodidad al gobierno de turno hasta el mes de julio de este año. Lastimosamente este proyecto fue alterado con el apoyo de líderes evangélicos al margen de estas instituciones y que tienen cercanía al poder, de modo que se conservaron intereses de la Iglesia Oficial.
En segundo lugar, en la Reflexión no sólo teológica, mejor dicho en un pensamiento contextual que piense al país como escenario de su misión integral. Es contradictorio que los líderes que llegan con votos al Parlamento o gobiernos regionales y locales – salvo excepciones- manifiesten carencias de bases bíblicas de la responsabilidad social, y así es fácil caer en un clientelismo político y de provecho propio sin mayor horizonte.
En tercer lugar, debido a que ya es visible la presencia de la población evangélica entre los políticos profesionales, ellos nos buscan y ofrecen espacios a cambio de nuestros votos; de nuestra parte debemos tener cuidado y preparación para participar lúcida y responsablemente en el espacio público local, regional y nacional.

P.- ¿Va la reflexión teológica de la mano de ese dinamismo del que tanto se habla?
R.- En absoluto, tenemos que definir cuánto de ese crecimiento se debe a que la iglesia es refugio de las masas y cuánto es un movimiento transformador de la sociedad.
Un aspecto fundamental es develar qué teología hay detrás de nuestros servicios educativos; por ejemplo, ¿cuál es nuestra definición de educación cristiana?, porque la iglesia es una poderosa agencia educativa que forma o deforma al ciudadano evangélico. ¿Somos habitantes o ciudadanos? Porque el ciudadano hace ciudad, hace país. Existe reflexión teológica que toma al país como tema, pero esto tiene que seguir desarrollándose a partir de las experiencias sociales. Un no rotundo a la teología de balcón.

P.- Háblenos de su labor docente y del trabajo que se viene desarrollando en el Seminario Evangélico de Lima…
R.- Hace siete años que ingresé a enseñar Historia. Yo vengo de enseñar más de tres décadas en universidades nacionales y privadas en el área de las humanidades. Una primera aproximación a lo social es que descubrí que la Historia del Arte está hecha de pura sociología para explicar fenómenos, que a cada escuela le corresponde una revolución social o científica. Las paredes se habían derrumbado. Psicología y política eran caras de la misma moneda, era el desorden personal y el desorden social…
Asumo mi tarea para ayudar a los estudiantes a que comprendan el país para hacer un mejor trabajo cuando egresen…, eso es todo.
El Seminario actualmente está en proceso de transformación, es el más importante del país, pero no soy el llamado a expresar sus planes, soy un simple profesor contratado y punto.
Pero es importante decir que el Instituto de Investigaciones Políticas Nueva Humanidad que presido, formado por teólogos y profesionales de diferentes carreras, en convenio con el Seminario Evangélico de Lima, SEL, de manera inédita ha abierto un Diplomado en Ciencias Políticas y el próximo mes abrirá el mismo servicio en la ciudad de Trujillo, a setecientos kilómetros al norte de Lima. Esperamos aportar a las soluciones sociales del país como cuerpo de Cristo; si su presencia acercó el Reino de Dios y su justicia, debemos seguir esa huella.

P.- ¿Cómo se ve desde aquí a los evangélicos europeos? ¿Se realizan trabajos conjuntos?
R.- En este momento no hay puntos de referencia. Ya no podemos pensar que Europa es el modelo. Religiosamente somos conscientes que se secularizó, las iglesias son monumentos históricos y que sólo asisten los ancianos. Si hay actividad se debe a grupos de inmigrantes cristianos que manifiestan su fe y esto podría revitalizarse. Pero la xenofobia es otro signo a tomar en cuenta.
Conversaba con un misionero cuya iglesia de Estados Unidos lo enviaba en misión transcultural a un continente exótico con un excelente soporte, pero su desilusión era que la misma iglesia que lo enviaba a trabajar con otras culturas ponía cercos en su país para que los inmigrantes no entraran a ella…

P.- ¿Es algo normal hablar de Misión Integral en el mundo evangélico peruano?
Existen diferentes sectores en nuestra realidad evangélica que atraviesan todos los estratos de pensamiento que va de un fundamentalismo rural hasta un liberalismo teológico y económico, ojo, no digo ecuménico, porque se sabe que el neoliberalismo ha sido bendecido en grandes cónclaves eclesiásticos mundiales. Por ello ha habido dinero para financiar ciertas organizaciones para eclesiásticas, pero no para financiar proyectos políticos de inspiración evangélica en América Latina. Peor aún si recusan el neoliberalismo que actualmente muestra su caducidad con la crisis de Europa y EE.UU.
Estamos ad portas de celebrar los 50 años del movimiento universitario evangélico en Perú -AGEUP- y queda la esperanza que de estas generaciones salga una respuesta contundente al país como real expresión de la misión integral. El movimiento ha sido depositario de esta visión y ha ido madurando su proyecto. Pero para el mundo evangélico nuestro es una tarea a seguir desarrollando.

P.- ¿Qué piensa de la incursión de los evangélicos en la política?
R.- Dentro de la perspectiva del Reino de Dios es válida. Por otro lado, en estas dos últimas décadas hemos presenciado el pésimo desempeño de evangélicos en el Congreso –salvo excepciones-, donde no han sido mejores que los no evangélicos, y constatamos que cada vez son más los hermanos que buscan estas representaciones, pero sin ninguna o poca preparación. Felizmente existen investigadores e historiadores que se van dando cuenta de este desempeño para mejorar en el presente y futuro.
Incursionar en la política demanda un alto grado de preparación, digo, si se quiere llegar a ser gobierno. La estructura del Estado es frondosa y para ser eficiente y competitiva necesita expertos además de un talante ético. En plazo inmediato debe aspirarse a gobiernos locales y colocar en el parlamento a una docena de hermanos preparados integralmente, eso es posible ahora. Pero debe asumirse la cultura de rendir cuentas a sus electores.
Todo depende de la educación, de nuestra teología en la iglesia y en nuestros colegios, si sólo informamos y formamos para retener tradiciones, o informamos, formamos y transformamos a la sociedad.

Autores: Jacqueline Alencar
©Protestante Digital 2011

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