REVUISTA DOCENCIA. AÑO 2010. AGOSTO. NUMERO 33
De cultura y sociedad
Trasmitimos el magnifico artículo del venezolano
Por EDGAR E. QUINTERO .
Periodista y escritor ( Aporrea)
TITULO:
“La encrucijada actual de la iglesia Católica”:
Muchos estudiosos de los asuntos vaticanos, y algunos teólogos del catolicismo, previeron un pontificado muy difícil dentro de la iglesia des que Benedicto XVI fue elegido papa en abril de 2005. La razón de esas predicciones se basó en las posturas extremadamente ortodoxas y poco flexibles exhibidas por Ratzinger como cardenal y como Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe. Según esos especialistas, según los especialistas él representa un modelo extremadamente conservador dentro de la iglesia. Representa a una iglesia apegada a criterios inamovibles y muy ortodoxos en la forma de manejar los asuntos del Vaticano y en el modo de interpretar las doctrinas eclesiales, opuestas en todo sentido a la iglesia renovadora, abierta y liberadora no solo desde el punto de vista de la “salvación espiritual de las almas, sino también desde la perspectiva de la inclusión de nuevas posturas y nuevos movimientos católicos nacidos a partir del modernismo y de la dinámica del mundo actual. Resulta hoy incuestionable que al interior del Vaticano existen dos corrientes distintas con respecto a como debe de ser la iglesia: una conservadora apegada a valores tradicionales muy poco cambiante que apoya el libre mercado y justifica el statu quo; y otra más abierta, proclive a interpretar la doctrina católica en términos de cambios que deben de relacionarse más con asuntos de justicia social y económica para los pueblos, es decir, que no ve la religión solo como un mecanismo necesario para la “salvación de las almas”, sino como una oportunidad para promover transformaciones sociales pacíficas que lleven a una sociedad más justa y equilibrada.
Actualmente, la iglesia católica está, sin lugar a dudas, rebasada frente al cúmulo de desajustes y desequilibrios sociales, económicos y espirituales tanto internos como en el mundo. Sus autoridades no tienen respuestas oportunas y apropiadas a esta realidad de cambios y problemas; su férrea ortodoxia les impide ver más allá de sus demostradas cortas percepciones, sus miedos a perder privilegios y preponderancia política les impiden ver y analizar adecuadamente el contexto y los escenarios que dinamizan, para bien o para mal, la actualidad internacional y su propia realidad interna, que está bastante deteriorada. La Iglesia Ortodoxa, tal y como la concibe Benedicto XVI y la actual realeza vaticana, es a todas luces autocrática y opresora . Impone una sumisión y un silencio que impiden la aplicación y el desarrollo del concepto de universalidad y lo remiten al simple ejercicio de la obediencia, ciega y sin réplica a la autoridad eclesial, lo cual dificulta la conformación de espacios donde se discutan abiertamente y a todo nivel los problemas éticos, sociales, económicos y políticos que afectan la existencia humana y a la iglesia misma. En el Vaticano están más preocupado por el aborto, matrimonios entre homosexuales y el uso de métodos anticonceptivos que por los millones de seres humanos que mueren anualmente víctimas del hambre, y la falta de facilidades, para la vida; les interesa más , por ejemplo: “ la independencia” de esa pequeña región llamada Tibet y las quejas del Dalai Lama sobre el supuesto atropello de los derechos humanos por aprte de China, que el genocidio real cometido por Israel en Gaza o los cientos de miles de muertos en Irak y Afganistan , fruto de una invasión amparada en la violación del Derecho Internacional y montada sobre una gran mentira por parte de los ee.uu y sus satélites europeos.
El Vaticano siempre ha sido parte importante del mecanismo mundial de dominación planetaria y mercantilista. La religión cristiana del “status”, nunca ha sido en lo más mínimo, contención alguna para evitar la actual realidad de injusticias, exclusión y pobreza que azota a la mayoría de los países del Tercer Mundo e incluso dentro de los países más ricos. Al contrario, a pesar de su retórica en supuesta “defensa de los valores cristianos”, estas realidades se han acentuado a nivel de irracionalidad, sin que exista una denuncia sincera y una lucha real para combatir la pobreza, la injusticia y la exclusión social, simplemente por que es sostenedora, multiplicadora y beneficiaria del sistema que la genera.
No solo estas posturas ortodoxas y estas cegueras conceptuales son causa importante de la muy recurrente crisis por la que atraviesa la iglesia católica. Hoy el Vaticano y el catolicismo enfrentan uno de los más severos conflictos de su existencia lo cual amenaza muy seriamente la preponderancia religiosa y política de esta organización. La causa central de esta última y continuada crisis es la impunidad de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y prelados católicos contra niños y niñas que asisten a la iglesia o están bajo su cuidado y amparo en varias instituciones del catolicismo alrededor del mundo.
Es tan grave la crisis actual que, para muchos, ya el catolicismo ha dejado de ser una alternativa espiritual liberadora para convertirse en una entelequia a la cual le es muy difícil( por no decir imposible) hacer coincidir los preceptos y la moralidad cristiana con las “particulares” posturas nada moralizantes de la cúpula vaticana y obispal. Existe una objetiva inmovilidad de acción para enfrentar las graves y reiteradas acusaciones de pedofilia y consecuente encubrimientos de esos delitos de parte de las más altas autoridades eclesiásticas en muchos países.
La contradicción para el catolicismo es que siempre se ha presentado como una guía moral indiscutible, depositaria( según la versión eclesiástica) de un legado sagrado heredado directamente del mismo Jesucristo. El problema se evidencia cuando ya no se puede seguir esgrimiendo ese legado para defender determinados `principios y valores, pues éstos han sido violentados por sus propios miembros de forma repetitiva sin que las autoridades eclesiales hayan puesto freno a tale crímenes que, por el contrario, han sido silenciado sistemáticamente, recibiendo sus autores una odiosa e insultante solidaridad automática.
En Alemania e Irlanda , por ejemplo, existen más de 500 denuncias recientes de abusos sexuales cometidos por clérigos católicos. Hasta el propio hermano del papa ha estado involucrado en abusos y castigos a niños y niñas. Mientras que surgen cada vez más denuncias. Tarcisio Bertone , Secretario de Estado del Vaticano, planteó frente a estos escándalos que “ alguien esta tratando de socavar la confianza de los jóvenes en la iglesia católica”. Esta infeliz conclusión del jerarca vaticano no hace sino ratificar la pérdida de rumbo en que se encuentra el catolicismo: ahora resulta que no son los pedófilos los que están propiciando con sus abominables actos el descalabro actual de la iglesia, sino “alguien”, que al parecer de forma planificadas esta tratando de descalificarla. Por su parte, el cardenal José Saravia Martin, asesor del papa, dijo periodistas italianos que “existe una conspiración en contra de la iglesia”, pero no indicó a los responsables de esta supuesta conjura. Resulta hasta infantil creer en esta excusa para tratar de esconder lo que casi todo el mundo sabe y supone. Otro prelado, el obispo de Tenerife Bernado Alvarez , declaró al Diario “ La Opinión”, respecto a los abusos sexuales de algunos clérigos : “puede haber menores que los consientan y de hecho , si los hay. Hay adolescentes de trece años que están perfectamente de acuerdo y además deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidades es algo más complejo de lo que parece” ( a esta altura de la lectura mi indignación es tal, que ese cura , representante de la doctrina de Cristo, no merece siguiera ni mentarle la madre ni desearle la muerte; es un gusano y a los gusanos hay que dejarlos vivir nada más)
Esta descalificación de las víctimas no hace sino enlodar aún más la credibilidad y la seriedad de las altas autoridades del catolicismo, que recurren a tan insultantes respuestas para defender lo que a todas luces no tiene defensa.
La impúdica ley del silencio y la sumisión prevaleciente en la iglesia parece estar llegando a su fin .
De cultura y sociedad
Trasmitimos el magnifico artículo del venezolano
Por EDGAR E. QUINTERO .
Periodista y escritor ( Aporrea)
TITULO:
“La encrucijada actual de la iglesia Católica”:
Muchos estudiosos de los asuntos vaticanos, y algunos teólogos del catolicismo, previeron un pontificado muy difícil dentro de la iglesia des que Benedicto XVI fue elegido papa en abril de 2005. La razón de esas predicciones se basó en las posturas extremadamente ortodoxas y poco flexibles exhibidas por Ratzinger como cardenal y como Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe. Según esos especialistas, según los especialistas él representa un modelo extremadamente conservador dentro de la iglesia. Representa a una iglesia apegada a criterios inamovibles y muy ortodoxos en la forma de manejar los asuntos del Vaticano y en el modo de interpretar las doctrinas eclesiales, opuestas en todo sentido a la iglesia renovadora, abierta y liberadora no solo desde el punto de vista de la “salvación espiritual de las almas, sino también desde la perspectiva de la inclusión de nuevas posturas y nuevos movimientos católicos nacidos a partir del modernismo y de la dinámica del mundo actual. Resulta hoy incuestionable que al interior del Vaticano existen dos corrientes distintas con respecto a como debe de ser la iglesia: una conservadora apegada a valores tradicionales muy poco cambiante que apoya el libre mercado y justifica el statu quo; y otra más abierta, proclive a interpretar la doctrina católica en términos de cambios que deben de relacionarse más con asuntos de justicia social y económica para los pueblos, es decir, que no ve la religión solo como un mecanismo necesario para la “salvación de las almas”, sino como una oportunidad para promover transformaciones sociales pacíficas que lleven a una sociedad más justa y equilibrada.
Actualmente, la iglesia católica está, sin lugar a dudas, rebasada frente al cúmulo de desajustes y desequilibrios sociales, económicos y espirituales tanto internos como en el mundo. Sus autoridades no tienen respuestas oportunas y apropiadas a esta realidad de cambios y problemas; su férrea ortodoxia les impide ver más allá de sus demostradas cortas percepciones, sus miedos a perder privilegios y preponderancia política les impiden ver y analizar adecuadamente el contexto y los escenarios que dinamizan, para bien o para mal, la actualidad internacional y su propia realidad interna, que está bastante deteriorada. La Iglesia Ortodoxa, tal y como la concibe Benedicto XVI y la actual realeza vaticana, es a todas luces autocrática y opresora . Impone una sumisión y un silencio que impiden la aplicación y el desarrollo del concepto de universalidad y lo remiten al simple ejercicio de la obediencia, ciega y sin réplica a la autoridad eclesial, lo cual dificulta la conformación de espacios donde se discutan abiertamente y a todo nivel los problemas éticos, sociales, económicos y políticos que afectan la existencia humana y a la iglesia misma. En el Vaticano están más preocupado por el aborto, matrimonios entre homosexuales y el uso de métodos anticonceptivos que por los millones de seres humanos que mueren anualmente víctimas del hambre, y la falta de facilidades, para la vida; les interesa más , por ejemplo: “ la independencia” de esa pequeña región llamada Tibet y las quejas del Dalai Lama sobre el supuesto atropello de los derechos humanos por aprte de China, que el genocidio real cometido por Israel en Gaza o los cientos de miles de muertos en Irak y Afganistan , fruto de una invasión amparada en la violación del Derecho Internacional y montada sobre una gran mentira por parte de los ee.uu y sus satélites europeos.
El Vaticano siempre ha sido parte importante del mecanismo mundial de dominación planetaria y mercantilista. La religión cristiana del “status”, nunca ha sido en lo más mínimo, contención alguna para evitar la actual realidad de injusticias, exclusión y pobreza que azota a la mayoría de los países del Tercer Mundo e incluso dentro de los países más ricos. Al contrario, a pesar de su retórica en supuesta “defensa de los valores cristianos”, estas realidades se han acentuado a nivel de irracionalidad, sin que exista una denuncia sincera y una lucha real para combatir la pobreza, la injusticia y la exclusión social, simplemente por que es sostenedora, multiplicadora y beneficiaria del sistema que la genera.
No solo estas posturas ortodoxas y estas cegueras conceptuales son causa importante de la muy recurrente crisis por la que atraviesa la iglesia católica. Hoy el Vaticano y el catolicismo enfrentan uno de los más severos conflictos de su existencia lo cual amenaza muy seriamente la preponderancia religiosa y política de esta organización. La causa central de esta última y continuada crisis es la impunidad de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y prelados católicos contra niños y niñas que asisten a la iglesia o están bajo su cuidado y amparo en varias instituciones del catolicismo alrededor del mundo.
Es tan grave la crisis actual que, para muchos, ya el catolicismo ha dejado de ser una alternativa espiritual liberadora para convertirse en una entelequia a la cual le es muy difícil( por no decir imposible) hacer coincidir los preceptos y la moralidad cristiana con las “particulares” posturas nada moralizantes de la cúpula vaticana y obispal. Existe una objetiva inmovilidad de acción para enfrentar las graves y reiteradas acusaciones de pedofilia y consecuente encubrimientos de esos delitos de parte de las más altas autoridades eclesiásticas en muchos países.
La contradicción para el catolicismo es que siempre se ha presentado como una guía moral indiscutible, depositaria( según la versión eclesiástica) de un legado sagrado heredado directamente del mismo Jesucristo. El problema se evidencia cuando ya no se puede seguir esgrimiendo ese legado para defender determinados `principios y valores, pues éstos han sido violentados por sus propios miembros de forma repetitiva sin que las autoridades eclesiales hayan puesto freno a tale crímenes que, por el contrario, han sido silenciado sistemáticamente, recibiendo sus autores una odiosa e insultante solidaridad automática.
En Alemania e Irlanda , por ejemplo, existen más de 500 denuncias recientes de abusos sexuales cometidos por clérigos católicos. Hasta el propio hermano del papa ha estado involucrado en abusos y castigos a niños y niñas. Mientras que surgen cada vez más denuncias. Tarcisio Bertone , Secretario de Estado del Vaticano, planteó frente a estos escándalos que “ alguien esta tratando de socavar la confianza de los jóvenes en la iglesia católica”. Esta infeliz conclusión del jerarca vaticano no hace sino ratificar la pérdida de rumbo en que se encuentra el catolicismo: ahora resulta que no son los pedófilos los que están propiciando con sus abominables actos el descalabro actual de la iglesia, sino “alguien”, que al parecer de forma planificadas esta tratando de descalificarla. Por su parte, el cardenal José Saravia Martin, asesor del papa, dijo periodistas italianos que “existe una conspiración en contra de la iglesia”, pero no indicó a los responsables de esta supuesta conjura. Resulta hasta infantil creer en esta excusa para tratar de esconder lo que casi todo el mundo sabe y supone. Otro prelado, el obispo de Tenerife Bernado Alvarez , declaró al Diario “ La Opinión”, respecto a los abusos sexuales de algunos clérigos : “puede haber menores que los consientan y de hecho , si los hay. Hay adolescentes de trece años que están perfectamente de acuerdo y además deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidades es algo más complejo de lo que parece” ( a esta altura de la lectura mi indignación es tal, que ese cura , representante de la doctrina de Cristo, no merece siguiera ni mentarle la madre ni desearle la muerte; es un gusano y a los gusanos hay que dejarlos vivir nada más)
Esta descalificación de las víctimas no hace sino enlodar aún más la credibilidad y la seriedad de las altas autoridades del catolicismo, que recurren a tan insultantes respuestas para defender lo que a todas luces no tiene defensa.
La impúdica ley del silencio y la sumisión prevaleciente en la iglesia parece estar llegando a su fin .
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