El pastor y expresidente del Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP) Rafael Goto Silva es consciente de que la unión civil entre personas del mismo sexo no le quita derechos a nadie y que, al ser el Perú un Estado laico, la Iglesia debe respetar la decisión que se tome, más aún cuando se trata de hacer cumplir exigencias y respetar los derechos humanos de la comunidad LGTBI. Además, opina que el fujimorista Julio Rosas hace mal en mezclar su trabajo congresal con el evangelio, y que su participación como el ‘salvador de La Parada’ solo es para ganar más votos en los próximos comicios electorales.
Carlos Aguilar / Foto: Jorge Cerdán
FUENTE: Diario 16 14 de Abril del 2014
-¿Qué mensaje le deja la marcha que se hizo ayer a favor de la Ley de Unión Civil entre personas del mismo sexo?
Esta marcha expresa una corriente de opinión que viene incrementándose y que respalda que la unión de personas del mismo sexo sea reconocida por la ley. Creo que es un movimiento que va en crecimiento en contra de los sectores más conservadores de la ciudad (…) Si la mayoría no concuerda con la ley que plantea el congresista Bruce, sí se debe dar cuenta de que esta supuesta minoría tiene derechos.
-Usted, como líder evangélico, ¿cree que la unión civil va en contra del matrimonio? ¿Cree, como dicen los que están en contra, que esto es una aberración?
-¿Y qué pasaría si se aprueba esta ley?
Hay que aceptarla como una norma que el Estado está estableciendo, por lo tanto, no tengo y no creo que nadie deba sentirse fuera del mundo si es que se aprueba, ¿no?
-¿Esa cerrada postura de algunos evangélicos contra la unión civil es una imposición o consigna?
Bueno, no son solo los sectores evangélicos los que están desarrollando esta campaña en contra de la ley. En referencia a la Iglesia evangélica, es cierto que se tienen que respetar las Escrituras, tener a la biblia como ejemplo de conducta y buscar que se cumplan los principios evangélicos, pero te puedo decir que no toda la Iglesia evangélica está en contra de la ley, son sectores de opinión que se han articulado para generar una corriente para oponerse a la norma. Hay que diferenciar entre la Iglesia evangélica y los grupos de presión evangélica contra la norma.
-¿Cuando dice “grupos de presión evangélica” se refiere a Julio Rosas y al supuesto pastor José Linares?
Ellos representan a un grupo de opinión que ha ido trabajando para desarrollar una corriente contraria a esta ley. Hay otro grupo de opinión que piensa distinto. Es por eso que hay una página de Facebook llamada “Creyentes por la unión civil”, allí hay varios líderes de diferentes Iglesias que están a favor de esta norma…
-La exacerbada actitud del señor Julio Rosas da a entender que todos los evangélicos son homófobos y que están contra de esta norma. ¿No lo cree?
-Entonces, le reitero: ¿la unión civil va en contra del matrimonio?
-¿Y qué le dice que el señor Rosas hable del gen gay, de que solo existen hombre y mujer y que los homosexuales no tienen derechos humanos?
Es una opinión absolutamente personal del señor Rosas. Y me imagino que debe tener elementos científicos para hablar así. No es pertinente realizar esos comentarios cuando se discuten los derechos humanos, porque estos no se determinan por la orientación sexual, sino por lo que significa la dignidad de las personas. Más allá de sus creencias, orientación o condición social, tienen derechos.
-El congresista Rosas mezcla su religión con la función congresal…
Sí, está mezclando su función congresal con la pastoral, y son ámbitos distintos. El congresista debe desarrollar su trabajo para mejorar el país y el pastor puede salir a la calles desde las iglesias. El ser congresista y ser evangélico no se pueden mezclar porque el Congreso no es un foro para la imposición de las convicciones religiosas.
-Entonces, el día que se clausuró La Parada, ¿a quién vimos?, ¿a Julio Rosas el congresista o al evangelista?
Era el congresista. En el tema de La Parada me imagino que busca reafirmarse en una base social significativa que pueda respaldar su gestión y construir una plataforma política para el futuro.
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