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domingo, 15 de enero de 2012

LA MINISTRA AUSENTE EN PERÚ

Ha pasado más de un mes desde que Ana Jara asumió el cargo de ministra de la Mujer y Desarrollo Social, y en este tiempo apenas ha designado a sus dos viceministros. Su presencia no se nota. Además sus profundas convicciones religiosas preocupan a sectores que abogan por la defensa de los derechos de las mujeres. Muchas iniciativas en ese sentido, heredadas de la anterior gestión, han perdido fuerza.

Por: Flor Huilca
El 12 de diciembre pasado, Hernán Vásquez Cabrera, presidente del Movimiento Armonía Familiar Perú, una agrupación que tiene como principio la defensa de los valores y la familia, remitió al despacho de la ministra de la Mujer, Ana Jara Velásquez, una carta que busca cerrarle las puertas a la participación de las organizaciones feministas y de mujeres en este sector. El escrito plantea la disolución del Consejo Nacional de la Mujer del Mimdes porque –según argumenta– “permite el acceso de feministas y abortistas” a ese ministerio.
Este singular pedido pudo haber sido uno de los tantos que se envían al despacho ministerial y son archivados. Pero lo sorprendente es que el documento fue enviado con el expediente 031/2011 a la Dirección General de la Mujer para que emita una “opinión técnica a la Alta Dirección del Ministerio” sobre esta propuesta. Es decir, la ministra se interesó en el tema y dio trámite al pedido.
Hechos como este abonan las dudas sobre el rumbo que tomará este ministerio en manos de la ministra Ana Jara Velásquez, una mujer que ha hecho pública su profunda convicción religiosa, incluso recitando de memoria versículos enteros de la Biblia. Ella forma parte de la Iglesia Bautista La Gracia de Dios, uno de los grupos más conservadores de las iglesias evangélicas, quienes no creen en el aborto por violación o consideran a la homosexualidad como una ‘desviación sicológica’. A ella misma, por ejemplo, no la dejarían ser líder espiritual de su iglesia (ser pastora) porque ese papel está negado para las mujeres (ver recuadro).

¿Dónde está?
Hace más de un mes que Jara reemplazó a la ex ministra Aída García Naranjo en el cargo y desde entonces pocas cosas se han movido en el Mimdes. Su gestión se caracteriza hasta el momento por la inacción, el perfil bajo y la falta de equipo. Recién el 5 de enero, tras 25 días de asumir el cargo y un día antes de la presentación del gabinete Valdés ante el Congreso, designó a sus dos viceministros: la abogada Marcela Huaita Alegre como viceministra de la Mujer y a Julio Rojas como viceministro de Desarrollo Social. Otros puestos claves en el ministerio, como el de jefe de Gabinete de Asesores, Secretaría General y el Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual, aún no han sido designados. En el resto de direcciones se mantienen funcionarios que vienen de gestiones pasadas.
Por estas fechas ni siquiera hay un jefe de la Oficina de Comunicaciones, por lo que es difícil llegar a ella para precisar los lineamientos de su gestión. Y lo que está en juego en estos momentos es precisamente la continuidad de los lineamientos establecidos por la gestión de su antecesora Aída García Naranjo. La ex directora de la Dirección General de la Mujer María Ysabel Cedano señala que la gestión saliente dejó lista para su aprobación la Ley de Organización y Funciones (LOF) del Mimdes que será algo así como la hoja de ruta para este ministerio. La propuesta refuerza la rectoría de este sector en competencias como la igualdad de género y la lucha contra la violencia a las mujeres en todo el Estado. El plazo máximo para su aprobación es el 20 de febrero. El Consejo de Ministros debería aprobarla, pero es la ministra Jara quien debe empujar su inclusión en la agenda.
Otro tema que se quedó a medio camino con el cambio de gabinete es la Ley de Igualdad de Género que plantea lineamientos para la implementación de políticas públicas multisectoriales con una perspectiva de género. Este documento que fue consultado con organizaciones de mujeres –hasta del penal Santa Mónica– plantea que como parte de los derechos sexuales y reproductivos las mujeres puedan acceder a la pastilla del día siguiente, cuya distribución está limitada solo a establecimientos de salud públicos.
La ley plantea también, entre otras cosas, que la identidad sexual de hombres y mujeres no está determinada por razones biológicas sino por un componente sociocultural. Ello permite, por ejemplo, que se respalde el derecho de los homosexuales a cambiar de identidad en su DNI.
A todo esto, es pública la posición de la ministra Jara en contra de estos planteamientos. En una extensa entrevista que brindó a un programa de televisión, se definió como una mujer pro vida y dijo que respalda la sentencia del Tribunal Constitucional que limita la distribución gratuita del anticonceptivo oral de emergencia. Y siguiendo la formación que se inculca en su iglesia, también habría razones para pensar que tiene reservas frente a los derechos de los homosexuales.
Para Cedano “el nombramientos de las máximas autoridades en el Mimdes debe responder a la separación entre religión y gestión pública. La ministra alega que ese es su caso, pero es preocupante saber que en ceremonias públicas se resalten valores religiosos por encima de los derechos fundamentales”. Esos temores van tomando forma en pequeñas cosas. Se cuenta por ejemplo que en una reunión por Navidad con los hijos de los trabajadores del Ministerio de la Mujer, la ministra les recomendó que pidan a sus padres que les compren una Biblia como regalo de Navidad.
Frente a esta fundada preocupación, el contrapeso que pueda jugar la viceministra Marcela Huaita tiene un margen limitado, a criterio de Diana Miloslavich, ex jefa del gabinete de asesores de la gestión pasada e integrante de la ONG Manuela Ramos. Lo dice tomando en cuenta que nuestro Estado es jerárquico y le corresponde al titular del portafolio –en este caso la ministra Jara– fijar las políticas de su sector. Huaita es una abogada experta en temas de género que ha trabajado en la Defensoría del Pueblo. Su designación busca darle a Jara un respaldo en el manejo de temas de género, pero todavía hay dudas sobre cuánto margen de acción pueda tener frente a la agenda conservadora de la ministra.
Por lo pronto, se conoce que la ministra habría dado marcha atrás en su deseo de que el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social –con los cambios que experimenta por la transferencia de programas sociales al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social– se convierta en el Ministerio de la Familia. Pasaría a llamarse Ministerio de la Mujer y Ciudadanía, tal como lo propuso la gestión de García Naranjo.

Mimdes en peligro
Al margen del perfil que tiene Jara, lo que más preocupa a las organizaciones feministas y de mujeres es el cambio en el nacionalismo frente al tema de género y a los ofrecimientos planteados en su plan de gobierno. Su preocupación, dice Miloslavich, aumentó luego de escuchar el mensaje del premier Óscar Valdés en el Congreso, sin una sola mención a políticas en este sector, a diferencia de su antecesor, Salomón Lerner, quien presentó en detalle las metas que pretendían alcanzar. “¿Cuál es la prioridad del presidente Humala ahora?”, se pregunta.
Cedano piensa que por los plazos que hay para la aprobación de la Ley de Organización y Funciones del Mimdes –el 20 de febrero– pronto se conocerá la respuesta. “Si optan por un ministerio sin rectorías tendremos un ministerio debilitado y cada vez más manipulable políticamente. Tendrá bajo su competencia al Inabif, a las personas con discapacidad, el programa nacional contra la violencia sexual y familiar, pero no tendrá la perspectiva de género”, explica. De allí a desaparecer el ministerio hay pocos pasos. Cedano cuenta que ya se han escuchado en el Ejecutivo voces que plantean reducir el Mimdes a un instituto o convertirlo apenas en una dependencia dentro de cada ministerio.
Gaby Cevasco, directora de la ONG Flora Tristán, comparte la misma preocupación. Considera que la falta de liderazgo de la ministra y el perfil bajo que mantiene hasta ahora –a diferencia de su antecesora– no contribuyen a evidenciar la necesidad de seguir contando con un ministerio que conduzca las políticas en favor de la mujeres. En ese sentido, le recordó al presidente Humala que parte de su triunfo electoral se lo debe al voto de las mujeres con la campaña de las esterilizaciones forzadas.
Ante todas estas preocupaciones no se ha escuchado la palabra de la ministra Jara. Su agenda oficial, desde el 11 de enero en que prometió el cargo –su credo religioso le impide hacer juramentos–, contempló reuniones protocolares, celebraciones por Navidad, inauguraciones y su participación en ceremonias de otros sectores. Las únicas actividades importantes que ha tenido han sido la inauguración del taller “Voces de las mujeres indígenas, andinas y amazónicas, en el proceso de aplicación de la consulta previa” y su presencia en el Congreso con el gabinete ministerial.
Un dato que no puede pasar inadvertido en esa línea es el silencio con que la ministra Ana Jara recibió la promulgación de la Ley contra el Feminicidio, posición que no guarda coherencia con el impulso que puso el Mimdes para su aprobación. A pesar de estas dudas, algunas colaboradoras de la ministra destacan en ella su disposición a escuchar, aun en temas contrarios a su credo. Lo que no se puede saber, sin embargo, es si cuando llegue el momento podrá realizar acciones de Estado que vayan en contra de sus principios religiosos. Por sus actos la conoceremos.

Pensamiento bautista
Daniel Terrones Díaz es pastor de la Iglesia Bautista La Gracia de Dios desde el 2001. Desde entonces ha guiado espiritualmente a la ministra de la Mujer, Ana Jara, y ahora que se han puesto sobre ella los reflectores por sus creencias religiosas es bueno conocer el pensamiento que la ha formado.
Esta iglesia es parte de la corriente de iglesias bautistas del sur de Estados Unidos, que tienen una tradición conservadora. A diferencia de los bautistas del norte, no admiten que las mujeres puedan conducir la iglesia porque “no hay un sustento bíblico”. Lo que sí pueden hacer es predicar labores de acción social, consejería de familia, estudio de la Biblia, entre otras funciones.
Aceptan los métodos de planificación familiar con excepción de la píldora del día siguiente, están en contra del aborto en casos de violación porque son “testigos de cómo el poder divino obra en esa madre” y predican las relaciones sexuales solo después del matrimonio. Por ello están en contra de despenalizar las relaciones sexuales entre adolescentes. “Alientan el libertinaje”, explica el pastor Terrones.
Los homosexuales son para esta línea bautista un castigo divino y una desviación sicológica. “En ellos no obra la gracia de Dios”, dice.

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