Indígenas ecuatorianos evangelistas
© Le Monde diplomatique y Capital Intelectual S.A.
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AUTOR: Laurent Tranier
En 2002, a través del movimiento Pachakutik –su brazo político–, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) participó del gobierno de Lucio Gutiérrez, al que no tardó en retirarle el apoyo. Además de haber perdido credibilidad ante la opinión pública, la Conaie afronta la división de la comunidad indígena, implícita en el crecimiento de la Federación Evangélica Indígena de Ecuador (Feine), que toma de la cosmovisión indígena el concepto de “desarrollo integral” .
"La supervivencia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) está amenazada. El objetivo de mi presidencia es organizar un repliegue para consolidar la base del movimiento". Con voz grave y gestos lentos, Luis Macas no se hace ilusiones. Figura histórica de esta organización social creada en 1986 para luchar contra todas las formas de explotación y de violencia de que son víctimas los indígenas (que presidió desde 1990 a 1996), fue elegido en diciembre de 2004 para conducir, durante los próximos tres años, una verdadera misión de salvataje 1.
En el transcurso de la década de 1990 el movimiento indígena, representado casi en su totalidad por la Conaie, pareció ir de victoria en victoria. Los levantamientos de 1990, 1992, 1994 2, 1997 y 1998 le permitieron obtener nuevas tierras y más recursos para el desarrollo, así como también rechazar los aumentos de precio de la energía y diversas medidas de ajuste estructural exigidas por el Fondo Monetario Internacional.
Pero esas victorias no tardaron en revelarse como limitadas. Es cierto que los 5 millones de descendientes de los pueblos precolombinos adquirieron visibilidad, fuerza política y dignidad en este pequeño país de 13 millones de habitantes. La Constitución adoptada el 5 de junio de 1998, una de las más modernas del mundo en materia de derechos colectivos 3, les reconoce toda una gama de prerrogativas esenciales para su supervivencia cultural. Según la opinión general, el racismo retrocedió y los indígenas levantaron su cabeza. Sin embargo, su situación económica y social es catastrófica. En 2004, el Instituto Nacional de Estadística y Censos estimó en 44% la proporción de pobres del país (que disponen de menos de 2,64 dólares por día), pero en la población indígena esa tasa alcanza al 80%.
El portavoz de los humildes
En enero de 2000 los indígenas habían desfilado una vez más por las calles de Quito. Cientos de miles manifestaron contra el proyecto del presidente Jamil Mahuad de reemplazar la moneda nacional, el sucre, por el dólar estadounidense. El ejército intervino, pero aparentemente para ponerse del lado del pueblo. El 21 de enero los manifestantes tomaron el Congreso y Mahuad dejó la Presidencia. Fue reemplazado por el vicepresidente Gustavo Noboa... quien de todas maneras llevó a cabo la dolarización.
Pero en esa ocasión saltó al primer plano un oficial mestizo, hasta ese momento desconocido: el coronel Lucio Gutiérrez. Dado que se oponía a la oligarquía y se presentaba como el portavoz de los humildes y los indígenas -en ese momento se lo interpretó como un Hugo Chávez ecuatoriano-, fue elegido Presidente de la República dos años más tarde. Sostenido por la Conaie desde la primera vuelta, tuvo el apoyo de los partidos de izquierda y de centroizquierda y venció a Alvaro Noboa, el hombre más rico del país, en la segunda vuelta.
La Conaie y su brazo político, el movimiento Pachakutik (PK) 4, entraron con fuerza en el gobierno. Pero Gutiérrez necesitaba una alianza mucho más amplia para dirigir el país. La encontró, por un tiempo, por el lado del Partido Social Cristiano -formación conservadora de los medios económicos de Guayaquil-, en menoscabo del acuerdo programático establecido con el PK, y pactó rápidamente con el presidente estadounidense George W. Bush, el FMI y las fuerzas del mercado. Los ministros provenientes del movimiento indígena denunciaron traición y se fueron dando un portazo. En el Congreso, los diputados del PK eran pocos, apenas 11. En enero de 2005, a fuerza de exclusiones y deserciones, quedaban sólo 6 y habían perdido toda influencia.
A la hora de la autocrítica, Luis Macas, efímero ministro de Agricultura, lo confiesa abiertamente: "Nuestro primer error fue aliarnos con Gutiérrez". Hoy en la oposición, el PK y la Conaie han perdido crédito tanto ante sus bases como ante la opinión pública. Cuando se le presenta al nuevo presidente de la Conaie un documento austero, de unas cincuenta páginas, titulado "Proyecto político de las nacionalidades y pueblos del Ecuador", esboza una sonrisa molesta. Es un documento que conoce muy bien, ya que fue redactado bajo su dirección, en 1994. Y en más de diez años el proyecto no ha evolucionado ni una coma.
Las propuestas de la Conaie siguen estando centradas en reivindicaciones de identidad teóricamente satisfechas desde la adopción de la Constitución de 1998: una demanda de educación bilingüe (español y el idioma nativo) que nadie cuestiona; una lucha clásica por las tierras y una exigencia de "desarrollo" tan enérgica como imprecisa. Sin olvidar una reforma del Estado que se ha vuelto un lugar común. No obstante, lo mismo que el conjunto del movimiento popular latinoamericano, la Conaie está muy comprometida en la lucha contra la implementación del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), programada por Washington para 2005.
Poner fin a la esquizofrenia
Durante las jornadas insurreccionales de 2000 apareció una organización que hasta entonces se había limitado estrictamente a un papel de representación religiosa, la Federación Evangélica Indígena de Ecuador (Feine) 5. En desarrollo constante desde los años 1960 y liberados en 1981 de la tutela de los misioneros estadounidenses, los indígenas evangélicos son alrededor de 2 millones de personas en el país 6. Durante mucho tiempo se abstuvieron de todo activismo social o político por razones doctrinarias. Como la "ética protestante" considera que el poder político procede de la voluntad divina, simplemente no había espacio para cuestionarlo. Esta pasividad contribuyó de modo duradero al rechazo de las organizaciones evangélicas por las demás estructuras indígenas.
Sin embargo, con el impulso de Marco Murillo, de 28 años, elegido en 1998 para ocupar la presidencia de una organización nacional desprovista de influencia, la Feine llegó a ser la voz principal de los indígenas. Presente en las ciudades y en el campo (mientras la Conaie sigue siendo principalmente rural), aparece unida detrás de su presidente y dotada de principios moderados que expone con claridad. Al mismo tiempo que reivindica su pragmatismo, la Feine no se deja engañar por un gobierno cuya política indígena se reduce a la distribución de alimentos a las bases y de puestos administrativos a los dirigentes, un clientelismo casi oficial, orquestado por el Ministerio de Bienestar Social 7. "Nosotros no apoyamos al gobierno. Aprobamos los aspectos positivos de su acción y continuaremos luchando por nuestras reivindicaciones no satisfechas. Pero no participaremos en su derrocamiento. Ya hemos probado eso, y no cambia nada...", insiste Murillo.
La participación directa de la Feine en la acción social y política ha creado dificultades en el propio seno de la organización. "Pero -prosigue Murillo- había que poner término a la esquizofrenia de los pastores que a la mañana predicaban el orden y la sumisión a las autoridades instaladas por Dios; y a la tarde, en su calidad de dirigentes de una comunidad, concluían que la miseria, el analfabetismo y la ausencia de perspectivas hacían indispensable la movilización..."
Esto se hizo a partir de la teoría del "desarrollo integral", ejemplo perfecto de la flexibilidad doctrinaria de los cultos evangelistas. Proveniente de la cosmovisión indígena, es una doctrina que no distingue lo sagrado de lo temporal y asocia las necesidades físicas y espirituales de los humanos. Para terminar en lo que la etnóloga Susana Andrade define como una "nueva identidad indígena protestante" 8, al mismo tiempo un proyecto de mejoramiento moral y una propuesta concreta de progreso económico y social.
¿Esta "nueva identidad" es compatible con el "programa" de la Conaie? Según los dichos de su presidente, la Feine se muestra escéptica, acusando a la Conaie de proponer una visión "etnocentrista" y "anticuada" del desarrollo. Así, la Feine se declara favorable a la educación intercultural bilingüe, porque "la lengua es una parte esencial de la identidad". Pero exige además el aprendizaje del inglés y la apertura de la enseñanza a los conocimientos universales. De la misma manera, aunque milita también por un refuerzo de la economía comunitaria, exige que simultáneamente se desarrolle una actividad abierta hacia los mercados, a partir de microempresas financiadas por un banco de desarrollo que todavía está por crearse.
Casi naturalmente, y siguiendo el ejemplo de la Conaie, la Feine ha dado nacimiento a un partido político. Se trata de Amauta Jatari ("El sabio se recupera", en quechua), que surgió en 1998 y ya en 2002 presentó el primer candidato indígena para una elección presidencial en Ecuador. Antonio Vargas, disidente de la Conaie, obtuvo menos de 40.000 votos, es decir, el 0,8% de los sufragios emitidos: el resultado más débil de los 11 candidatos que competían en la primera vuelta.
Después de ese fracaso humillante, la Feine y Amauta Jatari llegaron a la conclusión de que la vocación del movimiento no era nacional: a pesar de tener fuertes implantaciones locales, el peso de los evangélicos en el conjunto del país no les permite aspirar a la victoria por sí solos. En consecuencia, sólo van a existir políticamente a través de alianzas, "con los movimientos de centro y de centroizquierda laicos y progresistas", según Murillo.
Poniendo estas resoluciones en práctica en las elecciones locales del otoño de 2004, los evangélicos conquistaron tres municipalidades y una numerosa representación en los consejos municipales y provinciales en la Sierra. En la mayor parte de los casos con el apoyo del Partido de la Sociedad Patriótica (PSP) de Gutiérrez y del Partido Socialista. Para las próximas elecciones generales del otoño de 2006, Amauta Jatari espera crear una gran alianza de centro y centroizquierda y poder enviar diputados al Congreso Nacional.
Tanto en la Conaie como en la Feine aseguran que la diversidad fortalece al movimiento indígena, y proclaman su intención de dialogar. Pero al mismo tiempo uno y otro reconocen que la confrontación electoral es inevitable. Desde el punto de vista de la Feine, por razones ideológicas; y según la Conaie, a causa de un gobierno manipulador que siembra la división.
Movilizaciones
El 16 de febrero pasado, las calles de Quito resonaron con el paso de una manifestación masiva (entre 70.000 y 200.000 personas, cuya consigna era el grito"¡Lucio (Gutiérrez), fuera!"), que incluía desde sindicatos hasta organizaciones no gubernamentales, pasando por las organizaciones barriales, el muy conservador Partido Social Cristiano y el movimiento Pachakutik. La crisis política se desencadenó después de que la mayoría legislativa favorable al gobierno reorganizara "a su manera" la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral y el Tribunal Constitucional.
La Conaie, que apoyó al movimiento sin participar directamente en él, encara una oposición llevada a cabo sobre la base de contrapropuestas diferentes a las de los partidos políticos, para impedir la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, rechazar el Plan Colombia (que compromete a Ecuador a través de la militarización de las fronteras y la base militar estadounidense de Manta), y rechazar también la privatización del patrimonio nacional.
Ausente en las manifestaciones del 16 de febrero, la Feine no se movilizó por el gobierno ni por la oposición. Sin embargo, mediante la oferta de transporte, de remuneraciones y/o amenazas de multas, el Ministerio de Bienestar Social convocó a las comunidades evangélicas a la manifestación que tuvo lugar el mismo día y que reunió a unas 10.000 personas a favor del presidente Gutiérrez.
"La supervivencia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) está amenazada. El objetivo de mi presidencia es organizar un repliegue para consolidar la base del movimiento". Con voz grave y gestos lentos, Luis Macas no se hace ilusiones. Figura histórica de esta organización social creada en 1986 para luchar contra todas las formas de explotación y de violencia de que son víctimas los indígenas (que presidió desde 1990 a 1996), fue elegido en diciembre de 2004 para conducir, durante los próximos tres años, una verdadera misión de salvataje 1.
En el transcurso de la década de 1990 el movimiento indígena, representado casi en su totalidad por la Conaie, pareció ir de victoria en victoria. Los levantamientos de 1990, 1992, 1994 2, 1997 y 1998 le permitieron obtener nuevas tierras y más recursos para el desarrollo, así como también rechazar los aumentos de precio de la energía y diversas medidas de ajuste estructural exigidas por el Fondo Monetario Internacional.
Pero esas victorias no tardaron en revelarse como limitadas. Es cierto que los 5 millones de descendientes de los pueblos precolombinos adquirieron visibilidad, fuerza política y dignidad en este pequeño país de 13 millones de habitantes. La Constitución adoptada el 5 de junio de 1998, una de las más modernas del mundo en materia de derechos colectivos 3, les reconoce toda una gama de prerrogativas esenciales para su supervivencia cultural. Según la opinión general, el racismo retrocedió y los indígenas levantaron su cabeza. Sin embargo, su situación económica y social es catastrófica. En 2004, el Instituto Nacional de Estadística y Censos estimó en 44% la proporción de pobres del país (que disponen de menos de 2,64 dólares por día), pero en la población indígena esa tasa alcanza al 80%.
El portavoz de los humildes
En enero de 2000 los indígenas habían desfilado una vez más por las calles de Quito. Cientos de miles manifestaron contra el proyecto del presidente Jamil Mahuad de reemplazar la moneda nacional, el sucre, por el dólar estadounidense. El ejército intervino, pero aparentemente para ponerse del lado del pueblo. El 21 de enero los manifestantes tomaron el Congreso y Mahuad dejó la Presidencia. Fue reemplazado por el vicepresidente Gustavo Noboa... quien de todas maneras llevó a cabo la dolarización.
Pero en esa ocasión saltó al primer plano un oficial mestizo, hasta ese momento desconocido: el coronel Lucio Gutiérrez. Dado que se oponía a la oligarquía y se presentaba como el portavoz de los humildes y los indígenas -en ese momento se lo interpretó como un Hugo Chávez ecuatoriano-, fue elegido Presidente de la República dos años más tarde. Sostenido por la Conaie desde la primera vuelta, tuvo el apoyo de los partidos de izquierda y de centroizquierda y venció a Alvaro Noboa, el hombre más rico del país, en la segunda vuelta.
La Conaie y su brazo político, el movimiento Pachakutik (PK) 4, entraron con fuerza en el gobierno. Pero Gutiérrez necesitaba una alianza mucho más amplia para dirigir el país. La encontró, por un tiempo, por el lado del Partido Social Cristiano -formación conservadora de los medios económicos de Guayaquil-, en menoscabo del acuerdo programático establecido con el PK, y pactó rápidamente con el presidente estadounidense George W. Bush, el FMI y las fuerzas del mercado. Los ministros provenientes del movimiento indígena denunciaron traición y se fueron dando un portazo. En el Congreso, los diputados del PK eran pocos, apenas 11. En enero de 2005, a fuerza de exclusiones y deserciones, quedaban sólo 6 y habían perdido toda influencia.
A la hora de la autocrítica, Luis Macas, efímero ministro de Agricultura, lo confiesa abiertamente: "Nuestro primer error fue aliarnos con Gutiérrez". Hoy en la oposición, el PK y la Conaie han perdido crédito tanto ante sus bases como ante la opinión pública. Cuando se le presenta al nuevo presidente de la Conaie un documento austero, de unas cincuenta páginas, titulado "Proyecto político de las nacionalidades y pueblos del Ecuador", esboza una sonrisa molesta. Es un documento que conoce muy bien, ya que fue redactado bajo su dirección, en 1994. Y en más de diez años el proyecto no ha evolucionado ni una coma.
Las propuestas de la Conaie siguen estando centradas en reivindicaciones de identidad teóricamente satisfechas desde la adopción de la Constitución de 1998: una demanda de educación bilingüe (español y el idioma nativo) que nadie cuestiona; una lucha clásica por las tierras y una exigencia de "desarrollo" tan enérgica como imprecisa. Sin olvidar una reforma del Estado que se ha vuelto un lugar común. No obstante, lo mismo que el conjunto del movimiento popular latinoamericano, la Conaie está muy comprometida en la lucha contra la implementación del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), programada por Washington para 2005.
Poner fin a la esquizofrenia
Durante las jornadas insurreccionales de 2000 apareció una organización que hasta entonces se había limitado estrictamente a un papel de representación religiosa, la Federación Evangélica Indígena de Ecuador (Feine) 5. En desarrollo constante desde los años 1960 y liberados en 1981 de la tutela de los misioneros estadounidenses, los indígenas evangélicos son alrededor de 2 millones de personas en el país 6. Durante mucho tiempo se abstuvieron de todo activismo social o político por razones doctrinarias. Como la "ética protestante" considera que el poder político procede de la voluntad divina, simplemente no había espacio para cuestionarlo. Esta pasividad contribuyó de modo duradero al rechazo de las organizaciones evangélicas por las demás estructuras indígenas.
Sin embargo, con el impulso de Marco Murillo, de 28 años, elegido en 1998 para ocupar la presidencia de una organización nacional desprovista de influencia, la Feine llegó a ser la voz principal de los indígenas. Presente en las ciudades y en el campo (mientras la Conaie sigue siendo principalmente rural), aparece unida detrás de su presidente y dotada de principios moderados que expone con claridad. Al mismo tiempo que reivindica su pragmatismo, la Feine no se deja engañar por un gobierno cuya política indígena se reduce a la distribución de alimentos a las bases y de puestos administrativos a los dirigentes, un clientelismo casi oficial, orquestado por el Ministerio de Bienestar Social 7. "Nosotros no apoyamos al gobierno. Aprobamos los aspectos positivos de su acción y continuaremos luchando por nuestras reivindicaciones no satisfechas. Pero no participaremos en su derrocamiento. Ya hemos probado eso, y no cambia nada...", insiste Murillo.
La participación directa de la Feine en la acción social y política ha creado dificultades en el propio seno de la organización. "Pero -prosigue Murillo- había que poner término a la esquizofrenia de los pastores que a la mañana predicaban el orden y la sumisión a las autoridades instaladas por Dios; y a la tarde, en su calidad de dirigentes de una comunidad, concluían que la miseria, el analfabetismo y la ausencia de perspectivas hacían indispensable la movilización..."
Esto se hizo a partir de la teoría del "desarrollo integral", ejemplo perfecto de la flexibilidad doctrinaria de los cultos evangelistas. Proveniente de la cosmovisión indígena, es una doctrina que no distingue lo sagrado de lo temporal y asocia las necesidades físicas y espirituales de los humanos. Para terminar en lo que la etnóloga Susana Andrade define como una "nueva identidad indígena protestante" 8, al mismo tiempo un proyecto de mejoramiento moral y una propuesta concreta de progreso económico y social.
¿Esta "nueva identidad" es compatible con el "programa" de la Conaie? Según los dichos de su presidente, la Feine se muestra escéptica, acusando a la Conaie de proponer una visión "etnocentrista" y "anticuada" del desarrollo. Así, la Feine se declara favorable a la educación intercultural bilingüe, porque "la lengua es una parte esencial de la identidad". Pero exige además el aprendizaje del inglés y la apertura de la enseñanza a los conocimientos universales. De la misma manera, aunque milita también por un refuerzo de la economía comunitaria, exige que simultáneamente se desarrolle una actividad abierta hacia los mercados, a partir de microempresas financiadas por un banco de desarrollo que todavía está por crearse.
Casi naturalmente, y siguiendo el ejemplo de la Conaie, la Feine ha dado nacimiento a un partido político. Se trata de Amauta Jatari ("El sabio se recupera", en quechua), que surgió en 1998 y ya en 2002 presentó el primer candidato indígena para una elección presidencial en Ecuador. Antonio Vargas, disidente de la Conaie, obtuvo menos de 40.000 votos, es decir, el 0,8% de los sufragios emitidos: el resultado más débil de los 11 candidatos que competían en la primera vuelta.
Después de ese fracaso humillante, la Feine y Amauta Jatari llegaron a la conclusión de que la vocación del movimiento no era nacional: a pesar de tener fuertes implantaciones locales, el peso de los evangélicos en el conjunto del país no les permite aspirar a la victoria por sí solos. En consecuencia, sólo van a existir políticamente a través de alianzas, "con los movimientos de centro y de centroizquierda laicos y progresistas", según Murillo.
Poniendo estas resoluciones en práctica en las elecciones locales del otoño de 2004, los evangélicos conquistaron tres municipalidades y una numerosa representación en los consejos municipales y provinciales en la Sierra. En la mayor parte de los casos con el apoyo del Partido de la Sociedad Patriótica (PSP) de Gutiérrez y del Partido Socialista. Para las próximas elecciones generales del otoño de 2006, Amauta Jatari espera crear una gran alianza de centro y centroizquierda y poder enviar diputados al Congreso Nacional.
Tanto en la Conaie como en la Feine aseguran que la diversidad fortalece al movimiento indígena, y proclaman su intención de dialogar. Pero al mismo tiempo uno y otro reconocen que la confrontación electoral es inevitable. Desde el punto de vista de la Feine, por razones ideológicas; y según la Conaie, a causa de un gobierno manipulador que siembra la división.
Movilizaciones
El 16 de febrero pasado, las calles de Quito resonaron con el paso de una manifestación masiva (entre 70.000 y 200.000 personas, cuya consigna era el grito"¡Lucio (Gutiérrez), fuera!"), que incluía desde sindicatos hasta organizaciones no gubernamentales, pasando por las organizaciones barriales, el muy conservador Partido Social Cristiano y el movimiento Pachakutik. La crisis política se desencadenó después de que la mayoría legislativa favorable al gobierno reorganizara "a su manera" la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral y el Tribunal Constitucional.
La Conaie, que apoyó al movimiento sin participar directamente en él, encara una oposición llevada a cabo sobre la base de contrapropuestas diferentes a las de los partidos políticos, para impedir la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, rechazar el Plan Colombia (que compromete a Ecuador a través de la militarización de las fronteras y la base militar estadounidense de Manta), y rechazar también la privatización del patrimonio nacional.
Ausente en las manifestaciones del 16 de febrero, la Feine no se movilizó por el gobierno ni por la oposición. Sin embargo, mediante la oferta de transporte, de remuneraciones y/o amenazas de multas, el Ministerio de Bienestar Social convocó a las comunidades evangélicas a la manifestación que tuvo lugar el mismo día y que reunió a unas 10.000 personas a favor del presidente Gutiérrez.
REFERENCIAS
1.La Conaie reúne a tres confederaciones regionales: el ECUARUNARI en la sierra, la CONFENAIE en el Amazonas, y la CONAICE en la costa.
2.Maurice Lemoine, "La révolte très politique des indiens d'Equateur", Le Monde diplomatique, París, noviembre de 1994.
3.Véase la Constitución política de la República de Ecuador, adoptada el 5-6-1998, Título I, Artículo 1: "El Ecuador es un Estado social de derecho, (...) pluricultural y multiétnico"; y el Título III, Capítulo 5, Sección 1, llamado: "Los pueblos indígenas y negros o afro-ecuatorianos".
4.El movimiento Pachakutik ("La era de la renovación" en quechua), fue creado en 1996. Reunió a diversas organizaciones sociales pero se confundió con la Conaie, que es la organización más importante de las que lo integran.
5.La Feine fue creada en 1980 con objetivos religiosos, que hoy también son sociales y políticos. Reúne a 18 organizaciones provenientes de todo el país, que agrupan a 2.500 comunidades de creyentes y constituye el cuarto nivel de una organización piramidal.
6.El intelectual protestante Iván Balarezo Pérez consideraba en 2002 que los evangélicos, casi exclusivamente indígenas, representaban el 12% de la población, es decir, más de 1,5 millones de personas. La cifra de 2 millones, distribuidos entre la Feine y la Conaie, es aceptada por ambas organizaciones.
7."El gobierno sabe manejar a la fe indígena", El Comercio, Quito, 6-12-04.
8.Susana Andrade, Protestantismo indígena: procesos de conversión en la provincia de Chimborazo, Ecuador, Flacso Ecuador, 2004.
1.La Conaie reúne a tres confederaciones regionales: el ECUARUNARI en la sierra, la CONFENAIE en el Amazonas, y la CONAICE en la costa.
2.Maurice Lemoine, "La révolte très politique des indiens d'Equateur", Le Monde diplomatique, París, noviembre de 1994.
3.Véase la Constitución política de la República de Ecuador, adoptada el 5-6-1998, Título I, Artículo 1: "El Ecuador es un Estado social de derecho, (...) pluricultural y multiétnico"; y el Título III, Capítulo 5, Sección 1, llamado: "Los pueblos indígenas y negros o afro-ecuatorianos".
4.El movimiento Pachakutik ("La era de la renovación" en quechua), fue creado en 1996. Reunió a diversas organizaciones sociales pero se confundió con la Conaie, que es la organización más importante de las que lo integran.
5.La Feine fue creada en 1980 con objetivos religiosos, que hoy también son sociales y políticos. Reúne a 18 organizaciones provenientes de todo el país, que agrupan a 2.500 comunidades de creyentes y constituye el cuarto nivel de una organización piramidal.
6.El intelectual protestante Iván Balarezo Pérez consideraba en 2002 que los evangélicos, casi exclusivamente indígenas, representaban el 12% de la población, es decir, más de 1,5 millones de personas. La cifra de 2 millones, distribuidos entre la Feine y la Conaie, es aceptada por ambas organizaciones.
7."El gobierno sabe manejar a la fe indígena", El Comercio, Quito, 6-12-04.
8.Susana Andrade, Protestantismo indígena: procesos de conversión en la provincia de Chimborazo, Ecuador, Flacso Ecuador, 2004.
Ficha documental
Autor/es Laurent Tranier
Publicado en Edición Cono Sur
Número de edición Número 70 - Abril 2005
Páginas: 11,12
Traducción Lucía Vera
Artículos vinculados
Temas Ciencias Políticas, Estado (Política), Sectas y Comunidades
Países Ecuador
Autor/es Laurent Tranier
Publicado en Edición Cono Sur
Número de edición Número 70 - Abril 2005
Páginas: 11,12
Traducción Lucía Vera
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Países Ecuador
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