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martes, 3 de febrero de 2015

PULPINES EN SU SALSA

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Ubaldo Tejada Guerrero.
Analista Global
Pretender ver sólo la crisis política peruana, dentro de un marco coyuntural de las alturas de un "partido" nacionalista que se debate dentro de un  proyecto neo liberal, es sólo ver la epidermis de la gravedad, donde los jóvenes migrantes de cuarta generación, nos están diciendo que algo se pudre en el Perú.
Los jóvenes como vino nuevo evitan contaminarse con odres viejos, cuyo ciclo anuncia que debemos sacar varias lecciones de sus luchas:
1. Entender que la actual Constitución Política de 1,993, sólo será autoridad nacional, cuando todo el pueblo convenga que se rige por ella, y que todas las autoridades nacionales, regionales y locales, deben someterse a ella para ser realmente un gobierno legítimo y una democracia real.
2. Entender que hoy no tenemos constitucionalidad, porque no solamente, hace falta que exista una ley, sino que ésta no haya sido arbitrariamente impuesta, sin una ciudadanía plena.
3. Entender que los jóvenes peruanos, han empezado a comprender que el descontento popular, tiene un denominador común: que la libertad económica debe ser ejercida dentro de un marco moral y ético de comportamiento de sus gobernantes y autoridades, hecho que los amantes del dinero hasta ahora han sido incapaces de mostrar.
4. Entender que ha empezado un serio emplazamiento a vetustos armazones electorales, vientres de alquiler, mal llamados "partidos políticos" a los cuales les han preguntado ¿Por qué esta apetencia por cargos, que se expresan en un multitud de "partidos"?. Obviamente la respuesta son los presupuestos nacionales, regionales y locales.
5. Entender que se ha desnudado que el Estado es un botín, cuyo dinero producto de transferencias, no encuentra en ésta república agotada, nadie quien lo proteja, siendo así arca abierta de políticos de siempre: corrupción, encubrimiento e ineficacia del Estado, que exige urgentemente fundamentos sólidos y sanos afirmados en rocas sólidas y no solamente leyes asentadas en arena, que el viento de la corrupción lo barre.
6. Entender que el proceso político exige una democracia real y una ciudadanía plena, capaz de impulsar un liderazgo político que cumpla el principio de "vino nuevo en odres nuevos", con ideología, doctrina, y principios, que hasta ahora es el vacío a llenar por el pragmatismo neo liberal.
7. Entender que el Perú no es un país derrotado, que la ola juvenil debe evitar contaminarse, porque ahora son la reserva moral, honesta y comprometida, para ello deben mirar las manos de los candidatos ¿Qué han hecho y como ha sido su conducta previa? Si han robado, de seguro volverán a hacerlo y en mayores volúmenes. La decisión como nunca en la historia peruana está en la ciudadanía, que deberá saber distinguir la línea divisoria entre la corrupción y la honestidad.

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