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sábado, 23 de mayo de 2015

LOS PROFESIONALES CRISTIANOS DEL SIGLO XXI

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Por: Ubaldo Tejada Guerrero.

Ëste es un tema que poco se toca en nuestras comunidades cristianas en el Perú, donde  la educación sigue republicanamente siendo precaria, mas aun la realidad de nuestras universidades públicas y privadas en crisis con la siguientes características básicas:

1. Planes de estudios rígidos.
2. Currículos centralizados.
3. Educación para el trabajo.
4. Mera capacitación laboral.
5. Lejana de los mercados laborales.

Una de las tareas centrales que tenemos los profesionales, en éste convulsionado siglo XXI, es lograr adaptarnos a un tiempo, en el cual principio y fundamento es el cambio. Recordemos que el único principio inmutable, en todas las esferas de la actividad humana, es que "todo está en movimiento y sujeto a cambio".

La sociedad del siglo XXI, tiene hoy características definidas, que los profesionales deben tomar en cuenta, tales como la "velocidad del cambio en la información y el conocimiento", y la "obsolescencia de los contenidos", por los efectos de la "velocidad de la revolución científica y tecnológica". Un profesional que deje de leer y actualizarse, en dos años y medio estará trasmitiendo no sólo información desactualizada, sino también sin vigencia.

Éste siglo XXI, crea formas reflexivas propias de tiempos de incertidumbre y cambio a los profesionales, poniendo mas énfasis en procesos como "aprender a aprender", "conocer como se conoce", y "cambiar en medio del cambio".

El mundo laboral hoy en día, frente al mundo, que reemplaza los procesos físicos del ser humano por la "tecnología", exige un "abandono de la profesionalización temprana".

Ser cristiano tiene como condición comprender los dones y capacidades que Dios nos ha dotado, por lo que el inmovilismo, la rutina, porque no podemos quedar amarrados a lo establecido, cuando se modifican las circunstancias y las condiciones de la realidad donde actuamos. Persistir en ello equivale a la sumisión, al movimiento espontáneo, a la "parálisis del pensamiento" y a la "acción creadora", a la pérdida de la iniciativa, para solucionar los problemas, afectando seriamente, la conducción de nuestra vida cristiana.

El cristiano mas que ningún otra persona, comprende que un paso en el movimiento real, vale mas que muchas buenas intenciones, mas aún cuando valoramos "ser creados a imagen y semejanza de Dios", donde lo importante no es que conocemos, sino nuestra capacidad instalada, para seguir aprendiendo y para cambiar en medio del cambio.

Los profesionales cristianos,debemos tener la humildad de abandonar la profesionalización temprana y desarrollar competencias polivalentes para cumplir diferentes actividades en le trabajo. Hoy en día, los profesionales tienen el desafío fundamental de adaptarse a las demandas de la economía, que ponga su acento en la "sustentabilidad ética, cultural y ecológica del desarrollo humano".

Hoy mas que nunca los profesionales cristianos deben tener en cuenta:

1. La habilidad básica de la creatividad.
2. La posibilidad de recreación de espacios, tiempos, teorías y acciones.
3. Generar habilidades de corte analítico y crítico.
4. Permitir la capacidad de diferenciar y unir conocimiento e información.

El rol profético de los cristianos es vital dentro del campo profesional, sino comprendiendo que la fuerza, ya no está en que se conoce, sino en dotar de capacidades y habilidades que posibiliten "ver como aparecerán  las futuras realidades".

La unidad en la diversidad, es muy útil para un profesional cristiano, hoya mas que nunca en el siglo XXI, en la exigencia de generar habilidades a los profesionales que están en la base de una nueva sociabilidad, que pone mucho mas énfasis en la "aceptación del otro diferente", en el "pluralismo", y en la posibilidad de acuerdos en una disposición de "formación continua para el cambio".

Los cristianos no debemos tener miedo a lo desconocido y querer alinear a todos en una solo dirección. Tenemos que ser gente de diversidad, permitiendo diversidad entre nosotros. Normalmente "nuestro corazón cristiano es monocultural, y rechaza lo diferente", pero resaltemos con mayúscula que "la monoculturalidad es un veneno para la misiones cristianas".

Se recomienda, que los profesionales cristianos, que labora con equipos multiculturales, que tome las palabras del apóstol "Que nadie piense de si mismo, mas que lo que debe, y que cada uno estime a los demás como superiores a el mismo". Precisemos que los principios cristianos son simples, lo difícil es "dejar de lado nuestro orgullo humano", y "amar y aceptar a los demás como Dios lo hace".

Finalmente planteo algunas interrogantes a manera de "autoestima profesional cristiana":

1. ¿Somos capaces de enfrentar los retos mas competitivos de nuestra vida profesional, como ganadores?
2. ¿Hasta que punto evadimos la realidad del éxito empresarial?
3. ¿Sabemos realmente donde se encuentra el mejor mercado para nuestro desarrollo profesional?
4. ¿Estamos perdiendo la independencia y las oportunidades de ser realmente competitivos?
5. ¿Estamos resignados a quedarnos con el viejo sistema, para proteger nuestros hábitos rutinarios?
6. ¿Estamos dispuestos a crear nuevas ideas,para adaptarlas a nuevas situaciones?

Es momento de atraer a nuestros profesionales cristianos en nuestros templos.

















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