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miércoles, 4 de noviembre de 2015

FORMACIÓN DE LÍDERES POLÍTICOS EVANGÉLICOS (I)

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POR: UBALDO TEJADA GUERRERO

1. Sobre su Selección:
1.1 Prepararlos con tiempo para "distinguir" los tiempos humanos y los tiempos de DIOS.
1.2 Fidelidad probada de amor a DIOS, a su familia, y a su pueblo, acreditada su membresía cristiana en plena comunión con el Pastor de su Iglesia.
1.3 Los Líderes cristianos hacen política como servidores de Cristo, mas que como personas a cargo de una responsabilidad en el Partido.
1.4 Obligatoriedad de saber pulsar el estado de ánimo de la población, sus inquietudes, preocupaciones, sentimientos y expectativas para demostrar firmeza inconmovible en la aplicación de las decisiones, pues el reino de DIOS no consiste en palabras, sino en poder o acción.
1.5 No caer en el empirismo, la intuición o el palpito o la experiencia. demostrando iniciativa para no hacer sólo lo que les ordenan, sino antes de tomar una decisión política, presentarse en oración ante DIOS para adorarlo, alabarlo y recibir de Él, la instrucción e indicación precisa para seguir, tendiendo en cuenta que la política es parte de la creación de DIOS.
1.6 Tener en cuenta que la decisión del voto opera sobre la base emocional y se acrecienta el papel de la personalidad y del candidato, de los medios para trasmitir imágenes y mensajes, pero tener en cuenta que "sólo el discípulo que ora es aquel que es buscado por la gente como líder cristiano".
1.7 Calificación programática, teórica, de información, y disciplina cristiana.
1.8 Que distinga que en lugar del aparato o el programa, importan ideas claves, precisas, efectivas, antes que grandes disquisiciones teóricas, pues al pueblo con sus problemas y dificultades buscan respuesta y salida a través del consejo y la palabra oportuna de un líder cristiano que ora.
1.9 Trabajar con tiempo para posesionar ideas y líderes con la excepción de la espectacularidad de ciertos actos, y no dejarse dominar por el pánico a la hora de la derrota, ni ser soberbio en el momento del triunfo, manteniendo un liderazgo siervo.
1.10 Muy especialmente contar con recursos económicos, mediáticos y de relaciones, teniendo en cuenta que nuestros talentos y dones no son el resultado de nuestra habilidad, sino que la hemos recibido de DIOS.
1.11 Aportar ideas y convencer a la mayoría, no teniendo miedo a las responsabilidades por las decisiones tomadas, pues no es dirigente quien teme incurrir en responsabilidad, pero todos aquellos líderes cristianos que se ocupan del servicio político, deben practicar lo que predican.
1.12 Promoverlos en sus circunscripciones, para mantener una estrecha vinculación con el pueblo, vivir para los intereses del pueblo, saber sentir el pulso de la vida del pueblo, saber conocer su disposición de ánimo, sus necesidades y sus aspiraciones.
1.13 Incentivarlos a conocer su realidad local, regional, nacional e internacional, pues la razón de ello es que no conocemos suficientemente nuestro país de hoy, su estratificación social, el real movimiento de las ideas y su influencia, la fragmentación social de la costa, sierra y selva; y las inquietudes y expectativas de nuestros ciudadanos.
1.14 Capacitarlos como propagandistas y agitadores políticos, para saber orientarse por si mismos en una situación dada, teniendo en cuenta que en nuestra actividad política, la verdadera obra de salvación, sólo puede ser efectuada por el Señor, pues la vida es una escuela de capacitación para el reino.
1.15 Saber trabajar mensajes precisos, que identifiquen al candidato con los sectores de la ciudadanía, hacia donde se orienta el esfuerzo central y permitan su posicionamiento.
1.16 Dejar atrás criterios sectarios, gremialistas, espontáneos; para afirmar en su lugar una clara voluntad política, cuidando nuestra imagen no sólo en lugares importantes, sino también en pequeños pueblos de gesta antigua, con gente que da la mano y saluda al sol, y así demostrar que somos ciudadanos cristianos que discipulamos naciones.
1.17 Tener en claro que un proceso electoral es un hecho político, que tiene que enfrentarse con métodos políticos, asumiéndola con rigor científico, con objetividad, con claro sentido de su relación con la táctica y las estrategia.
1.18 Siempre proceder a una lectura mas objetiva del país y encontrar respuestas y métodos nuevos.
1.19 Recordar que la batalla electoral, no es sólo programa, es también personas concretas, liderazgo, símbolos e imágenes, y porque no espectacularidad allí donde las ideas faltan-

































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