"Si deseamos bendecir a nuestras naciones
latinoamericanas tenemos que prepararnos responsablemente. Una participación
irresponsable afecta el testimonio y avance de la obra de Dios. La no
participación tampoco es una opción, ya que estamos llamados a ser bendición en
medio de nuestros pueblos".
Por: Alberto Reyes
El
autor es pastor e ingeniero agrónomo de profesión, ha trabajado por veintidós
años con las” Sociedades Bíblicas Unidas”.
SUMARIO:
A. Ideas básicas de este artículo.
B. Preguntas para pensar y dialogar
C. El panorama en
latinoamérica y el caribe
D. Los viejos énfasis
subsisten en nuestras iglesias
E. Síntomas de
la realidad política en latinoamérica y el caribe
F. ¿Qué
debemos hacer los cristianos?
A. IDEAS BÁSICAS
DE ESTE ARTÍCULO
1. La iglesia latinoamericana
contemporánea juega de forma intencionada un papel en la política, ahora más
fuerte y más frecuentemente.
2. El crecimiento numérico de
la iglesia ha sido una de las razones por las cuales el pueblo evangélico se ha
incorporado a la vida política de la las naciones.
3. El crecimiento numérico no
ha significado un crecimiento en los énfasis de fe y de vida de la iglesia.
4. Las
experiencias política-iglesia en Latinoamérica no han sido favorables, gracias
a la falta de una preparación responsable de aquellos que representan la
iglesia.
5. Debemos establecer
criterios para reivindicar la participación de la iglesia evangélica en la
política latinoamericana.
B. PREGUNTAS PARA PENSAR Y DIALOGAR
1. ¿Tiene su iglesia una postura con
respecto a la política? Si tiene una escríbala.
2. Defina con una palabra la
política de su país.
3. Defina con una frase la función
de su iglesia en la política de su país.
4. Como cristianos y como ciudadanos
responsables ¿cuáles serían algunas acciones que se podrían desarrollar en
nuestra iglesia y en la política?
C. EL PANORAMA EN LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE
Actualmente la iglesia evangélica
latinoamericana juega intencionadamente un papel en la política. El autor
interpreta que es el crecimiento numérico de la iglesia el que ha contribuído a
la participación política del pueblo evangélico, pero lamentablemente este
crecimiento no ha significado un énfasis de fe y de vida de la iglesia. Las
experiencias política-iglesia en latinoamérica han sido desfavorables, esto por
falta de preparación responsable de aquellos que representan a la iglesia. Por
lo cual urge establecer criterios para reivindicar la participación del
pueblo evangélico en la política latinoamericana.
Llegué a la iglesia hace unos
cuarenta años. Era apenas un jovencito y tenía avidez por aprender. El énfasis
era lo espiritual. En época de elecciones los pastores y misioneros, que en ese
entonces eran muy influyentes, nos decían que la política no era para los
creyentes.
Ha pasado mucho tiempo y la iglesia
latinoamericana ha crecido en número. Hemos pasado de ser un puñado de hombres
y mujeres menospreciados y perseguidos a ser un porcentaje importante de la
población. A pesar de ese crecimiento, algunos de los viejos énfasis siguen
siendo la base de lo que creen y de lo que viven muchos de los actuales
miembros de la iglesia.
D. LOS VIEJOS ÉNFASIS SUBSISTEN EN NUESTRAS
IGLESIAS
Veamos algunos aspectos:
√ La predicación ha sido
principalmente evangelística. Se promueve la salvación individual y se descuida
la dimensión social de la misma.
√ El
discipulado, cuando lo hay, se centra en aprender de las Escrituras pero no en
vivirlas. Se ha perdido el énfasis en el testimonio personal.
√ El
crecimiento numérico ha dado origen a iglesias autóctonas, muchas de ellas, sin
un sustento doctrinal sólido. Tenemos ahora un cristianismo popular mezclado
con creencias no bíblicas. Nuestro repudio por lo mundano nos ha llevado a
olvidar que aun estamos aquí y solo nos preparamos para llegar al más allá. Nos
hemos olvidado que el Señor dijo: «no que los saque del mundo sino que los
libres del mal». En muchos casos no sabemos como vivir siendo sal y luz, porque
nos hemos retirado del mundo. El tamaño de las iglesias nos ha hecho creer que
nuestro poder está en los números y no en el Señor. En algunos países el
crecimiento numérico nos ha hecho pensar que tenemos en nuestras manos el poder
de decidir una elección presidencial.
√ En casi
todos los países de Latinoamérica han surgido personas cristianas que quieren
ingresar a la política. Algunos se convirtieron siendo políticos, otros han
descubierto su «llamamiento» luego de pasar algún tiempo en la iglesia. Debemos
reconocer que en la mayoría de las casos la experiencia ha sido catastrófica.
Unos pocos han logrado ascender y una vez ahí no han sabido como ser cristianos
en círculos de poder y han terminado dando mal testimonio. Otros han usado el
poder para beneficiar instituciones o personas cercanas (iglesias particulares,
ministerios o amigos) copiando el modelo de los políticos no cristianos.
√ En casi
todos los países se ha intentado instrumentalizar la iglesia en busca de
respaldo para llegar al poder. Se han levantado partidos
políticos confesionales. En no pocos casos personas con supuestas buenas
intenciones, pero ingenuas, han hablado en nombre de los cristianos evangélicos
y nos han dejado en ridículo.
E. SÍNTOMAS DE LA REALIDAD POLÍTICA EN
LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE
Me parece conveniente, antes de
compartir algunas recomendaciones, recordar algunos síntomas de la realidad
política de muchos de nuestros países:
√ Los
políticos profesionales y empíricos seguirán tratando de manipular al pueblo
cristiano para lograr sus fines.
√ Los
partidos políticos ponen poca o ninguna atención a la base política-doctrinal y
la lucha por el poder se enfoca más en la capacidad administrativa.
√ El ciclo de esperanza generado por
cada elección se está reduciendo. El pueblo, ante la corrupción y el
incumplimiento de las promesas de campaña, se está volviendo pesimista, lo cual
atenta contra la democracia. Es posible que la gente ponga su esperanza en
algún partido alternativo o en líderes más autocráticos (mesiánicos).
√ La
Asamblea Legislativa o Congreso, así como el Poder Judicial han estado siendo
cuestionados por su corrupción e inoperancia. Las medidas correctivas son de
carácter represivo y no existen esfuerzos serios para la recuperación de
valores.
F. ¿QUÉ
DEBEMOS HACER LOS CRISTIANOS?
¿Qué debemos hacer ante esta
realidad? ¿Cómo evitar que las experiencias negativas de los cristianos en la
política se sigan repitiendo?
Permítanme compartir algunas ideas
al respecto:
1. El liderazgo
debe tomar conciencia de que hay muchos campos en el mundo en donde es legítimo
ser sal y luz. La iglesia debe reconocer que toda actividad humana legítima es
un campo de misión. La política no es mala en si, Dios está interesado en
gobernantes justos y capaces. Dios desea el bienestar de los pueblos y en esto
juegan un papel importante los políticos.
2. La iglesia
debe preparar a sus miembros a ser cristianos en el medio social y laboral en
el cual les corresponde vivir. Mucho del discipulado que se da hoy día es
enseñanza teórica que tiene muy poco que ver con el vivir diario. Gran cantidad
de gente ha llegado a la iglesia, pero aun conserva muchas de sus viejas
costumbres. Tenemos que enseñar a los miembros de la iglesia a vivir su fe,
predicar con ejemplo y con palabra.
3. Debemos
organizar las actividades eclesiásticas dejando un espacio para que los
cristianos sigan insertos en su mundo social y laboral, de lo contrario no lo
podrán cambiar. Cuando la gente se convierte, la queremos tan involucrada en
las actividades de la iglesia que ya no tiene tiempo para servir de sal en el
mundo. La efectividad de la misión de la iglesia está precisamente en que
permanezcamos en el mundo y nos convirtamos en embajadores del Reino de Dios.
4. El liderazgo de la iglesia
debe organizar actividades de reflexión sobre como manifestar las señales del
reino en medio de la situación cultural y social imperante. No basta con tener
buenas intenciones, se necesita preparación y experiencia. Los cristianos
interesados en política o que ejerzan algún puesto de servicio deberían de
participar de actividades de reflexión sobre problemas nacionales y las
posibles alternativas de solución desde una perspectiva cristiana. El pastor
interesado en la madurez de sus fieles necesita estar informado y recomendar
buenos libros que promuevan la reflexión y profundización de temas sociales.
5. La iglesia
debería organizar actividades propias para personas con profesiones
específicas. Los profesionales tienen que enfrentar, al igual que otros
trabajadores, situaciones que retan su fe, o bien, que necesitan definir como
su posición cristiana. Los profesionales y trabajadores en campos específicos
son las personas indicadas para asesorar a los servidores en el campo político.
6. Las iglesias
deben rechazar todo intento de manipulación política. La iglesia debe mantener
su libertad de opinión para poder aconsejar o apoyar a cualquier grupo que haga
lo bueno para el país o para la comunidad, así como también para estar en
desacuerdo y denunciar a todo aquel que esté haciendo lo perjudicial para la
comunidad. Los políticos
cristianos deben aprender a respetar la iglesia y no involucrarla en su propio
proyecto político. El púlpito y
el ministerio son para promover y proclamar a Cristo y su obra, no proyectos
políticos partidistas de hermanos en la fe. Los hermanos y hermanas deben
sentirse libres para votar y apoyar proyectos de acuerdo a su propia
conciencia.
7. Como en
todas las cosas, a los miembros de la iglesia se les debe dar instrucción para
ejercer sus deberes y derechos ciudadanos en forma responsable. El cristiano
está llamado a pensar en beneficio de los demás y de la comunidad. La iglesia
debe tener una actitud semejante de buscar el beneficio comunal y nacional,
antes que el beneficio propio. Se debe recordar
a los miembros que no por ser cristiano un candidato será un buen funcionario. En
la historia bíblica el Señor usa como sus instrumentos aun a inconversos,
mientras que algunos miembros del pueblo de Dios tuvieron que ser desechados.
8. Los líderes
cristianos deben evitar la tentación de involucrarse en la lucha por puestos en
partidos políticos. Si deciden esa vía, lo más aconsejable es que no estén al
frente de iglesias o ministerios cristianos específicos.
9. La iglesia
debe asumir un papel profético al denunciar todo aquello que se opone a lo
enseñado en la Palabra de Dios (pecado) y de apoyo a proyectos en beneficio de
la comunidad (el bien común). Esto requiere un esfuerzo en el estudio e
interpretación de la Biblia, pero esto es precisamente lo que Dios espera de
nosotros.
10. Los líderes
de la iglesia deben estar
atentos al desarrollo de la vocación de los miembros de sus congregaciones.
Estas vocaciones incluyen la del servicio público.
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