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lunes, 6 de julio de 2009

CONGRESO TEOLÓGICO CUBANO 2009: DECLARACIÓN FINAL


El Congreso Teológico en conmemoración del 80º Aniversario del Congreso Evangélico Hispanoamericano de La Habana, se reunió en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, Cuba, desdel 22 al 26 de junio del 2009, emitiendo una Declaración Final que se reproduce textualmente a continuación.

“Hacia una misión y evangelización transformadora de las iglesias Evangélicas latinoamericanas y caribeñas a comienzos del siglo XXI”

Miren, yo voy a crear
un cielo nuevo y una tierra nueva.
Lo pasado quedará olvidado
Nadie se volverá a acordar de ello.
(Isaías 65:17)

Hermanas y hermanos de las iglesias cubanas:
Saludos de gozo y paz en Jesucristo, el Señor.

Nos hemos reunido en Matanzas ,Cuba, del 22 al 26 de junio, representantes de iglesias y organismos ecuménicos de 19 países de América Latina y el Caribe, invitados por el Consejo de Iglesias de Cuba (CIC); el Centro Memorial Martin Luther King, Jr; el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI); el Consejo Mundial de Iglesias (CMI); y el Seminario Evangélico de Teología (SET), para la conmemoración del Aniversario 80 del Congreso Evangélico Hispanoamericano de La Habana (1929).
Llegamos a Cuba en un momento histórico, donde el bloqueo injusto, impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra el pueblo y la Revolución Cubana, persiste y se agudiza con la crisis económica global. A ello se une, en años recientes, la detención de cinco hermanos cubanos a los que se les ha violado los más elementales derechos humanos, el trato injusto y cruel en su integridad personal y el desconocimiento de los procedimientos jurídicos amparados por el derecho internacional y en la propia constitución de los Estados Unidos.
Admiramos a este pueblo heroico y valiente que, con determinación e integridad, busca defender los logros alcanzados por la Revolución Cubana en la educación, la salud, la cultura y la calidad de vida, entre otros. Agradecemos la solidaridad que Cuba consistentemente ha demostrado con los países de América Latina y el Caribe, y otras regiones del mundo, a través del envío de médicos en misiones humanitarias, en desastres ocasionados por fenómenos naturales y ofreciendo educación gratuita a estudiantes de medicina; compartiendo el plan “Yo si puedo” para terminar con el analfabetismo en varios países.
Hemos traído, desde nuestros propios contextos, la pesada carga de las políticas neoliberales, que excluyen y marginan a las grandes mayorías en nuestros pueblos. Aunque la democracia ha ganado terreno, el sistema todavía no responde a las necesidades de las clases más desfavorecidas –particularmente de la culturas indígenas, las culturas de afro-descendientes, las mujeres, la niñez, la juventud, las personas portadoras de discapacidad y las personas de la tercera edad-, y continúan la explotación económica, la violencia y la destrucción de sus culturas. Estas injusticias impiden una paz con verdadera justicia económica y la plena realización humana de las grandes mayorías del continente. Vivir la misión en este contexto es romper con la indiferencia y desarrollar juntos la solidaridad. Los rostros de estos sujetos históricos nos evangelizan y hacen visible el rostro de Dios, porque “…la verdad se revela mayor a los pobres y a los que padecen” (José Martí).
Hay otras amenazas que se ciernen sobre nuestros pueblos. Un sistema económico que, con violencia, siembra la destrucción de nuestro planeta y provoca que la Creación grite con dolores de parto (Romanos:8:22).
Se han unidos a las iglesias latinoamericanas y caribeñas las iglesias norteamericanas y europeas, con quienes mantenemos una relación expresada y vivida en nuestro mutuo acompañamiento en la misión. Con esas iglesias seguimos intentando concientizar a los gobiernos europeos, estadounidense y canadiense, con el objetivo de inicien cambios significativos en sus estructuras de poder. El propósito es lograr mayor equidad, equilibrio y trato justo en las relaciones comerciales, económicas, financieras y tarifarias. La deuda interna, carga injusta para nuestros pueblos, es un reflejo de la injusticia del sistema financiero internacional vigente. En muchas ocasiones este reclamo asume una postura profética que se dirige también a denunciar la corrupción y el contubernio con esas práctica injustas, propiciadas y encubiertas por los gobiernos de nuestros propios países.
Estos son tiempos de turbulencia y confusión: tiempos críticos.
Hay movimientos religiosos que se imponen desde los centros del poder imperial, exportando unos modelos de dominación religiosa, opresivos y manipuladores. Se presentan con un brillo seductor y son ídolos que pretenden suplantar al verdadero Dios. Reflejo de ellos son la Teología de la Prosperidad, la Teología de la Guerra Espiritual, las redes apostólicas con sus jerarquizaciones y autoritarismos, que confunden la concepción del ministerio, promoviendo esquemas y conductas para el enriquecimiento económico, los privilegios y la distorsión del verdadero sentido del poder evangélico como servicio en el reinado de Dios (Marcos 10: 35-45).
Estos son tiempos de afirmaciones y esperanza
Reafirmamos el compromiso con la búsqueda constante de nuestra propia identidad evangélica, latinoamericana y caribeña, en las realidades cotidianas que viven nuestros pueblos. En humildad aceptamos el reto de Dios de inscribirnos en la lucha por su reinado, en medio de los conflictos de la Historia. La unidad en la diversidad que deseamos propiciar, es ya primacía del reino por la gracia de Dios. Debemos dar testimonio de la unidad, venciendo las barreras del odio, los prejuicios y toda opresión, para la realización de la misión integral de la Iglesia (Isaías 58: 2-8, Mateo 25:31-46).
Hay experiencias acumuladas de resistencia, desde una espiritualidad que asume y resalta los verdaderos valores del reinado de Dios (Gálatas 5: 22-25). La evangelización se convierte en anuncio, testimonio y práctica liberadora que sana, restaura, reconcilia, y transforma la vida. Esos valores animan la esperanza. Tenemos la certeza de que, a pesar de todo, el Espíritu nos convoca para la vida; nos da fuerza para participar activamente en lo nuevo que Dios está gestando en la Historia (Romanos, 8:26-27). Es la oportunidad de que Dios nos haga colaboradoras y colaboradores en aquello que está bendiciendo.
Como nos dice el cántico escrito por el obispo Federico Pagura:
"Por eso es que tenemos esperanza
Por eso es que hoy luchamos con porfía;
Por eso es que hoy miramos con confianza el porvenir".

Durante la celebración litúrgica inaugural de esta conmemoración, un grupo de mujeres de la Tercera Edad del proyecto Tejedoras de la Esperanza del Seminario Evangélico de Teología (SET), nos obsequió a cada participante de este evento, pequeñas mariposas tejidas con hilos de múltiples colores. Nos llevamos este recuerdo con la promesa de seguir orando por el pueblo de Cuba y las iglesias en él, para que esa esperanza sea realidad en esta sociedad cada vez más justa y, como toda sociedad, perfectible. Prometemos seguir animando la esperanza en nuestras luchas cotidianas.
José Martí, apóstol de Cuba y de toda América, nos subrayaba con certera convicción: “Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de Los Andes.”
Con nuestros sueños y esperanzas, seguiremos caminando con fe, sabiendo que el Resucitado va delante de nosotras y nosotros.
Seminario Evangélico de Teología, Matanzas, Cuba
26 de junio de 2009.

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