Un proceso de división a la vista
Por: JesúsLavado
Setiembre 06, 2011
En las últimas semanas se ha venido acopiando información, que el denominado Ministerio de Acción de Gracias de las Iglesias Evangélicas del Perú, que dirige Miguel Bardales estaría coordinando con diversas fraternidades y grupos de pastores del interior del país, con el aparente objeto de tejer una red de apoyo para organizar cultos de acción de gracias con motivo de celebrar un aniversario mas de la creación política de tal departamento o de la fundación de tal ciudad.
Sin embargo, estas actividades representan una filtración de dicho grupo en los espacios públicos descentralizados (gobiernos regionales y municipales) y una proyección de su presencia en las ciudades del interior del país; pero, también podría significar el establecimiento de relaciones, simpatías y adhesiones simbólicas en la perspectiva de construir un bloque con fines extraños.
Cabe precisar, que las iglesias donde ministran los operadores del Ministerio de Acción de Gracias, son pequeñas en cuanto a número de miembros; lo que podría inducir, que su capacidad financiera es limitada. Ante esta evidente sospecha, emergen las siguientes preguntas: ¿Quién o quiénes están financiando estas ceremonias pomposas como sus actividades previas y posteriores? ¿Acaso es verdad que cada Te Deum que han celebrado ha requerido de un financiamiento de 10 mil dólares? ¿De dónde procede el dinero que esta financiado su plan expansivo de realizar ceremonias de acción de gracia al interior del país? Estos son algunos de los cuestionamientos que emanan de gente informada; de gente que reflexiona y se hace preguntas validas; de gente que escucha y lee, y tiene necesidad de saber la verdad; y que desea preguntar y tener respuestas consistentes; pero, lamentablemente, desde hace 5 años no existe una rendición de cuentas ni el deseo de ser transparente. ¿Por qué será? ¿Por qué ese estilo de manejar el dinero? ¿Por qué financiar actividades que marginan y afrentan la institucionalidad? ¿Por qué financiar un proceso que tiende al fraccionamiento y a la división del pueblo evangélico? ¿Por qué justificar el apoyo brindado por el que dirán los políticos inconversos? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!
DOS PROCESOS A LA VISTA: UNO RUMBO A LA UNIDAD Y EL OTRO HACIA LA DIVISION
Es muy importante advertir, que en el pueblo evangélico existen, en un lado, un proceso de unidad que ha empezado desde hace más de 70 años; y en el otro lado, un proceso de división, cuyo énfasis data en los últimos 20 años.
En el proceso de unidad, participan las instituciones evangélicas; cabe precisar, que las instituciones se fundamentan y guían su acción sobre principios; los cuales han conducido en la constitución de una agenda común, en la construcción continua de la unidad en diversidad y en el establecimiento de una representatividad legitima. Los actores de este proceso tienen credenciales de lealtad a los principios del reino de Dios y a los principios que guían las instituciones; así como también, evidencia una estabilidad y una carrera ministerial en sus espacios eclesiales. En las instituciones existen buenas prácticas de gestión, como la rendición de cuentas por iniciativa y por exigencia de sus afiliados; la transparencia, los espacios participativos y la toma de decisiones en el marco de los principios y de la democracia interna.
En cambio, en el proceso de división, participan personas naturales (individuos) revestidos de asociaciones civiles y de colectivos temáticos; cabe precisar, que este tipo de organizaciones flexibles se guían por objetivos y sus decisiones se toman bajo criterios pragmáticos (en donde prima el sentido de conveniencia, el cual es capaz de sacrificar los principios y la ética con tal de alcanzar sus objetivos). Ellos, pueden invocar a la unidad, pero a partir de ellos y de sus intereses, como si fueran los mesiánicos del momento. Los actores de este proceso tienen en su haber entre otros antecedentes, registros de haber salido en rebeldía o de haber sido expulsados de las denominaciones e iglesias locales de origen, han evidenciado menosprecio a la autoridad que los y nos representa; y encima, se presentan en todo espacio como los representantes de las iglesias evangélicas del Perú, distinción que no le corresponden.
La advertencia esta dada. Es tiempo de discernir y trabajar por la verdadera unidad a partir de nuestros espacios institucionales y dejar de escuchar los cánticos de sirenas, que solo llevaran a muchos a caminos de error y ha encender fuego extraño.
APENDICE
UN LLAMADO A LAS FRATERNIDADES DE PASTORES
Cada Fraternidad de Pastores tiene su propio desarrollo, autonomía y agenda; si los pastores y pastoras tienen el sentir de orar por sus autoridades políticas, esta bien que lo hagan; y si desean hacerlo a través de una ceremonia, también esta bien que lo hagan; pero, no deben olvidar que lo fundamental es interceder por la situación del país y de sus localidades, en la perspectiva de que siempre exista justicia y respeto por la dignidad humana. Así mismo, las iglesias evangélicas deben afirmar su rol profético de anunciar la verdad y denunciar toda forma de pecado1, siendo la injusticia, la corrupción y la generación de pobreza sus expresiones mas degradantes.
Deben recordar, que cada Fraternidad de Pastores tiene la experiencia de haber organizado diversas celebraciones o actos públicos de testimonio cristiano; por lo tanto, tienen la capacidad organizativa, la logística y la capacidad de convocatoria que facilita el cumplimiento de aquello que se han propuesto realizar; pero, sobre todo han experimentado el respaldo de Dios en sus iniciativas y acciones. En ese sentido, no necesitan de la cobertura, de la franquicia, ni del auspicio, ni del dinero de ninguna entidad o personaje que desea financiar actividades que aparentan ayudar, servir o promover unidad; cuando en realidad, expresan en su trasfondo acciones que solo refuerzan el proceso de fraccionamiento y división del pueblo evangélico peruano. Es tiempo de discernir los ofrecimientos, de distinguir los actores, y ser sincero con el sentir de cada uno.
Esta es una oportunidad, para que todas las Fraternidades de Pastores participen en el proceso de unidad; renunciando a ese absurdo espíritu de competencia ministerial y a ese complejo de sentirse mejor que el otro. Es tiempo de invitar a las instituciones representativas del pueblo evangélico a que sean parte de los procesos de unidad que se gestan en cada localidad del país. Es tiempo de iniciar un proceso de reflexión que conduzca:
1) A la afirmación de nuestros principios e identidad evangélica que esta siendo diluida por nuevas corrientes doctrinales, que de manera sutil se han filtrado y fijado en varios espacios eclesiales, sembrando confusión y propiciando desvió, gestándose comunidades proclives ha asimilar lo corporativo y lo estético; los cuales representan los signos de una iglesia que ha sido sometida a un proceso de entibiamiento.
2) Al fortalecimiento del proceso de unidad a fin de que propicie una agenda común, sobre la base del respeto y del fortalecimiento de la institucionalidad evangélica2, la cual esta siendo desprestigiada y menospreciada por celebridades y grupos de interés que operan para dividir el pueblo evangélico y que disfrazan muy bien sus actividades, encubren sus intensiones y revisten sus discursos con citas espirituales.
3) Al compromiso efectivo con la misión, en su dimensión integral para que las iglesias locales expresen su rol pastoral en la sociedad y contribuyan de manera efectiva en el desarrollo integral de sus localidades y por consiguiente de todo el país3; a fin de enfrentar el reduccionismo del evangelio, el cual esta siendo empleado: (i) para el crecimiento numérico sin crecimiento espiritual; (ii) para erigir celebridades empoderadas en su popularidad, mas no en su humildad, ni en su vocación de servicio, ni en su llamado ministerial; (iii) para la formación de nuevos “creyentes”, que piensan en si mismos y cada vez son mas ajenos a la realidad y mas distantes con el prójimo en necesidad.
1 Concilio Nacional Evangélico del Perú – CONEP. Comunicado Publico del 25 de Julio del 2011. Texto parafraseado.
2 Idem. Texto parafraseado.
3 Idem. Texto parafraseado.
Por: JesúsLavado
Setiembre 06, 2011
En las últimas semanas se ha venido acopiando información, que el denominado Ministerio de Acción de Gracias de las Iglesias Evangélicas del Perú, que dirige Miguel Bardales estaría coordinando con diversas fraternidades y grupos de pastores del interior del país, con el aparente objeto de tejer una red de apoyo para organizar cultos de acción de gracias con motivo de celebrar un aniversario mas de la creación política de tal departamento o de la fundación de tal ciudad.
Sin embargo, estas actividades representan una filtración de dicho grupo en los espacios públicos descentralizados (gobiernos regionales y municipales) y una proyección de su presencia en las ciudades del interior del país; pero, también podría significar el establecimiento de relaciones, simpatías y adhesiones simbólicas en la perspectiva de construir un bloque con fines extraños.
Cabe precisar, que las iglesias donde ministran los operadores del Ministerio de Acción de Gracias, son pequeñas en cuanto a número de miembros; lo que podría inducir, que su capacidad financiera es limitada. Ante esta evidente sospecha, emergen las siguientes preguntas: ¿Quién o quiénes están financiando estas ceremonias pomposas como sus actividades previas y posteriores? ¿Acaso es verdad que cada Te Deum que han celebrado ha requerido de un financiamiento de 10 mil dólares? ¿De dónde procede el dinero que esta financiado su plan expansivo de realizar ceremonias de acción de gracia al interior del país? Estos son algunos de los cuestionamientos que emanan de gente informada; de gente que reflexiona y se hace preguntas validas; de gente que escucha y lee, y tiene necesidad de saber la verdad; y que desea preguntar y tener respuestas consistentes; pero, lamentablemente, desde hace 5 años no existe una rendición de cuentas ni el deseo de ser transparente. ¿Por qué será? ¿Por qué ese estilo de manejar el dinero? ¿Por qué financiar actividades que marginan y afrentan la institucionalidad? ¿Por qué financiar un proceso que tiende al fraccionamiento y a la división del pueblo evangélico? ¿Por qué justificar el apoyo brindado por el que dirán los políticos inconversos? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!
DOS PROCESOS A LA VISTA: UNO RUMBO A LA UNIDAD Y EL OTRO HACIA LA DIVISION
Es muy importante advertir, que en el pueblo evangélico existen, en un lado, un proceso de unidad que ha empezado desde hace más de 70 años; y en el otro lado, un proceso de división, cuyo énfasis data en los últimos 20 años.
En el proceso de unidad, participan las instituciones evangélicas; cabe precisar, que las instituciones se fundamentan y guían su acción sobre principios; los cuales han conducido en la constitución de una agenda común, en la construcción continua de la unidad en diversidad y en el establecimiento de una representatividad legitima. Los actores de este proceso tienen credenciales de lealtad a los principios del reino de Dios y a los principios que guían las instituciones; así como también, evidencia una estabilidad y una carrera ministerial en sus espacios eclesiales. En las instituciones existen buenas prácticas de gestión, como la rendición de cuentas por iniciativa y por exigencia de sus afiliados; la transparencia, los espacios participativos y la toma de decisiones en el marco de los principios y de la democracia interna.
En cambio, en el proceso de división, participan personas naturales (individuos) revestidos de asociaciones civiles y de colectivos temáticos; cabe precisar, que este tipo de organizaciones flexibles se guían por objetivos y sus decisiones se toman bajo criterios pragmáticos (en donde prima el sentido de conveniencia, el cual es capaz de sacrificar los principios y la ética con tal de alcanzar sus objetivos). Ellos, pueden invocar a la unidad, pero a partir de ellos y de sus intereses, como si fueran los mesiánicos del momento. Los actores de este proceso tienen en su haber entre otros antecedentes, registros de haber salido en rebeldía o de haber sido expulsados de las denominaciones e iglesias locales de origen, han evidenciado menosprecio a la autoridad que los y nos representa; y encima, se presentan en todo espacio como los representantes de las iglesias evangélicas del Perú, distinción que no le corresponden.
La advertencia esta dada. Es tiempo de discernir y trabajar por la verdadera unidad a partir de nuestros espacios institucionales y dejar de escuchar los cánticos de sirenas, que solo llevaran a muchos a caminos de error y ha encender fuego extraño.
APENDICE
UN LLAMADO A LAS FRATERNIDADES DE PASTORES
Cada Fraternidad de Pastores tiene su propio desarrollo, autonomía y agenda; si los pastores y pastoras tienen el sentir de orar por sus autoridades políticas, esta bien que lo hagan; y si desean hacerlo a través de una ceremonia, también esta bien que lo hagan; pero, no deben olvidar que lo fundamental es interceder por la situación del país y de sus localidades, en la perspectiva de que siempre exista justicia y respeto por la dignidad humana. Así mismo, las iglesias evangélicas deben afirmar su rol profético de anunciar la verdad y denunciar toda forma de pecado1, siendo la injusticia, la corrupción y la generación de pobreza sus expresiones mas degradantes.
Deben recordar, que cada Fraternidad de Pastores tiene la experiencia de haber organizado diversas celebraciones o actos públicos de testimonio cristiano; por lo tanto, tienen la capacidad organizativa, la logística y la capacidad de convocatoria que facilita el cumplimiento de aquello que se han propuesto realizar; pero, sobre todo han experimentado el respaldo de Dios en sus iniciativas y acciones. En ese sentido, no necesitan de la cobertura, de la franquicia, ni del auspicio, ni del dinero de ninguna entidad o personaje que desea financiar actividades que aparentan ayudar, servir o promover unidad; cuando en realidad, expresan en su trasfondo acciones que solo refuerzan el proceso de fraccionamiento y división del pueblo evangélico peruano. Es tiempo de discernir los ofrecimientos, de distinguir los actores, y ser sincero con el sentir de cada uno.
Esta es una oportunidad, para que todas las Fraternidades de Pastores participen en el proceso de unidad; renunciando a ese absurdo espíritu de competencia ministerial y a ese complejo de sentirse mejor que el otro. Es tiempo de invitar a las instituciones representativas del pueblo evangélico a que sean parte de los procesos de unidad que se gestan en cada localidad del país. Es tiempo de iniciar un proceso de reflexión que conduzca:
1) A la afirmación de nuestros principios e identidad evangélica que esta siendo diluida por nuevas corrientes doctrinales, que de manera sutil se han filtrado y fijado en varios espacios eclesiales, sembrando confusión y propiciando desvió, gestándose comunidades proclives ha asimilar lo corporativo y lo estético; los cuales representan los signos de una iglesia que ha sido sometida a un proceso de entibiamiento.
2) Al fortalecimiento del proceso de unidad a fin de que propicie una agenda común, sobre la base del respeto y del fortalecimiento de la institucionalidad evangélica2, la cual esta siendo desprestigiada y menospreciada por celebridades y grupos de interés que operan para dividir el pueblo evangélico y que disfrazan muy bien sus actividades, encubren sus intensiones y revisten sus discursos con citas espirituales.
3) Al compromiso efectivo con la misión, en su dimensión integral para que las iglesias locales expresen su rol pastoral en la sociedad y contribuyan de manera efectiva en el desarrollo integral de sus localidades y por consiguiente de todo el país3; a fin de enfrentar el reduccionismo del evangelio, el cual esta siendo empleado: (i) para el crecimiento numérico sin crecimiento espiritual; (ii) para erigir celebridades empoderadas en su popularidad, mas no en su humildad, ni en su vocación de servicio, ni en su llamado ministerial; (iii) para la formación de nuevos “creyentes”, que piensan en si mismos y cada vez son mas ajenos a la realidad y mas distantes con el prójimo en necesidad.
1 Concilio Nacional Evangélico del Perú – CONEP. Comunicado Publico del 25 de Julio del 2011. Texto parafraseado.
2 Idem. Texto parafraseado.
3 Idem. Texto parafraseado.
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