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domingo, 15 de julio de 2012

¿PORQUÈ EL MUNDO ES NUESTRA PARROQUIA?

Santidad Social: | Descargar este documento completo en PDF | Pensamiento de Juan Wesley
 ¿Por qué el mundo es nuestra Parroquia?Hasta ahora hemos hablado en todos los artículos y temas de estudio en las Iglesias locales sobre el énfasis que pone Wesley en la salvación presente y sobre los regalos de justificación y santificación, a través de Jesucristo y del Espíritu Santo, que recibirá todo creyente.
En este artículo nos corresponde tratar de las dimensiones sociales de la salvación. Toda santidad es santidad social pues nadie puede llegar a ser cristiano en soledad. Convertir al cristianismo en una religión solitaria es destruirla.
La voluntad de Dios según el apóstol Pablo fue de llegar a unirnos y formar el cuerpo de Cristo fue también el clamor de nuestro Señor Jesucristo por la Iglesia, La gente necesita apoyo en su caminar hacia la fe, y Dios llama a la comunidad de creyentes a una vida de servicio mutuo y a una vida de servicio al mundo. «El evangelio de Cristo no conoce otra clase de religión sino una religión social; no otra santidad sino social. "La fe que trabaja por el amor" es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura de la perfección cristiana. Este mandamiento recibimos de Cristo, que quien ama a Dios, ame también a su hermano; y nosotros manifestamos nuestra amor "haciendo bien a todos los hombres, especialmente a los de la familia de la fe".
En verdad, quienquiera que ama a su hermano, no únicamente de palabra sino como Cristo le amó, no puede sino ser "celoso en buenas obras ". Siente en su alma un ardiente y turbador deseo de darse y ser dado por ellos. "Mi Padre ", dirá, "hasta ahora obra. y yo obro".
Y en todas las oportunidades posibles "va haciendo bienes", como su Maestro». Este pasaje, tomado del Prefacio a su colección de Himnos, contiene muchas de las ideas de Wesley sobre las bases para una santidad social. En primer lugar, el pasaje contiene una referencia al carácter dual de esta santidad social, que distingue entre «la familia de la fe» y «todos los hombres». La familia de la fe se refiere a la iglesia y todos los hombres se refieren a la sociedad en general. Ambas frases están citadas de Gálatas 610. y en el pasaje bíblico encontramos la segunda razón que justifica el énfasis que pone Wesley sobre la dimensión social de la salvación: es un mandato de Dios claramente registrado en las Escrituras.
Un mandato que el cristiano deberá obedecer porque esa es la voluntad de Dios. La tercera razón es la necesidad de realizar buenas obras porque la fe sin obras está muerta. La fe misma produce obras de amor. Como hemos mencionado con anterioridad, en la teología wesleyana encontramos dos tipos de obras, «obras de piedad» y «obras de misericordia».
Las «obras de piedad» se refieren al uso frecuente en la iglesia de los medios de gracia. Las «obras de misericordia» se refieren a los actos concretos de amor dentro de la iglesia y a los actos de amor hacia toda persona necesitada, sean o no sean parte de la iglesia. La cuarta razón es que la santidad social significa imitación de Cristo y de Dios. Dios continúa trabajando por la santidad y los cristianos deberán hacer lo mismo.
El amor y la compasión de Dios están dirigidos a todas sus criaturas, crean o no crean en él, y los cristianos están llamados a pensar de la misma manera que Cristo y amar en la misma forma en que él amó. La quinta y última razón es la que dice que el amor de Dios controla la motivación interior del cristiano para amar a otros. Este amor «ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado». (Ro. 5.5). Es el meollo, la esencia, de la perfección cristiana y del impulso interior que controla la vida cristiana.
Es la marca de la imagen de Dios que ha sido restaurada. Este «ardiente y turbador deseo de darse y ser dado por ellos» es el mayor fruto de la fe, «la fe que trabaja por el amor». La primera referencia a santidad social quiere decir que los cristianos están llamados a formar juntos lo que llamamos el Cuerpo de Cristo, o sea, la iglesia.
Establecieron reuniones de clases dentro de las sociedades Metodistas con el propósito de promover la participación regular en cada aspecto de la vida de las Sociedades. De esta manera, la fe y la vida -cotidiana se afirmaron como una unidad. Los metodistas sostuvieron que el amor redentor de Dios en Jesucristo es personal, experiencias, intelectual y social: un amor para toda la gente en todo lugar y tiempo.
La conversión significaba vidas transformadas y una nueva vida. Cuando seguimos a Jesucristo con el propósito de convertimos en instrumentos del amor de Dios en el mundo, nuestras vidas adquieren propósito. Ya no podemos conformarnos con un cambio personal.
A medida que creemos en una relación de santidad con Dios, nuestro cambio también tiene que afectar El mundo que nos rodea. Para los Wesley era inconcebible hablar de santidad personal, sin santidad social.? La Iglesia Evangélica Metodista de Costa Rica tiene una larga trayectoria en su interés por la justicia social. Sus miembros con frecuencia han tomado posiciones claras y directas sobre asuntos que atañen a principios cristianos. Los primeros metodistas expresaron su oposición a la trata de esclavos, al contrabando y tratamiento cruel de los prisioneros.
Los Principios Sociales son el producto de un esfuerzo de oración y profunda reflexión de parte de la Conferencia General para dirigirse a los asuntos humanos en el mundo contemporáneo desde una fundamentación bíblico-teológica firme, como se ha demostrado históricamente en las tradiciones de las Iglesias Metodistas. La intención de estas tradiciones es el ser instructivas y persuasivas en el mejor de los espíritus proféticos. Los Principios Sociales son un llamado a todos los miembros de La Iglesia Metodista representada en cada lugar del mundo para un diálogo de fe y práctica producto del estudio y la oración, en buscan de una verdadera práctica de la Santidad Social.
Nosotros, el pueblo llamado metodista, afirmamos nuestra fe en Dios nuestro Creador y Padre, en Jesucristo nuestro Salvador, y en el Espíritu Santo, nuestro Guía y Guardián. Reconocemos nuestra completa dependencia en Dios en el nacimiento, la vida, la muerte y la vida eterna. Seguros en el amor de Dios, afirmamos la bondad de la vida y confesamos nuestros muchos pecados contra la voluntad de Dios para nosotros, según la encontramos en Jesucristo.
No siempre hemos sido fieles mayordomos de todo lo que nos ha encomendado Dios el Creador. Hemos sido seguidores renuentes de Jesucristo en su misión de traer a todas las personas a una comunidad de amor. A pesar del llamamiento del Espíritu Santo para que seamos nuevas criaturas en Cristo, hemos resistido al llamado adicional de llegar a ser el pueblo de Dios en nuestro trato de los unos con los otros y con la tierra en que vivimos.
Agradecidos por el amor perdonador de Dios, por el cual vivimos y por el cual somos juzgados, y afirmando nuestra creencia en el valor inestimable de cada individuo, renovamos nuestra dedicación a ser testigos fieles del evangelio, no sólo hasta los confines de la tierra, sino también hasta las profundidades de nuestra vida y trabajo común.
Como Iglesia Evangélica Metodista podemos afirmar al igual que lo hiciera Juan Wesley hace ya tantos años ya, que somos llamados por Dios en su Hijo Jesucristo a testificar de su verdad y de su Obra en medio de un mundo que se debate en la injusticia y el pecado.
Estamos siendo retados a predicar a través del testimonio práctico no encerrados en templos cómodos quizás, sino que nos invita adoptar nuestras comunidades, ciudades y país, y unirnos a declarar juntos la Justicia de Cristo, el Perdón, la Santidad personal y Santidad Social, involucrándonos en el trabajo que Dios nos ha encomendado a realizar como Iglesia Metodista en Costa Rica; predicando y sirviendo en el amor de Jesús. Que Dios nos bendiga y nos use grandemente esta importante obra de servicio y evangelización.
Al referirnos en una conclusión apropiada en base a nuestra confesión social debemos reconocer que a la luz del Evangelio de Jesucristo, nos debemos involucrar a favor de quien necesite la oportunidad de vida y salvación. Jesús como Señor y Salvador es el más vivo ejemplo de su disponibilidad de meterse en el camino para sanar, predicar, enseñar e identificarse con las necesidades del pueblo, (Mateo. 9:35-38); Su ministerio se caracterizó por desarrollar una plena identificación con el ser humano, a quien el amor del Padre vino para salvar de su pecado y entregarle vida nueva.
Cuando recibimos en el ámbito mundial y aún nacional podría ser que destacamos un crecimiento en el Pueblo Evangélico Cristiano; pero nos llama poderosamente la atención las proyecciones hacia el futuro, la decadencia de la fe, por diversos factores. Queremos ante esos signos comprometernos como pueblo Evangélico Cristiano Costarricense, para asumir ese roll de la presencia siguiendo las pisadas y el llamado de Jesucristo a favor del ser humano. No creemos que el silencio frente al dolor o bien frente a actos que violan la voluntad de Dios para con los hombres, sea una norma saludable.
Pedimos perdón a Dios, cuando pudiendo extender la mano, hemos guardado la acción de apoyo, de auxilio y solidaridad, al semejante. Queremos afirmar que viene de Dios en su infinito amor, como revelación de Él, el que su amor sostenga todo cuanto para él fue creado. El evangelio de Lucas es profundo y declara la misión de Jesucristo “El Espíritu del Señor esta sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año agradable del Señor.” Esta misión de Jesús, es también la misión de nosotros como Pueblo y como Iglesia en el mundo.
No queremos imponer, no queremos obligar a que la gente crea en el evangelio de Jesucristo, pero si queremos ayudar para llevar a delante un proceso de Educación, y Formación Cristiana, que permita a la sociedad razonar y ver la conveniencia de caminar en la voluntad de Dios, y de retomar toda norma de orden Cristiano, inclusive la conversión a Cristo, que nos permita un convivio de vida sana para la generación actual y para generaciones futuras.
La Iglesia Evangélica Cristiana de Costa Rica debe considerar la época actual, con todos sus problemas e interrogantes, a la luz de las enseñanzas de Jesús. Buscando una integración en la visión de la creación de Dios. Jesús nos enseñó a mar a nuestro prójimo y buscar la justicia con ellos. Guardar silencio frente a la necesidad y la injusticia es negarlo a él. Creemos que Dios es el Padre de todos lo pueblos y razas, que Jesucristo es su Hijo, y que todos los seres humanos somos hermanos y que el ser humano es de infinito valor como hijo de Dios. Creemos que “del Señor es la tierra y su plenitud”.
Nuestras capacidades y todo lo que poseemos son dones del Creador y debiéramos tenerlos y utilizarlos como mayordomos suyos. Creemos que para el pleno crecimiento de una persona cristiana es importante el desarrollo de una sociedad con principios cristianos. Creemos que el pecado, tanto individual como social, esta bajo el juicio de Dios, y que la gracia de Dios en Cristo alcanza para la redención en todas las áreas de la vida cuando penitentes y obedientes procuramos hacer su santa voluntad. Creemos que todas las personas tienen valor supremo a los ojos de Dios, y que debieran ser así considerados por nosotros. Medimos a todas las instituciones y prácticas por su efecto sobre las personas.
Puesto que Jesús murió por la redención de la humanidad, creemos que es nuestro deber vivir para ayudar a salvar al ser humano del pecado y toda influencia que pueda dañarlo o destruirlo.
La Iglesia Cristiana de Costa Rica debe comprometerse a recobrar la autenticidad del Evangelio la Buena Nueva-desde la persona de Jesús – como Siervo y Señor; quién ofreciéndose así mismo desde su encarnación hasta su acto de redención en la cruz ha ofrecido y ofrece con todas sus implicaciones el perdón de los pecados y la reconciliación de la sociedad con Dios. Reconocemos, el ministerio de Jesús como el camino de vida para servir, para entregarse, camino de humillación para extender su mano al dolido.
Además porque vemos en Jesús no solo anunciando la presencia del Reino de Dios sino que en la proclamación corrió en medio del dolor, los hambrientos, sanando, haciendo milagros, sin hacer alarde de poder alguno. Jesús recorrió aldeas perdonando a los pecadores, perdonando a los que les ultrajaban. Ese ministerio de amor de servicio y de Señorío queremos derramarlo en medio de la sociedad costarricense.
Nuestro llamado hoy es de interpretar sana y correctamente el mensaje de vida de Cristo, que pongamos en práctica ese amor, ese servicio, acción y actitud a favor de todos los que esperan cosas buenas y especiales de vida.
En medio de un mundo necesitado donde las multitudes exigen ser orientadas y conducidas, queremos que nuestra evangelización nos conduzca en el poder y presencia del Espíritu Santo, a plasmar esa compasión que tuvo Jesús para todos los seres humanos desafiando y amando.
Frente a esta realidad, el desafío, frente al llamado que tenemos de Jesucristo y bajo la unción del Espíritu Santo, trabajemos e intercedamos en oración a favor de nuestra sociedad, y que nuestra Iglesia se desarrolle para el fiel cumplimiento de su llamado hacia el mundo.
FUENTE: http://iglesiametodistacr.org/santidadsocial/index.html






El Movimiento Metodista La Santidad Personal y Social

Los Wesley afirmaron en lo esencial los artículos de fe de la Iglesia de Inglaterra y sus prácticas. Organizaron sociedades de individuos, en su mayoría miembros de la Iglesia de Inglaterra, para participar en una vida disciplinada de oración, alabanza y compromiso social.
FUNDAMENTOS DE COMPROMISO
FUNDAMENTOS SOCIALES DEL MOMENTO.

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