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domingo, 3 de noviembre de 2013

LOS CRISTIANOS Y LA CORRUPCIÓN

Por: José Ramón Ramos
Managua, 12 de febrero, 2011 |

( Dt.16:19) “No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos”.

La raíz indoeuropea de la palabra corrupción es “reut”, que significa arrebatar, con la connotación de violencia y fuerza. El término latín “cor ruptum” significa alteración, vicio, descomposición o desorganización de las partes de un todo. El término corrupción no se utiliza en la Biblia pero no significa que no existiera. En el Nuevo Testamento (Hch. 24:26) se relata el caso de Pablo que fue retenido en la cárcel injustamente durante dos años por el gobernador romano Félix Antonio (52-60 d.C.), esposo de Drusila hermana de Agripa II rey de Calcis (hoy Líbano) en espera de un soborno. A los dos años Félix fue sustituido por Porcio Festo (60-62 d.C.) y el caso de Pablo es reabierto. 

En esos días el incestuoso rey Agripa II y su esposa-hermana Berenice, vinieron a Cesárea en visita oficial a Festo por su nombramiento y Pablo es llevado a comparecer en presencia de los tres. Finalmente apeló a César y fue llevado a Roma donde Nerón lo decapitó. Nuestro contexto actual es similar al de los profetas Amos, Oseas, Jeremías, Miqueas y Pablo, de crisis moral, injusticia social, política, económica y jurídica. Hoy la corrupción es un flagelo moral que ha invadido todos los sectores sociales, siendo practicado como “ingresos extras” por algunos funcionarios de los distintos gobiernos y “para el fresquito” por empleados de Enel, Minsa, Alcaldía, Policía, políticos etc. 

Otra modalidad es hacer leyes para que sus actos corruptos queden impunes, como “inmunidad” o “prescripción de delitos”, lo que permite legalizar el robo a través de retardar los juicios, hasta que el delito “prescribe”, y no se puede acusar dos veces por el mismo delito. ¿Quién está preso por el caso del tarjetazo en el gobierno 2001-2006? ¿Está preso el funcionario que robó millones al Seguro Social y huyó a República Dominicana para regresar cuando su delito había “prescrito”? ¿y la acusación de abuso a un dirigente político? ¿Quién cayó preso por la muerte de Jean Paul Gennie, Enrique Bermúdez, Jorge Salazar, Arges Sequeira? ¿el Narcojet? ¿Quién está preso por los 600,000 dólares desaparecidos en la CSJ? ¿y por las quiebras bancarias? ¿Cómo se le pudieron devolver 200 millones de córdobas a un funcionario que fue procesado por robo al Estado y construyó un palacete a la orilla del mar? etc. 

En un alarde de burla, indecencia e impunidad, William Hurtado (asesino del periodista Carlos Guadamuz el 10 de febrero del 2004), goza del beneficio del régimen de convivencia familiar extraordinario. Resultó con isquemia cerebral, parálisis facial, crisis hipertensiva y acomodaron la inexistente y ridícula figura jurídica de “estrés carcelario”, “enfermedades” que no le impidieron halar el gatillo para cometer su crimen. El 9 de noviembre del 2004, la periodista del Diario LA PRENSA fue asesinada por el ex alcalde de El Ayote, Eugenio Hernández, sin embargo en el colmo de la inmoralidad se intentó indultar al criminal. 

La Biblia dice (Lev. 19:15) “No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande…” La demagogia es parte de la corrupción de algunos malos hijos de la patria, parásitos malignos que se enriquecen del pueblo aparentando favorecerlo y hablando en su nombre, pero son como Judas. Funcionarios que desacatan la ley de probidad, corruptos que vendieron la voluntad popular expresada en las elecciones, para mantener una lujosa vida palaciega, yates, jets, mansiones en países vecinos (Magazine No. 128, 25 enero 2009). Los cristianos no podemos obviar esta situación con el pretexto de que “todo eso es del mundo”, porque eso no agrada a Dios ya que la corrupción y el lujo de unos pocos genera la miseria de las mayorías.

La Biblia señala a los corruptos diciendo: (Isa. 1:23) “… gobernantes, jueces injustos y compañeros de ladrones; todos aman el soborno y van tras la recompensa; no hacen justicia al huérfano ni llega a ellos la causa de la viuda”. (Jn. 12:4-6) “Y dijo Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella”.

El autor es coordinador del grupo Reflexión Nacional Cristiana (RNC)

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