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viernes, 8 de agosto de 2014

EL TIEMPO DE CRISTO

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POR: UBALDO TEJADA GUERRERO.
El mundo y la historia tienen sentido en Cristo, y nuestra tarea y nuestro honor consisten en consagrar nuestra vida y hasta nuestra muerte a la realización de éste sentido.
Comprender y vivir el tiempo para el uso del tiempo de Cristo, es comprender que Cristo se hace presente como un elemento animador. Cristo está presente como el que se inserta a si mismo en la historia de la humanidad, el que vivifica y nos tomará en su corazón.
Nunca olvidemos que el tiempo de Cristo, es un acto de fe, aunque la ciencia y la historia nos sigan ofreciendo en éste turbulento siglo XXI, verosimilitudes y presunciones cada vez mayores en éste mundo que cada día mas cambia el ser creado a imagen y semejanza de ÉL por el tener de los amantes del dinero.
El optimismo para nosotros los cristianos, consiste que es en Cristo donde el mal encuentra solución, donde el cristiano debe luchar experimentando toda clase de temores, anteponiendo al temor la fe en EL y no el valor en nuestras limitadas capacidades humanas.
No debe ser imaginable para el ser humano que DIOS lo abandone y abandone al mundo, porque Cristo vive en su iglesia, en sus sacramentos, en la predicación de la palabra, es un presencia total, integral y permanente en la vida de un cristiano.
El tiempo de Cristo, significa reincorporación continua del cristiano a la historia del mundo, por medio de un esfuerzo para pensar a Cristo a escala planetaria. A partir de aquí la presencia de Cristo, toma el aspecto de una presencia total, en la cual la presencia de su iglesia, en su vida en comunidad, donde descubre todo el significado de ser cristiano.
La primera conclusión es que para ser cristiano, debamos lanzarnos abiertamente con este Cristo a la totalidad del mundo que le pertenece, por su estructura, por su designio divino.
La segunda conclusión es el nacimiento de la mística cristiana, como acuerdo entre la voluntad de DIOS y la voluntad del ser humano creado a imagen y semejanza de EL.
La tercera conclusión es que debe ser a Cristo a quien debemos estrechar sin cesar en los contactos de relaciones, de trabajo, de viajes, realizando la finalidad de todo amor, a la unidad ininterrumpida, como preludio de la vida eterna.
La cuarta conclusión es que el corazón de Cristo expresa el misterio del amor a DIOS en si mismo y en el universo.
La quinta conclusión, es que DIOS es el foco de la energía universal, la causa y el fin del mundo, la fuente de toda energía.

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