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domingo, 16 de diciembre de 2012

Economía Nacional y la Globalización

Economía Nacional y la Globalización

El actual estancamiento de la economía mundial está poniendo otra vez en evidencia la vulnerabilidad del crecimiento económico dependiente de la demanda externa. Los tratados de libre comercio y el modelo exportador basado en las «ventajas de la especialización», que se pusieron de moda con el neoliberalismo, descuidaron el desarrollo del mercado interno y la diversificación productiva, y, al mismo tiempo, acentuaron la desigualdad en la distribución del ingreso.

La pérdida de autodeterminación nacional


La crisis norteamericana de 2008 no sólo desaceleró abruptamente el crecimiento del PBI, sino también el crecimiento de las exportaciones. El gráfico muestra una marcada desaceleración del crecimiento de las exportaciones –tradicionales y no tradicionales-- desde enero de 2008. Si bien vuelven a crecer desde fines del año 2009, la crisis europea y el continuado estancamiento de la economía norteamericana han reducido nuevamente su dinamismo desde los primeros meses del año 2011. No se puede decir, por lo tanto, que la crisis internacional actual no ha tenido efectos contractivos en las exportaciones. Por lo demás, si no hubieran aumentado las exportaciones de textiles a Venezuela, éstas se habrían derrumbado de manera notable.
A la dependencia del crecimiento de lo que ocurre en el mercado internacional se agrega la pérdida de soberanía del Estado y el debilitamiento de la democracia, por efectos de la integración a la economía mundial propiciada por las políticas neoliberales. Los TLC benefician a las empresas extranjeras con el otorgamiento del derecho de demandar al Estado por sumas millonarias, incluso cuando incumplen sus obligaciones, como es el caso reciente de Doe Run que acaba de demandar al Perú por US$ 800 millones. El Estado pierde soberanía sobre estas empresas porque no puede, sin el riesgo de ser demandado, decidir sobre cargas tributarias y políticas ambientales acorde con el interés nacional. De otro lado, el desmantelamiento de los estándares regulatorios en los mercados de trabajo y financiero --requerimiento neoliberal para atraer inversiones e integrase a la economía mundial--, redujeron de 30% a 20% la participación de las remuneraciones en el ingreso nacional y provocaron una entrada masiva de capitales que, junto al dominio de las exportaciones primarias, apreciaron la moneda –desde agosto del año 2006-- hasta hacerle perder rentabilidad a las exportaciones no-tradicionales. Todo esto fue acompañado con crecientes conflictos por los efectos medioambientales.
En suma, el énfasis globalizador de las políticas neoliberales debilitó la democracia y la capacidad de autodeterminación nacional del Estado. Este se hizo más receptivo a las necesidades del capital internacional. Como dice Todorov: «La globalización económica priva a los pueblos de su poder político». La crisis ha mostrado, además, que «mientras los beneficios siguen siendo individuales, los riesgos se socializan. Se trata –dice Todorov—de un neoliberalismo de Estado».
 
La economía nacional y las políticas para iniciar la diversificación productiva

Keynes en su artículo «La autosuficiencia nacional» publicado en Yale Review en 1933, decía: «no parece obvio que una concentración de esfuerzo nacional para captar el comercio exterior, que la penetración de la estructura económica de un país por los recursos y la influencia de los capitales extranjeros, que la dependencia muy estrecha de nuestra propia vida económica respecto de las fluctuaciones políticas y económicas de los países extranjeros sean resguardos y garantías de la paz internacional». Este economista estaba convencido de la incapacidad del mercado libre de generar pleno empleo y de mejorar la distribución de la riqueza y los ingresos, sugería construir una economía nacional capaz de producir «una crecientemente amplia gama de productos industriales y agrícolas». La experiencia indica «que los procesos de producción masiva más modernos pueden realizarse en la mayoría de los países y cLimas casi con igual eficiencia»; y, además, decía Keynes «hagamos lo necesario para que las finanzas sean nacionales».
En el Perú la propuesta de desarrollar una economía nacional de mercado tiene un papel adicional integrador; pues se trata de desarrollar mercados a lo largo y ancho del país, con una estrategia de industrialización y desarrollo agrícola. Pero su carácter nacional proviene también de una reacción de autodeterminación frente a los requerimientos del capital internacional y de la globalización. Esto implica recuperar el papel del tipo de cambio como instrumento general de política industrial y, al mismo tiempo, autonomizar la política monetaria de los movimientos del capital internacional. En otras palabras, para que sea posible mantener un tipo de cambio estable y competitivo, en el marco de una economía abierta, es indispensable establecer restricciones eficaces al flujo de capital internacional. Estas políticas tienen que ser parte indispensable del marco institucional para iniciar la construcción de una economía nacional de mercado.
 
A modo de conclusión

Según Keynes: «El internacionalismo económico que abraza la libre movilidad de capitales y de los fondos para préstamos así como de los productos comerciables, puede condenar (a un país) durante una generación a un grado mucho más bajo de prosperidad material que el que pudiera alcanzarse bajo un sistema diferente».
 
AUTOR:
Félix Jiménez
 
Félix Jiménez
Opinión Economista Ph. D.
Profesor Principal PUCP

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