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jueves, 28 de abril de 2011

CONEP: VOTO CRISTIANO RESPONSABLE EN EL PERÚ

A PROPÓSITO DE LAS ELECCIONES DEL DOMINGO 05 DE JUNIO DEL 2011
(Segunda Vuelta)

"JESÚS EN ACCIÓN" considera válido los criterios de la CONEP, para elegir al futuro Presidente de la República del Perú 2011-2016, publicado en el siguiente pronunciamiento:

CONCILIO NACIONAL EVANGÉLICO DEL PERÚ - CONEP

POR UN VOTO RESPONSABLE Y CONSCIENTE


En el marco de las elecciones municipales y regionales, dentro de pocos días los ciudadanos de este país emitiremos nuestro voto por los candidatos de nuestra preferencia.

Se trata de una decisión importante en la medida en que está relacionada con la elección de personas que tendrán la responsabilidad de administrar el municipio o la región.

Por esta razón nuestro llamado, particularmente a los ciudadanos de confesión evangélica, a ejercer un voto consciente y responsable.

A. Esto quiere decir que nuestra actitud electoral como ciudadanos cristianos debe estar más allá del "voto perdido", más allá del voto por el "mal menor", e incluso mucho más allá de los factores distorsionadores del proceso electoral.

B. Vale decir, estamos llamados a ejercer y promover un voto inteligente e ilustrado, que exprese madurez cívica.


Con este fin proponemos los criterios siguientes que esperamos sirvan para discernir su voto:

1. Clara vocación de servicio y experiencia política.

Los(as) candidatos(as) y su agrupación deben evidenciar un definido espíritu de servicio. La disposición por "el otro" antes que por "uno mismo" debe primar en su práctica social y política. Ni las motivaciones egoístas ni la improvisación tienen cabida en un postulación responsable. (Neh. 2. 3-5 y Hch. 13. 36)

2. Compromiso con la justicia social.

Los(as) candidatos(as) y su agrupación deben exhibir un indudable compromiso con la justicia evidenciado en experiencias de acción profética contra toda forma de desigualdad y exclusión social. Ni la indiferencia ni el temor frente a la injusticia tienen parte en el ejercicio democrático del poder (Amós 5. 24 y Mat. 6. 33).

3. Imagen pública marcada por la ética.

Los(as) candidatos(as) y su agrupación política deben mostrar en su trayectoria un testimonio transparente y comprometido con la verdad. Aquí estamos frente al desafío histórico de encarnar la integridad como estilo de vida. No pueden tolerarse ni la hipocresía, ni la complacencia frente a la corrupción. Es absolutamente necesario que quienes ejerzan cargos públicos tengan autoridad para luchar contra ese mal (Pr. 23.23 y Jn. 8.32).

4. Contar con un equipo profesional competente.

Los(as) candidatos(as) y su agrupación debe estar en capacidad de combinar el trabajo calificado, oportuno con sentido de equipo. La importancia y la complejidad de los problemas a los que la gestión habrá de enfrentar, no dan cabida ni a la mediocridad ni a la falta de solvencia profesional y técnica (Dn. 1.19-20; Sal. 133 y Ef. 4. 1-7).

5. Tener una propuesta de gestión realista, viable y con visión estratégica.

Los(as) candidatos(as) y su agrupación deben exhibir un plan de gestión que incluya objetivos, estrategias y financiamiento referidos tanto a los problemas inmediatos como a los de largo plazo. En estos casos no bastan los buenos deseos ni los ofrecimientos sin fundamento (Gn. 41 y Lc. 14. 28-32).

6. Exhibir una trayectoria marcada por valores democráticos.

Los(as) candidatos(as) y su agrupación deben exhibir tanto compromisos como práctica sostenida en la promoción de valores democráticos. Sus planes de acción deben expresar compromiso con la construcción de ciudadanía real. No pueden hacerse concesiones a vicios antidemocráticos como el oportunismo, clientelismo, y el autoritarismo (Ex. 18.13-27 y Hch. 6.1-7).

7. Compromiso indeclinable con los soberanos intereses nacionales.

Los(as) candidatos(as) y su agrupación deben estar comprometidos con la gestión de procesos de transformación del país para hacer de éste un país digno, justo y solidario. Aquí estamos posiblemente ante la decisión política mas arriesgada si tenemos en cuenta los poderosos intereses económicos en juego. No hay cabida para congraciarse ni con la deslealtad, ni con la demagogia irresponsables (Neh. 1 y Mt. 20. 20-28).

Naturalmente, no basta con emitir un voto consciente.

La ciudadanía se ejerce todos los días y eso incluye dar seguimiento a nuestra opción democrática, de un modo vigilante y participativo. No está bien que el ejercicio de ciudadanía sólo quede reducido a los actos electorales.

El bienestar que anhelamos para todos sin excepción, es tarea de todos.

Como dice el profeta: busquen el bienestar de la ciudad..., y pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad (Jer. 29.7).

Lima, 22 de setiembre del 2 010

CONSEJO DIRECTIVO

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