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lunes, 11 de abril de 2011

DEL ALTAR A LA POLÍTICA

Por: Ubaldo Tejada Guerrero – Analista Global – jesusenaccion46@gmail.com
“La pregunta que habría que hacer es en qué momento la política dejó de ser una profesión de los políticos para convertirse en una actividad que puede ser ejercida no solo al margen sino hasta incluso de manera contraria a lo que es su propia especificidad. Es decir, cuándo la política dejó de ser un saber y un oficio especializado. Es cierto que detrás de este hecho hay un elemento democratizador. La idea de que cualquier ciudadano pueda ser político y hacer política contiene un elemento igualitario. Eso ocurre cuando asistimos a un cambio de la elite política; es decir, cuando un grupo en el poder es reemplazado por otro que muchas veces es de signo contrario y que no ha sido parte de las estructuras de dominación” – Alberto Adrianzen. http://www.larepublica.com.pe/22-01-2011/ocaso-de-los-politicos-profesionales

Las elecciones 2010 y 2011 en el Perú, están mostrando en nuestro país, que está siendo muy común el que los partidos políticos que han sido vapuleados y desacreditados busquen en las iglesias evangélicas entre sus líderes a sus candidatos. Es muy tentador la oferta, y podemos llegar a pensar que por ser convocados podremos cambiar la sociedad, sin tener en cuenta a que nos enfrentamos. A ello podemos agregar el apoliticismo de los evangélicos, que obedece al énfasis en una escatología futurista en las iglesias evangélicas, a la luz de la cual la misión de la iglesia se reduce a la salvación de almas, en tanto que la acción social y política queda relegada al ámbito de tareas ajenas al interés de los cristianos.


Cuando parece que la tendencia llevará a una segunda vuelta electoral en Perú, el 5 de junio del 2011, los cristianos electos al Congreso de la República tendrán un escenario muy fragmentado, que hace aconsejable a los congresistas evangélicos, puedan verse a futuro en la disyuntiva de apoyar propuestas de sus jefes políticos, que en realidad pueden desestabilizar la democracia participativa. Lamentablemente hasta ahora, no los oímos hablar en contra de esto, mientras los cristianos esperábamos algo diferente de ellos.


Podemos observar a Humberto Lay pastor de la Iglesia Bíblica “Emmanuel” y líder de Restauración Nacional (“RN”), designado como número uno de la lista por Lima en “Alianza por el Gran Cambio” de la fórmula de Pedro Pablo Kuczynski, es el probable congresista electo por Lima. Recordemos la hazaña de “RN” en el 2006, cuando logró pasar la valla electoral, ante la incredulidad de muchos analistas, para terminar como un partido tradicional, sin base social organizada.

Lo anterior pone en el debate, que si bien consideramos que la Iglesia como tal no debería hacer política, en el sentido de apoyar a un partido o el otro, pero debería facilitar a sus miembros, con probada vocación, la posibilidad de hacerlo, especialmente si ello ayuda a formar ciudadanía.

Por otro lado el pastor evangélico y líder de la “Alianza Cristiana y Misionera” (ACM), Julio Rosas Huaranga presentado como el número 1 de la lista de candidatos al Parlamento por Lima de la agrupación fujimorista Fuerza 2011, es otro de los posibles congresistas por Lima. También se sabe que la pastora y profeta Iris Huidobro de Salazar, convocada por el partido aprista peruano para integrar la lista parlamentaria por Lima. Iris Huidobro de Salazar esposa del pastor evangélico Marcelino Salazar, no ha corrido la misma suerte que sus antecesores. Por otro lado se ha informado que junto a Julio Rosas más de quince pastores al interior del país conforman la lista de Fuerza 2011, he hicieron un trabajo intenso en diversas zonas del país y los más voceados por Solidaridad Nacional son la Psa. Mirtha Lazo y el Ps. Juan Perry (llegaron con “RN”); y el empresario Eduardo Yaipén.

Otros partidos políticos en provincias, llevan en sus listas a líderes y pastores evangélicos, especialmente en la región La Libertad: como es el caso de Sandra Gastañudí Torres (“Alianza por el Gran Cambio), Heriberta Rodríguez Chuquimango (“Solidaridad nacional”), y Judith Saldaña (“Fuerza 2011”). Los resultados electorales, no han sido muy halagüeños, salvo Michael Urtecho, que merecerá otro análisis especial.

“Lo cierto es que, la política evangélica responsable requiere de una ética política y una teología de la política, del poder y de la mayordomía de la creación. Acciones para fortalecer la participación política de los evangélicos incluyen la formación de líderes, participación en la sociedad civil, el planteamiento de proyectos de nación, la cooperación con otros grupos y el trabajo interdisciplinario. En su participación política los evangélicos deben buscar discernimiento espiritual apoyado por una teología bíblica, acompañamiento pastoral y una espiritualidad militante” (“Los evangélicos y la política: Una revisión del camino” - Lic. Israel Ortiz). http://www.seteca-maestria.org/articles/Kairos35-Ortiz.pdf

Después de la experiencia de “Restauración Nacional” el 2006, en el escenario de una crisis de partidos generalizada, llegamos al 2011, arrastrando las mismas interrogantes que muchos estudiosos vienen analizando: ¿qué podemos decir desde el punto de vista cristiano al respecto? ¿Es aconsejable que los cristianos se involucren en políticas partidarias? ¿Es coherente la política con la fe cristiana? ¿Qué ejemplos podemos tener que nos animen a fomentar esta inclusión? ¿Cuál es el rol que la iglesia como institución debe asumir en estas circunstancias?

Vayamos esbozando algunas ideas básicas, la primera es que política como el arte de vivir en comunidad y de gobernar los intereses de la misma, no encuentro oposición entre política y vida cristiana. Somos parte de una sociedad y en ella hemos sido puestos para ser sal y luz, según las palabras del mismo Jesús.

La segunda, que la inclusión política debe ser una posibilidad de servicio. Un lugar desde el cual poder servir a Dios y al prójimo. Un espacio desde el cual se pueda decidir el futuro con una cosmovisión cristiana sobre todos los asuntos importantes del Estado, pero los cristianos deben tener presente que el desafío no es menor, tendrán que tomar decisiones que estarán por sobre el aparato partidario, si es que se quiere mantener la fidelidad a la Palabra de Dios.

La tercera, es que deberían involucrarse en ella solamente aquellos cristianos que comprenden que han sido llamados para esa actividad y habiéndose preparados correctamente para no defraudar al Señor (principios cristianos), en primer lugar, y a quienes pusieron en ellos sus esperanzas: el prójimo oprimido.

Para concluir, creo que las iglesias deberían apoyar, aconsejar, sustentar a sus miembros que, aceptando el desafío de servir, incursionan en la tarea política para bendecir a los demás. Ellos deberían encontrar en su comunidad de fe un espacio para fortalecer sus convicciones (y no críticas destructivas) y de esta manera reflejarlas en el espacio político, éste es otro tema.

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