Por: Carmelo Álvarez, EE.UU.
FUENTE: http://www.lupaprotestante.com/index.php/opinion/2394-el-legado-de-martin-luther-king-jr
El pasado domingo, 3 de abril, se cumplieron 43 años del asesinato del Dr. Martin Luther King, Jr. Fue en la ciudad de Memphis, Tennessee en el balcón de un motel. Eran momentos convulsionados en la ciudad porque la unión obrera de los recogedores de basura en la ciudad (de mayoría afro-americana) había planteado demandas muy justas reclamando mejores condiciones de trabajo y un mejor salario. El alcalde blanco y sectores movimientos sociales y religiosos blancos adversaban la causa de los empleados negros. Algunos sectores del movimiento estaban frustrados con el enfoque no-violento del Dr. King y su organización, y amenazaban con promover actos violentos en la ciudad. El clima era tenso.
El Dr. King había estado sumamente deprimido y pensativo aquella semana. Pensaba que algunas de sus ideas y enfoques no tenían la suficiente acogida entre sus hermanos y hermanas afro-americanos. Esa noche Martin Luther King, Jr. estaba muy enfermo con un resfriado que le provocaba una fiebre muy alta en su cuerpo, y hasta escalofríos. Pero la multitud vino e insistió que les hablara.
Allí en el Templo Mason de la Iglesia de Dios en Cristo, de mayoría afro-americana, que fuera fundada por el pastor y obispo C.H. Mason, se convocó a una multitud que resultó desbordante. La tónica para el discurso que dio el Dr. King la ofreció Mahalia Jackson, cantante afro-americana muy reconocida en Estados Unidos y alrededor del mundo por su voz y carisma. Dicen algunos que estuvieron allí que el templo se llenó de un ambiente espiritual único. Hay videos que atestiguan del entusiasmo y la fuerza que le proveyó aquel espacio al Dr. King para su último discurso. El título del discurso es muy significativo, “Yo veo la tierra prometida”
Ahora hemos venido como Sociedad de Estudios Pentecostales al Templo Mason, y esta noche, 10 de marzo de 2011, a la celebración de nuestro 40 aniversario. Venimos a honrar y reconocer a dos paladines de la paz: Martin Luther King, Jr. y C. H. Mason. Ambos pastores y líderes de movimientos pacifistas. Al Obispo Mason lo encarcelaron en 1918 en Lexington, Mississippi, por predicar en contra de la guerra. Además de su postura pacifista el Obispo Mason promovió la integración racial, y ordenaba pastores blancos y negros. Deseaba tener una iglesia nacional que propiciara un espacio intercultural e interracial. En muchas de las miles de congregaciones de la Iglesia de Dios en Cristo hasta hoy se promueven y practican esos principios. En la actualidad esta iglesia tiene 6.7 millones de miembros en Estados Unidos y obra misionera en más de 30 países alrededor del mundo.
¿Qué legado nos deja Martin Luther King, Jr?
En primer lugar, su propia vida ofrecida martirialmente como seguidor de Jesucristo. En su discurso final aquí en Memphis se siente la vibración y la tesitura espiritual de este profeta, maestro y pastor. Sus palabras son incisivas: “Algo está pasando en Memphis, algo está pasando en el mundo”. Entonces, hace una síntesis histórica de las luchas de la humanidad contra las fuerzas de la injusticia y en la búsqueda de la paz. A través del resto de su discurso el Pastor King advierte sobre las dificultades que se avecinan y los obstáculos que se enfrentarán en el futuro inmediato, que atentan contra la verdadera libertad en Estados Unidos y el mundo. Recalca constantemente la urgente necesidad de superar el egoísmo y moverse con prontitud al compromiso no sólo con los empleados de la limpieza en Memphis, sino con la causa de la justicia en cualquier parte del mundo.
En el último párrafo de su discurso encontramos lo que muchos intérpretes del testimonio y pensamiento del Dr. Martin Luther King, Jr. consideran como un legado histórico de un profeta en trance místico, pero con mucho realismo. Todas las veces que he leído este discurso, y particularmente hacia el final, me conmueve. Lo traduzco del original porque pienso que su fuerza testimonial es inspiradora y retadora:
Bien, no sé lo que va a pasar ahora. Tenemos algunos días difíciles delante de nosotros. Pero esto no me importa ahora. Porque yo he estado al tope de la montaña. Y no me preocupa. Como cualquier persona me gustaría vivir una larga vida. La longevidad tiene su lugar. Pero ello no me concierne ahora. Yo sólo quiero hacer la voluntad de Dios. Y El me ha permitido subir a la montaña. Y he mirado desde arriba. Y he visto la tierra prometida. Yo probablemente no llegaré hasta allí con ustedes. Pero quiero que sepan que nosotros como pueblo llegaremos a la tierra prometida. Y yo estoy feliz esta noche. No me preocupa nada. No le temo a ningún hombre. Mis ojos han visto la gloria de la manifestación del Señor.
El buen amigo y hermano, Dr. David Daniels, catedrático de cristianismo mundial e historia en el Seminario Teológico McCormick en Chicago y pastor ordenado de la Iglesia de Dios en Cristo, dio un emotivo, inspirador y bien articulado discurso poniendo en perspectiva lo que nos lega Martin Luther King, Jr. y lo que ha significado la lucha del Obispo C.H. Mason por la paz y la integración racial.
Al final del culto David y yo nos acercamos al púlpito desde donde el acababa de dar su discurso, y guardamos un silencio reverente. Nos sobrecoge una profunda paz. Y viene a la memoria el estribillo de aquel cántico que le gustaba tanto a Martin Luther King, Jr. en la voz de Mahalia Jackson: Puedo oír tu voz llamando (3).Trae tu cruz y ven en pos de mí.
El legado de Martin Luther King, Jr. es el camino del discipulado que conduce al martirio. Su testimonio de vida entregada es el mejor legado. Intentar emularlo nos debe animar y desafiar.
Carmelo Álvarez – Chicago, IL 1 de abril 2011
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