sábado 12 de marzo de 2011
Aun recuerdo como le brillaban los ojos, cuando me decía en un café de San Borja, que tenía un “AS” bajo la manga. Eran días cercanos a determinar el futuro del Partido, y éramos concientes que Restauración Nacional había perdido convocatoria nacional y carecía de figuras presidenciables que pudieran mantener el Partido vigente. PPK estuvo en la agenda de RN, hace ya un tiempo atrás. Su nombre ya se escuchaba en las anteriores elecciones presidenciales. Era el momento cuando quisieron construir el rumor que era evangélico y que asistía a una iglesia en La Molina.
Hoy PPK es tan católico como norteamericano y su convivencia de mas de treinta años en el poder y cercanía con los manejos de la economía global no le permiten aceptar condiciones de nadie, menos de unos evangélicos que intentaban construir una imagen errada de él. El líder de la Alianza para el Gran Cambio ha mostrado mas de una vez los rasgos de su carácter: intemperancia y poca flexibilidad, sino soberbia y autoritarismo. Y él marca la pauta de su aventura presidencial y obliga al silencio a quien quiere, porque nadie debe poner en peligro la tremenda inversión realizada a la fecha.
El AS se convirtió en ley para los inocentes que acudieron a su imagen tecnócrata. Se eliminó de un instante la agenda cristiana contra los matrimonios gay y el aborto, para no hablar de la legalización de las drogas. Y no se apoyó salida pública de los evangélicos hablando sobre temas que podrían entorpecer su camino a Palacio. Ellos propiciaron la Alianza pero no son los protagonistas de ella sino mas bien operadores encargados de llevar el voto evangélico hacia una candidatura distante de temas basados en nuestros principios.
Así la Alianza con PPK, más que una respuesta eficaz, termina siendo una mordaza letal para quienes pretendemos ver un país más influenciado por nuestra ética cristiana. Y un golpe duro a la dirigencia de UNICEP que corrió en pleno a la red y se olvidó de la abstinencia política que debiera tener toda entidad que pretende representar la iglesia.
Esta triste experiencia terminará tal vez con el líder de Restauración Nacional en el Congreso, pero con la esperanza maltrecha de quienes pretendíamos ver un conglomerado de identidad evangélica a prueba de balas.
Estas elecciones nos muestran un retroceso en nuestra posibilidad de llegar a mas instancias de gobierno. Mucha de esa responsabilidad radica en las propias iglesias que no han sabido hasta hoy construir puentes transparentes y controlados de la participación social y política. Restauración Nacional sucumbió a la negociación inclusive de principios y hoy "su imagen llora frente a la realidad". Pero la realidad nos plantea el reto de preparar una nueva generación que se inserte con sapiencia y prudencia y estén a la altura de los mejores. Y no se dejen callar, menos pasar como inocentes.
Por un Peru digno, justo y solidario
Jorge Marquez Chahu
Aun recuerdo como le brillaban los ojos, cuando me decía en un café de San Borja, que tenía un “AS” bajo la manga. Eran días cercanos a determinar el futuro del Partido, y éramos concientes que Restauración Nacional había perdido convocatoria nacional y carecía de figuras presidenciables que pudieran mantener el Partido vigente. PPK estuvo en la agenda de RN, hace ya un tiempo atrás. Su nombre ya se escuchaba en las anteriores elecciones presidenciales. Era el momento cuando quisieron construir el rumor que era evangélico y que asistía a una iglesia en La Molina.
Hoy PPK es tan católico como norteamericano y su convivencia de mas de treinta años en el poder y cercanía con los manejos de la economía global no le permiten aceptar condiciones de nadie, menos de unos evangélicos que intentaban construir una imagen errada de él. El líder de la Alianza para el Gran Cambio ha mostrado mas de una vez los rasgos de su carácter: intemperancia y poca flexibilidad, sino soberbia y autoritarismo. Y él marca la pauta de su aventura presidencial y obliga al silencio a quien quiere, porque nadie debe poner en peligro la tremenda inversión realizada a la fecha.
El AS se convirtió en ley para los inocentes que acudieron a su imagen tecnócrata. Se eliminó de un instante la agenda cristiana contra los matrimonios gay y el aborto, para no hablar de la legalización de las drogas. Y no se apoyó salida pública de los evangélicos hablando sobre temas que podrían entorpecer su camino a Palacio. Ellos propiciaron la Alianza pero no son los protagonistas de ella sino mas bien operadores encargados de llevar el voto evangélico hacia una candidatura distante de temas basados en nuestros principios.
Así la Alianza con PPK, más que una respuesta eficaz, termina siendo una mordaza letal para quienes pretendemos ver un país más influenciado por nuestra ética cristiana. Y un golpe duro a la dirigencia de UNICEP que corrió en pleno a la red y se olvidó de la abstinencia política que debiera tener toda entidad que pretende representar la iglesia.
Esta triste experiencia terminará tal vez con el líder de Restauración Nacional en el Congreso, pero con la esperanza maltrecha de quienes pretendíamos ver un conglomerado de identidad evangélica a prueba de balas.
Estas elecciones nos muestran un retroceso en nuestra posibilidad de llegar a mas instancias de gobierno. Mucha de esa responsabilidad radica en las propias iglesias que no han sabido hasta hoy construir puentes transparentes y controlados de la participación social y política. Restauración Nacional sucumbió a la negociación inclusive de principios y hoy "su imagen llora frente a la realidad". Pero la realidad nos plantea el reto de preparar una nueva generación que se inserte con sapiencia y prudencia y estén a la altura de los mejores. Y no se dejen callar, menos pasar como inocentes.
Por un Peru digno, justo y solidario
Jorge Marquez Chahu
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