“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo” (Efesios 6:12)
La globalización - en sus dimensiones sociales, económicas y tecnológicas - amplió su predominio en la vida de nuestros pueblos. La globalización se nos fue presentada como la gran panacea; se nos dijo que mediante ella, la tecnología y el mercado harían de este mundo uno mejor. En verdad, la globalización reinstala con nuevos bríos la ley del más fuerte en las relaciones sociales, posibilitando el bienestar de las minorías y condenando a millones a ser sacrificados en el altar del “dios” mercado, ese ídolo contemporáneo ávido de sacrificios humanos
En los 90 con la fuerza del neoliberalismo en el Perú, se destruyó el concepto de patria, de nación, de soberanía, los siguientes gobiernos simplemente lo siguen aplicando, desde Fujimori hasta García en el 2,011, poniéndose al servicio de las potestades de éste siglo (FMI, OCDE, CE, BM, OTAN, Grupo de los 7, TLC, libre mercado, etc).
Desde el dolor que sentimos por el sufrimiento de los excluidos en nuestro Continente, queremos hacer nuestro el ministerio de nuestro Señor Jesucristo cuando dijo:
“He venido para dar buenas nuevas a los pobres; sanar a los quebrantados de corazón; pregonar libertad a los cautivos y vista los ciegos; poner en libertad a los oprimidos; predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18)
Los cristianos creemos que al Señor pertenece la tierra y su plenitud, el mundo y todos los que en él habitan; por eso proclamamos que el pleno desarrollo humano, la verdadera seguridad y orden sociales sólo se alcanzan en la medida en que todos los recursos técnicos y económicos y los valores institucionales están al servicio de la dignidad humana en una efectiva justicia social.
¿Y por que las potestades de éste siglo, imponen a los países explotados la idea de neoliberalismo o globalización neoliberal? Comencemos a desnudar a las potestades, para demostrar lo que dicen nuestros hermanos evangélicos indígenas de Ecuador:
“Lo social y lo político son medios; son instrumentos para honrar a Dios. Sirviendo al prójimo servimos a Dios, no sirviéndose de los demás. ¡Que el Dios de la vida nos permita comprometernos con el cambio y la esperanza de los pueblos y que todo nuestro accionar sea para la gloria de Dios!”
http://jesusenaccion.blogspot.com/2011/04/evangelicos-en-el-ecuador.html
Si antes los emperadores romanos utilizaban al coliseo romano para distraer al pueblo de la crisis económica, moral y social que se vivía en esos momentos, ahora se utiliza los medios de comunicación, que destruyen las mentes colectivas.
Y si en cada época se difunde nuevos modelos, valores, educación, ideología, se utilizará medios existentes de cada época o régimen de producción para reproducirlas, porque las potestades necesitan controlar las mentes.
En la actualidad se utiliza los aparatos ideológicos del Estado para aceptar las normas impuestas por las grandes transnacionales que necesitan vender lo que producen e insertarnos al consumismo, ajenos a los valores cristianos, que presentamos a Jesús de Nazaret compartiendo la vida, las esperanzas y las angustias de su pueblo
Entonces si ya entendimos la alianza de los gobiernos con sus modelos económicos e ideológicos más las transnacionales, entonces el neoliberalismo no es una alternativa de progreso nacional sino extranjera al servicio de las potestades.
“Queremos persistir en hablar de una nueva visión económica que coloque el derecho a la vida del ser humano como centro de su accionar. De una economía que promueva la solidaridad, la reciprocidad y la responsabilidad. De un modelo económico que se proponga globalizar la vida plena”.
Tradicionalmente, los imperios (potestades, gobernadores, principados), se han definido de manera limitada, en términos de una fuerte nación-Estado que expande con éxito su esfera de influen¬cia y poder a otros territorios. El objetivo del Imperio es imponer la dependencia a esos territorios, y luego explotar sus recursos en el caso de países poco desarrollados o, con países más desarrollados, convertirlos en nuevos mercados para sus excedentes chatarra (ej. trasgénicos).
En este último sentido el Imperio estadounidense ha logrado afirmar a menudo que es una fuerza por el bien del mundo, que ayuda a propagar la libertad y los beneficios de la cultura del consumo. Como dicen nuestros hermanos ecuatorianos evangélicos:
“Con los ejemplos anteriores podemos afirmar que hemos promovido la acción social porque hemos sido discriminados, explotados y oprimidos doblemente: por ser indígenas y por ser evangélicos. Pues hemos estado conscientes, que la salvación no solo es del alma sino también del cuerpo y de la mente”.
http://jesusenaccion.blogspot.com/2011/04/evangelicos-en-el-ecuador.html
En nuestro mundo globalizado la cuestión de quién se halla en el centro del imperio está muchos menos clara que antes.
En la actualidad el gobierno de EE.UU. es menos el corazón del Imperio que su facilitador. Lo que hasta hace poco eran los brazos del Imperio, especialmente las industrias financieras y militares, se ha convertido en una elite imperial transnacional cuyos intereses no están limitados por fronteras y cuyos poderes eluden en gran parte los controles legislativos y morales.
El Imperio logra sus objetivos de diferentes maneras: mediante la fuerza, como la conquista, cuando se enfrenta poblaciones que se resisten al robo de sus recursos; y de modo más sutil mediante la interferencia política y económica (embajadas de EE.UU.), la persuasión (acusaciones de terrorismo a quien reclama) y el control de las mentes (medios de comunicación), cuando quiere crear nuevos mercados. No importa cómo funcione, el objetivo es crear un sentido en los territorios dependientes de que sus intereses y destinos están ligados a los del imperio. Es decir solamente hay una salida: aceptar el modelo neoliberal de crecimiento para los grandes (amantes del dinero) y pobreza para el prójimo oprimido.
De la misma manera, pocas veces se dice a los periodistas por lo menos directamente qué tienen que escribir. Los medios han desarrollado procesos cuidadosos de selección y jerarquías en su personal editorial llamados “filtros” por los críticos de los medios Ed Her¬man y Noam Chomsky– para asegurarse de que los periodistas disdentes o verdaderamente independientes no alcancen posiciones de verdadera influencia.
http://www.lupaprotestante.com/index.php/columnistas/jose-angel-fernandez/2353-ise-puede-ser-honesto-en-la-iglesia
En la actualidad el gobierno de EE.UU. es menos el corazón del Imperio que su facilitador. Lo que hasta hace poco eran los brazos del Imperio, especialmente las industrias financieras y militares, se ha convertido en una elite imperial transnacional cuyos intereses no están limitados por fronteras y cuyos poderes eluden en gran parte los controles legislativos y morales.
El Imperio logra sus objetivos de diferentes maneras: mediante la fuerza, como la conquista, cuando se enfrenta poblaciones que se resisten al robo de sus recursos; y de modo más sutil mediante la interferencia política y económica (embajadas de EE.UU.), la persuasión (acusaciones de terrorismo a quien reclama) y el control de las mentes (medios de comunicación), cuando quiere crear nuevos mercados. No importa cómo funcione, el objetivo es crear un sentido en los territorios dependientes de que sus intereses y destinos están ligados a los del imperio. Es decir solamente hay una salida: aceptar el modelo neoliberal de crecimiento para los grandes (amantes del dinero) y pobreza para el prójimo oprimido.
De la misma manera, pocas veces se dice a los periodistas por lo menos directamente qué tienen que escribir. Los medios han desarrollado procesos cuidadosos de selección y jerarquías en su personal editorial llamados “filtros” por los críticos de los medios Ed Her¬man y Noam Chomsky– para asegurarse de que los periodistas disdentes o verdaderamente independientes no alcancen posiciones de verdadera influencia.
http://www.lupaprotestante.com/index.php/columnistas/jose-angel-fernandez/2353-ise-puede-ser-honesto-en-la-iglesia
El éxito de las elites imperiales depende en gran medida de una creencia compartida por el público occidental de que “nosotros” las necesitamos para asegurar nuestro sustento y seguridad y que al mismo tiempo somos realmente sus amos. Algunas de las ilusiones necesarias perpetuadas por las elites transnacionales incluyen:
1. Que elegimos gobiernos cuya tarea es controlar a las potestades;
2. Que nosotros, en particular, y la fuerza laboral global en general, somos los principales beneficiarios de la creación de la riqueza corporativa;
3. Que las corporaciones y la ideología subyacente, el capitalismo global, son la única esperanza de libertad;
4. Que el con¬sumo no es sólo una expresión de nuestra libertad, sino también una fuente importante de nuestra felicidad;
5. Que el crecimiento económico puede seguir indefinidamente y sin coste a largo plazo para el crecimiento del planeta.
6. Que hay grupos, denominados terroristas, que quieren destruir este benévolo sistema de creación de riqueza y mejora personal.
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