Los ataques de los pragmáticos y de los reconstruccionistas
por: JesúsLavado Abril 07, 2010
Causa asombro, como en nuestro espacio evangélico se esta gestando dos corrientes políticas muy peligrosas: el «pragmatismo» y el «reconstruccionismo». Los «pragmáticos» se han instalado en organizaciones políticas no-ideologizadas para satisfacer su afán de poder; mientras, que los «reconstruccionistas» operan en las redes sociales y privadas, y en dizque espacios académicos, y desde allí, difunden su ideología revestida de textos bíblicos y de una hermenéutica fundamentalista.
EL PRAGMATISMO Y LOS PRAGMATICOS
El «pragmatismo» se funda en la valoración y en la utilidad de los efectos de los actos programados; no se guían sobre modelos ni en valores pre-determinados, no se apoya en los absolutos ni en los dogmas (ni mucho menos en la religión), ni en la moral ni en la ética, ni en la verdad ni en la justicia; mas bien, ellos son capaces hasta de optar por sacrificar la dignidad humana a fin de lograr sus propósitos. Citando a Maquiavelo: el fin justifica los medios. Los «pragmáticos» se forman en el pensamiento del «pragmatismo»; pensamiento que no requiere necesariamente una escuela sino un sentido de conveniencia en el actuar cotidiano; y en una fijación de metas y empleo de cualquier medio para alcanzarlas y cumplirlas. Una mayoría de los que han participado y están participando en procesos políticos electorales se han caracterizado por carecer de trayectoria política, por desconocer las corrientes filosóficas y por no poseer fundamentos teológicos que afirmen su identidad y misión. Según ellos, su participación en los espacios y procesos políticos se enmarcan en un llamado divino; pero se observa con mucha preocupación, que existe en ellos un afán de poder, no solamente político sino en el ámbito eclesiástico; la historia (en las últimas décadas) de nuestra comunidad evangélica, así lo demuestra. Entre los pragmáticos que forman parte de nuestro espacio evangélico, hay quienes justifican todo y hasta defienden todo; como: el golpe de Estado del 5 Abril de 1992; las violaciones a los derechos humanos sucedidos en la década del noventa del siglo pasado; las irregularidades y malversaciones de fondos que rodean el caso Comunicore; la inflación presupuestal y recorte de obra del Metropolitano; entre otros casos emblemáticos. Así como también, justifican y defienden el haber votado a favor de leyes que violan el principio de laicidad (igualdad y neutralidad) al momento de legislar. También, llama la atención, en lo que queda de este proceso electoral, que estén circulado una serie de mensajes en las redes sociales y privadas (correos electrónicos) que tienen por objetivo político minar la carrera electoral de Ollanta Humala y PPK; así como también tienden a descalificar a quienes lo apoyan. Las etiquetas de izquierdista y derechista; de comunista e imperialista, es el cotidiano en el espacio virtual; además, los pragmáticos están empleando la estrategia del terror, en el sentido de afirmar, que Ollanta y PPK representan un peligro para el país. El frente político que podría estar desatando esta guerra sucia, al parecer, procede de un sector de la gente que impulsa las otras candidaturas. El vale todo, es un rasgo de los pragmáticos.
EL RECONSTRUCCIONISMO Y LOS RECONSTRUCCIONISTAS
El «reconstruccionismo» es una corriente ideológica que se apoya en los discursos del «dominionalismo» y en la «teonomía». Esta corriente emerge en los Estados Unidos de Norteamérica, y tiene por objetivo reconstruir la sociedad norteamericana sobre normas bíblicas; así como también, pretenden imponer un orden social internacional basado en la palabra de Dios; es decir, el dominio del cristianismo sobre los no-cristianos. Por consiguiente, esta corriente, aspira a deslaizar el Estado para confesionalizarlo; en otros términos, convertir el gobierno de los Estados Unidos en una teocracia. Queda claro, que el «reconstruccionismo», es una ideología que amenaza las libertades y derechos fundamentales del ser humano, bajo el pretexto de alienarlo sobre creencias absolutas de inspiración divina; en otros términos, niegan el libre albedrío y se oponen a toda resistencia, etiquetándolos como relativos, amorales, seculares, duales, etc. Además, ellos se auto-adjudican como los poseedores exclusivos de la verdad absoluta y por consiguiente se configuran como los verdaderos cristianos. Esta corriente, se esta reflejando en distintos países; y el Perú no es ajeno a este reflejo. Quienes se estarían alienando a esta ideología son los movimientos que promueven la implementación de la ley moral escrita en las Sagradas Escrituras bajo el formato jurídico de leyes civiles. Al parecer, los «reconstruccionistas» no toman en cuentan el marco histórico ni las configuraciones antropológicas y sociológicas en que se sitúan dichas leyes morales. En ese marco de creencias, los «reconstruccionistas» han estado interviniendo en este proceso electoral fijando posición sobre ciertos temas sensibles que forman parte de su agenda (entre ellos, no al aborto, no al matrimonio gay, no a los crímenes de odio); pretendiendo que los demás se alineen en sus postulados y se sometan a su liderazgo. Ellos obligan a los candidatos a la presidencia y al congreso de la republica a expresarse en concordancia a las ideas de los «reconstruccionistas» bajo la amenaza de etiquetarlos como enemigos de los valores que se inspiran en la Biblia. Estos procedimientos coactivos evidencian sus intereses de ejercer dominio sobre la política y las iglesias locales. Ellos, se olvidan que las leyes deben estar diseñadas para cristianos y no-cristianos; y que las leyes no se construyen para mayorías en perjuicio de las minorías; por eso las leyes son amorales y se enmarcan en la ética civil.
CONSIDERACIONES FINALES
Teniendo claro que los «pragmáticos» también son relativos, y los «reconstruccionistas» son absolutistas; estas corrientes divergentes tienen coincidencias; entre ellas, enemigos comunes. En su lista, están los sectores progresistas de la comunidad evangélica, y los que apoyan las propuestas políticas y las candidaturas de Ollanta Humala y PPK, que en parte representan los sectores que se expresan políticamente en marcos ideológicos claros y definidos. Los progresistas son victimas de ataques sucesivos porque creen y defienden los derechos humanos y las libertades fundamentales dentro del principio de amar al prójimo; así como también, porque desarrollan reflexión teológica y porque participan en procesos y en espacios que tienden a la erradicación de la pobreza, en la construcción de una sociedad mas justa y en el cuidado del medio ambiente; entre otros aspectos de su agenda. En tanto, quienes están haciendo activismo político partidario en los espacios donde lidera Ollanta Humala y PPK, reciben ataques por doquier, porque ellos, al parecer, estarían pasando a la segunda vuelta; y esto no les conviene a los otros candidatos que aspiran ser parte de la foto final. Pero también se observa, que los sectores progresistas, y los que apoyan abiertamente las propuestas políticas representadas en las candidaturas de Ollanta Humala y PPK tienen elementos comunes; como: (i) posturas políticas; (ii) argumentos ideológicos; (iii) respeto por la institucionalidad; (iv) claras definiciones conceptuales de ciudadanía y Estado de derecho. Estos cuatro elementos comunes colisionan con los «pragmáticos» porque ellos no tienen identidad ni lealtad a nada, ni tampoco se guían por principios; así como también colisionan con los «reconstruccionistas» porque ellos no creen en la diversidad ni en la reflexión solo en la imposición y en la alienación de los creyentes a sus postulados, y en la exclusión de quienes no comparten las ideas de ellos. Para finalizar, la comunidad evangélica esta al frente de dos nuevas amenazas, las cuales deben ser motivo de reflexión; tanto el «pragmatismo» como el «reconstruccionismo» son discursos atractivos y seductores con objetivos políticos claros y definidos, pero sobre todo son peligrosos.
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