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viernes, 11 de mayo de 2012

UN LIDERAZGO PARA LA IGLESIA EVANGÉLICA DE HOY

Por: Ps. Alfredo Cooper, Capellán Evangélico en La Moneda.

Durante una ceremonia pública evangélica a la cual asistí el año pasado,  me llegó al corazón esta reflexión de Arriba:  “Este es mi precioso pueblo que he comprado con mi Sangre.   Son míos, los amo y mi gracia los cubre.   Jamás ha sido perfecto mi pueblo pero yo lo amo  y me comprometo con ellos mientras ellos me amen a mí y me busquen de corazón.”    Fue una palabra importante a mi espíritu que ha marcado mi visión posterior, dejando de lado toda crítica y desaliento para ver el gran potencial que somos y tenemos en este país.   Por supuesto, ni en la Biblia ni en la historia hemos sido tan perfectos, ni unidos, ni santos.  Es por su gracia que somos salvos y su gracia nos cubre. La Escritura nos alienta a dejar nuestro pecado y proseguir hacia la perfección, hacia la unidad, hacia la santidad.  Terca o rebelde desobediencia traerá juicio tarde o temprano (normalmente tarde porque Dios nos da espacio para el arrepentimiento) pero es su misericordia que nos cubre.  Si no sería imposible vivir un día en su servicio.

Lo más que conozco a la iglesia evangélica en sus Templos, sus trabajos de cárcel, hospital, punto de prédica, clases, extensiones, y crecimiento continuo, lo más que la respeto.  Surge de bases profundas, teológicamente sólidas, en  su mayoría dela Reformay los avivamientos de Wesley y Azuza.  Han desarrollado bajo el liderazgo del Espíritu Santo, estructuras de crecimiento y multiplicación de líderes que ha permitido permear toda la nación y a cada estrato social.  Ha llegado a participar en forma cada vez más influyente en el quehacer social, cultural, legislativo y hasta político de nuestra nación.

Si agregamos a este escenario las palabras proféticas que se han dado en los últimos años, a veces en torno a desastres como el terremoto del 2010, y mucho en reuniones y grupos de intercesión, nos preparamos para un masivo mover de Dios en el país donde Dios visita y prospera con poder y santidad a este pueblo que ha estado clamando a El por mucho tiempo.

¿Pero qué del liderazgo de este pueblo?  ¿Quién o quienes serán capaces de llevar a buen puerto tal avivamiento?   ¿A quienes levantaría Dios con la confianza del pueblo evangélico respaldándolos?     Es aquí donde noto, en conversaciones privadas que yacen las mayores dudas en cuanto al futuro.   Muchos sí se quedan con las críticas, los escándalos, las divisiones y dicen “es imposible que Dios se mueva en este escenario.   No existe liderazgo para el pueblo evangélico en Chile.  No hay vocería, no hay unidad, no hay cuerpo porque no hay líderes adecuados.   Cada uno está preocupado solamente de su parcela y de sus intereses propios.”   Permítame discrepar y sugerir algunas pautas para el futuro:

También el liderazgo está bajo la gracia de Dios.
Es grande su responsabilidad y su carga ante Dios, y no podrán jamás obviar que algún día tendrán que responder en la misma presencia de Dios por el gran cometido que se les entregó.  ¡Y quisiera destacar que en su inmensa mayoría, los líderes evangélicos de Chile hacen una extraordinaria labor!  He podido observarlos de cerca en estos últimos dos años,  y también mi respeto ha aumentado.    Cierto, ¿quién es perfecto?   Cierto, hay muchas divisiones que nos duelen y pocos ejemplos que inspiran confianza total.   Sin embargo, a pesar de todo esto siguen adelante animando al pueblo de Dios con gran unción del Espíritu Santo, manteniendo un fuego en sus corazones yla Palabrade Dios en sus conciencias y mentes.    Siguen logrando los trabajos, las evangelizaciones, el manejo difícil, a veces de multitudes, el dirigir y alentar a un pueblo que es cada vez más complejo y sofisticado.  Hay que dar crédito, y mucho, por todo esto.   Algunos han levantado grandes agrupamientos evangélicos en el país que hoy presionan y logran cambios.    Otros trabajan al mando de instituciones que incansables y anónimos sirven a los más pobres y necesitados, en cárceles y hospitales, hogares de rehabilitación, sin pedir nada a cambio excepto el gozo de hacer conocer el amor y el Evangelio de Cristo.    Y así sigue creciendo el avivamiento en le país.    ¡Lo creo porque lo veo en los diversos sectores evangélicos que ha sido mi privilegio visitar y conocer, en Arica, Antofagasta, Copiapó, Vallenar, Chillán Viejo, en Concepción en Temuco, Punta Arenas y por supuesto, en el sector metropolitano!  ¡Dios sigue haciendo maravillas, señales y prodigios!  ¡Muchos se están convirtiendo a Cristo!  Entonces, ante la pregunta acerca de quién liderará en el futuro, la respuesta es sin duda: a varios que ahora lo están haciendo y a otros que El está levantado.   No serán perfectos pero si van a buscan a Dios bajo su gracia, exhibirán, sugiero, ciertas características bíblicas.

CARACTERÍSTICAS BÍBLICAS DEL LIDERAZGO 

FE Y VALENTÍA
Como la larga lista de héroes en la galería de los santos de Hebreos 11, serán hombres y mujeres que dependen de Dios y no de sus conocimientos o habilidades humanas, por muchas y bienvenidas que éstas sean.  Siempre ha requerido de mucha valentía, estar dispuesto a muchas críticas injustas y erradas (¡a veces públicas, un grave error que debemos aprender a corregir!), el liderar al pueblo de Dios.
MENSAJE. 
Tenemos el mensaje del Evangelio y hoy debemos declararlo y sembrarlo con todo nuestro ser, dondequiera.  A veces seremos sabios en nuestra interacción con el público, en los medios, en abordar temas y verdades bíblicas con sal y no sólo con un martillo, pero todo el país debía saber que tenemos un mensaje claro y pensado a entregar a Chile.
ORACIÓN. 
Sólo largas horas en la presencia de Dios prepara el temple necesario para recibir las instrucciones del Cielo y las fuerzas espirituales necesarias para lidiar con el Enemigo y lograr anotar victoria tras victoria.
HUMILDAD Y AMOR. 
Como su Maestro, los pastores que son líderes siervos, buscando la gloria de Jesucristo y no el protagonismo de ellos.  Siempre, al tratar con ellos, la gente debe sentir que estuvo con Jesús por sentirse acogida, escuchada, amada.
INTEGRIDAD.   
Se espera de todo líder hoy, aun en el mundo secular, ¡cuánto más en el mundo cristiano!, que vivamos lo que predicamos.    Los procesos de disciplina debían aplicarse para lograr corregir, restaurar y recomendar de nuevo, justamente a líderes que han caído.  Sin embargo, debían llevarse a cabo con misericordia y en el espíritu de sanar y no  de castigar.

Dios nos prospere en este año 2012 para lograr cada vez más las metas que nos conducen a un Chile a los pies de Cristo.
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