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sábado, 20 de octubre de 2012

El modelo de Jesús aplicado a la gerencia del siglo XXI



Jesucristo es, sin duda alguna, el modelo a seguir que tenemos como cristianos y el líder espiritual de nuestras vidas. Aún así, su vida y sus enseñanzas nos reflejan un ejemplo de liderazgo visionario que se puede aplicar a la gerencia de nuestro siglo.
Tom Peters, el gurú de la administración moderna después de Peter Drucker, afirma que el liderazgo es la única vía para alcanzar el éxito y aunque existe mucha literatura sobre el tema, no se debe confundir con las historias de personas obsesionadas por liderar un grupo u organización.
Pero el modelo de Jesús es diferente: su gestión empresarial se basó en el amor y promovió el evangelio de salvación para toda la región de Judea y luego a todas las naciones, labor gestada por su iglesia aún en nuestros días. Jesucristo no sólo representa un ejemplo a seguir para la humanidad, sino fue el mejor gerente de recursos humanos que haya existido: conformó un grupo de hombres desconocidos por la sociedad de la época, pero que se comprometieron con su vida y su testimonio para continuar la empresa de su Maestro.
Es tan exitoso su liderazgo, que influenció enormemente en las vidas de sus escogidos. Jesús conforma un equipo "staff" de doce hombres que no contaban con los competencias necesarias para su misión: carentes de educación y formación teológica, procedencias dudosas, conflictivos y temerosos; aún así, se convierten en los emisarios de los inicios de la iglesia cristiana y reflejan el carácter de líder que su maestro acuñó en sus tres años de aprendizaje.
Jesús posee las características de un verdadero líder que se requieren en las empresas de nuestro tiempo: el autodominio, la fortaleza de sus acciones y la fortaleza de las relaciones. Analicemos sólo el primero.

El autodominio

"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida" (Proverbios 4: 23)

- Jesús sabía quien era: el evangelio de Juan nos ilustra que Jesucristo siempre se identificaba con "Yo soy" y concebía esa imagen como Hijo de Dios. Un verdadero líder sabe quien es dentro de su organización y mantiene una visión favorable de sí mismo, por eso decía el rey Salomón que el hombre es conforme a lo que son sus pensamientos.
- Mantenía comunicación con su jefe: los evangelios nos relatan que Jesús siempre se levantaba muy temprano por las mañanas para orar a su Padre; todos los días y era un momento ininterrumpible. Como líder, es importante que regularmente mantenga una comunicación con su jefe o supervisor; así proveer una visión más clara sobre los objetivos de la empresa y la manera como llevarlos a cabo.
-Compromiso total con su misión: el apóstol Pablo escribe la manera como Jesucristo iba a llevar su misión de principio a fin, desde su humillación para hacerse como los hombres hasta su muerte de cruz, sin soslayar ningún aspecto. Jesús pudo recurrir a atajos, dejar a medias su trabajo y hacer otras cosas; pero se mantuvo fiel a lo encomendado por su Padre y nunca se dejó distraer por algo ni alguien. Un líder debe enfocarse siempre en su trabajo, lo que su cargo implica y discernir sobre aquellas circunstancias que representen más bien distractores, más no en los objetivos de su área o empresa.
-Creer en sí mismo: Jesús nunca vaciló con la posición que tenía como hijo de Dios y llevó a cabo su misión con todas las herramientas que le habían sido asignadas, además mantuvo su fe en lo más alto e impartió esa noción a sus discípulos. El líder debe estar convencido de su importancia dentro de la organización y no puede permitir ambivalencias sobre lo que es dentro de ella; un líder endeble es un impedimento para crear sinergia en sus empleados y peor aún, desconocer el potencial que existe dentro de él/ella.
-No perdía su tiempo: a menudo suelen ocurrir circunstancias triviales que desgastan nuestra salud interior y/o acaban con nuestra motivación para hacer el trabajo. Jesús no perdía su tiempo tratando de responder a todas las críticas de sus enemigos, convencer a los demás que lo siguieran o desanimarse cuando no veía frutos en los discípulos. Un verdadero líder hace buen uso del tiempo y es consciente de que sus energías se agotan; por tal motivo, debe usarlas para sus prioridades y cumplir con los objetivos asignados.
-Hacer cosas difíciles: Jesús se caracterizó por hacer de lo imposible, algo posible; dio soluciones en los momentos inesperados y fue firme en cumplir con lo difícil de su misión aun si los discípulos le decían lo contrario. Los líderes deben tener determinación personal para llevar a cabo sus objetivos, ser audaces en la toma de decisiones a pesar de que implique tomar riesgos o recibir oposición de sus subalternos.
-Ser agradecidos: el Mesías mostró siempre gratitud porque tenía un corazón dispuesto para escuchar las peticiones de los demás y lleno de amor para expresarla. Es aquí donde el líder dispone de dar gracias siempre por los favores que se le otorgan, ya sea de sus superiores o de quienes administra.
-Sentido de pertenencia: Jesús fue leal a su empresa y nunca desistió de cumplirla, a pesar de las circunstancias. Asimismo, la pertenencia significa posesión permanente y el Mesías no tomó la vida para sí mismo, sino para darla por otros. Aún así, el líder sabe que tiene poder sobre las cosas y las considera como suyas.
-No juzgar a nadie: algo que quita tiempo y desgasta nuestras energías, es estar pendientes de los errores de los demás. Cristo no vino a juzgar al mundo, sino que éste fuera salvo por causa de él y el amor de Dios (Juan 3:16-17); así un líder que juzga deliberadamente estanca el crecimiento de la empresa y crea mal ambiente entre los empleados.
-Expresar convicciones: a menudo y en voz de mando, Jesús expresaba lo que percibía de las situaciones y la vida de las personas. Un líder debe saber lo que siente y expresarlo a los demás, ayudando a sus empleados para que también lo hagan. Sin convicciones, se pierde la esencia de cumplir cabalmente los objetivos.

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