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miércoles, 17 de octubre de 2012

PRÁCTICA POLÍTICA DE PARTIDOS EVANGÉLICOS: UN CASO

El Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) es una organización de iglesias y movimientos cristianos fundada en Huampaní, Lima, en noviembre de 1982, creada para promover la unidad entre los cristianos y cristianas del continente. Son miembros del CLAI más de ciento cincuenta iglesias bautistas, congregacionales, episcopales, evangélicas unidas, luteranas, moravas, menonitas, metodistas, nazarenas, ortodoxas, pentecostales, presbiterianas, reformadas y valdenses, así como organismos cristianos especializados en áreas de pastoral juvenil, educación teológica, educación cristiana de veintiún países de América Latina y el Caribe.
Por: Jonathan Pimentel Chacón
Ya a mediados de los ochenta, en Costa Rica, algunos sectores ligados a iglesias evangélicas se dieron cuenta de su relativa capacidad de movilización electoral. Los “evangélicos políticos” comenzaron a promover y financiar una estrategia “desde abajo”: la promoción de organizaciones de iglesias locales o fraternidades eclesiales autoproclamadas a-ideológicas para intervenir decisoriamente en la vida política nacional. Estas organizaciones, que en principio dependían de recursos nacionales con procesos de recaudación de fondos y publicidad precarios, poco a poco se hacen más dependientes de capital extranjero ligado a empresas de comunicación profesional.
El caso del partido Restauración Nacional (RN) y su relación con la Empresa Enlace Canal 23 (TBN) sirve como ejemplo. Desde hace aproximadamente diez años estas organizaciones, todavía descritas como a-ideológicas, están sumando y recibiendo muchos recursos, principalmente económicos. Desde ahora conviene advertir que RN no tiene, efectivamente, una opción ideológica densa, es decir, no ofrece un diagnóstico de la sociedad como totalidad, lo que se querría que fuera y los procedimientos – de diverso tipo – para alcanzar eso que se quiere, incluidos en este último aspecto los costos sociales y su distribución. Posee más bien deseos animados por particulares hermenéuticas y teologías de la historia: Dios quiere a los cristianos “dirigiendo al país” y proveerá los medios para conseguir ese propósito. Todo esto, como veremos más adelante, se inscribe en un proyecto ideológico.
Política y partidos evangélicos
La confusión respecto del carácter político regresivo de los partidos evangélicos se debe a una particular unión de ingenuidad, oportunismo y control de medios de comunicación. Mientras los partidos políticos evangélicos atacan violaciones al derecho de culto perpetradas por instituciones públicas, rara vez denuncian las violaciones de otros derechos, como derechos reproductivos de las mujeres o derechos civiles de personas homosexuales; esto debe ligarse a la conjugación de una teología de cristiandad patriarcal y oportunismo electoral. Tampoco hay un esfuerzo serio para vincular las políticas económicas neoliberales y las violaciones a derechos de la niñez; tema que interesa a estas agrupaciones. Obviamente, las fuentes de financiamiento, entre otros factores limitan la capacidad crítica y la acción en defensa de los derechos humanos.
En la medida en que crece en Costa Rica la oposición al neoliberalismo como ideología de la globalización (y a las sociabilidades que éste despliega complejamente), crecen también los partidos evangélicos. Es importante mencionar que a la oposición al neoliberalismo en Costa Rica, se suman poco a poco muchas iglesias y grupos cristianos. Paralelamente a esto, aumenta el apoyo extranjero (TBN y otros) a partidos evangélicos de tendencias opuestas, específicamente, al partido Restauración Nacional. Hay una relación y es menester establecer con mayor precisión su carácter, entre el crecimiento de personas cristianas que desafían el modelo neoliberal y los esfuerzos de empresas y capas medias con componente cristiano que intentan cooptar, mediante la creación de partidos, la actividad social y política proveniente de diversos cristianismos.
El punto básico de convergencia entre modelo neoliberal y partidos autodenominados evangélicos es que estos últimos son incapaces de ligar problemas concretos (tráfico internacional de niños, prostitución infantil) con modelos de sociabilidad producidos parcialmente por políticas económicas neoliberales (reducción de apoyo a escuelas públicas, debilitamiento de sistemas de salud pública, subempleo y pauperización de la existencia cotidiana), o no desean hacerlo. En la superficie, el partido Restauración Nacional critica la descomposición social e institucional costarricense; sin embargo, al no apuntar su acción política hacia la superación conjunta y dialógica del modelo neoliberal, su práctica socava las luchas de otros sectores, inclusive de sectores cristianos.
Veamos. Este partido pretende ejercer y ejerce un rol de soporte (no muy amplio, por cierto), en conjunto con las ONG que se presentan como cristianas, con las personas excluidas por razón de su sexo, edad, etnia, etc., que no tienen acceso a oportunidades de gratificación personal y social. En otras palabras, de forma simultánea, el modelo neoliberal crea desempleo, desintegración social y fragmentación personal, mientras el partido RN tiene como proyecto reabsorber temporalmente grupos de excluidos (desde luego, este concepto admite atenuaciones diversas) en el sistema que los expulsó previamente. El partido no anima la organización alternativa sino la integración fragmentada de individuos.
Con esto, el RN procura ser la “cara humana” del neoliberalismo costarricense. Impide así el desarrollo de organizaciones sociales capaces de movilizar e incidir políticamente desde un imaginario opuesto al neoliberalismo. Un punto básico que ha de señalarse es que este tipo de partidos desplazan o cooptan lenguajes (justicia, equidad, solidaridad) y los vuelven operativos en ámbitos signados por el control neoliberal. Esta es una de las razones por las que partidos como el RN son reproductores y obran como canales de discursos antipopulares: fragmentan y aíslan lo real social, y nos remiten a imágenes sin ninguna conexión aparente.
La práctica política del RN, si se la mira desde lo que hemos señalado hasta aquí, posibilita la reproducción de la vulnerabilidad social y no constituye un espacio de “renovación espiritual” del continente. Esta última indicación merece algunos señalamientos más. Partidos como el RN confunden el acceso al poder legislativo con poder o manejo “del poder”. Tal actitud permite establecer con mayor precisión el perfil de partidos como este. El RN ignora que los gobiernos latinoamericanos forman parte de redes de poder asimétrico con movimientos ascendentes hacia instituciones como el FMI, el Banco Mundial y países como Estados Unidos. Estas redes y sus relaciones asimétricas tienden a la homogeneización “de la política” y de la construcción de sentido social. Se trata, dicho en pocas palabras, de la estandarización de la conciencia. Este proceso está ligado a medios masivos controlados por intereses de clase dominante y su trabajo de significación de la vida social y personal.
Las redes asimétricas de poder también están vinculadas a la desnacionalización en la toma de decisiones de un país. Estos procesos (redes de poder cada vez más asimétricas, estandarización de la conciencia y desnacionalización del ámbito político nacional) tienen como correlato la corrupción de la práctica política. Ya sea que ésta se entienda como defraudación de fondos públicos o sistemático alejamiento de sus referentes sociales (lo cual impide el control y el juicio ciudadanos), por parte de los partidos políticos. La supervivencia de partidos o actores políticos latinoamericanos en redes asimétricas de poder depende de su capacidad de adaptabilidad en condiciones de inferioridad. Lo cual implica, entre otras cosas, el intercambio de “favores” que en su despliegue intensifican la descomposición de proyectos de política nacional. En este marco, “el testimonio ético personal” aunque “sea tomado en serio por muchos hermanos” debería ser al menos puesto en tela de juicio como criterio de ingreso para una práctica política latinoamericana.
La producción de vulnerabilidad social
Una última indicación sobre el imaginario político del partido RN. Partidos como este se imaginan a sí mismos portadores y constructores de esperanzas. Esto, desde luego, tiene fundamentos teológicos: conciencia de elección, depravación total del “mundo secular” y mesianismos aleatorios (cada cierto tiempo una corriente o persona se constituye en Mesías). Sobre la cuestión de la noción de la esperanza en el marco del imaginario político del RN, haré un par de señalamientos.
El primero tiene que ver con la manera de construir conocimiento (lugar epistémico). Al contrario de lo que piensan partidos como el RN, las personas no son: su ser no corresponde a un cierto ‘estado natural' sino que son producidas gracias a procesos socio históricos, como los niños de la calle, las mujeres agredidas, los drogodependientes. Esta distinción procura señalar que existen personas insertas en lógicas de victimización o empobrecimiento socio-históricamente producidas y sostenidas.
Que estas lógicas tienen como condición de posibilidad, la creación y sostenimiento de espacios sociales de vulnerabilidad. Considero, con Helio Gallardo , la ‘vulnerabilidad' como un lugar social sistémico que atrae o convoca prácticas de violencia en las condiciones latinoamericanas. Una niña o niño de la calle constituyen ejemplos de esta situación como también los indígenas, las mujeres y los ancianos. La discusión sobre la esperanza en América Latina, en Centroamérica en particular, debe interesarse en la acentuación y expansión de la producción de empobrecimientos o vulnerabilidades en la fase de transición que suele denominarse “globalización”.
Algo más sobre este primer señalamiento. Para América Latina, la ‘globalización' es inducida en tanto es expresión de una dinámica que se sigue de los monopolios que poseen los Estados centrales y sus transnacionales sobre los procedimientos tecnológico-científicos, la capacidad de acceso a los recursos naturales, los medios masivos y la producción de sensibilidad cultural, los instrumentos y procedimientos de la guerra eficaz, que hoy es de aniquilamiento, y los mercados financieros. ‘Inducida' quiere decir, señala Helio Gallardo , que las poblaciones socialmente populares de los países de la periferia no pueden dar carácter a los procesos e instituciones de la globalización ni comunicar efectivamente sus necesidades al interior de ellos, excepto como reactividad y resistencia. Tampoco pueden hacerlo (ni lo desean) los Estados y gobiernos latinoamericanos que administran la reconfiguración adaptativa de clases que exige la ‘globalización' e intentan negociar ‘buenos negocios' y ‘alianzas estratégicas' con los actores y Estados transnacionales predominantes.
Las situaciones de vulnerabilidad constituyen una producción sistémica, no situacional o circunstancial. Se siguen, por consiguiente, de lógicas que manifiestan tendencias discriminatorias que nutren instituciones que condensan y expresan violencia bajo la forma del imperio, la sujeción o la liquidación. En situaciones de vulnerabilidad, los individuos y sectores producidos como vulnerables son tratados como objetos. Las lógicas de producción de vulnerabilidad pueden alimentar estructuras sexistas, generacionales, económicas, políticas y culturales y sus articulaciones.
Para la sensibilidad dominante, la vulnerabilidad o empobrecimiento de sectores o individuos se “explica” por los rasgos inherentes a esos grupos e individuos (como los negros, los indígenas, las mujeres o los inmigrantes, por ejemplo) de modo que solo puede ser resuelta mediante una ‘conversión' personal, muchas veces valorada imposible, paliada o reprimida. Siguiendo el imaginario neoliberal, los producidos como vulnerables son ‘perdedores' y ‘culpables' por su derrota.
El segundo señalamiento tiene que ver con el imaginario político – social del RN. Cuando se imaginan víctimas y no personas insertas en procesos de victimización o empobrecimiento, conceptualmente se está diferenciando entre estados y procesos. La victimización o empobrecimiento es un proceso de negación y aniquilamiento de las personas, de su capacidad de autonomía intersubjetiva. El imaginario del RN y agrupaciones semejantes, identifica “víctima o pobre” con un estado y, en algún sentido, este es el imaginario de dominación en América Latina. Producto de este criterio de ingreso (la víctima como estado) este partido imagina “la esperanza de las víctimas” como algo extrínseco a ellas mismas. De ahí que se imaginen a sí mismos como dadores de sentido a la vida de sectores o grupos sociales.
Partidos como el RN limitan, como producto de sus criterios de ingreso y sus reducciones politicistas (como la de imaginar que el trabajo político se concentra en el parlamento) la participación alternativa y humanamente significativa de personas cristianas con deseos y testimonios personales y grupales capaces de convocar, desde su seguimiento de Jesús, prácticas socio políticas de alcance liberador. Por otro lado, plantean la necesidad de gestar y desarrollar espacios de diálogo capaces de articular los mejores esfuerzos y recursos de tendencias, a veces, cargadas de divergencias.
Conclusión
El conjunto de estas notas pretendía ofrecer criterios de diálogo y crítica a las iniciativas de personas o grupos autodenominados evangélicos, de participar en procesos de política electoral. Si se considera el crecimiento numérico, económico y movilizador de algunas iglesias evangélicas en Centroamérica, es de suponer que las estructuras partidarias “evangélicas” se mantengan y que, probablemente, aparezcan nuevas versiones de estos partidos. Por ello, es necesario establecer criterios de diálogo que permitan comunicaciones críticas y responsables. En el caso costarricense, la práctica política del RN condensa y expresa desviaciones y limitaciones propias de agrupaciones con imaginarios políticos derivados de alianzas con empresas de comunicación neoconservadoras y oportunistas.
Helio Gallardo , “Producción de vulnerabilidades y derechos humanos” disponible en http:www.alainet.org/docs/9176.html . Del mismo autor Siglo XXI. Militar en la izquierda. San José , Arlekín, 2005.
Ibid. No es posible, en este espacio, realizar más precisiones sobre las posibles relaciones entre “globalización”, esperanza y América Latina.

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