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domingo, 16 de septiembre de 2012

COMO RETORNAR A UN CRISTIANISMO NO DENOMINACIONAL

El denominacionalismo es un tema que no aparece en el Nuevo Testamento. La división fue en realidad una amenaza a la integridad de la iglesia primitiva como lo miramos en la oración de Jesús por la unidad (Juan 17.20,21); la reprimenda de Pablo a los corintios por apoyar individuos (1 Corintios 3.4-9) y su afirmación que Evodia y Síntique "sean de un mismo sentir en el Señor" (Filipenses 4.2). Sin embargo, nada en la iglesia del primer siglo podía ser comparado con la división denominacional que existe en el mundo religioso de hoy en día.
Solamente existió una iglesia en los tiempos del Nuevo Testamento. La iglesia fue la que Jesús dijo que edificaría, la que Pablo dijo que era el cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo, hablando por medio del apóstol, dijo: "Son un solo cuerpo..." (Romanos 12.12). Jesucristo era la cabeza y Salvador de este cuerpo, la iglesia. El amó tanto esta iglesia que se dio a sí mismo por ella, derramando su sangre en la cruz para comprarla.
Puesto que sólo existió una iglesia (y no denominaciones) en tiempo de los apóstoles, ¿es posible para nosotros ser esa iglesia ahora y no ser denominacionales en el tiempo cuando estamos literalmente rodeados de denominacionalismo? La respuesta es, "sí".
Sí, podemos ser no denominacionales si imitamos la iglesia del primer siglo. Algunos se burlan de esta idea indicando que cada congregación en el Nuevo Testamento era imperfecta. "¿Cuál iglesia del primer siglo debemos imitar?", dicen ellos. "¿Debemos imitar la iglesia de Corinto? ¿Debemos ser como la iglesia en Laodicea? ¿Debemos tomar como modelo la iglesia en Efeso? Puesto que cada congregación en los tiempos del Nuevo Testamento tuvo sus faltas, la idea que debemos imitar la iglesia del primer siglo es ridícula".
Imitar la iglesia primitiva no implica que en los tiempos del Nuevo Testamento haya existido una congregación sin faltas. Imitar la iglesia primitiva significa que debemos ser como la iglesia que existió en la mente de Dios. Es cierto que la iglesia de Corinto era tan problemática como para ser digna de imitación. Sin embargo cuando leemos las cartas escritas a esa iglesia, encontramos al Espíritu Santo corrigiéndola y explicando como necesitaba cambiar su manera de ser para llegar a ser la clase de iglesia que Dios imaginó.
La iglesia de Laodicea era tibia e indigna de imitación, pero Jesucristo deletreó lo que la iglesia necesitaba para llegar a ser la que Dios deseaba que fuera. La iglesia en Efeso había perdido su primer amor, pero Jesucristo explicó lo que esa iglesia necesitaba hacer para regresar al camino correcto y llegar a ser lo que Dios había planeado que fuera.
El cristianismo no denominacional requiere que la iglesia de hoy en día imite el cuerpo del Señor tal como apareció en la mente de Dios y como él la describió en el Nuevo Testamento. Ser no denominacional el día de hoy requiere que imitemos a la iglesia como Dios originalmente lo planteó.
Sí, podemos ser no denominacionales si los requisitos de nuestra membresía son los mismos que los requisitos de membresía de la iglesia que Jesucristo compró con su sangre. Lo que es obvio en el Nuevo Testamento es que el único requisito de membresía en la única iglesia era que la gente fuera salva de sus pecados. Una vez que la gente era salva, Dios la añadía a la única iglesia (Hechos 2.47).
No importa cuánto deseemos que cada persona que profesa fe en Jesucristo sea salva, el Nuevo Testamento enseña que quienes creen en Jesucristo también deben arrepentirse y ser bautizados para que sus pecados sean perdonados (Hechos 2.38).
De acuerdo a las Escrituras son salvos solamente aquellos cuya fe es expresada en arrepentimiento y bautismo (Hechos 22.16). Por lo tanto, solamente éstos pueden ser miembros del cuerpo de Cristo, la iglesia. Sea que nos guste o no, la membresía en el cuerpo de Cristo es exclusiva, disponible solamente para aquellos que son salvos.
Por otro lado, la membresía en el cuerpo de Cristo es inclusiva. Cada persona en el mundo que es salvo es un miembro de la iglesia porque Dios ha añadido esa persona al cuerpo. Sin importar el apellido de la persona salva, color, nacionalidad, idioma, posición socio-económica o transfundo cultural, él o ella es un miembro de la iglesia porque Dios añade todas las personas salvas al cuerpo de Cristo, la iglesia. Cualquier grupo que excluye a la gente salva de la membresía de la iglesia se hace a sí misma una denominación.
Imagínese a un indígena de Sur América que vive 1.200 kilómetros sobre Río Amazonas, y en un viaje a Belén, lugar donde desemboca el gran río, compra una Biblia y empieza a leer. El no sabe nada sobre la Crónica Cristiana y la gran hermandad que lee este periódico cristiano. El nunca ha oído de la Universidad Cristiana de Oklahoma, la Universidad Cristiana de Harding, la Universidad Cristiana de Abilene, la Universidad Cristiana de Lubbock o la revista La Voz Eterna. Los nombres de Alexander Campbell, David Lipscomb y Reuel Lemmons son completamente desconocidos para él.
Al leer el indígena a través del Nuevo Testamento, él mira que Dios el Padre dio a Jesucristo como un sacrificio de expiación por los pecados del mundo (Hebreos 2.17). Aprende que "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Corintios 5.21). Descubre que por medio de la fe en el poder de la sangre de Jesús, él mismo puede recibir el perdón de pecados y ser salvo (Hechos 16.29-33). Aprende de su lectura que la fe incluye arrepentimiento y bautismo para la remisión de pecados, y encuentra a alguien que lo sepulte en agua tal como Felipe hizo con el eunuco Etíope (Hechos 8.36-39). Luego es resucitado de la sepultura de agua como un nuevo hombre, un hombre salvo. Por lo tanto, Dios lo añade al cuerpo, la iglesia.
Tal persona no es miembro de ninguna denominación. Su cristianismo no es denominacional. Si él llegara a trasladarse a Estados Unidos de America y descubre otros como él mismo, no necesitará hacer ninguna cosa adicional para ser miembro de la iglesia de Cristo no denominacional porque él ha sido miembro desde el día que fue salvo.
El cristianismo no denominacional es una verdad poderosa y atractiva que merece otra vez ser predicada desde nuestros púlpitos. Otra vez, proclamemos con una voz clara, el principio bíblico de una fe y un cuerpo.
- Howard Norton
La Voz Eterna, Marzo-Abril 1996
(Vía Christian Chronicle

(Pasajes bíblicos tomados de la Biblia Reina-Valera Revisada ©1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Copyright renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.)

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