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viernes, 14 de septiembre de 2012

EVANGÉLICOS E INFORMALES EN PERÚ

POR: UBALDO TEJADA GUERRERO – ANALISTA GLOBAL – jesusenaccion46@gmail.com
Fujimori, inició su gobierno el 28 de julio de 1990. Pronto se desvinculó de los grupos evangélicos e informales que lo habían apoyado inicialmente y, debido a la falta de cuadros gubernamentales, su política de gobierno dependió de la asesoría del gobierno de los Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI), que enviaron a varios técnicos peruanos para aplicar sus planes. Es en estas circunstancias que su asesor, el ex capitán Vladimiro Montesinos, empieza a ocupar un rol preponderante en su gobierno.
“No debemos olvidar que cuando Fujimori asumió el poder cerró Gamarra con la finalidad de quebrarnos y dejar el paso libre a los centros comerciales de las grandes transnacionales. El tiempo nos da la razón y demostramos que los provincianos no nos quebramos ante la adversidad¨, comenta Lucio Morales, miembro de la segunda generación de migrantes de puneños.
Hoy, las 13 galerías administradas por esta colonia puneña brindan trabajo, directamente, a más de 10 mil personas y tienen un promedio de ventas por U$ 7.9 millones mensuales, lo cual incluye a más de 1950 pequeñas empresas.
Han transcurrido mas de 23 años, de ésta equivocada experiencia evangélica en el Perú y hoy en el siglo XXI nuestra patria encamina su participación política en los comicios 2,014 (municipales) y 2,916, pero existe con mucha fuerza un sector que busca una representación política, son los informales, la nueva sociedad emergente.
Así, por ejemplo, antes de confeccionar y vender telas, los aymaras eran obreros de construcción y fueron llamando a sus paisanos del lejano Ollaraya hacia la migrante Lima de los 50. La primera generación de migrantes protagoniza historias de supervivencia, común del cholo emergente, que junta esfuerzos y se da cuenta que martillar con comba y badilejo es menos lucrativo que coser y remallar.
Para Vicente Díaz Arce, uno de los fundadores de Gamarra, el negocio más grande es la alabanza al Dios cristiano porque te bendice, pone inteligencia y a los clientes¨, recalca que un buen empresario puede competir en toda circunstancia y TLCs. ¨Hay que aprender de las cosas positivas, que te enseñen a negociar, conocer sus habilidades y las cosas negativas dejarlas. El que es bueno es bueno en la China, Japón, donde sea. Así como el oro se luce en el barro, el buen empresario reluce en todo lado¨, comenta.
Él también es pastor evangélico y prosigue, “los hermanos puneños son gente que viene de la pobreza y se han superado pero lo importante es que busquen a Dios y lean la biblia. Las tradiciones que siguen son producto de la herencia cultural, no se puede adorar una estatua, algo que no mira ni tiene corazón. Dios dice que el pueblo fracasa por falta de conocimiento y el conocimiento está en el creador. Lean Hechos de los Apóstoles y Proverbios, para empezar”.
Estamos hablando de Gamarra que tiene 17.000 establecimientos distribuidos en 125 galerías comerciales y 800 casas comerciales (acondicionadas como comercios). Trabajan aproximadamente 80.000 personas. Se estima que en Gamarra se comercializan 800 millones de dólares al año, más o menos un promedio de 4.000 dólares de venta mensual por tienda. El crecimiento de Gamarra es de aproximadamente 500 establecimientos por año, donde el metro cuadro de Gamarra es U$ 18 mil dólares y la visitan 120 mil personas diariamente.
Las grandes masas de evangélicos en Perú están involucrados en una economía de subsistencia: la informalidad, son parte del nuevo rostro del Perú, que revalora las tradiciones andinas, que adquieren confianza en si mismos y en la posibilidad de encontrar un camino propio a la modernidad, pero a su vez son portadores de cultura y constructores de nación.




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