¿Es la idea que los cristianos estén divididos en tantas iglesias y denominaciones?
¿Podemos, tú y yo, hacer algo por esta falta de unidad?
¿Podemos, tú y yo, hacer algo por esta falta de unidad?
¿Cómo comenzó la primera iglesia cristiana?
Estar dispuesto a darlo todo y odiar su propia vida; tomar su cruz cada día, y dejar de hacer su propia voluntad.
La Biblia nos cuenta cómo comenzó todo, y cómo Jesús explicó a todos sus seguidores los requisitos para la vida de un discípulo: Estar dispuesto a darlo todo y odiar su propia vida; tomar su cruz cada día, y dejar de hacer su propia voluntad. Durante todo el tiempo que estuvo en la tierra, oró por sus discípulos, y mantuvo la unidad entre ellos. Ya en ese entonces había peligro de divisiones, por ejemplo cuando le preguntaron quién de ellos era el más grande.
Justo antes de su muerte Jesús oró: ¡Padre santo!, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Juan 17,11.
Más tarde, hombres como Pablo lucharon y oraron por la unidad entre los primeros cristianos. En sus cartas a las primeras iglesias los exhorta a ser uno y a amarse mutuamente. A los corintios, con todos sus problemas, les escribe por ejemplo: Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. 1 Corintios 1,10. Pablo explica también a la iglesia en Éfeso que todos los cristianos juntos son como un cuerpo. Jesucristo es la cabeza, y el deseo de cada miembro es el de hacer lo que Él dice. Y por eso, todos los cristianos, hermanos y hermanas, están estrechamente unidos en su totalidad, y atados unos a otros a la cabeza en amor.
¿Cómo fue con esta unidad en la primera iglesia cristiana después de un tiempo?
La gran mayoría de los cristianos se conforma con que esto es simplemente así, pero al mismo tiempo tienen la esperanza de que probablemente en algún momento todas las diferentes iglesias serán una sola, en el cielo.
Las disputas entre las diferentes personalidades, los conflictos sobre el conocimiento y la doctrina, la simpatía y la antipatía, el resentimiento, los celos y la búsqueda de honra, sí – todo esto en conjunto desde la primera iglesia cristiana, ha llevado a cabo su trabajo destructivo. En lugar de luchar y orar para reconstituir y preservar la unidad, casi todos poco a poco se han acostumbrado a todas estas divisiones. La división cuenta con una estructura sólida. Es verdad que de vez en cuando se organizan reuniones entre las diferentes iglesias, pero después todos regresan a sus respectivas iglesias o congregaciones.
La gran mayoría de los cristianos se conforma con que esto es simplemente así, pero al mismo tiempo tienen la esperanza de que probablemente en algún momento todas las diferentes iglesias serán una sola, en el cielo. Sencillamente ya no creen que sea posible terminar con toda dispersión, separación y división entre los verdaderos discípulos aquí en la tierra. La razón de toda esta dispersión es el pecado en todas sus manifestaciones. De la simpatía y antipatía a la envidia, orgullo e intolerancia.
La gran mayoría de los cristianos se conforma con que esto es simplemente así, pero al mismo tiempo tienen la esperanza de que probablemente en algún momento todas las diferentes iglesias serán una sola, en el cielo. Sencillamente ya no creen que sea posible terminar con toda dispersión, separación y división entre los verdaderos discípulos aquí en la tierra. La razón de toda esta dispersión es el pecado en todas sus manifestaciones. De la simpatía y antipatía a la envidia, orgullo e intolerancia.
¿Podemos, tú y yo, hacer algo con esta dispersión entre los cristianos?
La verdadera unidad también es posible entre discípulos en nuestro tiempo.
Durante el tiempo de los primeros cristianos la unidad comenzó de a poco. Un pequeño número de personas, que querían vivir de todo corazón para Jesús, tuvieron que aprender a orar unos por otros, a amarse, perdonar y soportarse mutuamente. Además aprendieron a no aferrarse a su propia opinión y conocimiento, sino a buscar juntos la luz y sabiduría de Dios en la Biblia. Desde allí, esta pequeña iglesia podía continuar creciendo. Sin embargo, tan pronto dejaron de preservar la unidad, poco a poco comenzaron a surgir y desarrollarse todas estas iglesias y movimientos.
Pero tú y yo, en donde estemos, podemos comenzar a aferrarnos a lo que Jesús dijo a los primeros discípulos: Estar dispuesto a darlo todo y odiar nuestra propia vida; tomar nuestra cruz cada día, y dejar de hacer nuestra propia voluntad. Así también, podemos orar y buscar cristianos que también anhelan vivir de esta manera. Porque la verdadera unidad también es posible entre discípulos en nuestro tiempo.
Pero tú y yo, en donde estemos, podemos comenzar a aferrarnos a lo que Jesús dijo a los primeros discípulos: Estar dispuesto a darlo todo y odiar nuestra propia vida; tomar nuestra cruz cada día, y dejar de hacer nuestra propia voluntad. Así también, podemos orar y buscar cristianos que también anhelan vivir de esta manera. Porque la verdadera unidad también es posible entre discípulos en nuestro tiempo.
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